En zona remota, un atroz monstruo,
un dragón de asombrosa envergadura
que vive al fondo de una triste cueva
y por su boca vierte un voraz fuego.
Volcán que con su lengua distribuye
bulos temporales que a través de su mirada
devoran el daliniano transcurrir de los días.
Experto soñador de cruentas batallas
más allá del horizonte donde aparecen molinos
que mueven sus aspas incitando a la batalla.
Dotado de un selectivo olfato,
capaz de detectar a sus enemigos
antes de divisarlos desvanecidos entre las nieblas.
La furia del dragón es tan inmensa
que con solo verlo los muros se conmueven
y las torres se desintegran convirtiéndose en polvo.
A la salida del Sol, tras la refriega
las víctimas aparecen dispersas sobre inmensos cerros.
Sus moldeables huesos son cera blanda,
mientras la espesa sangre
se deposita como barro en sus cerebros.
Tempestades, relámpagos y truenos
generan vendavales que agitan sus enormes alas
y encienden sus amarillas lumbreras
que deslumbran al lector.
El tren nocturno de fuego y furia,
entra en un barranco, trepa por su ladera
y se pierde a lo lejos sobre la tierra helada.
Su agudo silbido desprende el rocío de las gélidas plantas,
Gigante imaginativo,
amigo de meterse en aventuras de caballeros y princesas,
asustando al personal con desventuras.
Y cuando no acompaña el tiempo
debido a fuertes vientos, lluvias, nieves o gélidos hielos,
en el interior de su gran gruta
prueba con la magia de disfraces.
Pero en su fuero interno siempre está malhumorado
por vivir en soledad, sin sentir una pizca de afecto ajeno.
Caligrama dedicado a Javi, Julián, Carlos, Paco y Jose Luis por sus comentarios