Somos el parnaso cabreado de la revolución. y hemos venido a
decir mierda en lugar de amén.
Estáis jodidos.
Como una mentira acorralada por puñales de verdad.
Hemos talado las metáforas como si fuesen los muros que
sembrasteis: a ostias.
Y vamos a degollaros la historia de vuestra inmortalidad
subrayándoos el olvido, os vamos a encerrar en un margen sin
error
para que disfrutéis de vuestros horrores
como nosotros nunca pudimos.
Tened miedo de nuestra sed, porque somos unos putos
borrachos.
Temblad por el hilo fino que separa al suicida
del asesino
y gotead sudores como los hombres que se dejaron la espalda
en vuestros contratos de propiedad privada
a ellos.
Venimos a por vosotros.
Y vais a perder
por el hecho
de que sois los únicos que podríais hacerlo.
Nosotros luchamos contra ese lenguaje de leyes
con que firmáis tratados, constituciones
y vacíos.
Pero vosotros…
vosotros lucháis contra
la poesía.
Pobrecitos.
Hemos venido a repartir nuestra miseria triste
y nuestras canciones
de una vida que sea eso: vida.
A metérosla por el culo, si hace falta.
A romperos la baraja, el corazón y
la mandíbula.
Vamos a echar por cielo todo el peso plomizo de vuestro
mundo.
Vamos a brotar como el musgo
y las ratas
en las alcantarillas,
a surgir como los gusanos hambrientos de vuestro cadáver,
a florecer como si una chica de ojos azules
leyera en portugués a Neruda.
Y vamos a quemar el mapa ese con el que señaláis vuestra
avaricia en deseos
hasta que el último aliento de vuestro legado
llame a la puerta pidiéndole el permiso
a nuestros pasos.
Insisto: estáis jodidos.
Quedaros con nuestras caras, porque hemos venido
a quemar vuestra cloaca de andar por casa
y traemos un alma cargada que hará explotar
vuestro mundo por los aires.
Entre las llamas
veréis la estela nupcial de la gente de la calle
y en la palabra
solo se escuchará el canto tribal de chavales
gritando:
contra la ley de la gravedad: alas.
Contra la ley
de la gravedad: alas.
Contra la ley de la gravedad:
alas.