domingo, 18 de noviembre de 2012

Retratarse en los otros

Autorretrato de Lotte Jacobi, Nueva York, 1937.

"Mi estilo es el de la gente que yo fotografío"
Lotte Jacobi

Hace poco tuve la suerte de visitar en Colonia la exposición retrospectiva de la fotógrafa alemana Lotte Jacobi (Torun, 1896- Concord, New Hampshire, 1990) en el Museo Käthe Kolwitz. Había visto un par de autorretratos de ella en una exposición y poco más. Ha sido fascinante asomarse al trabajo de esta gran artista, en el que el retrato es uno de sus fuertes, pero tampoco se puede dejar de lado sus elegantes y originales  experimentos abstractos y muchos de sus trabajos en ciudades como Nueva York, Moscú, Bucarest...

La actriz Lil Dagover, Berlín, 1928. El encuadre y el juego con el pelaje 
y el perfil del perro es sin duda magistral. 

Jacobi es la cuarta de su generación familiar que se de dedica a la fotografía. Su bisabuelo Samuel, de procedencia judío sefardita, era un maestro en el arte del vidrio, e inicia el oficio dentro de la familia al viajar a París para conseguir con Louis Daguerre, allá por años 1840, una cámara y una licencia para fotógrafo. Vuelve a Torun y abre su primer atelier y las siguientes generaciones de hijos continúan el oficio. El padre de Lotte, Segismundo, se hizo con la sucursal en Torun cuando la pequeña Lotte tenía dos años de edad. Se muda la familia a Posnania y ya el atelier era avalado por el mismísimo káiser Guillermo Segundo de Alemania.

El actor Francis Lederer; Berlín, 1930.

Jacobi crece en un ambiente abierto, tolerante y cosmopolita. Aprende el oficio y trabaja en el estudio junto a su padre. Se casa y, un año después, en 1917 nace su primer y único hijo. Su matrimonio dura muy poco. Luego de la primera Guerra Mundial, y ante los cambios políticos, la familia se muda a Berlín. En 1920 abren un atelier en la Joachimsthalerstr., 5. Allí, pudo  vivir el enfrentamiento de dos épocas "El imperio del Káiser y sus iglesias neorománicas conmemorativas y la República de Weimar con sus experimentos de una nueva sociedad".


El actor Peter Lorre; Berlín, 1932.

La Berlín de ese entonces le ofreció a Lotte todo lo que esta ciudad de la vanguardia tenía: artistas experimentales, teatro político, danza expresionista, pero sobre todo, una nueva forma de concebir la fotografía. Sin duda, la Berlín de aquel entonces era un polvorín creativo y, a finales de los años veinte, era la ciudad ideal para el oficio fotográfico. Existían unos 600 atelier de fotografía en la ciudad, lo que impulsó a un montón de nuevas formas de fotografía, inéditas para ese momento,  y que diariamente aparecían en la prensa, como los  close-up, las tomas cenitales, en picado o su contrario, los ángulos de contrapicado y composiciones oblicuas. Igualmente, el mundo del espectáculo pedía nuevos cambios, y ya no estaban conformes con un simple crítica de alguna obra teatral, sino que también querían ver los entretelones y asomarse a la esfera privada de los ricos y prominentes. Ella escapa de esas demandas de la época, y prefería, para sus tomas buscar la conversación, aguardado a que se le revelase algún aspecto nuevo en aquellas personalidades, algún gesto espontáneo, buscado algún rasgo profundamente personal.


La bailarina rusa Niura Norskaya (Berlín, 1929). La composición con círculos: 
tanto del sombrero, el rostro y la boca es de una hermosura singular.



Sin duda Jacobi logra retratar la belleza intemporal de muchos rostros, como el de la bailarina rusa Niura Norskaya, pero quizá uno de sus retratos más célebres es el que le hiciera a la actriz Lotte Lenya (Berlín, 1929), en el que queda dibujada a la mujer moderna de la época: peinado de chico, cigarrillo en mano, abiertamente atrevida y provocativa, en una composición en el que el blanco y negro contrastan y enmarcan la poderosa, y no poco seductora, mirada de la actriz.


La actriz Lotte Lenya; Berlín, 1929.

Otro de sus conocidos retratos es el que realizó a los hermanos Mann: Erika y Klaus, hijos del más importante escritor alemán del siglo XX, Thomas Mann. El look andrógino de ambos, bastante típico en los círculos más intelectuales y modernos, juega un papel importante en esta foto. Ambos, se adoraban y puede apreciarse la admiración y confianza de uno con el otro, en el casi parece un juego de otredades, un espejo de lo que se comparte y se es.

Los hermanos Klaus y Erika Mann; Berlín, 1930.

En 1932 Jacobi estaba cada vez más en contacto con la izquierda intelectual, así que se embarca en un reportaje de ocho meses en un gran viaje hacia Moscú, Takiyistán y Uzbekistán,  y en el que hace alrededor de 6000 fotos. En los años siguientes, y ante la toma del poder del Nacionalsocialismo se le van cerrando puertas en los periódicos a la vez que disminuye la libertad de prensa. En el año 1935 se ve obligada a cerrar su estudio y parte al exilio, el cual la lleva, sola, finalmente hasta Nueva York.

Cerca del Central Park, en la 6º avenida, esquina con 57, abre un estudio y publica en el New york Herald Tribune algunas de sus fotos de artistas de su época de Berlín. Al principio, algunos periódicos compraron su fotos, pagando uno 25 céntimos de dólar por ellas, nada prometedor, ya que su estilo encajaba poco en la América de ese entonces. Por otro lado, ella no sintonizaba con la temática de moda: retratar el estilo de vida americano. Igualmente estaba mal visto entre los famosos reporteros gráficos de las grandes revistas, el uso, como hacía ella de su pequeña cámara Leica, la cual podemos ver en el autorretrato que abre esta entrada.


Las fotografías acerca de NY son realmente fabulosas, 
como este ángulo hermosísimo del puente de Brooklyn.


No fueron pocas las necesidades que la fotógrafa pasó en aquel entonces, cambiándose una y otra vez de piso y, para subsistir se veía obligada dedicarse a trabajos menores que detestaba: bodas, retratos de niños y demás celebraciones. Pero esa misma necesidad le llevó a cubrir reportajes curiosos, como el que hiciera en la Bolsa de Nueva York, una foto impresionante, en que quedan las huellas de un día de trabajo, ya todos se han ido, y cientos de papeles quedan en el suelo... Jacobi logra captar esa atmósfera del "cazador del 'broker' tras del dolar".

La escena artística que ella retrató tan bien de Berlín no se parecía en nada a la de Nueva York, así que busca contacto con bailarinas de la escuela expresionista alemana y crea una hermosa serie con estas bailarinas, en la que la fotógrafa logra crear sus propias coreografías a través de la danza de todas ellas.



La fotógrafa, el físico y la ética


Albert Einstein; Princeton, New Jersey, 1938.

Lotte Jacobi conocía a Albert Einstein y no pocas veces se encontraban en Berlín, y compartían, entre otras cosas, su aversión por las convenciones sociales, a la vez que ambos estaban influenciados por la ética humanista. Einstein solo se deja retratar por ella para la revista Life (1942) y, curiosamente, quien encarga las fotos solo rechazó una, que hoy en día terminó siendo la más célebre, en la que aparece el genial científico pensativo, enfundado en una chaqueta de cuero, tomando notas en un sofá de su casa de Princeton, fue precisamente esta rechazada porque el editor lo consideraba como un retrato muy poco americano.

En 1941, al intervenir Estados Unidos en la II Gerra Mundial la situación para muchos judíos en Norteamérica empeora, siendo vistos como "El regalo de Hitlers a EE UU" y a la vez como unos "enemigos extranjeros", cuestión que hizo empeorar su situación laboral en Nueva York, en el que las puertas se cerraban unas tras otras. Estas penas se vieron amainadas con el feliz matrimonio que vivía al lado del editor alemán Erich Reiss, desde 1940. La pareja se muda a un piso mejor con un estudio cerca del Central Park, en donde viven muchos intelectuales y artistas, llenos de cafés y galerías que de alguna forma revivían sus tiempos de la vanguardia berlinesa.


Marc e Ida Chagall; Nueva York, 1946.


Poco a poco Jacobi se va abriendo paso en el mundo de la fotografía en América y su éxito se va reafirmando. Sin duda son memorables muchos de sus retratos como el de el pintor Marc Chagall y su hija Ida, en el que la felicidad, el amor y la complicidad se pueden  ver claramente asomados en dicha foto.



Y se hizo la luz
En 1946, surge una de las etapas como artista más interesantes en la que empieza a experimentar con la luz, creando su famosa serie Photogenics, en la que no utilizaba muchas veces la cámara, trabajo que va desde lo más abstracto o bien hacia el juego de formas casi escultóricas y por momentos levemente surrealistas.

"Photogenic" Pauline Koner; Nueva York, 1950.


Esta época le permite a la artista ir más allá de los retratos, jugando con la luz y las formas con una riqueza creativa y potente, dando paso a la subjetividad, las transparencias, líneas y volúmenes  a través de los blancos y grises.



Lotte Jacobi siguió involucrándose en causas antibélicas y antidemocráticas. Tras la muerte de su marido, en 1951, se refugia en más actividades artísticas y comienza con una organización de exposiciones de arte en su propio estudio, la galería Lotte Jacobi. Años más tarde, se muda a New Hampshire, e imparte cursos en la universidad de Durham, recibiendo más tarde por esta misma universidad  el Doctorado Honoris Causa en Bellas Artes. En 1985 muere su hijo y ella se muda a una residencia para ancianos.

Muere el 6 de mayo en Concord y su obra, que ella había vendido al galerista Stephen White es vendida más adelante al Museo de Arte Fuji de Tokyo.



Fuente: Catálogo de la exposición de fotografías de Lotte Jacobi, en el Museo Käthe Kollwitz de Colonia, realizado por  Marion Beckers y Elisabeth Moortgat; editorial Wienand, 2012


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