Ignoro completamente quién tuvo la peregrina idea en la fábrica de caramelos, para darme esta ridícula forma humana.
Solo me acuerdo del dolor que me produjo la amputación de uno de mis brazos, mi nueva dueña, la compradora, me desnudó lentamente la envoltura de celofán y aprovechando que estaba completamente desnudo, me pasó la lengua distraidamente por todo el cuerpo, los brazos, la cabeza, las piernas, como era mi función, me concentraba y extraía de mis entrañas el sabor a fresa, con todas mis buenas intenciones, que son las que caracterizan a un caramelo de calidad.
De repente se hinchó un pequeño bulto entre mis pequeñas piernas, aquella lengua deliciosa lo notó, e inundó de saliva toda la boca de modo que ya flotaba a la deriva en aquel fluido azucarado, en la cueva sonrosada de su boca, pero esa protuberancia de caramelo se hinchaba más y más, aquella lengua se iba volviendo loca pasando por encima, zarandeándome de lado a lado, hasta que quedé atrapado entre los nacarados dientes, el mar de saliva azucarada y aquella monstruosa y acelerada lengua hizo palanca y se quebró un brazo ya debilitado por el chupeteo anterior.
El bracito se deshizo en pocos minutos, fundiéndose en aquel líquido de fresa intensa.
Luego me dejaron, encima de la mesa de mármol de una cafetería, desnudo sin mi celofán de colores, lleno de babas y esencia de fresa, con terribles escalofríos, hasta que la película viscosa que me envolvía, se transformó en caramelo pegajoso, de modo que quedé allí enganchado.
Un periódico encima de mi y las prisas de ir a no se donde, total que se olvidaron de mi, ahora estoy pegado a una mesa de mármol helado con un único brazo incapaz de despegarme de está desagradable situación.
Busco angustiosamente a mi dueña, solo se que ella mide 50 veces más que yo y su lengua sabe a fresa, pero por favor me gustaría que no comprase otro caramelo, que me fuese fiel, tampoco me seduce la idea de que me coma un niño, allá en la fábrica dicen que los niños y los hombres muerden a los caramelos, triturándolos, no tienen la paciencia necesaria, para deshacerse a lengüetazos, que como ustedes pueden comprender es la muerte mas dulce de un caramelo.
Si alguien la ve, por favor, que se ponga en contacto conmigo y me ponga un comentario con su localización. He sido perdido tontamente ..... me olvidaron, quizás no hice bien mi trabajo de caramelo, he sido lamido y olvidado y me siento muy triste.
Se ofrece una buena recompensa en azúcar y sabores, a quién me ofrezca pistas reales, más que nada es por el valor sentimental, no creo que pueda substituir a esa lengua, los hombres caramelo, también tenemos nuestras preferencias para ser comidos y nos gusta ser devorado siempre por la misma lengua.