Empiezo muy optimista este post porque me está bajando el e-mule de rápido que no me lo creo ni yo, a 100 desde hace un rato. Es que como en mi casa tiene ordenador todo el mundo, es complicado enganchar una racha buena, que aquí se baja hasta mi padre su jazzes y sus cosas rollo. De todos modos me mosquea esto, porque a veces me va muy despacio y no hay nadie más bajando nada en casa. Me da que aunque tenemos el tema protegido, algún vecino nos chupa conexión o algo. Como sea la vocingleras de arriba la tenemos.
El viernes lo empecé a las tres, después de trabajar, yendo con
Would a comer y a dar un paseo. Desde que hizo oficial que se cambia de trabajo paseamos todos los días y nos vamos juntos a casa para aprovechar bien el tiempo que nos queda, pero como somos tontos no decimos nada interesante, ni nos hacemos confesiones emocionantes, ni nada, sólo paseamos y decimos las mismas chorradas de siempre. También nos avisamos cuando divisamos una tía interesante que viene, pero eso me parece bien. Comimos en
"SAKE" un japo al que ya había ido pero no de menú del día. Está en la calle Tamayo y Baus y, aparte de comerse muy bien, es precioso. Por once euros nos tomamos una sopa miso muy muy rica y luego, cada uno, dos pelotas de arroz frito (tamaño mandarina hermosa), envueltas en el alga que usan para envolver los makis y rellenas con una salsa que no sé de qué era, pero estaba buenísima. Todo esto acompañado de pollo frito estilo japonés y verduras encurtidas, que no me gustaron tanto como su nombre. Hace tiempo fui con Kurt de carta y pedí unas setas japonesas variadas a la plancha increíbles. Por si vais. No es muy barato (de carta, unos cuarenta por barba) pero se está muy bien y el servicio es estupendo. Si pasáis por delante algún día, meted la cabeza que ya vereis que chulo lo tienen.
Luego fui a mirar trajes con Would porque él se compró el que a mi me gustaba el otro día y no me entraba. Miré un poco de todo y ya he fichado uno, pero no me lo compré porque tengo una que creo que es parecido de color. Mañana me pongo el mío y me voy a comparar. Luego ya nos fuimos a casa.
Por la tarde quedé con Elza y con Iván, luego vino Aviador con cinco amigos/as, luego vino Would otra vez (pesao), y luego vino Agr. Ale, todos ahí revueltos y hablando todos con todos. Acabamos en El Sol, pero me fui pronto a casa porque estaba cansado y la siguiente copa era la de la muerte. No me la tomé y me fui en buho a casa. Me senté al lado de un adolescente borracho muy majo con el que fui hablando de música, de que los asientos del autobús tienen poco sitio para las piernas y de una rata que él aseguraba haber visto meterse en una alcantarilla cuando venía hacia el buho. Yo le dije que si estaba seguro de que era una rata y no una pelusa gorda de esas que hay por ahí rodando, pero me dijo que no, que una rata. También echamos cuentas de las ratas que habíamos visto cada uno en Madrid en nuestra vida, a mi me salían dos y a él como catorce, pero bueno, si llegamos a hablar de minotauros, me imagino que también le saldrían tres o cuatro.
El sábado me desperté metido de lleno en un sueño bucle, que son los que más me gustan. A ver cómo lo explico: yo me desperté, me incorporé en la cama, miré el despertador y eran las cuatro de la tarde. Como era exageradamente tarde, me di cuenta de que es que estaba soñando y, en ese instante, me desperté de verdad. Entonces me incorporé en la cama, miré el despertador y seguían siendo las cuatro de la tarde, pero otra vez me di cuenta de que estaba soñando y, ya sí que sí, me desperté. Entonces, me incorporé en la cama, miré el despertador y ya eran las once y media de la mañana, una hora más decente. La cosa es despertarse y despertarse hasta que sea la hora adecuada. O sea, que soñé que soñaba que dormía, muy guay.
Por la tarde quedé prontito con Kurt a dar un paseo, a ver si me compraba algo, que andaba justo de camisetas y partes de arriba en general. Empezamos por Malasaña y nada más empezar nos encontramos por la Corredera Alta de San Pablo con Flat Eric, que salía de los chinos que hay allí con la perra de su novio (aclaro, la perra de su novio es una mascota que es propiedad de su novio, no una descalificación gratuita a esta persona). En esta calle siempre me encuentro a alguien, hace tiempo me encontré saliendo del mismo chino con Er Manué (aka Corredero) que, con la excusa de que sólo había salido un momento a comprar chocolate, iba vestido de homeless por la calle, con lo bien que va este chico siempre. Sin duda, uno de mis grandes momentos de 2006 sólo comparable a ver a mi abuela sin la dentadura postiza. Estuvimos un buen rato hablando con Flat del Indyspensable, al que había ido el día anterior, de la receta del tabulé y de la Thermomix.
Acabamos en Hernán Cortés, en Monkey, donde me compré un par de cosas que, oh milagro, eran precísamente lo que necesitaba, me gustaban de verdad y no estaban demasiado mal de precio, qué éxito. Cuando salíamos, vimos que en Panta Rhei (una librería muy chula de la misma calle) estaba firmando libros Juanjo Sáez, que es el autor de "Viviendo del Cuento", un cómic que ya tiene un tiempecito en el que cuenta la historia/critica/se ríe de todo este fenómeno modernete que se respira actualmente. que no deja de ser un borreguismo como cualquier otro disfrazado de "lo alternativo". La cosa es que yo este comic me lo leí por la patilla en la Fnac a poquitos durante una época. Me molaba mucho y siempre que pasaba por la Fnac me lo leía un rato, hasta que me lo acabé. Total, que el sábado me salió la vena honesta, entré en Panta Rhei, compré el cómic y se lo llevé a que me lo firmara. Le dije que ya me había leído el cómic de gorroneo en la Fnac y le hizo mucha gracia, así que me puso esta dedicatoria (la primera foto es la portada, echadle un ojo en la Fnac, si no lo conocéis):
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Como el chico no tiene muy buena letra, transcribo "Por mi perfecto que no lo compres, incluso que lo mangues. Eso sí, en un centro comercial, en Panta Rehi no". Por supuesto, no le dije nada de las faltas de ortografía que tiene el libro (está escrito a mano). Juanjo es catalán y los catalanes se lían mucho con la "b" y la "v", pero queda un poco mal, supongo que ya se lo habrán dicho. Luego hablamos un poquito más con él y, como tenía el día frívolo, no me pude resistir a comprarme el libro "101 inventos imbéciles, inútiles y japoneses", que es lo más y tiene fotos a todo color (los comentarios no son muy buenos) de los inventos absurdos que comenta el libro. Es parte de mi "operación salón". Cuando tenga casa propia tendré muchos libros, cómics, etc, que molen de verdad y se puedan empezar por donde te dé la gana, para cuando la gente me tenga que esperar porque yo esté cocinando para ellos, o duchándome. De todos modos, esto ya lo contaré más adelante. Lo otros libros, los buenos de leer, no estarán tan a mano, o sí, yo qué sé.
Después de la librería, comenzamos la nueva temporada de frapuchinos, vimos un rato a CF con unos amigos, me pillé unos vaqueros de guerra en los que sí cabía en el HM y cuando nos marchábamos, nos encontramos con F, gran amigo de Uma, que nos llevó en coche a casa.
Cené en casa y por la noche quedé con Seiae y sus amigos, por un lado, y con Elza e Iván por otro. Nos juntamos todos en el Elástico porque había fiesta Summercase y parecía el mejor plan que había. Me lo pasé muy bien, pero de fiesta Summercase yo no sé que había. Vale, pinchaban canciones de grupos que tocarán en julio en el festival, pero es que siempre las pinchan. También pusieron muchas canciones de otros grupos que no van y tampoco que que dieran muchos regalos ni nada. La gente no se lo curra nada, en serio, no tuvo nada de especial esa "fiesta". Pero me lo pasé muy bien.
El domingo comí en casa con mi family, y por la tarde quedé un rato con Agr, y CF y sus amigos en La Latina, que a CF no le había visto en todo el fin de semana, pero estaba cansado y me fui pronto a casa con Agr. De camino, intentamos hacernos un cine en los Princesa o por ahí, pero entre que ya hemos visto todo lo que nos apetecía ver y que fuimos a una hora malísima (si queríamos ver algo, tenía que ser a las 10:30), cogimos otra vez el coche y nos fuimos a dejar a Agr en su casa. De camino, así sin pensarlo mucho, nos dio por ir al Kinépolis a ver una de miedo, la que fuera, pero una vez en el Kinépolis tampoco había nada a esa hora, así que cenamos algo y ya sí que le dejé en casa. A cambio, hablamos un montón y mereció la pena haber estado enredando para arriba para abajo. Lo pensé y hacía tiempo que no teníamos un rato para nosotros.