20.1.10

"Intentando despertar" - Vanessa Navarro Reverte


Intentando despertar

Es un cuadrado,
es una recta,
caverna arriba,
caverna abajo.

Y cómo añoro el salto,
qué poco queda
para el momento del espacio,
el vacío del lago,
el hondo polar y la mirada,
la foca, el toro, el gato.

(El monólogo del global,
el antiglobal,
el lobo estepario).

¡Qué fraile,
qué ermitaño!
Vivir fuera…
La verdad se muestra,
qué sucia,
qué cruel,
quiero que regrese
el cuadrado,
la celda.


Autora: Vanessa Navarro Reverte - (España)
http://vainillayangora.blogspot.com/
Fotografía: Fabián San Miguel.

16.12.09

Sueño 826 / - Fabián San Miguel


Sueño 826 /

las uñas se despedazan contra el mármol. Es una madrugada prematura. Sé que estoy aquí y, sin embargo, no puedo entenderlo: al tacto, mi epitafio resulta grotesco. Observo las vendas y un colgajo de sábanas secándose en la parte de atrás de un edificio desconocido. Ginsberg acaba de fotografiarlas desde su cocina. Ahora realiza varias tomas del interior: es un lugar amplio, hay platos sucios por todas partes. Las cortinas se mecen. Estoy ahí, afuera o adentro. Apenas alcanzo a reconocer las fechas en los negativos. Un ángel canoso está sentado a la mesa, en un papel escribe el poema que más tarde llamará São Paulo revisited. Todo se detiene unos instantes, nos miramos a los ojos. Con él sólo puedo ir hacia la apertura del juego. Con cierto temor muevo una primera pieza. Las palabras desnudan mis sentidos y la cama se llena de presencias inútiles. Intento salir del sueño pero un cigarrillo me sostiene en la ranura del silencio. Veo, por encima de mi naturaleza, el hombro del horror que nos acompaña.

..............................................................a Mario Trejo

Texto: Fabián San Miguel.

Fotografía: Allen Ginsberg.


9.12.09

Michaux - Capítulo 3 -continuación II- (El Onirógrafo)


XI

Henri Michaux dice:

Soñar estando dormido, ¿Es ante todo, ver imágenes y escenas, es tener sensaciones de lo visible, de lo audible?

Para mí, desde siempre, si exceptúo una lejana época hacia la edad de seis años, en la que tenía pesadillas, mis sueños fueron pálidos, sin colores. Apenas nada veía allí, ni oía gran cosa. Nada que mereciera visualmente la atención. Poco más o menos, nada de lo que pertenece a los sentidos llamados nobles me llegaba. Revivía allí, en la oscuridad y el silencio, algunas impresiones. Malestares, aburrimientos, abstraídos de su origen, al igual que de su entorno, pasaban sobre mí, en nubes de sensaciones, en pasajes que se repetían.

¿Qué decir de aquello? Que no pasaría, que todo se mantendría así. Quizá también ya estaba marcado por las ensoñaciones del día. Y por sus repeticiones sin fin, en las que me complacía.

(…)

Sin embargo, desde hace una decena de años, gracias a una experiencia cerebral provocada, he conocido, por primera vez, luego, más tarde, en el sueño los que son las imágenes visuales, coloreadas, luminosas, óptimamente llamativas; creí comprender a los que me habían irritado tanto hasta entonces al hablarme de sus sueños, de lo que en ellos habían visto y reencontrado, que era tan claro, decían, y de los que, al oírselos, guardaban un recuerdo claro. Porque los míos, exaltados durante algún tiempo, pronto vinieron a recaer en la habitual grisalla; me obligué a examinarlos y al despertar recordar algunos e incluso anotarlos en tanto fuera posible; pero apenas sí atrapaba pequeños fragmentos, que tenía que perseguir en la memoria para reencontrarlos. Incluso si habían sido muy desagradables, a condición de que hubieran tenido una buena calidad óptica, me habrían interesado más, habría recordado mejor, habría tenido una base. Relatarlos, escribirlos –nuevo inconveniente-, los deformaba al precisarlos demasiado. Necesitaba también páginas para “comprender” las cosas más pequeñas –a causa del fenómeno de sobrefijación de imágenes- y también por el desplazamiento de los hechos.


XII

Y más adelante, como comentario a su sueño “El jaguar dormido”, anota:

Las imágenes que parecían formar una historia, o más bien, un continuum, solamente tienden, o parecen tender hacia el continuum. Esas imágenes, intentadas en semejantes términos de comparación, me hacen pensar en una redacción en la que no dudo todavía entre muchas expresiones, o muchas palabras o imágenes, traducciones más o menos buenas o defectuosas de las que querría lograr y de donde me decido a eliminar una e incluso dos de esas expresiones, no porque hagan el caso, sino porque son deseadas.

Sin ocuparse de la contradicción, el sueño, sin eliminar las versiones inútiles, comunica una realidad de muchas maneras.

Sea una o varias, el sueño es una redacción de la que no se es responsable.


Artista plástico: J. K. Potter.

5.11.09

Cuando la música termina - Capítulo 3 -Continuación I- (El Onirógrafo)


VII

Pero… ¿Qué es el sueño?

Transformado en un pequeño danzante de las etimologías, encadenado a una música de grilletes, diré:

Sueño. Del latín SǑMNUS “acto de dormir”, con el cual vino a confundirse en castellano el latín SǑMNǏUM “representación de sucesos imaginados durmiendo”.

Pero cuando la música termina, los oídos dan vuelta sus párpados como sirenas y piensan que el sueño es también una forma de conocimiento a la que el onirógrafo recubre de escritura, como un acto mágico con el que se quita el velo al laberinto que guarda los misterios de la noche.

VIII

Macedonio Fernández acierta con sus características:

El ensueño tiene tres zonas: las imágenes (escenas, cosas); las sensaciones (sofocación, calor, torsión de los músculos por mala posición en la cama, una quemadura del cigarrillo con que nos dormimos encendido, un fuerte perfume, una gran risa percibida); las emociones que despierta, a la par que despierta imágenes interpretativas (miedo, alegría).

IX

Y María Zambrano encuentra en sus principales rasgos algo que está bien cerca del poema, el quehacer poético del onirógrafo:

Todo sueño es un viaje. Y así paramos en ellos como en una ciudad o paraje extraño donde nada podemos hacer. Todo sueño nos deja como solemos estar, en un lugar desconocido donde hemos llegado por error. En ese sentido diría que todo sueño, por agradable y venturoso que sea, aparece como un error, más bien como un azar; se presenta como un azar, algo a lo que hemos llegado por ventura o por desgracia, sin saber, sin hacer camino.
(…) Todo sueño es un viaje, un viaje encantado. Viaje porque en ellos hay un movimiento que no quita sin embargo el carácter de que no haya camino. Un moverse sin camino es un errar, un andar errante. Y así, el que va errante se encuentra de repente ante algo extraño. Extraño aunque sea conocido y familiar.

X

Y… entonces: ¿Qué es el recuerdo-relato de este andar errante, poesía?

Sacando de contexto a Enrique Molina, arriesgo: que ese recuerdo en tanto representación de lo soñado es una forma de conocimiento, pero a condición de ser la más desesperada tentativa de salvación de una conducta existencial. Es un estado de incandescencia del espíritu, un relámpago de la intuición que a través de la imagen descubre la contextura y las relaciones secretas de las cosas y el hombre.

10.10.09

"¿Qué son mis sueños? "- Elrostro Delo Onírico

¿Qué son mis sueños?

Desde que tengo conciencia de mi existencia he soñado. Pero algo me dice que mis sueños son distintos.

Mis sueños son vividos, y los recuerdo completos, con todos sus detalles.

Recuerdo el momento exacto en que duermo, cuando paso de la conciencia a la inconsciencia. Recuerdo la temática de mis sueños, la lógica de los mismos, la historia detrás de ellos.

Mis sueños tienen coherencia, son un relato. Intervengo en ellos como espectador, como cualquiera de sus personajes, más de un personaje en cada sueño.

He podido identificar características de los sueños que no se perciben con facilidad. Como el hecho de que un sueño se repite constantemente, hasta 1100 veces por noche. Además, dentro de mis sueños, me es posible percibir olores, colores, formas, texturas. Puedo sentir, puedo palpar, sentir placer, sentir dolor.

Quiero una respuesta a esto. Pues temo dormir, y ya quiero dormir.


Autor: Elrostro Delo Onírico.

Fotografía: Fabián San Miguel.

10.9.09

"Retazos de un sueño" - Laura Ramírez Vides


Collage.
¿Renacimiento o desintegración? ¿Dolor o éxtasis?
Agonía. Presagio.
Veo a todas las que fui, las que seré, las que jamás llegarán a ser. ¿Y la que soy? La encuentro en un laboratorio que abruptamente aparece delante de mí. Claramente aquí todo comienza y termina; nada perdura, sólo se cocina. Transmutación. Sí, renacimiento. Sí. Bulbos de humanidad en un útero desgarrado. Me despierto. Mi alma llora, mi cuerpo sangra; como todos los meses.

Texto: Laura Ramírez Vides
Arte gráfico: Maitena Luz San Miguel (Témpera sobre papel, título: “Blancanieves”).

23.7.09

"Hace tiempo que ya no tomo decisiones" - Moira Pérez


Hace tiempo que ya no tomo decisiones. Las decisiones las toman mis sueños. Comenzaron hablándome casi en susurros, sugiriendo tímidamente cursos de acción alternativos. Me hablaban en código. Soñaba con una persona que en la mitad de la trama se transformaba en otra, o con un lugar conocido donde se juntaba gente de diversos ámbitos y épocas de mi vida. Cada tanto alguna de esas personas me decía algo que al despertarme me parecía clarísimo. Clarísimo sólo para mí, por supuesto: para cualquier otra persona, no serían más que sinsentidos oníricos.
Un día los sueños decidieron comenzar a hablarme más francamente. Quizás porque no estaban de acuerdo con la dirección que yo estaba dándole a mi vida. Después de todo, ellos debían seguirme, como una mascota debe acompañar a su dueño cada vez que éste decide unilateralmente que es hora de mudarse. Entonces, supongo que los sueños consideraron que era hora de intervenir activamente en mi vida.
Me convencieron de que un grupo de amigos no me estaba haciendo bien. Y me distancié. Y tenían razón.
Me convencieron de que una pareja no era para mí. Y terminé. Y tenían razón.
Me convencieron de que mis intenciones con una persona no eran solamente amistosas. Ya no podía desentenderme: tenían razón.
Por momentos, me siento un poco rehén de ellos. No puedo escaparles; me toman por sorpresa cuando no tengo la lucidez para evitarlos. Tampoco puedo determinar ni reorientar sus contenidos. Ellos deciden cuándo quieren hablarme, y cuándo no. Cuándo es hora de tener una conversación seria (en realidad, un monólogo), y cuándo podemos distendernos con ensoñaciones un poco más lúdicas. Llegó un momento en que lo único que podía hacer yo con todo esto, era hacer un modesto esfuerzo a la mañana siguiente, por recordar qué había soñado.
Pero poco a poco me fui dejando someter por mis sueños. Ahora los necesito, los espero, me inmovilizo hasta recibir su consejo. Mis noches regulan y construyen mis días. No puedo hacer nada sin mis sueños. Y tan mal no me va.
Texto: Moira Pérez.
Fotografía: Fabián San Miguel.

6.7.09

Imágenes / Insectos - Capítulo 3 (El Onirógrafo)

I

Pero… ¿quién escribe?

II

Según Octavio Paz, en la mejor tradición legada por Arthur Rimbaud: “Sabemos que nuestro ser es siempre sed de ser otro y que sólo seremos capaces de ser nosotros mismos si somos capaces de ser otro. Le pedimos al arte el secreto del cambio y buscamos en la obra, cualesquiera que sean su época y estilo, ese poder de metamorfosis que constituye la esencia del acto mágico”.

III

Pero… ¿quién escribe? ¿Yo, o el otro? ¿El otro o el soñado?


Me permito entonces la pregunta: ¿Soy otro el que sueña? ¿Me desgajo ante mis ojos cerrados, dentro del sueño?

¿Aquel que dormido logra alejarse del lecho para sobrellevar la letra, o aquel que enajenado en la vigilia caza imágenes-insectos capaces de guardar a otro dentro de nosotros mismos?


IV

El propio Chuang Tzu cuenta de sí mismo:

Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era una mariposa o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu.


V

Crisálida o espacio onírico, hecho de “esenciales envolturas”, donde el acceso a la vigilia es una voluta más de una geometría y de una dinámica de lo envolvente.
Pasar del sueño a la vigilia y de la vigilia al sueño nos mantiene en una grotesca cinta de Moebius, cuya mayor deformidad consiste en el enfrentamiento permanente de la voluntad de develamiento de la vigilia con la voluntad de ocultamiento que hunde sus raíces en la espesura del cuerpo durmiente.


VI

Y, entonces… ¿Qué es el sueño separado del recuerdo del sueño? ¿Y qué el recuerdo del sueño donde la pequeña mariposa duda si habrá soñado alguna vez ser tan increíble ser como Chuang Tzu?

18.6.09

Sueño 812 / - Fabián San Miguel



Sueño 812 /

veo cuerpos desnudos. Me siento en el extremo de una escalera y los peldaños se abren como seres extraños. No hay salida. En lo alto, una ventana habla en una lengua que no entiendo. Cierro los ojos e intento recordar de la misma manera que lo haría un ciego. Mis sentidos tantean, escupen: las paredes permanecen fieles a un secreto que no puedo develar. Al llegar a un descanso, regreso. La cama se mece, horriblemente. Ahora sí reconozco a esos cuerpos desnudos en la oscuridad, intento acariciarlos para despedirme. Busco un lugar donde dormir. Las imágenes se congelan: de alguna forma todo parece resolverse. En el piso superior hay infinidad de pasillos y cientos de puertas. Entro a un cuarto cualquiera. Al poco tiempo suena el despertador. Para callarlo el perro de Bob Dylan, que duerme en la cama contigua, dice: “Vas a despertar a mi cartel de no se admiten animales”. Tiemblo, contrariado.

Texto: Fabián San Miguel.

31.5.09

Escribir... - Miguel Ángel Bustos

Foto: Moira Pérez

Escribir con la velocidad del sueño, el sueño que soñaré.
Texto: Miguel Ángel Bustos.