Después de un viaje sucedido, con caucho espichado y todo, horas de retraso, sus calamidades de embarque y que se yo, llegamos cerca de las 22:45 a la terminal de buses de la Ceiba, tierra costeña del norte de Honduras, asentamiento de las comunidades Garífunas y que albergó desde su nacimiento a nuestro pana Guillermo Anderson quien se encontraba presto y presente a nuestro arribo, también sufrió nuestro viaje porque debimos llegar dos horas antes, y andaba pendiente de los pormenores, menos mal que pudimos avisarle.
Bueno gente, ya estamos acá, tenemos programado un concierto, es el tiempo del festival de la Ceiba que en realidad es como se nombran a los carnavales. Guillermo nos llevó a nuestros aposentos, nos hospedaríamos en un hotel un par de noches, dejamos las cosas, subimos a la camioneta de nuevo y a comer pues que el hambre arrecia. Dimos un minúsculo paseo y nos desplazamos hasta el restaurant “El Guapo”, allí su dueña nos atendió de maravillas y la comida estaba estupenda. Conversamos un montón con Guillermo, nos pusimos al día acerca de muchas cosas que están pasando acá en el país y que de forma muy directa afectan a todos los ciudadanos, la situación no es fácil. Bueno Guillermo es la voz de Honduras, el cantautor con más presencia y reconocimiento en su país, muy querido, por donde pasa todos lo saludan, un loco que decidió quedarse en su ciudad natal y no arriesgar perder la belleza que ofrece poder disfrutar la vista al mar todos los días, los atardeceres, pasear por la playa y respirar ese aire marino característico, hizo acá su vida y la interacción con las comunidades garífunas le ha aportado identidad a su música; además, el pana es una gran persona, un tipo muy buena onda y con mucho sentimiento, nos ha agradado bastante compartir con él, conversar y poder conocernos más, su música es reflejo de lo que siente por su país y su gente y verlo en el escenario es muy grato, sentir ese cariño que le tiene la gente es una sensación muy bonita.
Mis acérrimos lectores, la Ceiba es una zona de calores al por mayor, ayyyy, he tenido que cambiarme dos y tres franelas por día, esta parte caribeña de nuestro planeta es muy bonita en cuanto a paisajes, acá existen unas islas que cuenta la leyenda “son bellísimas”, estos pechitos no pudieron visitarlas porque el presupuesto no lo permitió (también otras situaciones que detallaremos mas adelante), las lanchas que te desplazan hacia dichas hermosuras son carísimas, en colectivo, individual, pidiendo por caridad etc, no te salvas jaja… pero será un motivo más para emprender alguna otra locura.