estadisticas

viernes, 8 de julio de 2016

"El loco de la colina" a la Peña de Fresnidiello

         
                 Me parece irreal, pero ya han pasado diez meses desde la última vez que me calce los gatos. Diez meses abandonado a la desidia. Diez meses de folixa en folixa y duros vivacs en el chigre. Diez meses en los que, al igual que los riós esculpen el paisaje, la cerveza, a  ido remodelando mi abdomen. Vamos, que da pena verme. En su afán por animarme a retornar a la escalada, mi amigo Carlos me dice que tranquilo, que el que tuvo, retuvo. Yo lo único que he retenido han sido liquídos.
Tras varios amagos, he  decidido acompañar a Pedro a Fresnidiello. Allí, aun nos quedan un par de lineas que probar.
 Desde luego no he elegido el mejor día para retornar a la actividad. El sol fríe de tal manera el ambiente que ni las lagartijas osan asomarse. Y como madrugar no procede, es ya casi mediodía cuando enfilamos el sendero que asciende hasta la base de la pared.


La vía elegida es "El loco de la colina". Vía, que ha resultado más grata de lo esperado, a tenor de los jardines colgantes que se perciben desde la base.  Mantenida en su grado,cuenta en las reuniones con dos chapas con argolla para rapelar y los largos equipados con parabolts casi en su totalidad. Siendo sencilla la auto-protección allí donde no lo esta.
 A nosotros, los largos de cuarto nos han parecido quintos, y el largo de 6a y el de V+, quintos también . 


Para deshacernos cuanto antes de las mochilas, hemos comenzado a escalar más abajo. Entrando por la "Garrido- zapata" para diagonalmente hacia la izquierda ir buscando la chorrera de huecos por la que transcurre el primer largo (IVº) protegido por tres parabolts. Saliendo así un largo de 60 metros.


la segunda tirada (IVº+) continua por la chorrera de huecos hasta su extinción. Cinco parabolts protegen el largo.


El tercero (IVº+), bastante corto, parte verticalmente por un corto murito. Superado este, una placa tumbada nos conduce a la reunión.  Dos parabolts protegen este tramo.


 La cuarta tirada (IVº+) navega con tendencia a la derecha evitando los matojos de vegetación que jalonan  la placa,  No cuenta con equipación fija. Siendo sencillo de proteger sirviendose de los numerosos puentes de roca existentes.


El quinto largo (Vº+) sale por la izquierda de la reunión  a buscar un clavo para a continuación virar a la derecha a buscar un murito más vertical. Donde se encuentran los dos parabolts que protegen el largo. Entre estos, en un pequeño diedro escondido a la izquierda hay un cordino lazado en un puente de roca. Alcanzado el segundo parabolt, torcemos a la izquierda a buscar la reunión unos pocos metros más arriba.


El sexto largo (6a) sale por la derecha a buscar un maravilloso canalizo vertical, al final de este la pared se tumba y decrece en dificultad. Continuamos con tendencia a la derecha hasta un corto muro bajo la reunión donde se encuentra el último parabolt del largo. Parabolt expuesto de chapar  y que nosotros evitamos por la izquierda por terreno más sencillo. Cinco parabolts protegen este tramo



El séptimo y último largo (Vº) parte verticalmente a buscar el espolón. Por el que alcanzamos (en mi caso entre calambres en los dedos, fruto de la deshidratación) la última reunión de la vía. Esta tirada cuenta con cinco parabolt como protección fija.


Tras unos rapeles para recordar, por el agarrotamiento de mis dedos y los enganchones de las cuerdas al recuperarlas, alcanzamos por fin la meta de toda escalada, el chigre. Aquí, ya no me duele nada.
Hay pocas cosas que una cerveza fría no pueda curar. 
Poco a poco la mesa se va completando con compañeros que regresan de su actividad. Es por estos momentos por los que merece la pena postergar un año más la jubilación.


             Buff...... mañana voy a tener agujetas hasta en las orejas.

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