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lunes, 22 de octubre de 2012

21O: El pueblo es soberano pero ¿es responsable?



Me encanta seguir las noches electorales. Tengo alma de tertuliana y desde que existe Twitter vomito las reflexiones durante todo el escrutinio.

El primer dato que siempre comentan los tertulianos y creo que el determinante de todo lo demás, es el de participación. La distancia que los ciudadanos sienten frente a la política sólo se vio reducida después del 15M. Está claro, y alguien debería decírselo clarito a los políticos: la inmensa mayoría de los españoles no cree nada de lo que decís. Y se lo han ganado a pulso: prometiendo, mintiendo, robando, ocultando... Tenemos una generación de políticos que, en general, suben a su nave extraterrestre y no saben cómo viven sus votantes. Así que, ¿a quién le extraña que la participación sea cada vez menor?

Parto de la base de que el pueblo es soberano, pero a veces dudo de su sentido de la responsabilidad. Nuestros mayores tienen en la piel la responsabilidad política porque han vivido momentos que han hecho peligrar los tiempos de paz y han puesto a nuestro país al borde del precipicio. Sin embargo, las nuevas generaciones que hemos vivido en la paz y la democracia, no parece que nos hayamos enterado mucho.

Nadie discute los grandes motivos que todos tenemos para desconfiar de los políticos, pero no ir a las urnas... es peligroso. Lo digo por el auge de los nacionalismos en determinadas naciones pero también por las mayorías absolutas que da esta ley electoral. Cada uno debe votar lo que le dicte su conciencia, pero por encima de todo, debe votar. En noviembre de 2011 hubo un llamamiento al voto blanco y nulo, lo que desembocó en una mayoría absoluta.

De verdad, no es por repetir el argumento in aeternum, pero hay que votar. Aunque la ley electoral no sea justa, aunque sea necesario modificarla. En todo caso, habrá que trabajar para cambiarla, pero no votar, no es la solución. Nuestro presente y nuestro futuro exigen un ejercicio de responsabilidad con nuestro derecho al voto.

Al margen de lo obvio: que gran sorpresa al encontrar a Pachi Vázquez o a Feijóo con traductor simultáneo en Televisión Española. Imagino que se plantearon no traducir a Urkullu... En fin. Esas y otras cosas de nuestra televisión, la de todos, que convoca a unos tertulianos grises (salvo excepciones) que tienen poca o nula conexión con los territorios. Esa televisión que ya aísla a los "rojos peligrosos".

Esa televisión que pone las intervenciones completas de Basagoiti y Cospedal, a Mintegui la dejan tres segundos y Patxi López dice hola y adiós. En fin, qué lástima. Con lo plural que era RTVE. Cada vez se les ve más el plumero.