Me apoyé en el báculo del tiempo
para liberar el sentimiento.
De esa maraña de hiedras
enredadas saqué
el hilo fugaz del pensamiento.
Desenrede el hilo del ovillo
oculto entre las piedras
para hilar y tejer
cuentos de encuentros
con las almas pasajeras
que por inercia al paso encontré,
en la senda de la desidia,
a orillas del rio envidia,
rió el báculo del tiempo.
He rescatado esta prosa del año pasado, no es que esté falta de inspiración es que me puede la pereza despues de tanto tiempo ausente.Por último no queria dejar pasar este momento y agasajar a un bloguer por el que tengo especial predilección.
Un día aterrizas sin saber como ni porqué en un blog que te atrapa, a través de lo que vas leyendo te forjas una idea de la persona que se esconde tras el personaje de la obra de Tennessee Williams, la sublime Un tranvía llamado deseo("A Streetcar named Desire") , obra que leí cuando era una niña y que también pude disfrutar con su versión cinematográfica; ese duelo entre Blanche DuBois(Vivien Leigh)y Stanley Kowalski (Marlon Brando).
Este post se lo dedico a él, la reencarnación de Brando en la red, mi adorable amigo Stanley, porque siempre está y es de ley.
Una cálida noche me aloje en las letras de un desconocido.
Transmitían felicidad, me arrancaban mil sonrisas.
Un extraño del que su rostro no conozco,
pero me enseñó su alma a través de sus letras derramadas.
Enfermizo está su cuerpo a veces, pero su mente es transparente.
Su inequívoca sexualidad me acerca a él cada día más.
Me duermo entre las sabanas de sus historias cálidas,
dejando vagar mi mente hacia su tierra lejana,
la Argentina del bello lunfardo, bandoneones y tangos.
Siento por él un afecto, de madre, amiga, de hermana...