No es una noticia alegre por desgracia, nuestra ninfa Pepito nos ha dejado esta mañana, víctima de un ataque de un gato salvaje.
Ocurrió en la madrugada del viernes, me levanté alarmada por unos ruidos y vi a un gato subido en la mesa donde están las jaulas, tenía a Pepito enganchado. No sé porqué la ninfa bajó, ella duerme en una barrote en la parte de arriba de la jaula y todas las noches la tapamos bien con una manta. Debió molestarle el ruido y bajó a reñir al gato, eso lo hacía mucho con los míos, era muy valiente, demasiado...Pero no esperaba encontrarse a un gato callejero que se las apañó para pasar entre las plantas que protegen las jaulas y engancharla por un ala que le destrozó intentando sacarla.
El veterinario no ha podido conseguir que Pepito superara la infección causada por las heridas y esta mañana, muy debilitado, se ha dormido para siempre. Me queda el consuelo de que lo ha hecho tranquilo y sin dolor.
Pero también me quedan los remordimientos por no haberle protegido mejor, por no haberme levantado antes, por no haber llamado al veterinario de urgencia aunque fueran las cinco y media de la madrugada.
Pero como no puedo cambiar nada de lo ocurrido debo aprender de estos errores para no cometerlos otra vez, toda experiencia produce aprendizaje ¿no dicen eso?.
Os dejo con una foto de Pepito, es la que más me gusta de él.
Ya no podré acariciarlo más😢
La siguiente entrada la dedicaré a contaros otra desgracia, la desaparición de nuestra gata Popu, ocurrida este verano.
Hasta pronto.