Si miráis un poco más abajo veréis la foto de un centro de flores con los globos de mis nanos. Aún tienen esos globos, cada uno en su cuna, sujetos con un lazo. Cada día (varias veces) giro el globo de Dani hacia la puerta. Cada día (varias veces) el globo aparece girado hacia la ventana. Evidentemente esto tendrá una razón de ser, una explicación perfectamente lógica (aunque yo la desconozca). Pero no puedo evitar sonreír cada vez que mis ojos se posan sobre el globo, más terco que yo misma.
Al fin y al cabo, Daniel siempre ha sido nombre de niño travieso. Y quién sabe, hijo. Quizá tengas tu propio trasgu, o tu propio diañu burlón. Quizá allá arriba hay alguien a quien le gusta que lleves su nombre.