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La
mayor parte de mi vida transcurre en la oscuridad, vivo dentro de una caja. A
veces me sacan y durante un tiempo indefinido me hacen actuar, después vuelven
a guardarme y la cierran.
He
intentado desatarme, quiero huir, pero me enredo en los hilos que me mantienen aprisionado.
A veces consigo deshacer el nudo de la cuerda que me inmoviliza la mano pero nunca
puedo soltar el resto de los que sujetan partes de mi cuerpo.
Mi
cabeza se bambolea, empieza de nuevo la función, no deseo bailar al son que me
marcan. Mirar hacia arriba me aterra,
soy incapaz de aceptar la aparición de esa mano que mueve los hilos.
No
quiero creer lo que soy.