Y a base de mucho mirar y estudiar, se ha dado cuenta de que los gastos de tener abierta una cuenta corriente, con su tarjeta de débito, su banco en línea y su tarjeta de crédito es de 120 euros anuales de media y ha visto la luz. De repente, se ha dado cuenta de que si cierra tres de las cuatro cuentas corrientes que tiene y se queda sólo con una, los gastos anuales se reducen en 360 euros y, de repente, la "rentabilidad" anual de su dinero se cuadruplica. Es decir, igual que con el fondo de inversión, pero sin asumir riesgo alguno y libre de impuestos.
La rentabilidad del dinero que no gastas es siempre mayor que la del dinero que obtienes de la inversión ya que el Estado, de momento, grava el aumento de ingresos pero no la reducción de gastos.
La reducción de gastos tiene, por supuesto, un límite que es el mínimo básico para sobrevivir, pero muchas personas no son conscientes de que pueden reducir sus gastos sin que su nivel de vida sufra merma alguna.
Como decía mi abuela: "para llenar una bañera, lo primero es poner el tapón".