Hace un par de años me recomendó a Kazuo Ishiguro, conocido por su novela Lo que resta del día; (1992); diciéndome que Nunca me abandones (2005) había sido la mejor novela que había leído ese año. Y leí esa novela inquietante y magnifica de Ishiguro, que también fue llevada al cine (aunque esto, más que garantía, hoy en día, es un mal signo), pero sin duda, es un escritor estupendo.
Pero volvamos al descubrimiento: Dazai. Me envía, pues el artículo: El (o)caso de Osamu Dazai, que publicó la revista on line Coroto*. Lo imprimí para leerlo con calma y sin los reflejos de la pantalla. Me emocionó profundamente.
Me hice con dos de su breves libros, gracias a la profesionalidad de los libreros de Enclave (¡yo había olvidado el nombre del autor!), de una novela fundamental de Dazai: Indigno de ser humano, (2010), Barcelona: Sajalín, y de la misma editorial, los cuentos de Ocho escenas de Tokio (2012).
Dazai es un verdadero enfant terrible de la literatura japonesa. Su literatura está impregnada de su autobiografía, y es una suerte de Jim Morrison con el que los jóvenes nipones se identifican plenamente, en una sociedad tan encorsertada como la japonesa.
Dazai provenía de una familia de la alta burguesía, en la universidad, no asistía a clases y siempre salía sobresaliente en los exámenes. Militó en el movimiento comunista (aunque se burla con sorna de ello en su novela), militancia que le valió la cárcel y la tortura. El joven escritor se vuelve alcohólico, adicto a la morfina, se entrega a una vida disipada y, finalmente, su familia lo deshereda por sus relaciones con una geisha de poco rango. Se intenta suicidar cuatro veces, hasta que finalmente lo logra, lanzándose con su última amante a un río.
Hoy en día, Indigno de ser humano ha vendido más de diez millones de ejemplares, desde su primera publicación en 1948. En 2009 se estrenó el documental La vie Murmurée.
Trailer:
Ya la novela tiene una versión manga que alcanza las tres partes y ha sido muy exitosa. Más allá de todo ello, sin duda Dazai escribe desde el corazón y las entrañas, y su obra deja ver el conflicto de su origen, su sociedad y lo que era. Pero sobre todo, es un escritor estupendo dotado de fuerza y sencillez, que atrapa desde las primeras páginas. Ojalá los editores de Sajalín se animen a publicar Ocaso, quiero seguir leyendo más de este magnífico escritor.
Ilustración del Manga de Indigno de ser humano.
*Coroto es un venezolanismo que significa "objeto cualquiera cuyo nombre no se quiere mencionar o se desconoce"