El vacio de la hoja en blanco, el miedo a la soledad, la inmensidad y el eco de mi propia voz en esa hoja en blanco. Y a la vez el miedo a escribir algo, a lo incorrecto, a la equivocación, ser como los demás y no llegar a ser aceptado.
El miedo al equilibro entre algo escrito y un folio en blanco, el temor a la infelicidad, a la no explicación de esa constante insatisfacción que crece en mi interior, brotanto y quebrando todo a su paso, pero sin romper la cáscara que me cubre, asolando por completo mi interior hasta ahogarme entre la infelicidad y la desesperación.
No entender nada, y a la vez entender algo: el amor, el dinero, el éxito o la pasión, creer tenerlo ahora todo, luego, más tarde no tener nada, perderlo todo.
Esa cáscara de inseguridad es cada vez mayor, y a mi alrededor muchos y pocos, y dentro de mi el silencio, de cada noche, de cada día, y en mi cabeza un tambor que anuncia el miedo, de cada noche, de cada día.
El temor a ser abandonado, abandonar y ser abandonado, a la trampas de la vida.
El miedo al equilibro entre algo escrito y un folio en blanco, el temor a la infelicidad, a la no explicación de esa constante insatisfacción que crece en mi interior, brotanto y quebrando todo a su paso, pero sin romper la cáscara que me cubre, asolando por completo mi interior hasta ahogarme entre la infelicidad y la desesperación.
No entender nada, y a la vez entender algo: el amor, el dinero, el éxito o la pasión, creer tenerlo ahora todo, luego, más tarde no tener nada, perderlo todo.
Esa cáscara de inseguridad es cada vez mayor, y a mi alrededor muchos y pocos, y dentro de mi el silencio, de cada noche, de cada día, y en mi cabeza un tambor que anuncia el miedo, de cada noche, de cada día.
El temor a ser abandonado, abandonar y ser abandonado, a la trampas de la vida.
