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miércoles, 19 de diciembre de 2018

Morir en el intento. Lee Child


     "Nathan Rubin murió porque adoptó una actitud desafiante. Pero no como cuando haces algo en una guerra que te vale una medalla, sino por la típica explosión de rabia que hace que te maten en mitad de la calle".

     Hace unos días leía que Tom Cruise ya no volverá a interpretar en el cine el papel de Jack Reacher porque buscarán  alguien que se asemeje más al protagonista y recordé que yo sí podía continuar leyendo sus historias. Hoy traigo a mi estantería virtual, Morir en el intento.

     En esta ocasión nos encontramos con Jack Reacher en una calle cualquiera de Chicago. Allí, haciendo casi gala de su apellido, ayuda a una mujer que va con muletas cogiéndole las perchas a la salida de una tintorería. En ese momento la mujer, y él por estar allí, es secuestrada. Ambos son retenidos y trasladados por la fuerza a una lejana ubicación y durante ese trayecto Jack descubrirá que la mujer no es solo agente del FBI, sino hija de un personaje muy importante de Estados Unidos. Ambos tendrán que confiar el uno en el otro durante su cautiverio para poder sobrevivir e intentar escapar con vida.

     Conocimos a Reacher en la primera entrega de la saga, titulada con el nombre de su protagonista y lo recuperamos en esta segunda. Es cierto que no hace falta haber leído el anterior, ya que el autor se cuida mucho en ese sentido, pero, como siempre digo, tengo mis manías y a mi me gusta ir en orden. Reacher es un exmilitar que perteneció a la Policía Militar, "los que nadie quiere", y que recibió en su día varias medallas como la Estrella de Plata. Afirma no conocer apenas su propio país y en cambio conocer de sobra el extranjero así que aprovecha el tiempo que lleva fuera del ejército para ejercer de turista en u tierra. Es un hombre grande, rudo, con unos principios firmemente arraigados y una preparación precisa que no duda en ayudar a quien lo necesita. Es, en definitiva, un personaje carismático heredero de James Bond pero con un estilo que lo diferencia del archiconocido espía ya que frente al caballero impecable y normalmente impoluto, Reacher es un hombre rudo al que no le importa demasiado mancharse la ropa... o las manos.

     Lee Child sabe lo que hace con esta novela: un libro que enganche al lector para que se le pasen sin pensar demasiado unas cuantas horas. Y para ello nos deja una novela plagada de acción en la que cualquier cosa que parezca simple se terminará complicando. Por supuesto que Reacher no busca ser creíble, tampoco Bond o Bourne lo hacen, a fin de cuentas, son una suerte de héroes modernos que no necesitan disfraz, pero cuyas habilidades suelen rozar con el término superpoder. En esta ocasión, y con chica más que atractiva incluida, entramos de lleno en una trama en la que los grupos separatistas que buscan la independencia harán el papel de malos para irse poco a poco centrando en el malo principal, la némesis de Reacher. Y el lector durante este proceso, se sienta y disfruta. Es más, ni siquiera se le pasa por la cabeza la posibilidad de que Reacher no lo consiga, y tampoco importa demasiado conocer ese detalle tan importante en otras tramas. Aquí de lo que se trata es de sentarse y disfrutar de un poco de acción, cosa que Child se encarga de hacer a manos llenas. Y nosotros solo tenemos que disfrutar.

     Morir en el intento es una lectura entretenida con la que pasar unas cuantas tardes. Uno de esos libros que parecen fáciles pero que, sin duda, no lo son. A fin de cuentas nos sobran entretenimientos como para elegir leer.

     Y vosotros, ¿os gustan este tipo de libros o los dejáis para el cine?

     Gracias.