Hoy salió a la luz el audio completo de la charla que el Loco Bielsa les dio a sus jugadores al día siguiente de haber perdido la final de la Copa del Rey ante el Barcelona y pocos días después de haber perdido la final de la Europa League ante el Atlético de Madrid.
El contenido de la misma es bellísimo. De una transparencia y honestidad que emocionan. Bielsa se reivindica a sí mismo en sus propias palabras. Un hombre que dice en el vestuario conceptos idénticos a los que sostiene delante de los micrófonos. Un hombre dolido, pero íntegro; fastidiado, pero profundamente respetuoso; decepcionado, pero orgulloso.
Les transcribo, textual, los 9 minutos que dura la charla. Y abajo les dejo el audio para que ustedes mismos lo disfruten. De lo mejor que vayamos a encontrar alrededor de la pelota, se los prometo.
"En los próximos días el club y yo decidiremos si yo voy a seguir trabajando la próxima temporada acá en el Athletic. Las vacaciones tienen que comenzar y no sé si los volveré a ver. En el caso de que continúe, me conectaría con ustedes para programar todo lo que tenga que ver con fechas y demás. O tal vez no los vuelva a ver, porque comienzan las vacaciones y si con el club decidiéramos que yo no sea el próximo entrenador, entonces no los vería. Quería saludarlos. A lo mejor es solamente un saludo de despedida para la próxima pretemporada o a lo mejor ya no los volvería a ver.
Comentarles brevemente que fue una temporada que terminó muy mal, realmente terminó muy mal. Yo creo que no podemos ignorar cómo terminó. Sería un engaño valorar el desarrollo porque el cierre fue muy malo, muchachos, sinceramente fue muy malo. Me hago absolutamente responsable de cómo cerramos y les digo claramente por qué: nosotros jugamos un gran partido contra Portugal y de ahí en adelante todo fue negativo. El partido de ayer (contra el Barcelona) lo confirma desde mi óptica. Porque los jugadores emblema de mi forma de pensar, de mi forma de sentir el fútbol, el caso de De Marcos, Amorebieta, Susaeta, Muniain, que es un tipo con el que yo sintonizo emotivamente en la misma onda, no estuvieron a la altura del partido. En un grupo de 20 jugadores, hay jugadores que se parecen a lo que vos querés, y hay jugadores que se diferencian de lo que vos querés. Pero todos son útiles y entre todos hicimos esfuerzos enormes por conseguir las cosas muy importantes que conseguimos.
Pero, muchachos, no estuvimos a la altura de la ilusión que generamos. Es una cicatriz, una herida. Yo ayer escuchaba en el colectivo, conversaciones, risas. Me parece inadmisible, in-ad-mi-si-ble, muchachos, movilizar un pueblo, decepcionar a un pueblo, no estar a la altura de la ilusiones que generaron. Porque yo estoy verdaderamente avergonzado de haber decepcionado a la afición del Athletic de Bilbao. Porque no pierdan de vista, muchachos, que la decepcionamos. Es verdaderamente un fracaso y es una temporada negativa. Porque vos si juegas dos finales las podés perder, no 3-0, sino 5-0. Las podés perder, no hay ningún problema. ¡Pero perder las dos finales como las perdimos, muchachos! Sinceramente, no sé cómo lo ven ustedes. Si lo del Atlético de Madrid, fue malo, lo de ayer fue muchísimo peor. Y yo les digo que soy responsable. Nosotros jugamos el partido contra el Barcelona sabiendo a qué Barcelona íbamos a enfrentar, sabiendo qué tipo de juego teníamos que neutralizar, no nos sorprendió absolutamente nada. Todo lo que creímos que iba a pasar y nos preparamos para neutralizar, es lo que pasó. Entonces, ¿cómo no me voy a sentir responsable? ¿Y cómo no me voy a sentir responsable si los tipos que representan más genuinamente mi idea son los que menos implicancia tienen en la orientación y en el tránsito del equipo? No sé si me entienden lo que les quiero decir.
Vos podés sacarte la responsabilidad diciendo: “No, porque éste”, “No, porque aquel”, “No, porque el otro”, “No, porque no hicieron caso”, “No, porque no nos preparamos”. No, muchachos, nada de eso. Entrenaron diez días como animales, obedecieron y se sometieron y se aplicaron a todo lo que yo les pedí, a todo lo que yo les propuse, a todo lo que yo aspiraba que hiciéramos para que las diferencias no fueran las que fueron. Entonces, tengan bien claro muchachos, ¡pero téngalo bien claro!, y no lo tomen como un dibujo, que el responsable soy yo y así lo siento. Lo siento de ese modo, pero ustedes no ignoren que no se puede decepcionar a un pueblo, ¡a parte un pueblo tan ingenuo, muchachos, tan ingenuo!, que va perdiendo tres a cero con una herida abierta y ustedes hacen una jugada mínimamente positiva y se la aplauden al minuto ochenta. Es un pueblo tan extraordinario, muchachos, tan extraordinario, tan extraordinario y ustedes son un desprendimiento de ese pueblo. ¡Ustedes son ese pueblo! Ustedes son la misma clase de gente de la que estamos hablando: gente extraordinaria. Pero lamentablemente, muchachos, no estuvimos a la altura. Yo estoy avergonzado, ¡a-ver-gon-za-do! Porque haber jugado el partido que jugamos contra el Sporting de Lisboa, y de ahí en adelante, cuando ya todos los objetivos estaban logrados, donde había que demostrar grandeza, fuerza, personalidad, confianza en uno mismo...reforzar todo lo que habíamos hecho, hicimos todo lo contrario.
Les insisto: cuando yo les digo que me siento responsable, yo no me sentiría responsable si hubiera manejado un grupo que no obedeció, que no sintió, que no se dejó convencer, que retaceó, que abrió grietas internas, pero esto fue todo lo contrario. Los que no jugaron, muchachos, a los Zuabiaurre, a los Koikili, a los Aitor Ocio, tipos que podrían haber hinchado los huevos, pero no. Todo el mundo encolumnado atrás del proyecto de lo que yo estaba proponiendo. Yo no tengo que nada que reclamarle a nadie, pero por el bien de ustedes, por el futuro de ustedes, tengo la obligación de decirles eso: decepcionaron a un pueblo que no lo merecía. ¡Y no hacía faltar salir campeón para no decepcionar, eh! Téngalo claro. Hacía falta como les dije ayer: en vez de tener miedo a perder, jugar para ganar. No jugamos para ganar, no jugamos para ganar ayer y no jugamos para ganar con el Atlético. Porque para jugar, para ganar, muchachos, hay que hacer lo que uno planeó que había que hacer, creyendo que eso te iba a permitir el triunfo. Y nosotros no hicimos eso. Ya todo es pasado, ya no hay partidos para ver, ni cosas para analizar, ni cabezas que ordenar, ni mensajes que dar. Ya la oportunidad la dejamos pasar. Y aparte, también, tengan conciencia que son muy jóvenes, son muy jóvenes, son millonarios prematuros, no tienen problemas, no les importa mayormente lo que va a pasar, porque todo el mundo tiente resuelto lo que va a pasar, se permiten reírse después de ver que hay hay tipos que vienen caminando de Madrid. Y nosotros estamos arriba de un colectivo riéndonos después de haber perdido una final.
Se permiten todas esas cosas pero ni el fútbol ni la vida es así, muchachos, porque ustedes estas dos oportunidades va a pasar muchísimo tiempo, ¡pero muchísimo tiempo!, para que tengan revancha. Y se van a acordar de esto que yo les estoy diciendo; y les insisto, no se trata, ¡no se trata! de haber ganado, sino de cómo perdimos.
Entonces para mí todo el tránsito, que fue extraordinario, porque jugaron partidos extraordinarios, verdaderamente extraordinarios, lo opaca esto. Y más lo opaca el no saber por qué. Porque la realidad muchachos es que no sabemos por qué. A mí no me alcanza con decir las conclusiones del primer partido (contra el Atlético de Madrid) fueron que estábamos demasiado nerviosos, y todas las que ustedes atribuyeron. Y si me preguntan por qué, peor todavía, no sabría por qué.
Bueno, nada más muchachos. Los saludo por si no nos volvemos a ver. Y si nos volvemos a ver lucharemos por seguir produciendo algo importante".