No es la crónica de un mundo... es la historia de muchos.
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lunes, 9 de diciembre de 2013

DRAGONES Y MAZMORRAS 6

Hoy presentamos: 
El Momento de la Verdad.


Por motivos diversos, la realidad reflejada en esta crónica, ha sufrido un cambio de retrocontinuidad. El personaje de Eärwen se mantendrá al margen de momento, y Tharkas se ha convertido en el druida de un grupo que ahora estará formado por Tharkas el Druida, Hank el Explorador y Alexiel la Maga…

                Desde los túneles del templo de las Serpientes, Hank, Tharkas y Alexiel ascendieron hasta la bodega de la mansión del Consejero Verlaine. Sorprendidos y tensos, los personajes subieron a la mansión, sorprendidos por encontrarse la residencia del consejero vacía y sin los guardias que deberían estar allí. Hank escuchó quejidos procedentes de la planta superior, y hacia allí se dirigieron. Leo, el leopardo de Tharkas les avisó de que había presencia de personas en dos de las habitaciones, y Alexiel decidió entrar a una de ellas, encontrándose en el dormitorio principal de la casa, donde yacían muertos los guardias de Verlaine. Mientras examinaban el lugar, sufrieron una emboscada por parte de uno asesino, Slaam, que se había escondido en un armario. Tharkas consiguió evitar el ataque de Slaam, y Alexiel le hizo dormir con uno de sus hechizos, pero antes de que pudieran reaccionar, el compañero de Slaam, McNeill, hizo su aparición procedente de la sala contigua, arrojando al interior de la sala un frasco de fuego de alquimista, que prendió de inmediato. Hank consiguió acabar con McNeill con un certero disparo de su arco, pero la sala ya había comenzado a arder, y el fuego se extendía por la casa. Alexiel utilizó el Disco Flotante de Tenser para salir del edificio por la ventana, llevándose consigo a Slaam, mientras Tharkas y Hank corrían por otro acceso, llevándose el cuerpo de McNeill y a Elgin. Tharkas sufrió algunas heridas en la huída, pero finalmente salieron del edificio y se reunieron después de saquear a Slaam y McNeill.




                Tras encontrar un sitio más discreto mientras la casa de Verlaine ardía hasta las cenizas, despertaron a Slaam, encontrando además entre sus papeles y los de McNeill documentación que indicaba que la Hermandad planeaba un ataque contra el Templo del Dios del Conocimiento, y que Verlaine era otro de los objetivos de la Hermandad. Alexiel, Hank y Tharkas se dirigieron al Templo del Conocimiento, dispuestos a averiguar la verdad sobre lo que escondían sus muros, y allí, Elgin consiguió que se reunieran con el Sumo Sacerdote Thuron. La reunión fue tensa, y finalmente, Hank no dudó al cortar a Thuron para comprobar si se trataba de un Hombre Serpiente. Y así resultó ser, aunque el ataque de la Hermandad comenzó en ese momento, y Thuron les suplicó ayuda, además de una próxima explicación. Decididos a ayudar a los sacerdotes, Tharkas, Alexiel y Hank se dispusieron a enfrentarse a los miembros de la Hermandad, que se habían camuflado entre los Sacerdotes. Los Cultistas, dirigidos por una sacerdotisa serpiente, K´Ral, y acompañados de Slaam, realizaron su ataque en dos frentes, y mientras Alexiel, protegiendo a Thuron, desafiaba a los cultistas que asaltaban el flanco este del templo, Tharkas y Hank intentaban bloquear la puerta oeste, donde se encontraban K´Ral y Slaam.
                El combate fue épico. Los hechizos de Alexiel, los precisos disparos de Hank, las criaturas invocadas por Tharkas… Los cultistas más débiles fueron segados, pero Slaam consiguió acabar con el leopardo de Tharkas y el lobo de Hank, mientras K ´Ral conseguía mantener en jaque al Explorador y el Druida. Sería finalmente la magia de Alexiel la que derrotara a K´Ral, lo que hizo que Slaam se rindiera, y pondría fin al ataque de la Hermandad.
                Sería entonces cuando Thuron, reunido con los personajes, reconocería ser un Hombre Serpiente, pero no una de las criaturas malévolas del Innombrable, sino uno de los sabios y viejos seguidores de Yig del tiempo de Valossa, que se había infiltrado en el tiempo para comprender el saber reunido por Lucius en sus viajes, y que había terminado ocupando el puesto del Sumo Sacerdote, muerto de manera natural. Todo indicaba que Milton Drac y su Faro tenían un siniestro designio… y aún quedaba averiguar cuál era. 

lunes, 30 de septiembre de 2013

DRAGONES Y MAZMORRAS 5

Hoy presentamos:
El Retorno de la Hermandad.


Escoltados por la guardia de Puertolibre, los personajes fueron llevados a las Cortes, donde se encontraba el Consejero Verlaine, que les requería. Tras una corta espera, Verlaine les recibió, mostrándose poco dispuesto a escucharles. El Consejero Verlaine asumió que era cierto que los personajes no habían tenido nada que ver en la masacre realizada frente a su propia casa, creyendo en su excusa de que habían sido suplantados por miembros del Pueblo Serpiente. Aún así, Verlaine desconfiaba de los grupos de aventureros, y a pesar de las alegaciones de estos sobre la presencia de los Hombres Serpiente y su posible participación en la construcción del Faro de Drac, el Consejero exigió a los personajes que abandonaran la ciudad al día siguiente.

Furiosos con Verlaine, los personajes fueron escoltados por los guardias de Verlaine hasta el Templo de Deneir, donde sanaron sus heridas, y consiguieron evadir a la guardia, con la ayuda de uno de los sacerdotes al que pagaron generosamente. Tras salir del Templo, Tharkas, Eärwen, Hank y Alexiel recopilaron información sobre Verlaine y el Capitán Anton Drac. Ambos habían llegado juntos al poder, Verlaine había conseguido que Drac gobernase realmente sobre la ciudad, y Drac había delegado en Verlaine prácticamente todas las cuestiones de gobierno real, incluyendo la construcción del Faro. Desconfiando de los dos personajes por igual, estos fueron asaltados por el Hermano Elgin, aterrorizado porque Lucius había vuelto a desaparecer. Sin embargo, Tharkas desconfió de Elgin, y tras atraparle en un renuncio de información, Tharkas y Hank acorralaron y neutralizaron a Elgin, descubriendo que era un Hombre Serpiente. A través de él consiguieron averiguar cual era la entrada al nuevo templo del Pueblo Serpiente, y hacia allí se dirigieron, sólo para caer en la trampa de los Hombres Serpiente.

Las indicaciones de Elgin les llevaron a través de las alcantarillas a una factoría de ladrillos, siendo atrapados por otro hombre serpiente en una cámara de destrucción de ladrillos, que estuvo a punto de acabar con ellos. Hank consiguió deslizarse fuera de la cámara, y Alexiel utilizó su magia para salvarse a sí misma y a Eärwen, matando al hombre serpiente. Tharkas estuvo a punto de quedar aplastado dentro, pero finalmente Alexiel consiguió sacarle de allí. Tras conseguir encontrar la entrada al auténtico templo de las Serpientes, los personajes lo exploraron, encontrando un libro llamado La Auténtica y Secreta Historia de la Hermandad de Puertolibre, descubriendo que Puertolibre había sido antaño parte de un continente dominado por los Hombres Serpiente, Valossa, que había sido asolado por la llegada del Innombrable... y que argumentaba que el Templo del Dios del Conocimiento era una tapadera para el culto a este siniestro dios. Finalmente entraron en la cámara del Dios Innombrable, rescatando a Elgin y acabando con un grupo de Hombres Serpiente que lo mantenían allí retenido. Eärwen encontró una puerta secreta bajo la estatua del Innombrable, que les llevó a un túnel que conducía a las bodegas de la casa del Consejero Verlaine...

viernes, 12 de julio de 2013

DRAGONES Y MAZMORRAS, PERSONAJES DE PUERTOLIBRE: ALEXIEL.

                Cuando Alexiel se incorporó, la luz del amanecer se filtraba ya por las cortinas de seda de la habitación de la posada, y el olor a especias y perfumes del cercano mercado flotaba en el ambiente. Aquella posada había costado el triple que cualquier otro lugar semejante en Amn, pero desde luego, aquella luz y aquel aroma merecían cada moneda de plata invertida. Y desde luego,  el hombre del Mar del Dragón que dormía desnudo sobre la cama, con la luz del sol perfilando su piel del color del bronce, también había merecido cada minuto de dedicación. Aquella había sido una noche que Alexiel no olvidaría en mucho tiempo.



                Se acercó a la ventana, cubriéndose con una capa de seda casi transparente, más por resguardarse del fresco procedente del mar, y escrutó las calles tal y como se veían desde allí, la red de callejas y tejados rojos, las telas multicolores de los puestos de los comerciantes que ocupaban plazas y calles a su derecha, la zona más rica del puerto a su izquierda… Volvió a mirar al marinero, apenas recordaba su nombre. Alvar, Tasar, Kelvar… algo así, uno de esos absurdos nombres que probablemente el corsario había comenzado a utilizar cuando empezó a navegar  en el Mar del Dragón pensando que así amedrentaría a otros piratas, Alexiel conocía el poder que mucha gente otorgaba a los nombres, y suponía que el verdadero nombre del chico sería otro muy diferente. En aquellos momentos, le daba igual. Y sin embargo, no podía dejar de mirarlo, quizá porque le recordaba a Brendan.
                Y no le gustaba recordar a Brendan.

                Había sido hacía mucho tiempo, en Aguasprofundas. Tharkas había abandonado la ciudad, y con él, Alexiel había perdido a su más antiguo amigo, pero luego, conoció a Brendan. Brendan Cormynther, medioelfo como ella, apartado del resto de los estudiantes de la Escuela de Magia de Aguasprofundas, como ella. Y si Alexiel había mostrado un gran talento para la magia, Brendan era un auténtico prodigio que había fascinado a todos y cada uno de los maestros, desde el más nimio aprendiz al propio Khelben Arunsun, Báculo Negro, el mago más poderoso de la ciudad. Y a Alexiel. También había fascinado a Alexiel.
                Se habían encontrado en los claustros de la Escuela, habían compartido escasas palabras, luego algunas más, y finalmente, tras una frustrante clase de magia de conjuración, habían vivido juntos su primer beso. Brendan le escribió después a Alexiel un poema en el que comparaba sus besos a la miel, sus ojos con profundos lagos… el poema era malo, deleznable para los estándares élficos, pero era obvio que el muchacho había puesto todo su corazón en aquellas palabras, con la fuerza y el peso que solo el corazón de un medioelfo podía poseer, de una rabia y una pasión que Alexiel conocía perfectamente, pues eran su propia rabia y su propia pasión.
                Habían leído juntos los arcanos tomos de la biblioteca de Arunsun, habían practicado juntos, habían trazado círculos mágicos de convocación, y asistido aterrados a como los profesores convocaban a seres de otros planos, de otros lugares, criaturas extrañas, algunas humanas y otras completamente ajenas, criaturas benévolas o que se hacían llamar “la fuerza del mal”. Y sus manos se habían buscado en algunos momentos, mientras parecía que la realidad se iba a fracturar a su alrededor.
                Y en todo momento, Brendan era el primero de los magos, el más prometedor de los futuros artífices de la magia de Aguasprofundas, y Alexiel, la segunda. Los dos eran la envidia del resto de los alumnos , los dos eran los preferidos de los profesores y de Arunsun. Los dos.
                Una noche, Alexiel y Brendan abandonaron sus habitaciones y subieron a uno de los tejados de la Academia. Ella llevaba vino dulce, y se recostaron junto a un pináculo espiral, observando las estrellas. “Aquella es Mystra, y aquel, Helm. Aquel es Torm el fiel, y Shar, la señora de la oscuridad”, decía Brendan con voz dulce, señalando las estrellas, y Alexiel asentía, aunque las conocía perfectamente. En su cuello colgaba un regalo de su padre, un viejo medallón de plata con diamantes engastados de tal forma que replicaban las estrellas de Mystra en el cielo, la diosa de la magia. Pero la voz de Brendan era como el vino, y le gustaba beberla. Bebieron y hablaron hasta la hora cercana al alba, cuando finalmente, se dispusieron a volver a sus habitaciones, pero Brendan era joven, no estaba acostumbrado al vino, y aquel era un lugar peligroso. Se escurrió con una teja suelta y cayó, aferrándose por poco al tejado, bajo la mirada de Alexiel, que se apresuró a arrodillarse a su lado y tomarle de las manos. Pero de pronto, se detuvo.
                “Alexiel” suspiró él, tratando de alzarse, “ayúdame”, pero ella permaneció quieta. Como una estatua. A su mente acudieron hechizos que podrían ayudarle, y sabía que sólo el vapor del alcohol impedía que Brendan los recordara también. Él siempre era el primero, ella la segunda. Se apartó unos pasos, y vio como los dedos de un atónito Brendan se escurrían despacio de las cortantes tejas, y luego caía, acabando en un crujido que cubrió de sangre y esquirlas de hueso roto el patio de la Academia. Para cuando alguien decidió ver a los alumnos, Alexiel se encontraba en su habitación, como si acabara de despertarse a una pesadilla. Brendan había muerto, todos la miraban con pena, con lástima. “Pobrecita, era su mejor amigo”. Su padre le envió un anillo, ópalos y aguamarinas. Era su forma de decir “lo siento”.
                Alexiel nunca volvió a ser la segunda. Había decidido entre amor y poder, y había encontrado su camino en el sendero del centro. En el amor al poder.

                Aquel marinero le recordaba a Brendan, en su mirada sobre todo. En aquellos ojos adultos que miraban el mundo con la vista de un niño. Para cuando Alexiel abandonó la posada, envuelta en velos, el marinero del Mar del Dragón no abriría nunca más los ojos. Tenía un pasaje para un barco hacia Puertocalim, y ella lo necesitaba, y un hombre dormido siempre era fácil de matar.
                Cuando embarcó, ni siquiera recordaba el nombre del muchacho.

                Realmente, jamás le había importado.

jueves, 4 de julio de 2013

DRAGONES Y MAZMORRAS 4

Hoy presentamos:
Regreso al Templo de la Serpiente.

Después de luchar en las calles de Puertolibre con varios orcos y descubrir que el niño al que estaban asaltando estas criaturas era un hombre serpiente metamorfoseado que trataba de hacerse con el libro que habían obtenido del refugio de Milos en La Luna del Marqués, Hank, Tharkas, Eärwen y Alexiel decidieron esperar al día siguiente para visitar el viejo templo del Dios Serpiente bajo la casa tapiada, dirigiéndose así a su posada. En el camino, Tharkas afirmó que alguien les seguía, pero a la hora de la verdad no supieron discernir si eso era así, o era simple paranoia… para encontrarse con que sus pertenencias habían sido revueltas y sus habitaciones forzadas en la posada. Consiguieron cambiar de habitaciones por unas más seguras y las disculpas de una avergonzada posadera, que jamás había visto algo así, y que afirmaba que todo era culpa del Señor del Mar, Milton Drac, que con su loco proyecto del Faro había quebrado las arcas de la ciudad, haciendo que no hubiera guardia que pudiera evitar que los maleantes deambularan a su placer por la ciudad.





                Al día siguiente y tras recurrir a Egil para que sanara sus heridas, acudieron a la casa tapiada, que se encontraba vigilada por tres guardias que llevaban un emblema que los personajes habían visto en el libro de Milton, una V rodeada por un círculo, símbolo del Consejero Verlaine, encargado por Lord Drac de investigar el Templo. Tharkas consiguió convencer a Byrne, el encargado de los guardias, de que acudían de parte de Lord Drac directamente para examinar el interior del Templo, y así, volvieron a acceder al lugar donde habían liberado a Lucian y habían derrotado a Milos, descubriendo la conspiración de los Hombres Serpiente… para encontrarse con que aún había un nido de estas criaturas bajo Puertolibre. Consiguieron derrotar a una de las sacerdotisas del Dios Serpiente y a varios Degenerados, recuperando una gran caja que estos se disponían a llevarse del Templo. Al abrirla, además de varios lingotes de oro, descubrieron que estaba llena de ladrillos, y al examinarlos, pudieron ver que en el interior de estos, al partirlos, estaba marcado el Signo Amarillo. Al darse cuenta de que en el libro de Milos había varios puntos marcados con flechas en el diagrama del Faro de Drac, se dieron cuenta de que probablemente los ladrillos formaran parte de algún tipo de ritual en el que el faro estaba implicado.



                Descubriendo una dirección en la caja (se dirigía de unas bodegas a La Avenida de las Olas 100), los personajes salieron de la caverna por la salida de los Hombres Serpiente, en una barca que les dejó en una cala cercana, arrojando el cargamento de ladrillos al mar y dirigiéndose a la dirección, descubriendo que la Avenida de las Olas 100 era la residencia del consejero Verlaine. Los personajes intentaron conseguir entrar en la casa, pero el Consejero Verlaine había extendido una orden de detención contra ellos por haber “desaparecido” en el interior de la Casa Tapiada. En un ataque de orgullo, y negándose a acudir detenidos ante el Consejero, los personajes iniciaron un conflicto con los guardias de la ciudad, que les llevó a acabar con la vida de siete de estos y obligarles a retirarse junto a su líder, Lloyd, al interior de la mansión de Verlaine, ante la aventajada posición de Alexiel, que había conseguido convertirse en una gran amenaza para los hombres del Consejero. Temerosos de haberse puesto a toda la ciudad en contra, Tharkas convenció a los demás de acudir a la gruta a través de la entrada de los hombres serpiente y salir de allí afirmando haberse enfrentado a los Hombres Serpiente, diciendo que habían sido estos, haciéndose pasar por ellos, los causantes de la matanza de los hombres de Verlaine.

                Byrne, el guardia de Verlaine, aunque a regañadientes aceptó la explicación de estos, conduciéndoles a las Cortes, ante la presencia del Consejero… 

martes, 25 de junio de 2013

DRAGONES Y MAZMORRAS 3

             Hoy presentamos:
Los secretos de las Serpientes. 


 Después de descubrir el Templo de las Serpientes bajo Puertolibre y liberar a Lucius, Eärwen, Alexiel, Tharkas y Hank decidieron permanecer en la ciudad para gestionar la venta del Venganza Sangrienta y cobrar la recompensa que Puertocalim pagaba por el pirata Scarbelly, que pasó a engrosar sus arcas. Durante ese tiempo, continuaron residiendo en la Pluma del Estudiante, aprovechando el mercado de Puertolibre para acceder a algunos útiles y materiales que pudieran utilizar más adelante, pero también preocupados por Lucius y lo que la infiltración de un hombre serpiente como Milos en los altos cargos de la ciudad podía implicar.



Orcos, siempre enemigos.
                Así, un mes después aproximadamente el Hermano Egil se reencontró con ellos durante una cena en la Pluma del Estudiante. Los personajes se vieron sorprendidos por la apariencia nerviosa de Egil de Deneir, que parecía estar paranoico, mirando continuamente a su alrededor, sobresaltándose con el más pequeño de los ruidos. Tharkas finalmente le convenció de que les contara qué ocurría, y Egil les contó que seguían preocupados por Lucius. Este estaba continuamente enfermo y estaba teniendo problemas para recuperarse de todo lo que había ocurrido en los últimos años, pero además, Egil tenía la sensación de que algo estaba pasando en la ciudad. Se sentía observado, vigilado, y la presencia de los hombres serpiente haciéndose pasar por humanos, le han convertido en un paranoico. Además, había sido testigo de como una sombra se había infiltrado en la habitación de Lucius para robar un pergamino, una sombra que olía a serpientes. Egil pidió a los personajes que averiguaran lo que ocurría en la ciudad, y se aseguraran de que el Templo de las Serpientes era desmantelado. Egil había descubierto que Milos tenía otra identidad, y como Devlin, tenía unas habitaciones en una posada en la zona vieja de la ciudad, la Luna del Marqués.
                Dispuesto a averiguar lo que ocurría (y tras aceptar la recompensa que Egil les ofrecía), el grupo se dirigió hacia Barrio Viejo, donde enseguida localizaron la Luna del Marqués, una posada de mala muerte cuyos únicos clientes eran dos enanos borrachos que jugaban a los cuchillos con el hijo del posadero, Ficca. Ficca recibió a los personajes, que le sonsacaron para saber que Devlin llevaba un mes desaparecido (el tiempo pasado desde que habían matado a Milos), y que su padre estaba furioso porque Devlin no había pagado la habitación en todo ese tiempo. Eärwen decidió que el grupo pagaría los gastos (con una generosa contribución a la propia economía del muchacho), con lo que pudieron acceder sin problemas al cuarto que había ocupado Devlin, o sea, Milos. La habitación estaba repleta de todo tipo de objetos que los personajes estudiaron con cuidado, pero sobre todo de estanterías repletas de libros, que enseguida llamaron la atención del equipo. Con ayuda de un perro celestial convocado por Alexiel, consiguieron encontrar un libro que se había caído tras la estantería, un texto sobre decantación de metales en el que aparecía un dibujo de un faro con extraños símbolos, destacando una V envuelta en un círculo. Además, encontraron varios experimentos en forma de ratas albinas, que Hank terminó liberando antes de descubrir que faltaban varios libros en las estanterías, habían sido reemplazados, lo que señalaba que alguien había entrado en la sala.


El Lobo, ese gran amigo de Eärwen.


                Pensando que Ficca les había engañado, los personajes volvieron a interrogar al muchacho, aunque este decía la verdad, y fue uno de los enanos borrachos quien les ayudó, a cambio de una pinta de cerveza, indicándoles que una noche había visto a tres hombres de la guardia de la ciudad salir de la habitación, apartándole de malos modos, y que olían raro, como a piedra y agua. Como serpientes.

                A la salida del edificio, y con el ocaso sobre la ciudad, el grupo comenzó a dirigirse hacia la Casa Tapiada, pero les sorprendió un grito de ayuda. Cuando miraron, se encontraron con que un niño, que parecía un joven mensajero era vapuleado por tres orcos de terrible aspecto. Tharkas fue el primero en disparar, iniciando así la pelea contra los orcos, lo que facilitó la huida del joven para ponerse a salvo. Mientras Hank disparaba a los orcos con sus flechas, Alexiel lanzaba sus hechizos y Eärwen convocaba a sus aliados mágicos, el niño consiguió aprovechar la confusión para robarle a Tharkas el libro que había robado de la habitación de Milos, aunque Tharkas se dio cuenta in extremis. Hank trató de asustar al niño con sus flechas, mientras el cuervo familiar de Alexiel y un águila convocado por Eärwen le seguían, acabando finalmente Hank y Tharkas con los Orcos. Eärwen consiguió encontrar al niño en las calles, y los personajes lo atraparon, escuchando una lacrimógena historia sobre hombres serpiente y amenazas sombrías… que acabó cuando el muchacho reveló su naturaleza serpentina, atacando a Tharkas, que acabó con la vida de la criatura, recuperando así el libro…

lunes, 17 de junio de 2013

DRAGONES Y MAZMORRAS 2

Hoy presentamos:
El Cubil de las Serpientes.

Después de arrasar con los piratas orcos del Capitán Scarbelly, el grupo formado por Tharkas, Hank, Alexiel y Eärwen se dirigieron finalmente hacia el Templo de Deneir, en su búsqueda de Lucius, para tratar de hablar con el Sumo Sacerdote Thuron. Una vez en el templo, un gran edificio que mezclaba el santuario del Dios de Conocimiento con una inmensa biblioteca, los personajes pudieron acceder a los poderes curativos de los sacerdotes, que a cambio de unas limosnas aliviaron las heridas recibidas en su lucha con los Orcos; y fueron conducidos ante Milos, la mano derecha del Sumo Sacerdote Thuron, que les recibió en nombre de este, ocupado en los preparativos de la inauguración del Faro de Drac. La narración de Milos sobre los hechos relacionados con la desaparición de Lucius hicieron que los personajes pensaran cada vez con más fuerza en la posibilidad de que Lucius hubiera sido poseído en su primera desaparición por una entidad ajena, bajo cuyo yugo había viajado por el mundo, reuniendo una serie de diarios de viaje a cambio de los cuales el Sumo Sacerdote Thuron le había permitido volver al Templo. El grupo intentó acceder a los diarios, pero estos se encontraban en estudio de los bibliotecarios, por lo que fue imposible.

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A su salida del Templo de Deneir, decidieron dirigirse a la mansión de Milton Drac, esperando encontrar allí a Thuron, aunque se entretuvieron en el mercado de la ciudad, adquiriendo algunas pociones curativas y pergaminos para los conjuros de Alexiel. Cuando se dirigían hacia la casa de Drac, fueron emboscados y atacados por una compañía de mercenarios llamados los Escudos Amarillos, dirigidos por un guerrero de nombre Rittoro. Aunque Tharkas y Eärwen consiguieron evitar la emboscada, Alexiel resultó herida en el combate, aunque finalmente pudieron acabar con los mercenarios e interrogar a Rittoro, que les confirmó que habían sido contratados esa misma mañana por un hombre llamado Enzo, que les había dado como primer pago diez monedas de oro y una daga de marfil con una L tallada y que Tharkas enseguida reconoció: era un regalo a Lucius de su padre. Tras deshacerse de los mercenarios, el grupo acudió al encuentro de Enzo, al que emboscaron en una taberna cercana a los muelles, La Gaviota Negra. Allí descubrieron que Enzo era un hombre de lo más normal, un tanto patético, que cayó sin resistencia en la emboscada que planearon y ejecutaron. Mientras Hank vigilaba en el exterior, Eärwen, Alexiel y Tharkas interrogaron a Enzo, averiguando que servía a un grupo que se hacía llamar “La Hermandad”, y que su refugio estaba bajo una casa tapiada, allí en Puertolibre. Los personajes habían molestado al Maestro de la Hermandad, que había decretado su muerte, y él se había limitado a poner en marcha el mecanismo para que murieran. Además, todo parecía indicar que Lucius podía estar bajo esa casa tapiada. Mientras Tharkas acudía a la posada en la que estaban alojados para asegurarse de que la posadera no se deshacía de sus cosas, Hank, Eärwen y Alexiel llevaron a Enzo al Venganza Sangrienta, y el grupo pasó la noche allí, para evitar posibles nuevos ataques por parte de la Hermandad.



A la mañana siguiente se dirigieron a la casa tapiada, descubriendo Eärwen la entrada secreta en una barrica de vino vacía que les condujo a un subterráneo, aunque Alexiel descubrió demasiado tarde que habían disparado una alarma mágica, poco antes de que la propia Eärwen y Hank cayeran en una trampa en la que se encontraban cuando fueron atacados por unos extraños Hombres Serpiente. Gracias al arco de Hank, las espadas de Tharkas, los hechizos de Alexiel y los ataques de Eärwen y su lobo, consiguieron avanzar a través de los subterráneos, descubriendo el cubil de los Hombres Serpiente que al parecer servían a una extraña criatura  interplanar, el Innombrable. A través de los pasadizos secretos que encontraron, y tras descubrir algunos tesoros, consiguieron llegar al santuario del Innombrable, donde se enfrentaron a los guardias y a su líder, que no era otro que Milos. Mientras Alexiel (cada vez más hábil como convocadora) y Hank se encargaban de los ballesteros de Milos, este se enfrentaba a Tharkas y Eärwen, aunque sería finalmente un halcón infernal, convocado por la maga quien daría el golpe de gracia a Milos, que les maldeciría antes de morir en nombre del Signo Amarillo, y revelaría que era un hombre serpiente camuflado. El grupo descubrió a Lucius bajo el altar del Signo Amarillo, y encontró un libro maldito, el Libro del Innombrable, antes de abandonar los subterráneos y volver a la Puertolibre. Allí Lucius les contó que efectivamente, había sido poseído por una entidad extraplanar, y que Milos le había capturado para interrogarle sobre ello, pues investigaba a aquellas criaturas por algún motivo.
Si bien habían encontrado a Lucian, aún quedaban interrogantes. ¿Cuántos hombres serpiente más estaban infiltrados en la ciudad y por qué? ¿Qué relación tenía con todo ello el Faro de Drac? ¿Qué era el Innombrable? ¿Podría Hank encontrar un portal para volver a casa?



Lo veremos en el próximo episodio…

jueves, 6 de junio de 2013

DRAGONES Y MAZMORRAS 1

             
HOY PRESENTAMOS:
LLEGADA A PUERTOLIBRE.




   El grupo formado por Eärwen la Druida, Alexiel la Maga, Hank el Explorador y Tharkas el Pícaro se encontraba en Amn, en la Costa de la Espada, cuando Tharkas recibió una noticia extraña. Su hermano Lucius, bibliotecario en el Templo de Deneir (el Dios del Conocimiento) en la ciudad de Puertolibre, había desaparecido. Puesto que tras un fiasco en Amn su estancia allí no tenía ningún sentido, Tharkas y los demás se embarcaron en dirección sur, hacia Puertolibre. La ciudad estaba situada entre los grandes puertos de Amn y Puerto Calim, en un pequeño archipiélago cercano a la costa, en la isla de A´val. Puertolibre ocupaba el sur de esta isla, un puerto natural que había favorecido la aparición de esta ciudad comercial, dominada desde hacía generaciones por la familia Drac. A su llegada a Puertolibre, con el sol casi poniéndose en el cielo, los personajes se vieron casi superados por el estrépito que aún reinaba en el puerto y la visión de un gigantesco faro que se estaba construyendo al sur de la isla, en una de las islas cercana. Tan aturdidos estaban por el asfixiante entorno que no se dieron cuenta de que habían sido rodeados por una patrulla de enganche que pretendía enrolarlos en un barco pirata, por las buenas o por las malas. El conflicto entre los personajes y la patrulla hizo que la zona se despejara, y aunque Eärwen no salió bien parada, Alexiel, Tharkas y Hank consiguieron alejar a sus atacantes, encontrándose con que habían sido observados por uno de los sacerdotes de Deneir. Este se presentó a ellos como el Hermano Elgin, y resultó ser el sacerdote que había avisado a Tharkas de la desaparición de Lucius. Tras curar las heridas más graves de Eärwen, Elgin les guio hasta una posada cercana, la Rata Mojada, donde les invitó a cerveza y les explicó lo ocurrido con Lucius. Al parecer, no era la primera vez que el hermano de Tharkas desaparecía. Cinco años atrás, tras un brusco cambio de comportamiento, Lucius había sido descubierto en el santuario del Dios del Conocimiento, provocando su expulsión del templo y su desaparición de la ciudad, hasta que había regresado más o menos un año atrás, sin recordar nada de lo que había ocurrido el año anterior. Lucius había conseguido de alguna manera volver a ser admitido en la biblioteca del Templo de Deneir, pero con el tiempo, se había mostrado cada vez más enfermizo y cansado, hasta que había desaparecido de nuevo. Elgin se había puesto en contacto con Tharkas rápidamente, preocupado por Lucius.



                Los personajes fueron guiados por Elgin a una posada en una zona tranquila de la ciudad, donde podrían alojarse durante su estancia en la ciudad. Los personajes cenaron allí y averiguaron que Puertolibre se había convertido en un lugar poco seguro, donde la construcción del gran faro al que llamaban La Locura de Milton (debido a su constructor, Milton Drac) había vaciado las arcas de la ciudad hasta el punto de que apenas había patrullas de seguridad fuera del casco antiguo, lo que hacía que piratas y bandidos camparan a sus anchas por Puertolibre, e incluso averiguando que había un barco de piratas orcos atracado en el puerto. Tras cenar, y antes de que la noche cayera sobre Puertolibre, se dirigieron hacia la casa de Lucius. Tharkas consiguió forzar la puerta de la casa y entraron en su interior. Eärwen encontró unas notas de Lucius en las que hablaba de que tenía que hablar con un tal “Capitán Scarbelly”, mientras que Tharkas y Alexiel encontraban un falso fondo en uno de los cajones del escritorio de Lucius, en el que había un diario. Además, bajo la casa había un gran sótano, repleto de estanterías vacías, que Hank afirmó eran de madera nueva, mucho más recientes que el resto del sótano, y que tenían menos de un año. Tras regresar a la posada, revisaron los diarios, donde quedaba patente la  confusión de Lucius, que había perdido cinco años de su vida. Durante la noche, mientras los demás descansaban, Alexiel aprovechó para crear varios pergaminos mágicos que les ayudaran en sus aventuras, y que le serían de gran utilidad al día siguiente.
                Sus planes eran ir al Templo de Deneir, pero durante el desayuno, averiguaron que Scarbelly era el capitán de un barco llamado Venganza Sangrienta, situado en el puerto, así que decidieron averiguar por qué Lucius quería hablar con el capitán de un barco pirata. Para su sorpresa, el Venganza Sangrienta era el navío orco del que habían oído hablar. Ante la negativa de los orcos a permitirles hablar con Scarbelly, Alexiel convocó un cuervo infernal que acabó con uno de los guardas, mientras un certero disparo del arco de Hank y los floretes de Tharkas acabaron con los otros dos. Decidieron subir al barco en silencio, pero Alexiel y Eärwen fueron demasiado ruidosas, lo que hizo que otro grupo de orcos reparara en ellos, aunque consiguieron eliminarlos antes de que pudieran dar la voz de alarma. Finalmente, a pesar de sus intentos de ser sigilosos, tuvieron que enfrentarse al resto de los orcos del Venganza Sangrienta, incluyendo el Capitán Scarbelly (que cayó enseguida dormido por un conjuro de Eärwen) y Aggro, su segundo, que tuvo grandes problemas con el lobo de Eärwen y el cuervo infernal de Alexiel, con el que finalmente acabó, aunque cayó derrotado.

                Tras atar a Scarbelly antes de que pudiera escapar del hechizo de dormir, y mientras Eärwen, Tharkas y Hank se encargaban de interrogar al capitán orco, Alexiel exploraba el camarote de Scarbelly, encontrando un pesado cofre cerrado con llave. Scarbelly les contó que Lucius había estado allí un tiempo antes, había querido hablar con él para averiguar qué había hecho en el Venganza Sangrienta unos años atrás. Scarbelly recordaba que Lucius había embarcado allí en Puertolibre cinco años atrás, y había viajado junto a ellos, tomando notas, antes de volver a desembarcar. Mientras Alexiel recurría a la ayuda de Tharkas para abrir el cofre que había en el interior del camarote, Hank descubría que Scarbelly había trabajado para un mago de nombre Kenzir, que debía aparecer en algún momento para recoger un bastón mágico que habían encontrado para él. La llave del cofre había sido enviada por paloma mensajera al tal Kenzir, pero Hank consiguió amedrentar lo suficiente a Scarbelly como para que admitiera que había una trampa en la cerradura. Alexiel y Tharkas consiguieron abrir el cofre, encontrando un cuantioso tesoro, además del Bastón de Defensa que Kenzir buscaba, y que Alexiel tomó para sí. Tras terminar de registrar el barco y quedarse Eärwen con la cimitarra de Aggro, tomaron la decisión de tomar posesión del Venganza Sangrienta, que podrían vender a algún otro pirata de Puertolibre. Pese a las objeciones de Hank, Eärwen, Alexiel y Tharas decidieron acabar con la vida del pirata y guardarse su cabeza por si en algún momento encontraban una recompensa por esta…