Poemas extraidos del libro Los últimos Poemas, - Libros de Tierra Firme, 1992 - Bs.As.
LA PAZ NO SE RECLAMA POR UN AUTOPARLANTE,
se siembra en los hermanos, se la construye a golpes,
porque nosotros vamos haciendo realidades
y nada es absoluto en ese movimiento
Pusimos la sonrisa sobre los esqueletos;
el amor nos espera entre los arsenales;
el amigo nos da un abrazo de pólvora
y el hijo …ya lo sabe, el está preparado.
Aquí no hay más verdad que la lucha del pueblo.
Los pretendidos sabios “pacifistas” no logran
sino el anonimato, mientras el tiempo pasa
y se quedan al margen, que también es violencia.
Todo está por hacerse, por las manos de Todos;
lo demás es fracaso que acumula su historia,
lo demás es miseria reaccionaria y mortal,
lo demás nos obliga a vivir combatiendo.
NO ES TRISTEZA, IMPOSIBLE DE ENVOLVERTE Y SEGUIR,
Paso a paso, tus horas, cuerpo a cuerpo, saberte…
y tampoco es distancia; es más allá con vos,
llevarte a mis silencios a contemplar lo eterno.
Me iré por cualquier parte, con el convencimiento
de encontrar un hermano, un barrio, un paredón
donde gritar ¡no es cierto!... no sé quién va a esperarme…
Me iré por cualquier parte y será igual que el mundo.
Ya sé que en las veredas que nos atestiguaron
falta mi brazo, es cierto; pero no exactamente;
no sólo te sostuvo como un tronco de sangre,
te dio la fortaleza del amor más sencillo.
Ahora estoy presente, nunca te olvides esto;
ahora es todo el tiempo para mí, para siempre,
no es tristeza y tampoco es distancia sin alas,
es un beso sereno de la muerte y la vida.
YO NO QUISE SALVARME SINO DEL EGOISMO
quise hacer con mis venas una comunidad
de vida y esperanzas; quise amarte; luché
para enterrar el odio y odié como un soldado
de la paz que no nace con su libertad única.
Comprobé los engaños fatales donde están
sometidos millones de hermanos, milenarias
tristezas, donde muerden los dientes dominantes.
Comprobé la dulzura cuando fuiste mujer
de mis combates, cuando vi más allá
mirándote, menuda, compañera infinita
y descubrí la madre del hombre nuevo, andando.
Yo no quise salvarme sino de la traición,
de la cobarde fuga, de la filosofía
de los desentendidos, cómplices del sepulcro;
entonces, sus gatillos, sin querer, me salvaron.