Ya tocaba, hacía tiempo que veníamos hablando de dar el salto para conocer a nuestros vecinos y dar unos lances juntos, charlar de nuestros asuntos, etc...
Así que Alejandro y yo cruzamos la bocaina que nos separa y nuestro anfitrión Femes nos esperaba en el puerto de destino para acto seguido y tras un breve saludo inicial partir directamente a lo que nos gusta, lanzar cosas al agua.
El viento nos obliga a ir dando saltos de un lado para otro durante toda la mañana hasta llegar una zona donde nos da de espalda. Un posible ataque en caída que he tenido yo y un avistamiento de Pejerrey que le ha entrado a Femes es todo lo que pudimos hacer.
Tenemos que meter algo para el cuerpo antes de continuar por la tarde ya en otra zona en busca de Lubinas o Bailas. La marea está a tope, el lugar es bonito, una playa enorme que en su zona norte es seguida por piedras muy sugerentes, aunque la orilla es para hacer tobillos con tanto bolo por el que hay que patear.
Alejandro es el único que ha podido tener una Baila al otro lado de su hilo sin poder tenerla finalmente en la mano por desanzuelo. Llegados nuevamente a la playa la marea ha bajado y lo ha hecho a lo grande, tenemos que meternos bien adentro en el agua para conseguir llegar a la ola y traspasarla con el lance.
Unas pocas gaviotas nos delatan la presencia de carnada en la orilla y podemos observar como es atacada por pequeños Pejerreys de los que tan solo Femes ha conseguido una captura. Nos sorprendió el hecho de que ni una triste Baila o Lubina participara del banquete o igual estaban y han pasado de nuestras muestras de la misma forma que lo hicieron los Pejerreys.
El día ha sido intenso y toca relajarse con unas cervezas a la vez que volver a chascar algo que nos reponga. Se nos une el amigo Dani y hemos compartido un buen rato de mentiras.
La intención del segundo día era ir a por Lubinas muy cerca de nuestra morada, pero ya la poca luz del alba le muestra a Femes que el mar no está por nosotros y es momento de tomar rumbo nuevamente a la zona de la mañana del día anterior.
Estamos muy cerca de donde comenzamos ayer, el viento es de cara, el mar está picado, una pinta estupenda, delante nuestro mucho fondo casi desde la misma postura, decido sondear el fondo con un jig y a los pocos lances y bien a fondo una Sierra se hace con él.
Llega Dani, ya han pasado unas tres cuatro horas y la cosa pinta de que el pescado no está por comer. Llegando el repunte de marea un par de ataques de Sierra a Dani y a mí ha sido todo. Finalmente ha sido Femes el que ve doblar su caña con una Aguja que ha entrado en caída, nos deleita con un pequeño salto, foto y al agua.
Lo importante evidentemente no han sido las capturas y aunque las hubiera habido seguramente ocuparían el segundo lugar, porque lo realmente importante han sido los buenos ratos compartidos. Nos llevamos la impresión de haber conocido a dos buenos pescadores, buena gente y comprobar una vez más lo distintas que son todas y cada una de nuestras islas por muy cerca que estemos unas de otras.
Los pesqueros conejeros tienen mucho para caminar y eso ayuda a prolongar las jornadas de pesca, estás en una postura y no has hecho dos lances cuando ya le estás echando el ojo a otro sitio desde el que lanzar. Repetiremos sin lugar a dudas.
Gracias Femes en nombre de Alejandro y mío por dedicarnos tu tiempo.
Seguimos en el intento...