HISTORIAS EN EL PISO TRECE
Presenta
LOS MISTERIOS DEL SEÑOR BURDICK
De Chris Van Allsburg
SOLO POSTRE
Escrito por Mauro Vargas
Ellen se preguntó cuándo acabaría el martirio en el que se había convertido su matrimonio y, como una respuesta inmediata, la calabaza se encendió.
Su corazón dio un vuelco y se quedó mirando el suave resplandor. Aunque no terminaba de comprender, su mente se encargó de recordarle algo más aterrador, algo que, a pesar de vivir todos los días, seguía provocándole pánico: su marido.
Harry había dicho en la mañana que cuando llegara del trabajo, comería la tarta de calabaza que ella debía prepararle, pero, aunque era viernes y sabía que vendría borracho, Ellen se retrasó peligrosamente en la preparación de la tarta para después de la cena. Ahora apenas tenía el tiempo suficiente y debía prepararla como fuera, porque Harry borracho sólo tenía cabeza para dos cosas: comer o agarrarla a golpes.
Así que no podía perder tiempo. A pesar de que estaba embelesada con la luz oscilante de la calabaza, debía olvidarla e ir en busca de otra hasta la tienda de Beth Duncan.
No hay tiempo.
No, no lo había. Se demoraría mucho en ir y volver.
Quiso rebanarla y seguir como si nada pero… parecía tan viva.
Sólo córtala y sigue cocinando. Complácelo y se irá a dormir tranquilo. No seas tan tonta.
Entonces el resplandor se apoderó de sus preocupaciones. Una atracción la obligó a tocarla y sintió el cosquilleo en su brazo. Luego, aquella cosa leyó sus pensamientos y los proyectó en una secuencia vívida.
Harry llegaba a casa y se sentaba a la mesa.
—¿Hiciste la tarta? —preguntaba apartando los platos vacíos.
Su respuesta era «no» y él no aceptaba ninguna excusa. No había campo para eso.
Harry golpeaba la mesa y los cubiertos saltaban por los aires, gritaba con su voz pastosa y le recordaba cuál era su lugar en el mundo. Luego vinieron los golpes.
Los tres meses sin maltratos terminaban en ese momento.