viernes, junio 2

Mi vida en rosa

Estaba buscando un artículo que escribí sobre Ricardo Yáñez. Quería postearlo, ahora que está en Monterrey. Pura nostalgia. Me fui a los archivos de El Norte y no lo encontré, revisé en mi disco duro y tampoco. Entonces me fui al archivo de cartas enviadas a mi exeditor del peiper, ya que, entre ellas, están los envíos de artículos. Pues tampoco ahí encontré el dichoso texto. Se llamaba "Los poetas y los ángeles" y recuerdo que hablaba ahí de la poesía de Ricardo y del Padre Amaro. ¿Cómo le hice para dar a luz tremenda capirotada? No lo sé, pero recuerdo que me gustó el resultado.
El caso es que, buscando en el archivo de las cartas a Car, me topé con la narración de mi propia vida durante los últimos 5 años. Estoy conciente de esas cartas, incluso hablé de ellas en una novela que recién terminé de escribir, pero las había citado de memoria: o sea, no las había releído.
¿Cómo puede ser que una escritora sea tan cursi cuando habla de ella misma? En las cartas hay de todo: narraciones de choques, de dolores de panza, de descomposturas de computadoras, de tormentos existenciales y todo tipo de quejas a la vida, al trabajo, etcéteras.
Todo está narrado desde una posición tan extraña, tan rosa.
Lástima que los discos duros de los otros no sean como el blog.
Ya las hubiera borrado.
PD: Esta entrada se autodestruirá en un mes, máximo.

jueves, junio 1

Junio

Parece que bajé de la montaña rusa. No canto victoria, pero me tiemblan las rodillas. Me interno en junio, cuidadosa, vigilando cada paso.
Pensé en hacer un esfuerzo antes de irme a trabajar (esfuerzo de mar en calma, de brisa, de ver el techo desde tu cama con el aire acondicionado encendido), que me permitiera seguir escribiendo para mis amigos (escribir novelas es otra cosa). Pero me encontré con un texto hermoso y ya no pude. A veces siento que ya todo está escrito.

miércoles, mayo 31

Aquí estoy

Hola

Encendiendo motores

Cuando una es neurótica y escribe como si escribir fuera respirar, el blog se convierte en un vicio. También el correo y todo tipo de medio de comunicación escrita. La montaña rusa agrega emoción al asunto.
Estoy como mi hermano cuando se clavó con el Conquer. Le hablaron del despacho para un asunto urgente a mitad de batalla. Ahorita no tengo tiempo para tonterías, dijo, y siguió jugando.
* * *
Calles, tierra, cielo, mar y comida. Ifigenia un ratito.
Tijuana...

martes, mayo 30

La sufridera

Es curioso como nuestros peores momentos los vivimos en soledad, hacia adentro. Alguna vez me preguntaron en una entrevista cuál es mi lado hard. Respondí que consiste en crearme tragedias internas, mientras afuera se enfría la sopa. Un amigo me dijo hace poco que mi manera de locura es detenerme en un detalle, mientras el mundo sigue. Se ve que empieza a conocerme.
Sin amigos, las tragedias internas no se convertirían en textos. Al escribir una se salva de la locura y el dolor, se aferra a los signos, al sentido. Pero sin el rescate del amigo-Supermán (una palabra, una señal de compañía) sería imposible abrir el Word y una terminaría convertida en cuacha en el asfalto.
Esta semana caí dos veces desde edificios altísimos e inexistentes. Y cuando estaba a punto de alcanzar el piso, fui salvada por un mensaje en el cel, por un mail, por un comment. De caricatura.
Ah, la amistad (cara de idiota y risas grabadas de fondo).
Me encanta esta cita de Paz:“Petrarca vive y escribe un interminable debate con él mismo y en sí mismo. Vive hacia adentro y no habla sino con su yo interior. Es el primer poeta moderno; quiero decir, el primero que tiene conciencia de sus contradicciones y el primero que las convierte en substancia de la poesía.”
También ésta:“Al preguntarle la razón de la amistad que lo unía al poeta Étienne de la Boétie, responde Montaigne: porque él era él y porque yo era yo.”
Soy Luisa Lane. Hola.

Espejos ojerosos

Mi hija y su cuñis me regalaron ayer una foto. Más tarde, mi amigo envió una imagen tomada hoy mismo en la madrugada. Veo ojeras por todos lados. Estoy tan cansada.A veces una se cansa, pero no lo quiere aceptar. Después adviertes en otros lo que no deseas ver en ti. Y te cae encima la preocupación. Y empiezas a decirte cosas al decirlas a los que quieres.Hoy me (les) digo: hay que salir al sol.
Quizá esto se relaciona con lo que comentas. El pensamiento griego es fuerte, pesado. El posmodernismo, ligero: no muy interesante. Hoy deseo ser una “chica posmoderna” (así me decía el buen Araiza cuando tenía mi columna de teatro), un ente soso y sin chiste. Cuestión de mortalidad, de supervivencia, de obligada ligereza.
Esta mañana no tengo peso. Es más, estoy a punto de salir volando. Fuaaaaaa, allá va la posmoderna.

viernes, mayo 26

Sono felice, Im happy, Aní smejá

No quiero cantar victoria todavía, pero todo indica que gané la guerra.
Mueran, malditos.
!Yes!
Ayer o antier, cuando estaba en plena guerra, consulté el I Ching. Me salió: El Ejército. Ahí dice que, aun en la victoria, hay pérdidas. Me conformé, pensando que la pérdida era el dinero gastado en veneno y fumigaciones.
Pero resulta que ayer por la mañana, el técnico me pidió que metiera todos los edredones, cojines y ropa de cama en bolsas de plástico y las sacara de la casa. Después de la fumigación, debía llevar esas bolsas a la lavandería.
Cuando el show terminó y fui a buscarlas, no estaban. Me hurtaron mis lindos edredones y sábanas. Di bodo.
La buena noticia es que hoy amanecí escribiendo, sin ácaros a la vista y muy feliz de la vida y muy campante. Ya se las verá el ladrón con ellos en su propia casa. Revenge is a dish best served cold.

miércoles, mayo 24

Ácaros miserables

Los ácaros son los enemigos número uno de la salud mental. Se trata de unos animaluchos invisibles que no pican, pero tampoco te dejan dormir. Lo peor es que, fuera de una servidora, nadie los siente en la casa. Todos duermen tranquilamente mientras veo la tele o bebo ron para olvidarme de ellos.
Mañana van a venir a fumigar por segunda vez en tres días, con todo lo que eso implica (descolgar cuadros, mover libreros, poner camas patas pa arriba). Al carro ya lo fumigué una vez y el perro ha recibido ya dos baños antibichos en la veterinaria.Mientras tanto, el trabajo se acumula. A la Facultad, ni he ido. Mi becario, cuya función consiste en tomar lista y revisar trabajos o exámenes, se la ha pasado dando la clase la semana completita. Ojalá y Dios se lo regrese, porque yo estoy quebrada.
Mi mamá opina que los ácaros los tengo en la cabeza, pero la prueba de que se equivoca es que mi amiga Nelly está en las mismas. Ella asegura que me los traje de su casa y yo le digo que no, que fui yo la que se los llevé a ella. El caso es que ella ha gastado más, porque su casa es grande y, como vive al lado de un río, tiene que fumigar hasta el mismísimo límite de las aguas. Hoy nos hablamos por teléfono para compartir nuestros descubrimientos. Ella ya consultó en Internet y está enterada de todo: el ciclo de reproducción, el tamaño exacto, etcétera. Yo le pasé tips acerca de los mejores lugares para comprar veneno. Mi mamá insiste en que nos estamos sugestionando una a la otra, me recomienda que nos hagamos la ley del hielo hasta tranquilizarnos.
En la mañana estaba a punto de abrir la ventana de mi cuarto, porque ya no soportaba el olor a veneno. Como me la he pasado asegurando que por ahí entraron, mi hijo gritó: ¡No, no abras esa ventana, por tu propia seguridad! Corriendo hasta donde yo estaba, se dispuso a impedírmelo a como diera lugar.
Si mañana no acaban con ellos de una vez por todas, me propongo suicidarme de la manera menos dolorosa.
pd 1: me encontré a Paty L en el msn, no me puedo suicidar antes de ir a visitarla a los cancunes. Di bodo.
pd 2: Pache cumplió años ayer y hoy comimos juntos. Es increíble lo que una disfruta a los hijos cuando viven en su propia casa.

martes, mayo 23

Magia

Hoy fui a ver a una bruja (ahora les dicen esotéricas). Me encantó la brujilda ésa. Se llama Ivonne y está muy viejita y sola. Pero ve cosas. Y es linda.
La Magia...
A veces me pongo a leer el I Ching o el Tarot. Me asombra que mientras más los lees, mejor entiendes. Se te va desarrollando algo así como un sexto sentido. Seguramente lo tenemos todos, pero no le ponemos atención por falta de interés o de tiempo.
Hace unos años me enganché con el asunto de la meditación. No sé qué tanto sea sugestión en ese tipo de prácticas, pero yo empecé a soñar a colores. Y eso es ya ganancia. Enriquece la imaginación.
La esposa de mi ex-marido es una mujer muy especial. Es maestra en meditación budista y tiene un aura muy birllante. Estar cerca de ella te provoca paz.
Tengo una imagen de cuando la conocí:
Se llevaron a Marijose al deportivo y fui por ella en la tarde. Al llegar, mi ex dijo que las niñas estaban con Marcela en la alberca, así que fui para allá. De pronto me detuvo una escena, literalmente: estaba echada de panza en la orilla y les arrojaba agua a la cara. Las niñas (la de ella y la mía) cerraban los ojos y sonreían. Pero había un silencio profundo en las tres. Cuando me vio, se puso de pie y sonrió. Y la tarde se iluminó con esa sonrisa tan pacífica.
Hace como 15 días se quedaron a cenar y ella estuvo hablando del lugar a donde van las almas cuando se marchan de los cuerpos. Por supuesto que yo no creo esas cosas. Me parece algo difícil, la verdad. Pero me asombra cómo lo cuenta y me dan ganas de sacar una grabadora y después escribir un cuento o algo.
Mi amiga Nelly ve muertos y habla con ángeles. Sabe usar el péndulo y es experta en flores de bach. Tampoco eso lo creo tanto que digamos. Pero me encanta que se preocupe por los problemas ajenos y que se la pase consultando gente hasta en los antros. A todo lo encuentra explicaciones raras. Antes se fijaba mucho en los órganos. Si yo le decía: "ando de mal humor", me respondía: "seguramente tienes un problema en el hígado". Es una de esas personas de las que nunca sabes qué va a responer.
La otra es Paty Laurent, nuestra narradora. Qué capacidad de imaginar cosas. Óscar la llama: "Paty, la mágica". A mí siempre me hace bolas con eso de las dimensiones. Pero gracias a ella sé que la segunda y la cuarta son peligrosas. Un día le dije que andaba triste y respondió: "se me hace que es por el sol". "¿Cuál sol?", pregunté. "¿A poco no te has dado cuenta de que hoy el sol está muy extraño?". "Sí", respondí, "ha de ser por eso".
Me gusta la gente mágica.

martes, mayo 16

Humana, terrenal

Encontré una frase en el blog de Lefty que podría servir de cierre de tema inter-blogs (¿o no?). Es de Julio Sueco: " ...la verdad y lo incierto, cobran formas incognitas imposibles de descifrar mas comprendemos que hay un diálogo y ese dialogo cobra su propia forma".
Aterrizaje forzoso: Viajaba por la estratósfera de pensar este asunto del diálogo cuando me di cuenta de que me habían comido los zancudos. En la tienda de la esquina me dijeron hace rato que me ponga ajo en los piquetes. Guácala.

lunes, mayo 15

Ontología de la vida diaria

“Dime algo, y yo te diré algo en relación con ello, para vivir, cada uno viviendo un día más.”
(E.B.)
No me deja dormir esta frase.
A veces lo que se dice no es tan importante como ir tejiendo el decir. Detrás de las palabras otras palabras se dicen. Y detrás de ellas, otras. Impronunciables. Imagino un tejido de palabras. El tejido es tejido. Pero en los espacios de vacío entre los hilos, en los hilos mismos, hay tanto de nosotros, tanto miedo, tanta necesidad, tanto dolor o felicidad que serían imposibles de decir.
Lo importante es no quedarnos callados. Para vivir. Cada uno viviendo un día más. Cada uno metido en su cuerpo, en su existencia. Cada uno tan solo ahí dentro. Y sin embargo hablando. Tejiendo algo en común. Mientras tanto.

Las terribles ventanas

Hoy estuve todo el día en la casa, sola. Fui feliz a pesar de todo. Siempre me hago una imagen del domingo. Me veo como en una película. Desde ayer me veía escribiendo. El sol a través de las persianas, el cafecito, la sensación de que estás disfrutando demasiado. Pero no pude.
Cuando me estaba a punto de deprimir con esas ideas espantosas que se nos meten a la cabeza (¿qué me pasa?, ¿por qué fregados no me puedo sentar frente a la estúpida computadora?, ¿por qué, mínimo, no lavo los platos?, ¿por qué la música como que no me entra?, etcétera) decidí hacer unos lonches, palomitas y me puse a ver una película.
Después de “Galáctica”, que había visto ayer con Marijose (nos pusimos muy tensas, al grado de que llegó un vecino, casualmente a regresar una peli, y casi lo corremos), me decidí por "La Ventana Indiscreta", de Hitchcock. Muy campante me puse a verla por enésima vez.
La mirada, las ventanas, la cámara, los binoculares. Los ojos como ventanas, las ventanas como ojos. Esa frase hermosa de que deberíamos salir y ver a través de las ventanas el interior de nuestra propia casa. El asunto fálico de la mirada cuando se pone la cámara en el regazo. La escultura del hombre con un agujero en el cuerpo. Un agujero que lo traspasa. La angustia de que está todo demasiado abierto. Pura ventana. Angustiante. Cuando Grace Kely baja las persianas, respiro.
Ver esa película es un reto para alguien como yo. Cierro todo en el depa, absolutamente todo, y enciendo el clima. Encerradita me meto al placer de sentirme totalmente expuesta en ese otro depa de la película. Qué horror. Qué paradoja.
El caso es que no pude escribir, pero sobreviví a la espantosa depresión de estar ahí, en la nada, sin poder escribir: me puse masoquista. ¡A disfrutar las ventanas!
Ya sé, qué enredo.

***
PD 1: Como que la música me está entrando de nuevo. Gracias, Hitchcock.
PD 2: Escribe Salvador y me dice que Sloterdijk es un Salvador, un nietzscheano ilustrado. ¿Evangeliza Sloterdijk? ¿Me está evangelizando a mí, que lo leo con tal fascinación? Cáspita, qué cuestionamientos. Mi primer impulso es salir en su defensa y es precisamente eso lo que me hace dudar. Auch. ¿Soy una conversa? Nietzsche abomina a los conversos. Nietzsche, nuestro mesías. Prometo pensarlo y responder desde otro lugar que no sea el de la pasión de los sectarios.
PD 3: También ésta es una ventana.
Ya basta.

sábado, mayo 13

La esperanza


I. No esperar nada


En ocasiones la vida se desdobla. Los sucesos se abren unos en otros y de pronto advertimos su riqueza, su profundidad orgánica. Lo mismo pasa con las manifestaciones artísticas y, sobre todo, con los libros.
Sucede que al estar leyendo "La Pasión Según G. H." (1964), de Clarece Lispector, encontré el punto de arranque de "Lo Anterior" (2004), de Cristina Rivera Garza. Últimamente me ocurre eso: sin ser detective, encuentro detalles que ni siquiera andaba buscando.
En "Experimentos con Uno Mismo" (2003), el pensador Peter Sloterdijk asegura que fue en el Siglo 20 cuando el humano, por decirlo de alguna manera, se convirtió en adulto. Liberado de la autoridad divina, no sólo se hizo cargo de sus decisiones y su destino, sino que empezó a experimentar con su vida. El texto de Lispector es prueba de ello.
Para empezar, se trata de una novela sin anécdota. En el primer capítulo, una mujer entra al cuarto de servicio, dispuesta a limpiarlo, y se topa con una cucaracha. Fin de la historia. Sin embargo, es ahí donde comienza la aventura: un singular encuentro de la mujer con su existencia.
Influida por "La Metamorfosis" ("La Transformación") de Kafka, escrita entre 1913 y 1919, y por el pensamiento de Jean Paul Sartre, Lispector lucha con el lenguaje en su intento de decir la experiencia de existir.
Para lograrlo, considera necesario quitarse de encima la construcción cultural, avanzar a través de las capas de la cucaracha (la historia, las creencias...) hasta llegar a la materia blanca, lechosa, del interior. Al comérsela, G. H. comulga con su sustancia ancestral. El "regreso" de la vida sucede al derrumbarse toda una civilización de ideas. Entonces G. H. accede a la experiencia de "ser", a secas.
En "Lo anterior", Rivera Garza se aventura un poco más. Para ir más hondo, elige un solo tema: el amor. En su historia tampoco se cuenta una historia, sino que se derrumba la historia de amor que hemos heredado de las cortes provenzales del Siglo 12.
En este caso no hay cortejo ni conquista, sólo dos seres a secas, encontrándose. Y cuando logran quitarse de encima todas las ideas sobre el amor, sucede el génesis: empiezan a nombrar el mundo.
"Qué lindo todo eso", me dijo un amigo en su momento, cuando discutíamos la propuesta de Rivera Garza y ninguno de los dos sabía del antecedente de Lispector, "pero a mí me sigue gustando lo que queda del amor cortés: enfrentarnos en esa lucha vida-muerte, conquistar, tomar posesión".
Por mi parte, lo que me hace dudar es el asunto de la esperanza. Para existir a secas es necesario olvidarnos de la trascendencia y sus anhelos, dice Lispector y de alguna manera lo reafirma Rivera Garza.
¿Y dónde queda el deseo, esa enorme fuerza que nos arrastra a actuar, a crear?, ¿cómo puede una meterse a la tarea de construir el mundo sin echar mano de la esperanza?

II. Esperar lo máximo

Como buen nietzscheano, Sloterdijk le apuesta a la esperanza. Para él, es imposible deshacernos de las ideas de toda una civilización. La modernidad es como una escalera eléctrica de la que nadie puede bajarse, aun sabiendo que nos dirigimos a la destrucción.
Los humanos del Siglo 21, dice, vivimos en una constante postergación de la catástrofe. Hay una especie de "mientras tanto" en el espacio que se abre entre el ahora y el fin de todo. Y nos aferramos a ese trozo de esperanza.
Alguna vez comenté aquí una anécdota que me encanta. "Dicen que se va a acabar el mundo", comentó una conocida a su esposo, quien es músico. "¿Tú crees que alcance a sacar mi disco?", respondió él, fingiendo preocupación. He ahí nuestra filosofía de vida; nada despreciable, por cierto.
El jueves 4 de mayo se presentó en el Museo Metropolitano "El Efecto" (Conarte, 2006), segundo libro de poemas de Gabriela Cantú Westendarp, becaria del Centro de Escritores.
Desde mi lugar al fondo del salón, advertí que en la mesa participaban tres representantes de una generación de escritores que está en sus inicios. Además de Gaby, estaban Óscar David López, poeta y narrador, y Pablo García, ensayista y ex editor de Armas y Letras.
Observé entre el público la presencia de Minerva y José Javier Villarreal. A su lado, Silvia Mijares y Miguel Covarrubias, actual coordinador del Centro de Escritores, atestiguaban también el evento. Tres generaciones se unieron esa noche en torno a la aparición de un libro.
Recordé las palabras de una amiga psicoanalista, quien fue alumna del maestro Covarrubias en la prepa: "Me sorprendía la fuerza de su deseo: ¿cómo podía sostenerse escribiendo, publicando revistas, editando libros, en medio de la soledad, de las condiciones adversas?".
Pensé, también, en la seriedad y el compromiso con la literatura de los tres participantes de la mesa. ¿Por qué se empeñan tanto en este arranque de sus carreras?, ¿cómo fue que eligieron un oficio tan ingrato?, ¿de dónde sacan la firmeza, aun sabiendo que no hay garantías de nada?
Sloterdijk tiene razón, es necesario aferrarse al "mientras tanto". Acaso el anhelo de sacar lo mejor de uno mismo sea la mejor manera de experimentar la existencia, aun con la civilización a cuestas.
Publicado en la columna Literespacio del periódico El Norte. Monterrey, México.

jueves, mayo 11

Incomprensión infantil

--Tomaste demasiado –dice la pequeña Marijose apenas nos subimos al carro, después de la comida del día de las madres.
Me quedo en silencio.
--Ora sí se pasaron –-agrega--, todos estaban borrachos.
Sigo manejando.
--En ninguna casa pasan estas cosas --murmura, después de 3 semáforos.
Hago caso omiso de sus palabras.
--Me chocan los borrachos –dice, un par de calles adelante.
Y así hasta la casa.

miércoles, mayo 10

Muy quitada de la pena, nadando

Aunque no me celebraron (odio que se festeje el día de las madres), me reconcilié con los infantes. Bastó un chiste en la mañana, bastante ácido por cierto, para que todo volviera a la normalidad.
Esto de ser mamá nunca se me ha dado como se supone que debería darse. Soy una mamá que se resiste, una mamá suigeneris. Eso dicen mis hijos. Mi amigo Carlos asegura que nunca he dejado la adolescencia. Será por eso.
Cuando Pache y Andrés eran adolescentes se juntaron con sus amigos a ver unas pelis porno. Una de las mamás los pescó y la pobre me andaba buscando para anunciarme el terrible suceso.
Muy preocupados, ellos me pidieron que por favor actuara como una mamá normal, que fingiera estar enojada. "No le digas lo que piensas en realidad", me rogaron, "si lo haces, les van a prohibir a nuestros amigos juntarse con nosotros". Lo bueno es que se me da la actuación.
Hoy se va a juntar la familia para celebrar a las madres de la misma. La verdad, me gusta la idea. Nos ponemos a comer, a tomar y a platicar como dios manda. Y a todos se nos olvida lo que se celebra.
Tengo una familia. A pesar de ser tan rebelde y mala onda con ellos, me respetan y me toleran sin problemas y yo los disfruto. Soy como un pez, nadando muy quitada de la pena en las aguas de la familia, haciendo lo que me viene en gana desde que me acuerdo.
Anoche me desvelé platicando con Mol y viendo fotos, me valió madre la levantada del día de las madres.
Hoy estoy contenta.
pd: Oudi me enseño unas fotos con sangre tarantinescas y absolutamente anti-maternas. Gracias.

martes, mayo 9

Llamando, llamando (Drexler dixit)

En este instante, precisamente, más canto y más te tengo yo presente…
La, la, la, la, la,
¿dónde estás?
pd: esoty harta, del blog y del trabajo

Salvando al mundo

Llega una de muy mal humor, pidiendo al cielo que desaparezcan los alumnos, los jefes, los escritores que no saben escribir y quieren que una les haga la chamba y, sobre todo, los hijos, esos canallas.
Entonces la música, una cerveza muy helada y aplicar la ley del hielo a los habitantes de la casa lo soluciona todo.
Ahhh!
Feliz día de las madres.

lunes, mayo 8

Otra vez el viento

Tengo un amigo al que quiero mucho. Lo considero una de las personas importantes de mi vida. Aunque vivimos en la misma ciudad, nunca nos vemos. Se podría pensar que el motivo es el trabajo, o la falta de tiempo, o los horarios que no coinciden. En realidad no nos vemos porque cada uno anda en su mundo.
Sin embargo, nos escribimos constantemente. Lo extraño es que lo siento más cerca que a otra gente con la que me encuentro a diario.
Quizá porque nos contamos la vida escribiéndola, muchas de las cosas que me dice se han quedado grabadas en mi mente. Es como si algunas imágenes de su memoria formaran parte también de la mía.
Está la imagen de sus hijos frente a la ventana, contando carros; la de su mamá diciéndole cómo es la lluvia cuando vives en el campo y muchas más, todas ellas sencillas y luminosas. También hay videos: un aniversario de bodas en un restaurante italiano, un partido de fut bol en la playa. Alguna vez me dijo (en realidad lo escribió) que los humanos nos vamos quedando en otros. Un poquito de mí en ti, inevitablemente.Me recordó a un personaje de “Amrita”, de Banana Yoshimoto. Se trata de una mujer que supuestamente recordó una vida pasada. Eso le cambió la existencia: le pesaban esos recuerdos ajenos. Ya no sabía quién era ella ni cuál era su verdadera memoria.
A mí me sucede lo contrario, una especie de alimentación enriquecedora. Quizá porque se trata de los recuerdos de alguien que quiero.El caso es que ayer, al descubrir este blog, me llamó un amigo de larga distancia. “Entra al chat”, pidió. Después me quedé pensando que conocemos a profundidad nuestras vidas, a pesar de que nunca nos hemos visto en persona.
¿Dónde ocurrirán en realidad la amistad, el amor, las emociones?¿Cuál es el lugar de la mente y cuál el del cuerpo en todo esto?
Los momentos más intensos suceden a veces en espacios que no se pueden tocar.

Estados de ánimo

Hoy ando poética
A propósito del post anterior, pienso que si reuniéramos todas las cartas que hemos enviado; los textos que escribimos para otros (en presentaciones de libros, cuadernos ajenos, etc.) y enseguida perdemos; los poemas en servilletas que, a medida que avanza la noche, se mojan, se arrugan y terminan en el bote de basura de algún restaurant; los posts, los comentarios, los artículos; si pusiéramos atención a todo eso, tendríamos muchos libros publicados.
Sin embargo, me gusta esa parte efímera de lo literario. La escritura es algo inabarcable, inmenso. No se puede documentar totalmente. Y es maravilloso pensar que existe toda esa belleza momentánea, textos del instante que se pierden como la voz, como lo pronunciado.
Y no poética
El I Ching me aconsejó matar a Lortana, desaparecerla. Ella es una mujer de otro planeta. Todo en la Tierra le parece extraño. Pero cuando apenas la había inventado, me dio miedo: se metía demasiado profundo en todas partes. Sin embargo ella, que escribe en mis manos, en mi teclado, insiste. No se quiere ir. Y yo me siento culpable.
Soy una mujer atormentada. Ya se vio. Afortunadamente, los tormentos suceden casi siempre en lo literario. La vida es mucho más simple.

domingo, mayo 7

Lo suave, lo penetrante, el viento

Lo maravilloso de profundizar en la lectura consiste, no en intentar desentrañar el sentido de un texto, sino en construir un sentido a partir de él.
He ahí el lado creativo de un lector: al intentar explicar(se), crea.
Leer es también escribir. Y viceversa.Leer un blog, una noticia en el periódico o un libro es muy parecido a la lectura del I Ching: uno se mete en el trabajo de crear un significado a partir de una pregunta y del intento de interpretación de tres monedas, un hexagrama, un dibujo. Entonces, escribe.
Al preguntarle sobre el inicio de un nuevo blog, el I Ching responde lo siguiente:

lunes, noviembre 21

Bowie, Kureishi y los encuentros proféticos


Y he aquí que, después de casi un mes de intenso trabajo en mis cosas, el mundo aparece de nuevo en la figura de David Bowie. Una semana completita de música setentera: "Rebel, rebel", "Under presure", Ziggy Stardust.

"Bájale por favor a tu música", grita uno de mis hijos desde su recámara. "Desafortunadamente para ti, ésta es mi casa", respondo, armada de una valentía inhabitual. Unos minutos después está de pie ante mí, mostrando su cara de mártir. "Me voy a la biblioteca", dice, ya con la mochila a la espalda. "Haces bien", respondo, y subo aún más el volumen. Yes.

Se llama Hanif Kureishi, es británico de ascendencia pakistaní y escribió dos de los libros que me han mantenido en “relación con lo otro” durante la última semana: “Amor en tiempos tristes”(1998) y “El regalo de Gabriel”(2001), ambos publicados en Anagrama.

En el universo de Kureishi el arte alcanza su realización al integrarse a la vida cotidiana. La niña que le gusta al adolescente Gabriel parece bailarina de Degas, aunque sus palabras sean ácidas; el significado del deseo carnal es el de transportarte “al universo de Velásquez”, pero reporta poco a la vida de un humano y al paso de los años se convierte en metáfora de insatisfacción.

La disciplina de los creadores no es cuestión de virtud, sino de supervivencia: los artistas establecen horarios de oficina sólo para no volverse locos. Y quién siente el impulso de levantarse antes de las 4 de la tarde, algún sentido habrá encontrado a la vida y debe considerarse afortunado.

Todo en la novela de Kureishi lleva a la desmitificación del proceso de creación y la vida de los creadores, aterrizándolos en la realidad de todos los días. Y sin embargo, hay en “El regalo de Gabriel” un mito en torno al cual giran las historias de los personajes, el modelo del roquero genio: David Bowie.Bowie aparece en la novela de Kureishi con el nombre de Lester Jones y significa el arranque de la carrera de Gabriel. Su encuentro con el músico provoca que el adolescente entienda el asunto del talento y la oportunidad de trabajar en él a partir del entusiasmo. Se trata de crear cosas nuevas, ideas que todo el mundo sea capaz de entender, pero que aporten algo más a los espíritus sensibles:

“Había muchas cosas en aquel dibujo, como también sucedía en la música de Lester, tras una línea melódica básica que todo el mundo podía disfrutar. Ésa era una buena manera de contemplar el dibujo, o cualquier otra cosa, como si estuvieses a punto de crearlo tú mismo”.

La creación es algo muy simple: “Yo escribo canciones”, dice Lester, “pero no sé cómo lo hago. Cuando se me ocurre algo, lo escribo. ¿Para qué otra cosa sirve la imaginación, sino para ver lo que no está ahí?” Trabajar es para Lester superarse a sí mismo, dar un paso adelante a partir de un esfuerzo titánico, evitar quedarse con lo realizado a los 25.

“El regalo de Gabriel” es también un largo recuento del pensamiento y la forma de vida de los setenta. La diferencia entre Lester Jones y los cientos de músicos frustrados que alguna vez trabajaron con él, entre ellos el padre de Gabriel, es el esfuerzo diario, la voluntad de crear, más allá del éxito o el estilo de vida (en el caso del rock, un elemento desastroso).

Rex, el papá de Gabriel, es una facha. Embriagarse, drogarse y estar en contra de todo es para él el sentido de ser músico. Aunque continuamente su hijo le recuerda que eso nunca funcionó en realidad, que ser artista es otra cosa y como prueba ahí está su fracaso al lado de la cotidianidad plena, cargada de sentido, de Lester Jones. Pero Rex está atrapado en los setenta: es necesario ser ácido, negativo, estar en contra de todo. Y trabajar, cualquier interpretación que se le dé a esta palabra, es para Rex caer en lo más bajo, un insulto.

Lo que logra Kureishi con esta novela es provocar la reflexión del lector entre carcajadas. Está, por ejemplo, Geroge, el novio de la madre. Tiene su estudio en un castillo del valle del Tíber. El pueblo está lleno de escritores y artistas y por las noches el carpintero instala una pantalla y ven películas al aire libre, “fumando, bebiendo y conversando hasta muy tarde”.

“¿Y qué vas a hacer hoy, George?”, pregunta Gabriel, después de la romántica descripción de su oficio. “Oh, no lo sé”, responde, “soy pintor, así que no tengo que hacer nada más que tocarme las narices”.

Es inevitable ver en el adolescente Gabriel a Kureishi y, en Lester Jones, a David Bowie. En el capítulo donde sucede el encuentro entre ambos se rompe un mito más, con lo cual Kureishi aterriza el tema de lo que Sloterdijk llama “la profecía”: nombrar el talento, hacer el futuro posible.

Lester descubre el potencial de Gabriel, pero no para llevarlo a la fama, como sucede en las películas, sino para señalarlo como creador. “Tú tienes talento”, le dice, “ahora ya lo sabes para siempre”. Después de eso no vuelven a conversar, pero en las palabras de Lester, Gabriel ha iniciado su trayectoria.A partir de su encuentro con Lester, Gabriel sabe dos cosas que se relacionan entre sí: a) debe desarrollar su don a través del trabajo incansable, si no quiere terminar como su papá o como el novio de su madre y b) el proceso será difícil, penoso y largo.

Lo interesante de la novela es que el recuento de Kureishi termina describiendo un proceso que no sólo incluye a los artistas, sino a todo aquel que desea transformarse en sí mismo: la creación de la propia vida, del propio lugar en el mundo.

Publicado en la columna Literespacio de la sección Vida en el periódico "El Norte". Monterrey, México.

miércoles, noviembre 9

Razones de peso

Hoy por la mañana le expliqué a Pache algo que mi becario de Artes en la Facultad de Medicina (quien anda muy platicador últimamente) me comunicó ayer: No debe ir a la escuela sin desayunar, porque durante la noche bajan mucho los niveles de glucosa del cuerpo. Le dije que un vaso de leche con chocolate tiene, además de glucosa, proteínas y carbohidratos. “Con toda esa información no me convences de nada”, respondió Pache, “sería mejor si me dijeras que me tome el chocolate porque es muy sabroso”.
“Llámame al celular”, me pide el susodicho Pache antes de irse a la escuela sin desayunar; “quiero saber si está en mi mochila (la traía ya a la espalda) y de pasada te responderé con eso a tu petición de que tome algo antes de irme. Marco su número y, para mi sorpresa, de la mochila surge una voz lastimera: “Déjenmeeeee si estoy llorando”, suplica la voz del cantante de El Gran Silencio a manera de aviso de llamada. “Gracias”, dice Pache, y se marcha.
PD: Nuestro Presidente continúa con su hábito de hacer el ridículo, turbas enfurecidas mantienen asolada a la Ciudad Luz, y heme aquí con mi asunto del chocolate.

domingo, noviembre 6

Vida humana y eternidad de los objetos

- Si Van Gogh no se hubiera muerto tan pronto -dice Marijose-, ahora sería millonario.

Más tarde, escuchando un cedé:

- ¿Sigue viva? -pregunta, en referencia a la cantante.

sábado, octubre 29

Resistencia a la resistencia



Conocí a Ximena Subercaseaux hace muchos años, cuando ambas llegamos a la ciudad. Ella, por primera vez. Yo, después de mis años de nómada.


Ximena se instaló en un edificio de departamentos de la calle Hidalgo. Quienes entonces integrábamos el grupo de la Mancuspia éramos sus únicos amigos. En la Ciudad de México, durante una reunión entre el fallecido Jorge Cantú de la Garza, Vicente Quitarte y el poeta chileno Álvaro Ruiz, compañero de Ximena en ese entonces, Jorge le había recomendado a Álvaro contactarse con la gente de la Mancuspia, ya que la pareja de creadores había decidido mudarse a Monterrey.


En mi caso, el encuentro con Ximena Subercaseaux fue impactante. Tenía ante mí a una artista completa, una mujer que se había formado en el arte y la lucha política, alguien que había sostenido sus convicciones aún a costa de su seguridad, de su estabilidad; una artista valiente, dedicada de manera obsesiva al desarrollo de su lenguaje pictórico y la construcción de su obra.


A pesar de haberlo arriesgado todo, Ximena hablaba de sus años de activista desde una perspectiva crítica y cuando se refería a la pintura era lo mismo. Como una eterna adolescente, se cuestionaba todo. Cada día había una frase fresca en sus labios o una nueva pregunta.


No había perdido el asombro y sin embargo había en ella una fuerza, una convicción más allá de cualquier duda: ser artista era una responsabilidad enorme, una tarea a la que dedicaba todas las horas del mundo, toda la energía, toda la capacidad de entrega de que alguien puede ser capaz. El asunto de Ximena era pintar.


En medio del anonimato, de las carencias económicas, del inconveniente de vivir en una ciudad extraña, Ximena trabajaba como si un segundo después fuera a acabarse el mundo. “Necesitas darte a conocer”, le decía yo al ver la estrechez en que vivía y tomando en cuanta la calidad de su obra, que saltaba a la vista. “Todo a su tiempo”, respondía ella, “lo importante es trabajar”.


Algo que aprendí de Ximena fue la paciencia. Me recomendaba que me tomara mi tiempo al escribir, que me concentrara en el texto. “Son procesos muy largos”, decía, “no te apresures”. Lo otro era el enorme sentido que la pintura daba a su vida. Vivir para pintar era el mejor soporte. Me sorprendía su fuerza creativa, su independencia emocional, su seguridad como mujer y como artista.


La convivencia con Ximena Subercaseaux, junto con la acogida de aquel grupo de escritores, me ayudó a asentarme de nuevo en la ciudad en un momento en el cual, por inercia o por inestabilidad, me la pasaba ideando la manera de marcharme de nuevo. Había publicado 2 o 3 libros por ese tiempo y empecé a escribir mi primera novela. Mi intención en ella era traducir el trabajo de Ximena a palabras.


Platicando con la pintora hace un par de días, comentó que actualmente está interesada en la resistencia a la resistencia. Habló de las necesidades internas de los creadores y del mundo espiritual. ¿Cómo se resiste una a la resistencia?, me preguntaba yo al escucharla. La doble actitud crítica, la doble negación que se convierte en una afirmación de otro tipo. Una trayectoria a lo largo del sentido de la dignidad.


En este mundo, aún signado por los viejos prejuicios de la estructura patriarcal, una mujer sin su historia de negaciones no puede ser ni mujer ni nada. Para convertirnos en sujetos es necesario resistir a la servidumbre que la cultura nos tiene reservada, resistir a la posición de objeto, de mercancía. Entonces, como un trozo de mantequilla entre los dedos, huir de esa situación de combate, de la lucha entre opuestos, e ir a situarnos en otro sitio. Ante un lienzo, por ejemplo, o ante una pantalla de computadora en blanco.


Resistir a la resistencia es, a fin de cuentas y desde mi punto de vista, acceder a un lugar de conciliación, tomar posesión de un sitio construido a través de los años, a fuerza de voluntad. Resistir a la resistencia es permitirnos fluir en el mundo, aún si éste se muestra hostil. Y construir en él una opción, una diferencia, un lugar de asombro, o de reflexión, o de descanso.


Resistir a la resistencia es, también, creer en la posibilidad de una vida dedicada al arte o la escritura, más allá de las polaridades del mundo o de los extremos ideológicos que, de todas maneras, quedarán ahí, plasmados entre formas y colores, invitando a la reflexión.“Ese es mi cuadro favorito”, dijo Marijose durante nuestra visita al estudio de Ximena hace un par de días. Vi la lluvia de rosas cayendo sobre el Palacio de la Moneda y pensé en un poema zen, en la vida y la obra de Ximena Subercaseaux, en mis horas de escritura.


De regreso a casa me dijo Marijose que en el estudio de Ximena hay magia. “No es solamente que ella haya adivinado que se me antojaba cenar sushi”, aseguró, “lo que pasa es que al entrar sientes que estás en otro lado y te dan ganas de quedarte”.


En ese momento entendí el sentido de haber permanecido en la Ciudad: había aprendido a viajar de otra manera. Resistirse a la resistencia es, también, negarse a negar la ciudad, atreverse a descubrir que hay en ella una puerta, una tercera opción. Es el mundo de la pintura que no deja de pintarse, de la novela que nunca termina de escribirse. Hasta la fecha.
Publicado en la columna Literespacio, sección Vida, de "El Norte". Monterrey, México.

martes, octubre 18

Loba frutal

La mañana es un durazno y ella sabe que lo debe morder. Crunch. El néctar escurre entre los labios.

sábado, octubre 15

Literatura, política, la FIL y el Encuentro


A punto de cerrar la semana más importante en nuestro Estado en materia literaria, y después de hacer un breve recuento de lo sucedido durante los últimos días, se hace evidente el buen momento de las letras locales.

Y, aunque en esta ocasión el Encuentro Internacional de Escritores, a excepción de unos cuantos casos, como el del maestro Miguel Covarrubias, no incluyó la participación de los creadores más representativos de aquí, la Feria Internacional del Libro equilibró las cosas a través de eventos que hicieron sentir su presencia.Además de las presentaciones a cargo de escritores regios como Minerva Margarita Villarreal, Felipe Montes, David Toscana, Hugo Valdés y el joven crítico Víctor Barrera Enderle, entre otros, se presentaron las nuevas publicaciones de los narradores Héctor Alvarado y Luis Felipe Gómez Lomelí, una antología bilingüe de poetas nuevoleoneses a cargo de Leticia Damm, los últimos 5 títulos de la Colección Árido Reino en materia de poesía, así como los primeros libros de Antonio Ramos y Óscar David López.

A ello se agregó la tradicional serie de lecturas "Días Feriados", dedicada a mostrar el trabajo de autores locales de mediana trayectoria. Y, para cerrar con broche de oro, en estos días se otorgó el premio para narradores menores de 25 años a Óscar David López y se anunciaron los resultados de los dos premios de narrativa más importantes del País, en los cuales Héctor Alvarado y David Toscana resultaron galardonados con las preseas a mejor novela inédita y publicada, respectivamente.

Y, aunque los más jóvenes, acaso por los afanes de negación propios de su edad, insisten en declarar que en Nuevo León no se escribe literatura de peso apenas les ponen un micrófono enfrente, los resultados saltan a la vista, acaso ayudándoles a reconocer que, más allá de lo que puedan fantasear, un escritor no surge de la nada.

Por otro lado, la efectiva representatividad de nuestra literatura en la FIL y el fracaso en este sentido en lo que se refiere al Encuentro Internacional de Escritores, nos hacen caer en la cuenta, una vez más, de que la promoción de los artistas debe correr a cargo de profesionales y de ninguna manera abandonarse a las manos inexpertas de los propios creadores.

Pero lo que sucedió en el Encuentro, organizado por el gremio de escritores a través de sus representantes, no es nuevo en nuestro País.

Según documenta Guillermo Sheridan en "Poeta con Paisaje, Ensayos sobre la Vida de Octavio Paz" (Era, 2004), en 1933 se fundó la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios, primera organización gremial en México con estructura de sindicato.El propósito de la LEAR, comenta Sheridan, era intervenir en decisiones relacionadas con las políticas culturales y el manejo de los presupuestos dedicados a ese rubro." Juzgar literariamente las aportaciones de la LEAR", asegura, "sería una pérdida de tiempo".

Años más tarde, del 17 al 24 de enero de 1937, la LEAR organizó el Congreso Mexicano de Escritores y Artistas, reunión internacional de intelectuales en la cual brillaron por su ausencia tanto los temas literarios como los escritores locales más representativos del momento, tal como sucedió en el Encuentro de Monterrey.

En su lugar, los congresistas se encargaron de discutir temas como "el escritor como víctima indirecta de la explotación capitalista", la necesidad de pactar con "todo gobierno de sentido progresista", etcétera. Se propuso, además, la creación de la Casa del Trabajador Intelectual y de un sindicato en forma. ¿Qué relación tiene todo eso con la literatura?, me pregunto.

Advertir el inconveniente de repetir experiencias fallidas de hace más de 70 años nos ayuda a ubicarnos. En un mundo dominado ya no por el enemigo fascista o el expansionismo soviético, sino por el mercado, la literatura y el arte cobran en sí mismos un valor subversivo.

Escribir poemas sin ningún interés utilitario ni de consumo, textos en los cuales se reflexiona acerca de los problemas fundamentales de lo humano, es abrir una grieta al sistema hegemónico contemporáneo al aportar otro ángulo de lectura del mundo, otra escala de valores, una visión más humana.

En todo caso, y tomando en cuenta la opinión de quienes aseguran que el escritor está obligado a incursionar en terrenos ajenos a la creación, haría falta ser más abiertos, proponer otro tipo de estructuras políticas más acordes con la realidad actual y las complejidades del mundo.

Haría falta, también, dar a la creación literaria su lugar, sobre todo tomando en cuenta la fuerza que la literatura de Nuevo León ha mostrado en los últimos 10 años. Haría falta ser más conscientes, más cuestionadores, menos dados al lugar común.

Haría falta preguntarnos qué gana la literatura cuando los escritores, en lugar de crear, se ocupan de organizar eventos, desplazando con ello a los profesionales del área. Habría que cuestionarnos cuál es la importancia de que los creadores se pongan a discutir sobre presupuestos públicos. Habría que preguntarnos si vale la pena tomar el lugar de los políticos, los luchadores sociales o los administradores de cultura.

"Tienen razón los del Encuentro", comentó un conocido crítico a una conocida narradora local en plan de broma.

"El mundo está muy mal, el capitalismo avanza cada día, la justicia social es una burla y nosotros nadamás nos quedamos viendo. No podemos seguir haciéndonos los tontos", agregó, "hay que juntarnos a tallerear".

Publicado en la columna Literespacio del periódico El Norte. Monterrey, México.

miércoles, octubre 12

El demonio del pasaje


Nacido en Francia en 1949, el cineasta Pierre Coulibeuf escribió su tesis de doctorado en Lengua Francesa y Literatura en torno a la obra del novelista, ensayista, traductor y pintor Pierre Klossowski. Un poco más adelante, en el año de 1987, inicia un tríptico cinematográfico titulado “Klossowski, pintor-exorcista” que termina de realizar en 1988. Años después, en 1995, realiza un nuevo cortometraje relacionado con Klossowski: “El demonio del pasaje”.

¿Cuál es el interés de Pierre Coulibeuf como creador? En una relación transversal entre la imagen cinematográfica y otros campos del arte como la literatura, la pintura, la fotografía o la danza, Coulibeuf accede a un lugar artístico “otro”, creado a partir del cruce del campo de la imagen cinematográfica con otros campos o lugares artísticos. No se trata de que estos espacios se junten o se mezclen, sino de que se crucen, creando, de esta manera, un pasaje entre ellos.

Por su parte, Pierre Klossowski, nacido en Francia en 1905 y fallecido en el 2001, se encuentra interesado, justamente, en los pasajes, en los lugares de cruce. Toda su obra está dedicada a la creación de espacios intermedios a los cuales se accede a través de la mirada. Por medio de imágenes construidas de palabras o de dibujos a lápiz, Klossowski echa mano del erotismo con el fin de mostrar lo que está más allá del cuerpo observado, más allá de la imagen. Tanto en sus novelas como en sus dibujos aparecen siempre relaciones triangulares: hay dos que, para mirarse, precisan de un tercero: el observador.
Klossowski 2

Pero sus creaciones no se quedan en lo estático, sino que implican un juego en el cual los participantes cambian constantemente de lugar. La dinámica propicia entonces el acceso a un espacio místico-erótico en el cual, el cuerpo que se expone a la mirada, o, mejor dicho, la imagen de ese cuerpo expuesto, desaparece para mostrar un vacío, una ausencia, una nada. Para Klossowski, la imagen oculta o sustituye un vacío esencial, un espacio intermedio al que accede el observador.

“Klossowski: pintor exorcista”, primero de los cortos de Coulibeuf relacionado con Pierre Klossowsy, consiste en una secuencia conformada por 3 pequeños cortos en los cuales se abordan cuestiones como el acto de creación, las obsesiones del artista y la manera como comunica el creador estas obsesiones: exorcizándolas al representarlas. Por otro lado, las ideas básicas de Klossowski en relación a la naturaleza de la imagen como aquello que oculta un lugar vacío y el papel de la mirada en el pasaje hacia este lugar de ausencia, son a su vez representadas por el lenguaje cinematográfico de Coulibeuf.

Representación sobre representación, pero, también, mirada sobre mirada. Aclaremos: la imagen de un cuerpo expuesto al erotismo y a la mirada es representación del vacío en el caso de Klossowski. O sea, lo que se presenta en realidad es lo que el cuerpo oculta: la nada. Pero sobre esos dibujos de Klossowski, Colibeuf realiza una nueva re-presentación, puesto que los vemos a través de una cámara de cine. Pero ahí no para el juego, puesto que, dentro del corto, el actor, a su vez, toma fotos de los dibujos y Coulibeuf, a su vez, hace tomas cinematográficas de esas fotos que fueron tomadas a los dibujos.

He ahí la idea platoniana de la re-producción. A partir del deseo, dice Platón en El Banquete, nace un bebé, o una obra de arte. Pero, en la naturaleza, el bebé dará lugar a otro bebé, etcétera: la idea de inmortalidad en la reproducción. En el mundo del arte, la obra de lugar a otra obra, etcétera.
Klossowski

Desde el punto de vista de la mirada, y si partimos de los dibujos de Klossowski, tenemos múltiples direcciones: algunos de los personajes de los dibujos nos miran de frente. Como en el caso de la Mona Lisa, la obra le regresa la mirada al observador. Pero, en el caso de Coulibeuf, si lo pensamos a profundidad, en realidad los dibujos nos miran a través de la mirada de la cámara, que oculta la mirada de Coulibeuf, quién es en realidad el que elige los ángulos.

En cuanto al actor, él mira los dibujos de Klossowski con sus ojos y a través de su cámara fotográfica. Pero de pronto siente nuestra mirada y, a través de la cámara de Colibeuf, voltea a vernos mientras ve a la cámara y, por lo tanto, a Colibeuf: he ahí el cruce de campos artísticos, el lugar “otro” que se crea a partir de este juego de reproducciones y de miradas.

En este sentido, este primer trabajo realizado por Coulibeuf es de suma importancia, pues es aquí donde muestra sus intereses, y, sobre todo, es aquí donde muestra la operación creadora y el campo específico en los cuales se moverá en adelante.

El segundo trabajo de Coulibeuf, realizado en 1995 y titulado “El demonio del pasaje” es mucho menos explicativo, ya que presenta al observador estas mismas cuestiones relacionadas con Klossowski, pero en esta ocasión deja todo el ejercicio de comunicación al lenguaje cinematográfico. Tenemos de nuevo la situación del cuerpo expuesto, la imposibilidad de mirar al otro o a lo otro sino a partir de un tercero, la dinámica que se desarrolla entre tres: tres deseos, tres cuerpos, tres miradas. “Las tres Gracias” de Rafael.Sin embargo, y aún tomando en cuenta lo anterior, el resultado no es puramente cinematográfico, puesto que aquello que se dice en secuencias de imágenes es de índole literaria y guarda relación con la obra de Klossowski.

Lo que presenta esta segunda oportunidad de abordaje es, de nuevo, el pasaje mismo, un lugar en el cual el lenguaje de Klossowski y el de Coulibeuf se encuentran y se cruzan, sin que intervenga explicación o diálogo alguno. Ya no se trata de mostrar la mirada o la reproducción, sino de que la mirada y la reproducción se presenten a través de la imagen.

Se trata, en este caso, de otra manera de decir lo mismo, una forma otra de acceder al lugar intermedio, el lugar sin lugar, el cruce de lugares y de lenguajes artísticos.

martes, octubre 4

Nota luctuosa

Ayer en la noche murió el papá del escritor regio Óscar David López. Lo están velando hoy en las Capillas del Carmen de Avenida Constitución.

sábado, octubre 1

¿Y a cuenta de qué el homenaje a Sartre?


El Décimo Encuentro Internacional de Escritores "Literatura, Poder y Civilización", que se llevará a cabo del 6 al 8 de octubre en el marco del la FIL Monterrey 2005 en nuestra ciudad, se ha propuesto como un homenaje al escritor y pensador Jean Paul Sartre, a 100 años de su nacimiento.

Quiero pensar que, más que un homenaje a Sartre o el planteamiento de viejos lugares comunes en torno al poder, perpetrados por la nostalgia de quienes alguna vez asumieron el pensamiento radical de izquierda y pensaron que los panfletos resultantes (cuando los hubo) eran obras literarias, quiero pensar, decía, que se trata de una revisión de ese pensamiento y esa actitud literaria; de otra manera no entiendo el interés en un autor que, al paso de los años, ha perdido credibilidad y vigencia.

Jean Paul Sartre fue un fenómeno de su tiempo y, en este sentido, debe ser reconocido como el gran intelectual del siglo 20. Tanto su obra, como la influencia que ejerció sobre el pensamiento de su época, resultan innegables. Con todo el poder de su carisma y genialidad, Jean Paul Sartre logró erigirse como el representante único y sin parangón del pensamiento crítico de izquierda en un mundo en el cual había únicamente dos sopas a elegir: a favor o en contra de la derecha y/o la burguesía.

La obra de Sartre está situada en un contexto de héroes y villanos (señalados dependiendo del extremo desde el cual se observaba el mundo), la época de la Guerra Fría, una realidad en la cual ambos lados de la moneda se caracterizaban por su naturaleza dogmática y donde "militar" en la izquierda era creer en la "revolución", cuando este término poseía un significado único: preparar el día del gran cambio.

Ahora, cuando el pensamiento crítico de izquierda ha comprendido, al fin, que ni el mundo ni la historia se mueven en una sola dirección, que los humanos no marchamos muy bien formaditos hacia ningún lado, sino que debemos enfrentar un mundo caótico, formado por múltiples evoluciones regionales, fragmentarias, no sincronizadas, ahora, digo, el pensamiento totalitario de Sartre, de no situarlo en su momento histórico específico, se antoja grotesco.

"Si observamos la antigua situación desde el prisma actual", comenta el pensador marxista-nietzscheano Peter Sloterdijk en su conversación con Carlos Oliveira (Pre-textos 2003) "nos parece casi imposible que espíritus de la talla de Lukács, Kojève, Bloch o Sartre pudieran darse por satisfechos con unos modelos históricos tan homogéneos y primitivos". Más adelante, a propósito de Sartre, Sloterdijk dice que "por más absurdo que fuera en última instancia su compromiso, él no hizo más que equivocarse de socio: un intelectual francés se convierte en hipócrita cuando sobreviene el despotismo ruso".

¿Cómo enfrenta la izquierda contemporánea este problema, de qué manera resuelve el hecho de que sus grandes estandartes (Lenin, Castro, por poner dos ejemplos) se hayan convertido en aquello en contra de lo cual luchaban?

En su diálogo con Elizabeth Roudinesco (FCE, 2003), Jacques Derrida toma la misma posición de quienes piensan que las atrocidades que se hicieron en nombre de Marx no deben atribuirse a su pensamiento, sino a las personas que lo utilizaron para hacerse de un poder dictatorial.

"El mal totalitario", dice Derrida, "adoptó la forma, terrorífica, es cierto, de una corrupción del proyecto, o del 'ideal'. Pero la corrupción del propósito no es el propósito...". Y agrega que es necesario hacer un "trabajo de duelo" sobre ese "fracaso a medias" que es la "muerte de Marx".

Por su parte, en "El Frágil Absoluto" (Pre-textos 2002), libro en el cual realiza una relectura del Manifiesto Comunista, el pensador esloveno Slavoj Zizek considera que no es posible realizar la operación a la que se adhiere Derrida, ya que, desde su punto de vista, no hay Marx sin Lenin. "Tal defensa de lo auténtico", asegura, "es el modo más pérfido de traición". Desde su punto de vista, es necesario asumir los errores y "aceptar plenamente aquello de que se nos acusa".

En lo personal, me quedo con Derrida, no por su defensa del Marx "auténtico", sino porque se atrevió a proponer algo nuevo: el concepto de la "diferencia", que nos aleja de la situación de choque y nos coloca en otra parte, un tercer lugar, un nuevo ángulo desde el cual comprender lo que sucede en el mundo.

Alejarse de la situación bipolar abrió la posibilidad de ver la moneda desde otra perspectiva. Entonces caímos en la cuenta de que ambas caras eran idénticas. Como bien dice el dicho popular: los extremos se tocan.

Lo anterior me trae a la mente la novela "Esperando a los Bárbaros"(1980), de JM Coetzee, en la cual el protagonista, crítico mordaz del Imperio que rescatara de la calle a una mujer bárbara salvajemente golpeada y abandonada por los suyos, cae en la cuenta de que él mismo es la mentira que cuenta el Imperio en los buenos tiempos, mientras que su verdugo (fue castigado por su acción) es la realidad del Imperio en los malos tiempos. Ambos, el crítico y el verdugo, SON el Imperio.

En un mundo que aún creía en el modelo mesiánico, la figura de Sartre creció y se solidificó hasta convertirse en un gran monumento, precisamente, a lo establecido. Actualmente sabemos que el pensamiento de una época no puede ser representado por la imponente obra de un gran salvador, sino que consiste en una red de inteligencia, cuya diversidad y multiplicidad acierta al reflejarnos en nuestra complejidad.

Desde un lugar que ya no es el de la resistencia, sino el de la diferencia, el mundo deja de ser la partida de ajedrez que parecía. Sartre fue un transgresor en su momento, pero su transgresión ya no nos sirve para otra cosa que no sea develar esa doble cara de lo mismo. Salirse del tablero: he ahí un verdadero acto de rebelión, una transgresión contra lo establecido.

Y cómo no evocar en este momento aquella propuesta de Octavio Paz en "La Otra Voz, Poesía y Fin de Siglo" (1990) donde el poeta, visionario, propone el discurso poético como la diferencia, ese tercer elemento capaz de sacarnos de la confrontación, de esa lucha entre dos en la cual la humanidad ha perdido tanta energía, tantas vidas, tanta sangre.


Publicado en la columna Literespacio del periódico El Norte. Monterrey, México.

martes, septiembre 27

Filosofando

El misterio de la vida:
--¿Por qué no soy feliz? (pausa reflexiva) Qué raro.

La vida, según la Mujer Loba:
--¿Y por qué tendrías que ser feliz? (pausa desaprobatoria) Qué tonta.

Necesidad existencial:
--Me urge enamorarme y desenamorarme rápidamente (suspiro).

Curiosidad humana:
--¿Por qué?

Sentido común:
--Sucede que me falta energía, pero no tengo tiempo para amores prolongados.

La Mujer Loba descubre el agua tibia:
--La vida no es una pila recargable.

Sincero asombro existencial:
--¿Ah, no?

Cuestionamiento metafísico:
--Y, entonces, ¿dónde está la felicidad? (nuevo suspiro).

Respuesta de la Mujer Loba en la que cita al cubano Eliseo Alberto:
--En la remota Conchinchina donde, se dice, edificaron la famosa Casa del Carajo.

Risas grabadas.

domingo, septiembre 25

Puer aeternus o de la nostalgia

Para Mario Anteo

“I wannna rock”, bramaba mi amigo, ante el azoro de quienes ocupaban las mesas vecinas.El sacón de onda de quienes nos rodeaban --la mayoría de ellos bebía y conversaba en santa paz-- no era para menos: nos encontrábamos en un bar tranquilo, para gente mayor, donde una mujer también mayorcita cantaba boleros. Entretanto, mi amigo golpeaba la mesa con las palmas, como si ésta fuera un bongó. “Cántame un blues”, gritaba, y enseguida se reía, el solito, del chiste. A la cantante, obvio es decirlo, le salía humo por las orejas. En medio de uno de esos gritos, la esposa de mi amigo “Ya cállenlo”, gritó a su vez, y retomó la tranquila conversación que llevaba a cabo con Su Servidora. La noche siguió así, hasta el momento en que mi amigo se dio cuenta de que había perdido la cartera. Fin de la euforia.
El bar que digo es muy antiguo en la ciudad, pero de su vieja vocación conserva únicamente el nombre y el dueño. Situado actualmente en la zona up-class de San Pedro, “El mesón del gallo” fue durante años sitio de reunión de intelectuales y artistas. Hace dos décadas, cuando el ahora Barrio Antiguo no era zona turística, sino simple y sencillamente un rincón olvidado del centro de la ciudad, el mesón (así le llamábamos) era una pequeña “posta”: lugar de revolucionarios wannabe con música de protesta, sitio oscuro, destartalado, al que solíamos ir cada noche los escritores jóvenes dizque reventados; entre ellos, mi amigo y yo.
Todo en el mesón era de quinta. Los baños, las mesas, el escenario (consistente en un banco alto para el cantante y una lámpara prehistórica que lo iluminaba a medias) y el pequeño teatro donde el grupo “Rehilete” montaba obras interesantes con presupuestos raquíticos. Por otro lado, nunca se le vieron al Gallo, dueño del singular espacio de esparcimiento, perspectivas de mejorar, ya que quienes acudíamos ahí éramos, más bien, unos muertos de hambre. El mesón, todos lo sabíamos, no era negocio. De ahí su magia.
Los veinteañeros de entonces, que nos sentíamos muy open y muy intelectuales, íbamos al mesón a ligar, a tomar y, he ahí la costumbre de mi amigo, a gritar. Nadie había escrito aún su primer libro, pero todos nos sentíamos Rimbauds, Condes de Lautréamont en potencia. Qué tiempos.Resulta que entre la gente adinerada se puso de moda visitar tugurios y el mesón se fue de pronto a la alza; de manera que se cambió de aquella casa pequeña y mal acondicionada a un local grande, dos cuadras al oriente en la misma calle. Más adelante el mesón desapareció, para reabrir sus puertas hace unos años en un local de San Pedro.
Pues nada, que mientras mi amigo vociferaba y tocaba el bongó, durante las horas que tardó en darse cuenta que había perdido la cartera y, entonces sí, derrumbarse por completo, yo me la pasé bostezando, preocupada por el ensayo que debía terminar de escribir el fin de semana.
"¿Te das cuenta de que sigue siendo un adolescente?", me preguntó la esposa de mi amigo. "Sí", le dije, "es un tipo fascinante", y me quedé pensando en qué consiste que el tiempo se detenga en alguien. La adultez no es la maravilla del mundo, para decir la verdad, y sin embargo trae consigo otro tipo de magias, o eso quiero creer. El caso es que ando nostálgica, pidiendo al cielo que me pase al menos un trocito de la energía de Mario.

martes, septiembre 20

Traducción del enredo que sólo atina a enredar más o peor

Resulta que esa otra mujer no soy yo, sino la que escribe. Sabrás que tiene su propia vida allá, en alguna parte que no es el mundo de la realidad real, un mundo que se inventa y se construye ante el teclado: realidad de símbolos no menos real, aunque diferente (cualquier cosa que signifique todo lo anterior). Esa mujer, decía yo, suele despertar como una bomba en lunes. Le encantan los inicios de semana. Sabe que su cabeza es una nave y que el viaje da inicio justo alrededor de las 8: el viaje de la semana, un trayecto a escribir.
Pero ayer despertó frita, con la nave descompuesta y sin combustible. Sucede que tiene una vida noctámbula singular. Regularmente inicia esa vida frente a la pantalla, pero a veces se traslada al sueño sin darse cuenta y sigue y sigue y no para nunca. De ahí que no descanse: al saltar la frontera del sueño no se da cuenta, la pobre. Y trabaja en otra parte, en vez de descansar en la cama. Yo le digo como decía mi abuela: "no confundas las cosas". (También le digo lo siguiente: “una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa”.) Pero la mujer en cuestión es taimada y finge no escuchar ni entender nada.
Ahora mismo, instigada por una revista de psicoanálisis y las palabras seductoras de su grupo de estudio, anda chiflada con Dante. Como si tuviera tiempo de sobra o para aventar hacia arriba, la muy bruta. “¿Y luego por qué pasa lo que pasa?” Eso también lo decía mi abuela (que no la de ella).
Explíquese a partir de todo esto el cansancio, el rechinar de goznes de la nave, el horroroso vacío del tanque del combustible.
En todo caso eso fue ayer.
Hoy andamos en otra.
Cada día su angustia, su mujer, su nave.
¿Me explico?

lunes, septiembre 19

Lunes

La Mujer Loba observa la pista de despegue con desánimo, bosteza. Antes del amanecer se puso su casco e intentó encender los motores. Nada. La nave intergaláctica no se ha elevado un milímetro del piso. El foco de alarma del combustible se ha encendido y la estación de reservas se encuentra a kilómetros de distancia. Este será un día largo para La Noctámbula.

sábado, septiembre 17

Acuse de recibo

Muchas gracias a Laia Jufresa por el envío de su texto de presentación de Mercedes luminosa.

Traducciones en el literespacio


Literespacio / El Hamlet regio y adiós a los dioses
Por Dulce María González
El Norte
Desde que inicié la lectura de la adaptación que Alessandro Baricco realizó el año pasado a "La Ilíada" de Homero, supe que sería un ejercicio incómodo, tomando en cuenta los comentarios que el mismo autor hace a su texto a manera de prólogo.
La estrategia de Baricco, consistente en suprimir la participación de los dioses, provoca que emerja la novela contemporánea que siempre estuvo enterrada en el texto homérico. En "Homero, Ilíada" (Anagrama, 2005), versión realizada para ser leída en público y transmitida posteriormente por radio, la historia adquiere un ritmo veloz, dando por resultado que la anécdota, y por lo tanto la acción, aparezcan en primer plano. Si a lo anterior agregamos un tono narrativo que desconoce la exaltación poética de los grandes héroes, entonces tenemos una "Ilíada" totalmente accesible a los lectores actuales, para quienes es difícil pensar en la superioridad divina de nadie.
Sin embargo, lo que en realidad suprime Baricco al borrar la parte invisible del mundo helénico es su alma, el espíritu de la época, el sentido griego de la realidad. El interés de un mundo anterior a los primeros cuestionamientos filosóficos es precisamente su carácter indomable: sobrepoblado de fantasmas y divinidades, el aire que respiran los griegos es denso, atemorizante; de ahí la importancia de los grandes hombres, capaces de enfrentar lo invisible. En Homero, los demonios internos son colocados afuera, en los elementos de la naturaleza; quizá por ello "La Ilíada" acierta al traducir a palabras la pasión humana: la actitud soberbia de Agamenón, la cólera de Aquiles.
Sin el escenario sobrehumano, los héroes no parecen ser tan grandes y la Ilíada se convierte en una fenomenal novela de guerra, pero a los hombres que participan en ella la grandeza no se les ve por ningún lado. Y sin embargo, o quizá por ello, el lector actual la lee con aprehensión, como si no conociera el argumento. El ejercicio de Baricco resulta interesante, ya que ilustra, más que la forma de vida de una civilización que dio inicio a la cultura occidental, la actitud del lector occidental contemporáneo para quien una historia narrada con velocidad y plena de violencia es el mejor ejemplo del arte literario.
Actualmente, y esto se ha comentado mucho en los últimos tiempos, el mercado editorial pareciera haber suplantado la opinión crítica de los expertos, al convertirse en indicador no sólo de la calidad literaria de los autores, sino del sentido contemporáneo de la literatura y la estética. Es acaso a partir de esta nueva manera de medir la calidad que Baricco comenta con orgullo que a las dos lecturas de su texto, realizadas en Turín y Roma, "asistieron (pagando) más de diez mil personas, y que la radio italiana trasmitió en directo el espectáculo de Roma". ¿Cómo puede ufanarse de tal cosa el autor de una novela tan sublime como "Seda"? Es evidente que los éxitos del mercado vuelven loco hasta al más delicado de los actuales narradores jóvenes de Italia.
Volviendo a la adaptación de "La Ilíada", y reflexionando en torno a la producción de nuestros artistas, el texto me recordó una de las últimas obras teatrales de Sergio García. Hablo de la puesta en escena que el director regiomontano hizo de "Hamlet", representada hace un par de meses por alumnos de la Escuela de Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras en el escenario del Aula Magna de la UANL. En la adaptación al texto de Shakespeare, García realizó una operación similar a la de Baricco: borró o, más bien, enmudeció a una generación entera de personajes (los adultos, con excepción del fantasma del rey Hamlet) con el fin de que emergiera la problemática de los jóvenes de la historia.
En este caso, la supresión de uno de los elementos acierta en su finalidad de sacar a la superficie una situación que no se veía con claridad por encontrarse inmersa en las complejidades de una tragedia enorme que incluye a todos. Sin la presencia de los padres, Hamlet, Ofelia y en general los personajes jóvenes, aparecen como esclavos de las historias de sus antepasados, siervos de su linaje, seres incapaces de tomar decisiones personales ni de vivir sus propias vidas, ocupados como están en hacerse cargo de los deseos y las pasiones de sus mayores. No obstante esta supresión de las intervenciones de los adultos, la adaptación de García no aceleró el ritmo ni cambió el tono. Y lo más importante, desde mi punto de vista, es que conservó en lo posible el lenguaje original. Simplemente provocó que se escuchara la voz de los jóvenes y con ello logró contar la misma historia, pero de otra manera, resaltando otras cosas. Una verdadera relectura en la que permanece el texto original a manera de soporte.
Baricco, en cambio, se atreve a decir que se ha quedado con lo esencial del canto homérico. Tomando en cuenta tal afirmación, su fracaso se hace patente desde la primera línea si enfrentamos su versión a la de Homero. No es lo mismo: "Canta, oh, diosa, la cólera del Pelida Aquileo", que: "Todo empezó en un día de violencia". Lo que se pierde en la adaptación de Baricco, además de la cordura y el respeto por nuestras obras fundantes es, precisamente y a todas luces, la esencia del texto original.

viernes, septiembre 16

La escritura en cartas

Porque la escritura es una carta, siempre.
A: J, sobre la necesidad:
Sí, hay toda una diversidad de posibilidades de vivir la literatura. A veces pienso que si pudiéramos dejar de escribir, si pudiéramos no escribir y de todos modos seguir viviendo, lo haríamos encantados de la vida (quizá nos dedicaríamos a ser felices sólo por el hecho de respirar).
La necesidad de escribir es lo más sencillo del mundo: lo hacemos porque no hay de otra. Hacerse una vida literaria es ya demasiado. Uno vive la vida como puede. En nuestro caso, sobrellevando esta necedad de tener que estar simbolizándolo todo, el intento de llenar ese hueco que sabrá dios de dónde salió.
A: D, sobre la ética:
Ayer estuve hasta la una de la mañana conversando con una amiga sobre el sentido de la ética en Lacan. Ahora leo tu texto y no lo puedo creer: claro que existen las leyes del azar, claro que, si uno se pone a buscar con disposición, encuentra.
Para Lacan, la única ética posible es actuar en concordancia con el propio deseo y hacerse cargo de las consecuencias. Ser quienes deseamos ser, hacer lo que nuestro deseo nos dicta, actuar sin traicionarnos.
La búsqueda del padre, o de la madre, o del amor, la búsqueda de ese vacío en torno al cual tejemos un camino: caminar nuestro camino, el camino elegido: experimentar el trayecto que nos da forma.
Eres muy claro al decir el tejido que eres. Muy claro. Muy incapaz de traicionarte. Lo llamamos: congruencia. No se trata de adoptar los estereotipos del periodista o el literato, se trata de vivir la vida haciendo lo que hemos elegido, siendo lo que hemos elegido, con todas las presencias, las ausencias, con todo lo que nos rodea. Vivir la vida de cierta manera, pero saber que esa manera es la nuestra.
A: F (que a veces es K), sobre los motivos:
Coincido contigo cuando, citando a Barthes, recuerdas que la escritura está dirigida a alguien. Considero, partiendo yo misma de Derrida, que este carácter de envío es propio de toda escritura: blogs, cartas, poemas y hasta los diarios estrictamente personales. Escribimos a partir de alguien, un otro que nos incita y a quien, en principio, nos dirigimos; aunque en el fondo ese otro sea un lugar capaz de ser ocupado por muchos. El deseo es canijo. Y mueve al mundo.
En cuanto a lo que piensen los demás acerca de cómo debe de ser un escritor, de qué cosas debe hablar, cuál debe ser su actitud o su posición, eso me tiene sin cuidado. Hay infinitas posibilidades para la vida cuando está construida de escritura.
Escribir es ordenar símbolos en torno a una ausencia, convocar a ese otro que nos impulsa a escribir, crear un lugar de encuentro construido de palabras, mi lugar de encuentro es como yo lo deseo y es para alguien. Recibir y enviar esas cartas a ese otro que toma el lugar de los lectores, que los simboliza y los representa.Hablas acerca de la forma. ¿Por qué habríamos de eximirnos del placer de lo estético? Escribir, acaso, por puro placer, por el deseo de gozar la belleza; en ocasiones olvidados un poco de lo que decimos, centrados en palabras que nos seducen, aunque nada digan. La nada es también gozosa.
El viejo sentido de la vida. Si está ahí, si casi lo tocamos y es bello, disfrutable y nos hace sentir vivos, entonces que los otros digan lo que quieran. Yo, tan campante.
A: mi Sócrates (que a veces es mi Platón), sobre la esencia:
No sé cuándo leerás esto y quizá por eso siento que ahora mismo escribo la novela, lo cual no es demasiado diferente, ya que siempre soy la Platona que escribe para su Sócrates. Siempre soy la que escribe para ti. En un secreto código donde yo no soy yo ni tú eres tú, el que no conozco, el de la vida real. Y sin embargo eres éste, el mío, aquél para quien escribo con una servidumbre que me enaltece.

miércoles, septiembre 14

Carpe Diem

(Lo recordé al leer el último texto en Apostillas)
"Antes de nacer, ¿dónde estaba?", preguntó Marijose cuando era muy pequeñita. "No existías", respondí. "Y cuando me muera, ¿va a ser lo mismo?" Le dije: "Nadie ha regresado para contarnos, pero todo indica que sí." Se quedó muy pensativa y, pasados unos minutos, exclamó: "¡Tengo que aprovechar!"

domingo, septiembre 11

Sucede siempre y de nuevo: sábado

Una vez que dejo a Marijose en su clase de italiano, me voy al café de siempre. A la vuelta del Instituto Dante y detrás de Catedral. Pido mi expreso doble.
Como cada semana, se me ha acumulado el trabajo. De manera que, mientras la pequeña practica conjugaciones y dibuja a Pinocho, yo me ocupo de los textos pendientes. Subrayo, pienso, veo pasar una mosca.Este café es más bien fresa y quizá por eso me encanta. Hoy han puesto música griega y el sol cae de lleno sobre las macetas del pequeño patio interior. Aquí me entrevistaron hace un par de meses para el programa “Entrelíneas”. Mientras preparaban todo, Perla y yo conversábamos en una de las mesas bebiendo café: un momento sabroso. Desde entonces vengo aquí a trabajar, me concentro en el español mientras mi pequeña recupera su segunda lengua. Cada una a sus cosas.
Estoy conteniendo el impulso de escribir. Los compromisos y los demasiados textos pendientes me fuerzan a aplicarme en los temas, a olvidar por unos días la escritura-escritura. Alejada del mundo que se parte en pedazos, de mi personal rotura y mis trozos de mundo colgando, intento concentrarme en un artículo de la revista “Litoral”. La autora es Mayette Viltard y está hablando, casualmente, de Lacan y de Dante. Recién acaba de citar a Eluard:
Qué rostro vendrá, caracol sonoro
A anunciar que la noche de amor toca el día
Boca abierta unida a la boca cerrada…
Entonces sucede.
El momento es fugaz, una combinatoria de música, sol a través de la vitrina, deseo contenido y la lectura de una frase que habla del momento mismo y dice así:
Que el cuerpo resuene en la experiencia viva de la letra no está a la orden del día.
Y sin embargo.

Frases populares

a) "Tiene dos trabajos" (alguien le anuncia a otra persona su indiferencia en relación al enojo de un tercero).
b) "Nomás hasta donde diosito quiera" (alguien le anuncia a otra persona su indiferencia ante la vida de un tercero o hacia la propia).
c) "Yo le pido a diosito que ya me recoja" (alguien que, sin haber leído a Heidegger, le anuncia a otra persona su indiferencia hacia la propia vida, haciendo alusión intuitiva a su condición de "ser arrojado en el mundo").

jueves, septiembre 8

Puntualizando

A propósito de los comentarios que llegaron acerca del texto “Hoy me siento bien”, y después de agradecerlos (lo cual he hecho ya a través del correo privado), me gustaría señalar que, aún y cuando estoy consciente de que el texto es flojo, que no acierta a decir de manera contundente lo que se propone, la crítica en cuanto a que el texto es subjetivo e individualista está fuera de lugar.
Tanto la subjetividad, como el individualismo, constituyen el punto de partida del arte y la literatura. El material más importante con que cuenta el creador hacia la construcción de la obra es, precisamente, su subjetividad o, en otras palabras, la profundización que en lo íntimo, en lo absolutamente personal, el creador intenta realizar en torno a su condición de mortal, de ser viviente: lo humano. Hablamos aquí, por supuesto, de emociones, temores, deseos y, sobre todo, hablamos de la vida (constituida de experiencias absolutamente individuales) y de la muerte.
El hecho de que un creador refleje la realidad social y política en la que vive, no es forzosamente su función como artista, sino una consecuencia de esta profundización que hace en lo absolutamente subjetivo, ya que su condición humana se ve afectada por la realidad concreta en que se desenvuelve. Es de todos sabido que el único camino hacia lo universal es el proceso a través del cual el creador ahonda en lo individual.
En consecuencia, y aún cuando refleja su realidad social sin proponérselo, el texto literario es, por su misma naturaleza, profundamente subjetivo e individual.
El prejuicio en torno al tono “confesional”, último resquicio del pensamiento positivista y de la antigua y ya superada exigencia de objetividad en relación el creador y a su obra, es tema aparte.

sábado, septiembre 3

Hoy me siento bien

Liter Espacio / Hoy me siento bien
Por Dulce María González
El Norte

Para Nancy Garza, Óscar David y Gabriela Cantú

Un amigo periodista escribió recientemente en su bitácora de internet que no desea convertir esa página en un espacio confesional. Lo dijo después de hacer un recuento personalísimo de su semana. El suyo es un lugar de reflexión en torno al fenómeno literario y quizá por eso entendí su apunte.
En ocasiones es inevitable saltar la barrera periodística y hacer literatura o, dicho en otras palabras, entrar al terreno confesional, que de eso se trata el negocio de las letras. Mentiras confesionales, fantasías confesionales, historias confesionales en torno a eventos que, acaso, jamás viviremos ni por asomo. No obstante, ya los hemos vivido de alguna manera o los experimentamos justo ahí, en el acto de la escritura.
Resulta que ando nada periodística y sumamente literaria. Olvidada del mundo, me he fugado al teatro, al cine, a algún cafecito donde acomodarme sin prisas para escribir cualquier cosa. Este tipo de evasiones resultan provechosas, ya que dan lugar a la subsecuente encerrona: con tanto alimento en el espíritu llega el momento en que una es incapaz de salir a ninguna parte e, inevitablemente, una se pone a escribir. Capítulos de novela, textos para la bitácora de internet, extensas e inútiles cartas de amor dirigidas a los amigos que están lejos y seguro no tendrán tiempo para leerlas.
Supongo que tales fenómenos escriturales se relacionan con la digestión. Después de alimentarnos, llega el proceso de asimilar. Finalmente, y aunque resulte de mal gusto, debemos hacernos cargo del exceso, del residuo, del excedente escatológico que servirá de arranque hacia un nuevo texto, un nuevo viaje, una nueva aventura para traducir a palabras.
Pero estas hondas reflexiones no tendrían sentido si no hubiera llegado el mail de Leticia Damm. Ella es así, alimentadora de gente. Envía textos a sus amigos por el gusto de hacerlo, sin pedir nada a cambio. El de esta mañana es un cuento mínimo de Augusto Monterroso, se titula "Fecundidad" y dice así: "Hoy me siento bien, un Balzac, estoy terminando esta línea". Pensé: Lety es bruja.
Hay quién escribe porque se siente bien, porque el residuo de la vida es sustancioso, evocador. Hay también quien escribe para cuestionarse, para entender o quizá situado a mitad del dolor. Hay quién escribe sin saber por qué y no puede evitarlo. Quienes nos dedicamos a esto, sabemos que hemos pasado por cada una de estas identidades, que hemos probado cada espécimen del mostrador. Pero dejemos estos últimos casos para otro día. Sentirse bien y escribirlo, de eso hablamos.
Me vienen a la mente algunos de los cuentos de Clarice Lispector publicados en la antología de Alfaguara. Desentendida de la tensión dramática o la supuesta responsabilidad de contar una historia, Lispector se detiene más de lo habitual para describir, por ejemplo, la sensación de estar tirada en la cama, echando flojera, en el espacio intermedio entre la vigilia y el sueño: el peso del cuerpo, la delicia al deslizar los pies en la sábana, el bienestar puramente físico, orgánico. Sentirnos vivos de la manera más básica.
Pienso, también, en "Aprendizaje o el Libro de los Placeres", una novela delicada en la cual la protagonista de Lispector va recorriendo cada uno de los sentidos en un afán de empezar de cero: del día de la creación hacia el disfrute de la vida y el mundo. Aprender de nuevo a tocar, a oler, a ver.Darnos el permiso de detenernos ante un estímulo. A eso invita el texto de Lispector.
Hace años vi una adaptación de esa novela en el teatro. Se trataba de un monólogo escrito y dirigido por Yolanda Falcón y actuado por Rosa María Rojas. Una belleza que la extinta Compañía Escénica Luba llevó a cabo con recursos mínimos en la casona de la calle Tapia donde tenía su sede. Después de presenciar aquello, que seguramente entendió a medias, Marijose, que entonces tenía 5 o 6 años, dijo una de sus frases memorables: "siempre sí me gusta el teatro".
El olor del pasto recién cortado que nos recuerda la infancia y es necesario dejar para después, o para nunca, ya que la luz del semáforo ha cambiado.Diez minutos de ese olor. Como personajes proustianos, buscar en nuestra memoria sensitiva hasta dar con el recuerdo. Borrar por unos segundos la cita urgentísima que nos impide disfrutar el instante, la vida, esa sustancia olvidada.
El caso es que, por algún motivo inexplicable, decidí dar unos segundos al minicuento de Monterroso antes de borrar el mail. Entonces recordé la bitácora de mi amigo, los textos de Lispector, y caí en la cuenta de que hacía mucho que no daba un paseo por las calles después de la lluvia (el maldito automóvil). Enseguida cedí a la cursilería de ponerme a escuchar el "Wonderful World", de Louis Armstrong.
No es lo de siempre, estamos de acuerdo, pero es bueno que suceda de vez en cuando.

miércoles, agosto 31

83105: Día del blog: La Mujer Loba declara:

De pie en la plataforma de despegue, unos minutos antes de echar a andar los motores de este Día del blog (esta nave intergaláctica) la Mujer Loba declara que:

La experiencia de escritura en una bitácora electrónica se lleva a cabo en un espacio situado en la frontera que divide lo privado de lo público: tierra de nadie y sin embargo propia y sin embargo compartida.
Este espacio de carácter postal, con su sentido de envío, de entrega, de remitente, posee una dirección múltiple y no obstante tiene un destinatario único: tú.Sí, en efecto, se trata de una enorme carta (en ocasiones cifrada). Escritura que surge del deseo urgente de que me leas, me veas, y en la cual la posibilidad de otros ojos aumenta el drama, el impulso que me pone en acción: el acto de escribir (te): una tragedia donde el héroe (yo) se enfrasca en la empresa de enviar palabras.
Eres tú quien da la orden.
Cuando estoy temerosa del mundo, cancelo los comments. Entonces el blog es un espacio interno, sin cáscara. Cuando me abro a los otros para buscarte, cuando activo los comments y permito que esos otros (o tú) firmen mi hoja no-tan-en-blanco, el blog se abre impúdico, se muestra, descubre caminos, se acerca un poco más a tus ojos que son los ojos del mundo.
Quédate, regresa, no te vayas.
Firma: La Mujer Loba.

(Nota de Dulce: Me consta que la ML anda sobria, metida en su piyama de ositos y sus pantuflas de Bob Esponja, caminando de un lado a otro de la casa con su taza de café en la mano, dictando, como si ella misma fuera Platón --ése que manda, el que está detrás, quién ordena y pone orden a las palabras-- y yo solamente una escribiente de Sócrates.)

lunes, agosto 29

31 de agosto, día del blog

En un sabroso comentario acerca del Día del blog, el cual se celebrará recomendando 5 blogs en la propia página, Mr MM propone, entre otras cosas, un ejercicio irónico y desmitificador.
Recomiendo que nos preparemos desde ahora sea cual fuere el tipo de celebración, ya que faltan solamente 2 días para el magno evento.

Probando, probando. Blog day

a) "Dedo de hombre", un hermoso texto del Mono que, dicho sea de paso, da para una reflexión sobre la sexualidad en su relación con el poder y los problemas de género.
b) Un divertido relato escatológico-familiar del Coleccionista.
c) La misteriosa desaparición de la agenda en El Aljibe.
d) Un relato sobre la amistad que te pone a mirar por la ventana mientras escuchas música. En MM blog.
e) Un cuento de Inés Arredondo en Apostillas.
f) Éste provoca una tristeza adentro. De la Sedienta.
g) Continúa la discusión con Cuitláhuac Quiroga sobre la herencia cultural de Nuevo León.
h) Ya son dos las barajas en la lotería de Drunkangel: la cirrosis y el principiante.
Es tarde, mañana sigo con esto de la celebración y las recomendaciones.
Sí, sí, lo sé, no salgo del vecindario.
Mañana me aventuraré por territorios desconocidos. Quizá. Si me dan ganas y no me siento perdida.

sábado, agosto 27

En el De Efe

Cruce de caminos con encuentro eucarístico. A mitad del silencio, la luz, la seriedad y el humo.

viernes, agosto 26

Gran final

--Yo sí voy a comprar un carro bueno –dice Cuitláhuac a Marijose apenas llegamos a la sesión de trabajo.
Se queda muda, lo ve como si fuera un adivino o un sabio.
--Lo leyó en el blog –le digo—: escribí lo que piensas acerca de los escritores.
Se sienta a un lado de Coral, ignorando tanto mi explicación, como la declaración de Cuitláhuac. Anuncia que quiere un trozo de pastel para comerlo mientras trabajamos.
Nos ponemos a discutir apasionadamente sobre la tradición, la herencia, el contacto con modelos literarios ajenos y su posterior apropiación, etcétera. Coral y yo estamos de acuerdo. Cuitláhuac se aferra al equívoco. Marijose come pastel y dibuja monos en el reverso de unas cuartillas que Coral le ha puesto enfrente para que no se aburra.
--¿Van a leer? –pregunta, apenas termina de devorar su platillo.
--Sí –respondo--, vamos a revisar un capítulo de Cuitláhuac.
--Pues empiecen a trabajar –sugiere--, ya hablaron demasiado.
Al finalizar la sesión, Dardo llega por Coral y se marchan. Cuitláhuac y yo nos sentamos a conversar en los escalones de un puente. Marijose se coloca entre los dos con cara de fastidio.
--¿Estamos esperando a Javier?—pregunta, en medio de la conversación.
--Sí –responde Cuitláhuac y continúa--: …te digo que fuma demasiado, yo no sé cómo puede escribir con tanta mota, yo pienso que…
--¿Qué es mota? –pregunta Marijose.
--Una droga –responde Cuitláhuac y enseguida--: …fuma a todas horas, le pueden dar las 5 de la mañana y él…
--Ustedes también fuman mucho –dice Marijose.
--Estamos hablando de otro tipo de cigarros –aclara Cuitláhuac y enseguida--: ...le pedí que me enseñara lo que está escribiendo y dijo que tú…
En vista de que Javier no llega, nos marchamos.
--¿Cómo se llama el amigo de Cuitláhuac? –pregunta Marijose apenas subimos al carro.
--¿Cuál?
--El escritor que es muy raro --dice--, el aburrido, del que estaban hablando.
¡Sopas!, pienso, a esta niña la estamos vacunando contra la vocación literaria.

El oficio, según Marijose

--¿Cuándo vamos a tener una camioneta? –pregunta Marijose a la salida de la escuela, supongo que advirtiendo el contraste entre los autos de sus amigas y nuestro viejo Chevy.
--Nunca –respondo.
--¿Y cuándo vamos a tener un carro bueno?
--Nunca.
--¿Por qué?
--Porque soy escritora. Generalmente, los escritores no tenemos dinero para comprar autos buenos.
--Eso no es cierto –dice--, ¿que no viste la película Legally Blonde?
--¿Es sobre escritores? –pregunto distraída, puesto que voy conduciendo.
--No –responde--, se trata de abogados, pero todos ahí traen unos carrotes.
--Hay una gran diferencia entre escritor y abogado –argumento.
--Pues a mí me parece que los dos son igual de nerds --dice, y cambia el tema.