“La voluntad occidental de poder quiere
universalizar, hacer e pluribis unum,
reducir la multiplicidad de mundos culturales a la unidad de su mundo, meter en
su círculo estrellas y canciones, océanos y mitos, pájaros y parentelas,
caléndulas y juegos infantiles, que pasen todos por su aro, que obedezcan todos
el chasquido de su látigo intelectual, que bailen todos con su música. No
serviré. Quiero un mundo desigual y disperso, heterogéneo, donde sea posible el
despliegue de las mil formas salvajes del fuego. […] No niego la comunicación
entre naciones… pero para comunicarse tienen primero que existir. Existir es
ser diferente. Soy porque soy diferente. Soy diferente, luego existo. Quieren
borrarme, amasarme, con el cristianismo, con la industria y el progreso, con el
socialismo, con la ciencia y la tecnología, con los derechos humanos, con las
ciencias sociales, con la coca-cola y Juan Sebastián Bach. No.”
J. M. Briceño Guerrero, Discurso salvaje.