Hoy me he pasado 40
minutos en la cola del banco para pagar las cotizaciones a la seg. social; y eso
que he ido muy temprano. Aun así he llegado tarde al curro. Aunque como
autónomo no tengo que fichar, la responsabilidad me martilleaba en la cabeza
mientras aguantaba estoicamente en la cola. Sólo una ventanilla operativa, a
ratos dos. Los empleados no daban abasto y miraban agobiados viendo el volumen
de trabajo y el creciente enfado de los “esperadores”. Las grandes empresas tienen
la habilidad de poner a salvo a sus generales enviando a sus soldados a las
trincheras de las batallas con sus clientes.
Soy veterano de
guerra. He combatido con los hijos de puta de Ono Vodafone muchas veces; y con
los de Movistar. Y con los de Ryan air. Y con los de Gas Natural. También
contra enemigos más cercanos pero no por ellos menos desalmados como Unicaja o
Eléctrica de Cádiz. Incluso a Páginas amarillas le gané un pulso hace dos
décadas. Soy una leyenda para mí. Estoy curtido en mil batallas. Y siempre ha
sido una lucha entre iguales; de currito a currito, de trabajador a trabajador.
He escupido, insultado, vilipendiado, humillado, vejado y matado imaginariamente
a un montón de soldados de las grandes corporaciones. Normalmente lo hacía
cuando tras perder una mañana como la de hoy me encontraba con alguien que me
preguntaba: -¿cómo estás?... Ahí me convertía en héroe de guerra inventándome
todo lo que había hecho y dicho en la escaramuza que en verdad no había hecho
ni dicho sino que se me había ocurrido a posteriori como bálsamo para
sobrellevar la impotencia de ser una persona educada ante unos piratas y
estafadores de primera división: "Y
entonces le dije: ¿estás grabando la conversación?...pues me cago en los
muertos de ono vodafón... blam, blam!... jajajaja... pedazo de mierda, ojalá se
te vaya el ruter y te atienda otro mercenario hijo de puta como tú... me voy a
dar de baja ya mismo y os vais a enterar, un cliente menos sinvergüenzas!... y
le colgué"...
Uno necesita
reconfortarse e inventarse alguna que otra pírrica victoria para olvidar y
seguir viviendo. Y pagando. Porque a pesar de todo nos vemos obligados a tragar
y humillarnos manteniendo nuestros abusivos contratos con todas estas inhumanas
e impenetrables corporaciones permitidas por gobernantes que saben que acabarán
siendo Generales a su frente.
Sé que no es culpa de
los empleados, claro. Tampoco es del banco, que aun siendo capaz de manejar
millones de cifras y datos con los que trafica y hace negocio a nuestras
espaldas para lanzar nuevos productos y promociones tan ajustados a nuestras
necesidades que pareciera que nos espían, no es capaz de utilizar esa misma información
para saber qué días conviene poner más personal para atender adecuadamente a
sus clientes.
La culpa es nuestra.
Nos da miedo cambiar
de redil, de corral o de zulo. Y no te digo ná, quemarlo. Estamos bien como
estamos. Por eso cuando he llegado al curro, he abierto la cuenta y he visto que
el fustigador de los defraudadores Sr. Montoro me ha vuelto a subir la cuota de
autónomos sin justificación ni explicación alguna (317,34€. 9,22€ más que el mes pasado), he pensado: se
parece al banquero de los simpson. Y entre ese salvaje pensamiento y escribir
este texto ya casi se me ha pasao el cabreo.
¿Se queda Neymar al
final?...