Ayer
preparaba mi salida a Jigging y seleccionando los jig me tropecé con ellos, ahí
están, ahí siguen y entonces me acosté pensando en ellos y cómo nos conocimos.
Corría
el año 2.003 y éramos de la escuela de maese Nicola Zingareli en el riconcito
que Seaspin nos tenía reservado a los Españoles, nos guiaba en todo lo
referente a pescar con muestras y entre todos íbamos dándole forma al Spinning
en España, cañas, muestras, hilos, bajos, grapas….todo era compartido y
examinado hasta el milímetro.
Y
entonces nos habló del Deep Jigging y se abrió un mundo nuevo, devorábamos los
vídeos de un tal Matsutani moviendo la caña con una energía que solo verlo
agotaba.
Y
comenzaron las salidas y las capturas, en Gran Canaria era alucinante verles
con animales muy buenos, sus experiencias me corroían de envidia, mi barco
estaba fuera del agua y no tenía fecha a la vista de volver a tocarla. No podía
más, no podíamos más.
Así
que provistos de lo que entonces era indispensable, unos jig, confeccionamos
nuestros primeros assist con el cordaje y por supuesto cogido con hilo dental
más el retráctil, esa era la fórmula. El GS-9 de Daiwa era la máquina perfecta
y la caña, pues una caña.
Y a
Antonio y a mi se nos presentó la oportunidad, el amigo Carmelo nos invitaba a
salir en su barco. Le comentamos nuestras intenciones y el hombre sin entender
de lo que le hablábamos asentía a todo.
Por
fin, arranca el, en aquel entonces, Deep Jigging en Fuerteventura, es el 7 de
febrero del 2.004, ante los atónitos ojos de Carmelo nos ponemos a hacer el
Matsutani y aun nos preguntamos cómo no nos echó al agua…..
Hasta
que Antonio se estrena y obtiene el primer animal a Jigging en Fuerteventura,
es un pequeño Medregal, un Loquillo y de su boca prende él, el Metalic Sardine,
nuestro primer y en aquel entonces único jig.
A
partir de entonces vino todo lo demás y aquí seguimos, moviendo el Choco.
Seguimos
en el intento…