viernes, 23 de noviembre de 2012

Descuida - Albertucho



Hoy os vengo a dejar una canción. De las relaciones destructivas y necesarias. De todas. Si habéis tenido alguna (con el casero, el vecino, un hobby...) podéis aplicar la letra. Espero que la disfrutéis tanto como yo, que estoy reenganchada a ella. ¡Ah, y va con letra!

Descuida, que me queda más saliva para hundirte en mi desdicha y enseñarte las heridas. 
Respira, y no asustes al que viene rojo como las dos rosas que te traigo pero ojito que espinan, 
y no quiero que la sangre que derrames me salpique. 

No es vida, ensancharse mis pulmones para hincharme los cojones y eres, siempre la mejor de las personas que ha pasado por mi estima.Me regalas los detalles, me conoces hasta ser destructiva que el destino lo domino y así te incluyo en mi vida. 

Añora, ese tiempo en el que el viento era el dueño de tu pelo ahora soy yo el que lo soba y doma, aunque carezcas de espuelas el caballo que desboca y que se pierda en tu cabeza. 

No es vida, ensancharse mis pulmones para hincharme los cojones y eres, siempre la mejor de las personas que ha pasado por mi estima.Me regalas los detalles, me conoces hasta ser destructiva que el destino lo domino y así te incluyo en mi vida. 

Sufre por nada, verás como estallas, cobarde, hace tiempo me cago por patas.Parar relojes que oprimen y encogen.
Sabes que eres mi única hada, que viste de luces mi oscura mirada y todas las noches ofrece su cama. 

Si sangras y te encuentras a mi lado llámame que yo me empapo y anestesio tus dolores con el polen de las flores. 

sábado, 17 de noviembre de 2012

La frágil confianza



Me imagino que la confianza es algo parecido a lo de la foto: un conjunto de interconexiones diminutas, casi imperceptibles entre seres humanos. Con una particularidad que no tiene las neuronas: las conexiones son de cristal. Flexibles, pero frágiles. Con la propiedad de poder engrosar los lazos o adelgazarlos. Incluso de romperlos.

No hay comportamientos predefinidos. La confianza se crea, modifica o destruye en base a las percepciones de los individuos con respecto a los comportamientos del resto de individuos con los que están conectados. Por ejemplo, un gobierno tiene millones de conexiones con millones de individuos. Unas más gruesas, otras más delgadas. A diario, miles de ellas, frágiles, finas, imperceptibles se crean. Otras, robustas o débiles, se destruyen. ¿De qué depende de que esas conexiones de cristal se comporten de una manera u otra? De las declaraciones, Consejos de Ministros y de los coches que exhiban los miembros del gobierno (por ejemplo).

Imagino que la conexión de confianza entre una madre y su hijo es robusta, fuerte, prácticamente indestructible desde el lado de la madre. Sin embargo, el hijo, a medida que crece, necesita alimentar ese brazo cristalino entre su madre y él. Porque cuando son pequeños, todas somos heroínas, pero a medida que crecen, nuestros hijos entienden que somos humanas. Depende de nosotros, de nuestras contestaciones, nuestros actos, nuestro cariño, del tiempo que pasemos con ellos, que nuestros hijos también trabajen por mantener una conexión imposible de demoler.

A veces, nos unen a otras personas más de un lazo de cristal. Pueden ser varios. Un número indefinido, tan variado como los motivos por los que confiamos en una persona. Diferentes tamaños, flexibles... Se crean, desaparecen, se rompen en mil pedazos...

Lo complicado de la confianza es que es muy fácil quebrarla, pero es extremadamente difícil recobrarla. Porque todos nuestros movimientos, nuestras miradas, cuentan para construir y destruir. Entonces, ¿cuál es el secreto para mantener nuestra red de interconexiones de cristal frágil en buen estado? Sólo hay que tener claro que, como siempre, resulta mucho más sencillo exterminar que cimentar.

domingo, 11 de noviembre de 2012

La muerte como resorte

La frase del título es de Pedro Blanco, de la Cadena Ser. La escribía en su Twitter el viernes a raíz de que Gobierno y oposición reaccionasen a los desahucios tras el suicidio de Amaia Egaña poco antes de que fueran a desahuciarla. "La muerte como resorte... Qué lástima".

Pues sí, qué lástima. Y lo peor de todo es que siempre es así. La imagen que ilustra el post es el premio World Press Photo del año 2004. Fue tomada por Arko Datta, fotógrafo de Reuters de origen indio, tras el tsunami que arrasó el sudeste asiático. Sólo viendo las terribles imágenes se activó la solidaridad. Pasó lo mismo con el acoso escolar, la violencia de género y de corazón espero que suceda con la dependencia, porque parece que es la única manera de encontrar alguna solución o paliativo a las tremendas situaciones que tienen que hacer frente miles de personas día a día.

Hoy mismo hemos sabido que una anciana leonesa falleció y su hija discapacitada tardó poco en hacerlo puesto que era la que le proporcionaba los cuidados necesarios. Es tremendo que una señora de 82 años tenga que esforzarse en los cuidados de su hija de 40 hasta su fallecimiento. ¿Alguien ha tenido que cuidar de otra persona si quiera con una gripe? Pues imagínense hacerlo hasta que la naturaleza continúa su curso.  Ni si quiera me atrevo a pensar en las horas/días que la hija tuvo que pasar y su horrible muerte.

Lo tremendo del caso es lo siguiente: "Fue la propia Policía Local la que se topó con lo sucedido después de llevar varios días buscando a las mujeres, precisamente para realizar una evaluación de la capacidad de la madre, dada su avanzada edad, para cuidar de la hija." 

¿Y esperamos a los 82 años y, probablemente, a una decrepita salud? Lo que está enfermo es nuestro sistema, nuestra sociedad que no puede -o no quiere- proteger a los más débiles. Es terrible que sólo este tipo de cosas, que pasan a diario, sirvan a los responsables para tomar medidas y al resto de la sociedad para convencernos de que tenemos que cuidar de las personas que nos rodean. Vamos, volver a utilizar la muerte como resorte.

martes, 6 de noviembre de 2012

La sanidad en Castilla La Mancha


Foto del diario Público

Este señor de la fotografía es Luis Carretero, gerente del SESCAM, el Servicio de Salud de Castilla La Mancha. Dice que los castellano manchegos vamos a notar poco el cierre de algunas urgencias y que la gestión privada de los hospitales de la región es una solución a todos nuestros problemas.

Ya sabemos en la situación en que la crisis y las decisiones políticas (especialmente estas últimas) están dejando servicios tan básicos como la sanidad y la educación. Y no es mi intención sumarme al coro de voces indignadas que llevan mucho tiempo clamando al cielo ante esas decisiones, desastrosas por otro lado para el presente y para el futuro. Pero teniendo en cuenta que es invierno y tengo una niña pequeña, pues ahora mismo es la época dorada de pasar tiempo en el centro de salud y hay cosas que llaman la atención. 

Resulta que la localidad donde resido, Seseña, solamente dispone de dos pediatras para una población de más de 17.000 habitantes, muy jóvenes y subiendo. Es decir, que presumiblemente la población infantil es bastante amplia. De hecho, hay dos guarderías públicas repletas y con listas de esperas, y tres privadas. Y no hablamos de los colegios que son en la práctica seis y en el último construido, el de El Quiñón, van a ampliación de barracón por año (llevamos dos).

La cuestión es que solamente contamos con los servicios efectivos de una pediatra que además hace guardias y corre turnos. De verdad que no sé donde se mete el otro titular de pediatría porque está mujer está saturada. Para más inri, cuando esta mujer descansa -que lo hace aunque intuyo que menos de lo recomendable- su sustituto no es un pediatra, es un médico de familia. Total, que la pediatra receta casi por automatismo y, aunque estoy convencida de que pone todo su cariño, son muchas horas de trabajo y al final despacha niños como churros.

No hablamos de la pesadilla de pedir cita, porque como tampoco hay administrativos, la opción es utilizar la página del SESCAM -esa gran página-, pero que no se te ocurra tener que ir a la enfermera porque para eso la página no vale. Y si estás en desacuerdo con los métodos de tu pediatra -eso da para otro post-, pues básicamente te aguantas con lo que tienes.

De momento, tenemos urgencias. El domingo pasado las utilizamos por primera vez. Un médico, una enfermera. Un aviso de un paro cardíaco a una señora mayor y... todos a salir corriendo, claro. Total, que nos fuimos sin informe, sin tratamiento alternativo (era una reacción tirando a severa a un antibiótico) y con la única indicación de no seguir con el tratamiento que teníamos hasta entonces.

Y la pregunta es: ¿En serio, señor Carretero, nos dice que no vamos a notar el cierre de algunas urgencias? ¿Acaso cree que no nos hemos dado cuenta de los recortes tan brutales que está sufriendo la sanidad en la región desde principios de año? Porque, por suerte o por desgracia, vivimos en un pueblo limítrofe con Madrid y utilizamos muchas veces las urgencias de Madrid -no, no pienso ir con un cólico hasta el hospital de referencia que está en Toledo capital.- Pero no me quiero imaginar lo que debe ser vivir en otros puntos de la Comunidad. ¿De verdad la gestión privada va a permitir que los hospitales estén saturados porque gestionan una población mayor de la que pueden absorber?

Estamos de acuerdo en que la dispersión de la región es una dificultad en muchos aspectos de gestión y prestación de servicios. Pero esta región había conseguido mantener una calidad decente y un nivel aceptable en la sanidad y se lo están cargando. ¡Yo que presumía de tener acceso al médico de cabecera sin tener que esperar dos días como en Madrid! 

Sólo van a conseguir que los ciudadanos de municipios limítrofes con otras comunidades acabemos saturando los servicios de esas otras comunidades -más-. Al fin y al cabo, para tener esperas y un servicio insípido e impersonal, además de una merma de la calidad por saturación de sus profesionales, prefiero desplazarme 20 kilómetros que 70. Así que probablemente no, señor Carretero. Probablemente no notemos la reducción de algunas urgencias, pero estamos notando todo lo demás.

sábado, 3 de noviembre de 2012

El niño malo



Érase una vez un niño al que le llamaban malo, vago, desinteresado. De tanto repetírselo, el niño acabó creyendo lo que le llamaban una y otra vez. Tomó su papel y se puso a interpretarlo, tan en serio, que le resultaba muy difícil no hacerlo.

Sus padres, preocupados porque las crisis típicas de las edades se alargaban, lo llevaron al médico y tras descartar que tuviese un retraso, le diagnosticaron "Trastorno Déficit de Atención" TDAH (pero sin hiperactividad). Animados por tener un diagnóstico, comenzaron su tratamiento con J. Burrueco, una psicóloga infantil que les iba a ayudar. Las sesiones empezaron conociendo al niño y con la medicación típica de estos casos. El niño seguía creciendo. Las pastillas hacían su efecto y lo dejaban relajado (¿pero no habíamos dicho que no tenía hiperactividad?) Sin embargo, era incapaz de concentrarse para aprender lo que sus compañeros aprendían.

De tanto intentarlo y viendo que sus profesores no le reconocían nunca los pequeños avances que iba realizando, tiró la toalla. Porque él crecía y se daba cuenta de que todo seguía igual a pesar de tomar la pastilla y de esforzarse. Y la señora Burrueco, que comenzó cuatro años antes un tratamiento que iba a funcionar, no se percató de que había que cambiar el rumbo y apoyar al "niño malo" de otra manera, con trabajo pedagógico. Es más, una sugerencia tomada al vuelo le descolocaba SU DIAGNÓSTICO.

Un día, sus padre no pudieron más: salieron a la calle para dar la voz de alarma y no resignarse a colgar el cartel de "se traspasa" en la vida de su hijo. Fueron al colegio y pidieron medidas. Fueron a los médicos y les pidieron soluciones. Y en esa lucha continúan... despistados, desconfiando pero con más energía que nunca.

Dicen que "el niño malo" ya sabe que no lo es. Dicen que está dispuesto a luchar porque tiene a todo un mundo a su lado. Dicen que es imposible que esto no salga bien, porque está hecho de la mejor materia humana. Dicen, con conocimiento de causa, que será un adulto excepcional a pesar de todo.

Pd: La historia de "El niño malo" es una historia real. Se agradece cualquier información o indicación sobre esta enfermedad. ¡Gracias!

miércoles, 31 de octubre de 2012

Celebrar Halloween: ¿Truco o trato?



¿Habéis visto que pocholada de dibujo? El resto de la pintura la trajo en la ropa...

Seamos claros: a mí siempre me ha encantado Halloween. Cuando era pequeña, me iba con unas amigas a mi casa del pueblo a disfrutar de un fin de semana de historias de miedo, brujas, chucherías y velas. Me encantaba. Después, empecé a disfrazarme para salir en la noche de Halloween y cada vez lo pasaba mejor. Con el paso del tiempo es una costumbre que había perdido y me daban envidia mis sobrinas pequeñas que salían a hacer "Truco o trato" por su urbanización.

Ahora que soy mamá, retomo la costumbre y me ha sorprendido muy gratamente que en la guardería hayan apostado este año por celebrarlo. Están tan lindos... Sobre todo cierta brujita que se ha negado a ponerse el sombrero... Desde el primer momento, llevamos decoraciones y empezamos a buscar un traje para la enana. (Cómodo para todos, por favor, que hoy he visto cada cosa...) Y me he muerto de envidia cuando he visto que en el colegio de primaria habían organizado una fiesta para los "mayores". 

Pero veo que, sobre todo este año, muchas personas de mi entorno se oponen a celebrarlo. Pero, ¿qué hay de malo? ¿En serio es mejor celebrar el sacrosanto Día de Todos los Santos que Halloween? A mi modo de ver, hay espacio para todo. ¿O es que en Navidad no hemos adoptado a Papá Noel y no ha pasado nada? Probablemente durante estos años estemos institucionalizando una fiesta que viene de fuera y que, como todas, promoverá el consumismo. Pero... ¿acaso en este país es necesario tener una excusa para gastar dinero, montar una fiesta o ponerse hasta las cejas de alcohol, en algunos casos?

En fin, que hay personas que se emocionan como niños yendo al fútbol o viendo a un famoso a 50 metros de distancia, y a otros nos dan ganas de ponernos a saltar cuando entramos a la guarde de los peques y vemos la decoración, los pequeños disfrazados y las profesoras con unas ganas que tiran para atrás. Ahora toca quedarse en casa porque los horarios lo requieren, pero estoy deseando que crezca para tener una excusa para disfrazarme y celebrar Halloween. Ya empiezo a pensar en mi disfraz...


sábado, 27 de octubre de 2012

Yo concilio... de verdad

¡Menuda semana! Ha sido de lo lindo en cuanto al trabajo y en cuanto a todo lo demás.


Esta es Durga, la diosa madre del hinduismo. Podéis cambiar las flores por todo tipo de cachivaches habituales en una madre, y así es mi vida habitualmente. (Vamos, como la de todas las madres.)

Ya sé que voy a incumplir una de las primeras cosas que os conté, aquello de que no hablaría de mi hija. Pero bueno, en realidad no es tanto así. Hoy os quiero hablar de la conciliación. 

Que la responsabilidad del cuidado de los hijos recae principalmente en las madres, no es ninguna novedad. En mi caso, afortunadamente, comparto prácticamente al 50% la responsabilidad pero hay cosas que la vida diaria se ha encargado de que sean asunto mío. Por ejemplo, tengo jornada reducida con lo que puedo ir al médico por las tardes con mayor facilidad que mi pareja. O la comunicación con las profesoras de la guardería, que también es cosa mía. Yo la llevo y la recojo, así que es natural que me encargue. La ropa, las cosas que necesita para la escuela... (Eso sí, de la comida me olvidé hace muchos meses :P)

Vamos, que en absoluto me quejo porque tengo una vida personal, familiar y laboral atareada, pero no ahogada. Además, desde el día que me incorporé a trabajar, aprendí a separar perfectamente cada faceta. Evalúo en cada momento preciso dónde debo estar, teniendo muy clara de antemano cuál es mi prioridad. Pero el trabajo es importante para mí. No sólo económicamente. Necesito trabajar para funcionar, para seguir aprendiendo y no oxidarme. Para pensar, para ser un ser autónomo, para alcanzar logros y metas, para sentirme aliviada cuando llego a casa.

El caso es que el viernes quise quedarme por la tarde en el trabajo. "¿QUISISTE?" Pues sí. Como digo, tengo reducción de jornada para estar con mi niña y todos los días salgo a las 3 de la tarde. Un chollo.

El viernes era un día intensivo: teníamos un evento y varias reuniones para preparar un trabajo muy interesante del que ya os contaré, porque es espectacular. Acabamos tardísimo y una llevaba desde las 6 despierta y estaba cansadísima.

No es la primera vez que me quedo pero evidentemente me acordé de mi niña y el "guasap" echaba humo de hablar con el padre para ver cómo iba la cosa. Por suerte, durmió una siesta larga y aguantó despierta hasta que llegué. Cuánto más me acercaba a casa, más me angustiaba sólo de pensar que ya estaría dormida. Pero llegué, la besé, jugué un ratito con ella y se marchó a la cama.

Y oye, me dormí la mar de satisfecha porque, aunque había sido un día duro, tenía la satisfacción de haber alimentado mi materia gris y mis emociones. Ningún sentimiento de culpa. Había cumplido con todas mis tareas como mamá (con la inestimable ayuda de la abuela y del papá), mi niña estaba genial y como profesional había participado en algo importante y muy estimulante intelectualmente.

Hace poco más de un año que sigo en Internet a una plataforma que se llama Conciliación Real Ya. La encontré poco antes de incorporarme, cuando pensaba que a pesar de no tener ningún problema para acogerme a la reducción de jornada, me iba a hacer polvo emocionalmente separarme de la nena. Y lo he llevado genial. Aunque por la plataforma sé que hay casos terrible de no conciliación.

He llegado a la conclusión que la conciliación es tener libertad de elección. Nosotros (mi pareja, mi nena, los familiares cercanos y yo) somos felices con la situación que tenemos y eso es lo más importante. Negociamos, charlamos, planteamos las situaciones tal y como llegan, se lo explicamos a la peque lo mejor que podemos y todos llegamos a un acuerdo.

Llevo bien lo de la guardería aunque soy consciente por descontado de que, como una madre, nadie cuida de sus hijos. No me creo lo de la socialización con tan poca edad, pero ella está encantada de llegar a la escuela y ver a un montón de niños. Y hacer actividades (pintar, psicomotricidad y demás) no creo que sea malo. ¡Está jugando con otros niños!

Como desiderátum: ojalá todos los papás, mamás, niños y familiares encuentren su propia fórmula de conciliación con la que poder ser felices. Y ojalá que la administración, las empresas y la sociedad los dejen llevar a cabo su plan.

martes, 23 de octubre de 2012

La autoridad competente


¡Oye, si al final le he encontrado utilidad al par de horas que me paso en el coche para ir  venir del trabajo! Me da tiempo para pensar de qué demonios voy a hablar cuando me suba al cajón... La cosa es que tenía pensado hablaros del lugar donde moramos mi humilde familia y yo (El Quiñón, Seseña, Pocelorandia...) pero me ha sucedido una anécdota que me ha hecho reflexionar. (No temáis, pienso contar lo más objetivamente que pueda lo que pasa por El Quiñón, entre otras cosas, porque hay novedades y carne fresca).



Igual alguno piensa: "Pues sí que empezamos bien, poniendo fotos gores". Nada de eso: esta fotografía fue tomada en la Puerta del Sol, año 2010, cuando la policía municipal de Madrid abrió fuego contra un sospechoso y una bala perdida impactó contra este señor que pasaba por allí. El resultado para este pobre hombre fue que perdió un ojo.

Me he acordado de este suceso porque esta mañana campaba yo por la Calle 30 (ejem, para ser una calle veo poca acera) y a la salida de una de las zonas cubiertas me he puesto a adelantar. Al poco tiempo, dos policías municipales se han puesto detrás mía. Yo iba pendiente por si debía apartarme pero, al no ver luces ni escuchar señales acústicas, continué adelantando al máximo de la vía (90 en ese tramo. Me sé la lección).

El primero de los motoristas me sigue muy, muy cerca y al final cedo a la presión y me aparto al carril central. Pasa el primer municipal y nada. Pero pasa el segundo, se queda a mi lado y me empieza a hacer señas para que le mire. Le miro que para eso es la autoridad, y se pone un dedo en el ojo como diciendo: "A ver si te fijas!"

¿¿¿A ver si me fijo??? ¡A ver si es que estamos acostumbrados a que nos pongan alfombra de seda cada vez que queremos hacer lo que nos salga del casco! Claro, porque recuerdo que iba a la velocidad máxima de la vía y ellos no me indicaron, como deben hacer reglamentariamente, que iban a alguna llamada urgente.

Creo que hemos hecho algo muy mal con algunas personas que ostentan la autoridad. Hemos dejado que se acostumbren a llevar SIEMPRE y en todo caso la razón, aunque se salten las normas por las que ellos mismos velan (como el civismo, por ejemplo, o las normas de tráfico). No soy ni mucho menos una antisistema (alguno incluso diría que soy demasiado fiel al sistema), pero lo que no veo tolerable es que haya determinadas personas en los cuerpos de seguridad que se crean por encima del bien y del mal. Es un mal que aqueja especialmente a las policías municipales. No sé por qué razón. Si no que se lo pregunten a las gentes de Coslada.

Pero también les pasa a otros como la Guardia Civil. Algún día os contaré la anécdota con el agente Vaqueriza y sus ganas de protagonizar "Corrupción en Seseña 2". La primera parte ya la vieron en sus mejores cines durante el verano de 2006 y sucesivos.

Moraleja: si algún día os sigue una patrulla de cualquier cuerpo de seguridad, por favor, parad el coche antes de hacer reverencias. Eso no viene en el código de circulación, pero tiene que ser peligroso hacerlo a la par.

lunes, 22 de octubre de 2012

21O: El pueblo es soberano pero ¿es responsable?



Me encanta seguir las noches electorales. Tengo alma de tertuliana y desde que existe Twitter vomito las reflexiones durante todo el escrutinio.

El primer dato que siempre comentan los tertulianos y creo que el determinante de todo lo demás, es el de participación. La distancia que los ciudadanos sienten frente a la política sólo se vio reducida después del 15M. Está claro, y alguien debería decírselo clarito a los políticos: la inmensa mayoría de los españoles no cree nada de lo que decís. Y se lo han ganado a pulso: prometiendo, mintiendo, robando, ocultando... Tenemos una generación de políticos que, en general, suben a su nave extraterrestre y no saben cómo viven sus votantes. Así que, ¿a quién le extraña que la participación sea cada vez menor?

Parto de la base de que el pueblo es soberano, pero a veces dudo de su sentido de la responsabilidad. Nuestros mayores tienen en la piel la responsabilidad política porque han vivido momentos que han hecho peligrar los tiempos de paz y han puesto a nuestro país al borde del precipicio. Sin embargo, las nuevas generaciones que hemos vivido en la paz y la democracia, no parece que nos hayamos enterado mucho.

Nadie discute los grandes motivos que todos tenemos para desconfiar de los políticos, pero no ir a las urnas... es peligroso. Lo digo por el auge de los nacionalismos en determinadas naciones pero también por las mayorías absolutas que da esta ley electoral. Cada uno debe votar lo que le dicte su conciencia, pero por encima de todo, debe votar. En noviembre de 2011 hubo un llamamiento al voto blanco y nulo, lo que desembocó en una mayoría absoluta.

De verdad, no es por repetir el argumento in aeternum, pero hay que votar. Aunque la ley electoral no sea justa, aunque sea necesario modificarla. En todo caso, habrá que trabajar para cambiarla, pero no votar, no es la solución. Nuestro presente y nuestro futuro exigen un ejercicio de responsabilidad con nuestro derecho al voto.

Al margen de lo obvio: que gran sorpresa al encontrar a Pachi Vázquez o a Feijóo con traductor simultáneo en Televisión Española. Imagino que se plantearon no traducir a Urkullu... En fin. Esas y otras cosas de nuestra televisión, la de todos, que convoca a unos tertulianos grises (salvo excepciones) que tienen poca o nula conexión con los territorios. Esa televisión que ya aísla a los "rojos peligrosos".

Esa televisión que pone las intervenciones completas de Basagoiti y Cospedal, a Mintegui la dejan tres segundos y Patxi López dice hola y adiós. En fin, qué lástima. Con lo plural que era RTVE. Cada vez se les ve más el plumero.

domingo, 21 de octubre de 2012

¿Qué haces aquí?


Esto es siempre así ¿no? Quiero decir: creas un blog y la primera entrada la dedicas a explicar para qué has creado este blog. Pues pienso ser muy tradicional en este sentido.

Hace pocos años pensaba que los blogs habían caído en desuso con la aparición de las redes sociales. Alguien me dijo que eso no era así, que estaban absolutamente de moda. También comenzaron a llegarme ecos de que si no tenías un rincón en Internet donde poner tu cajón, subirte a él y vocear lo que opinas, no eres nadie. Después, que es una manera de promocionar tu negocio.

Pues bien: ni soy amiga de modas, ni me interesa en particular ser alguien, ni tengo un negocio propio. Pero sí es cierto que en muchas ocasiones he pensado en crear un blog para poder dar rienda suelta a muchas reflexiones que pasan por esta cabecita cuando no está pensando en su trabajo o en su hija. Además, una buena amiga montó su rinconcito por aquí y como que intentas animarte. Y llegaba la pregunta clave: ¿Y de qué tema voy a hablar en el blog?

La cuestión es que no tengo sólo un interés. Soy una persona que cada semana quiere ser una profesional distinta: hoy enfermera, la semana que viene neuróloga y la siguiente, dueña de una papelería. Vamos, que necesito estímulos intelectuales constantes a pesar de que a veces el día no me dé para alimentarlos.

Tengo un interés prioritario: mi niña. Pero me niego a ser una mamá bloguera más. Con todos mis respetos porque sigo a muchas mamás que bloguean, no me veo hablando de las cosas de la pequeña. No va conmigo. Por motivos laborales, me interesa la comunicación, pero conozco el "mercado" y no tengo nicho. Al menos no para alimentar un blog habitualmente. Además, esa inquietud la tengo cubierta con mi labor diaria.

Otro motivo: mi interés creciente por lo chino. Era lo más claro pero... ¿le interesa a alguien la opinión de una periodista que no ha estado nunca en China, que no habla el idioma y que picotea entre noticias en inglés y (pocas) en castellano? Probablemente sí, pero el mundo se me queda pequeño.

También me interesa la política, las problemáticas sociales, los asuntos que surgen en mi localidad, la televisión, las nuevas tecnologías...

Así que, voy a diversificar mi invasión de este pequeño rincón de Internet: cuando me suba al cajón a vocear, nunca sabréis el motivo pero siempre la intención: regalaros una reflexión. La enésima reflexión.