En la mayoría de los casos, solo se trata de una señal que indica que tu pareja está a tope contigo, lo cual tiene... su encanto. Y teniendo en cuenta que a los hombres les cuesta mucho mostrar sus sentimientos (ay, la pésima educación afectiva que hemos recibido y la existencia de los malditos mitos románticos...), no está de más que lo exterioricen de alguna forma...
Pues bien, por si te lo has preguntado, "el mecanismo que pone en marcha una erección es bastante complejo", explican las vecinas. Implica un "trabajo en equipo" en el que participan el cerebro, la psique y ciertos nervios, vasos sanguíneos, hormonas y tejidos.
Pero hay situaciones en las que una erección no significa necesariamente que un hombre esté cachondo. Las erecciones matutinas no son una consecuencia de haber tenido sueños eróticos, como mucha gente cree, sino que obedecen a causas fisiológicas, no psicológicas. Es una reacción del cuerpo cuya finalidad es mantener el pene en buen estado.
Según las vecinas, hay diferentes tipos. Aquí tienes unos cuantos.
La de antes de orinar. Se trata de una "falsa" erección que tiene lugar cuando el hombre siente la urgencia de ir al baño y que desaparece inmediatamente después. Es como pisar una manguera.
La mañanera. Esta es la forma en la que el pene da los buenos días.
La fantasma. Esta viene como se va. No hay ninguna razón aparente para que se desencadene. Sencillamente aparece y desaparece como si de un espectro se tratase.
La de gimnasio. Es el tipo de cosas que puede suceder en un gimnasio, ya que la sangre fluye por todos músculos y, de repente, llega al pene. Con un poco de suerte, llevará puestas unas mallas de compresión que disimularán la erección, cosa que no ocurrirá si lo que lleva son unos pantalones de chándal.
La de "ha llegado el momento de ir al médico". Es la erección que dura más de cuatro horas. La que no se va y que a veces duele. Es recomendable ir al médico para descartar cualquier problema.
La de "no sé cómo debería sentirme". Está viendo la televisión, una reposición de 'Los miserables', cuando, de repente, surge una erección de la nada.
La inoportuna. Este tipo de erección aparece en el momento más inoportuno, sin tener la más remota idea de por qué sucede. Por ejemplo, cuando su padre está haciendo el brindis de Nochebuena. Por lo general, si se concentra puede llegar a desaparecer antes de que alguien se dé cuenta. ¿Qué puede hacer, si el pene va a su bola?
La clásica. No se puede vencer a todo un clásico (bueno, quizás en este caso, sí). Es la erección que antecede al coito y que aparece justo cuando más la necesita. Es en esos momentos cuando más orgulloso se siente de su pene. Es como un hermano que nunca te deja tirado.
La nocturna. Esta erección surge justo antes de irse a dormir y hace que sea difícil conciliar el sueño en cualquier otra postura que no sea boca arriba. No le queda otra que esperar o perder 20 minutos de sueño intentando solucionar el problema de forma manual.
La protagonista. Aparece en cualquier lugar público o, peor aún, en plena presentación en el trabajo. "Oye, ¿algún problema?", parece decir el pene. "Permitidme mostraros mi Power Point". De este tipo fueron la mayoría de las erecciones que tuvo durante la época del instituto. Se van haciendo menos habituales a medida que entra en la edad adulta, pero siempre puede surgir la sorpresa.
La erección permanente. Esta erección solo piensa en salir de juerga. Es como esa amiga que viene a casa y no se por aludida cuando, unas horas más tarde, empiezas a lanzarle indirectas para que se vaya porque estás agotada. En ambos casos, la única forma de conseguir que se vayan es empezar a masturbarse.
La legendaria. Hay erecciones que no se olvidan. A veces hay algo que las hace especiales y que las sitúan muy por encima de las otras erecciones que normalmente tiene. Por alguna razón, se siente más varonil, como si, de repente, se hubiera convertido en un vikingo.
La maratoniana. Aparece justo después de acabar de tener un coito. Es entonces cuando empieza a preguntarse: "¿Qué pasa? ¿Mi pene no sabe lo que es la flacidez?".
La triste. Es la opuesta a la número 10. Es una erección por definición, pero nada más, como si su pene no fuera consciente de lo que ocurre. Da pena verlo en una situación así.
La de los pantalones de deporte. Los pantalones de deporte son a las erecciones lo que un esmoquin a una fiesta de gala. La libertad que dan este tipo de pantalones hace que el pene se sienta a sus anchas y no le importe nada de lo que sucede en este mundo.
La del baño público. Por alguna razón, cuando están sentados en el inodoro de un baño público, su pene decide que ese es el momento de ponerse duro. Lo único que pueden hacer es comenzar a escribir su testamento, porque lo que quieren es morirse.
La erección por llevar vaqueros. Sucede cuando en sus vaqueros aparece un pliegue extraño. Lo primero que hará será dar una explicación desesperada: "¡No te preocupes! ¡Eso no es mi pene!". Como habréis adivinado, la excusa no hará sino empeorar las cosas.
La de "¡cuánto tiempo sin verte!". Llegará el momento en que el hombre echará de menos las erecciones frecuentes y espontáneas de su juventud. Pero un buen día aparecerá una erección para saludarlo y recordarle sus años dorados. Sonreirá con nostalgia.