Una y otra vez, lo mismo. Benny sueña que sale de su casa y grita a los cuatro vientos lo que pasó con su papá. La gente, al escuchar que lo mataron, empieza a llamar a otra gente y a decir lo que pasó. Todos van corriendo, Benny al frente, con una gran bandera. La gente sale de sus casas y se van sumando, hasta ser una multitud llegando a la casa de gobierno. Patean la puerta, entran. La última imagen es estática, confrontando la figura de Videla, cliché del dictador, fetiche de la maldad.