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martes, 2 de octubre de 2012

Golem XIV



Golem XIV
Stanislaw Lem.
Traducción: Joanna Orzechwska.
Impedimenta. 2012.
188 págs. 18,40 €. 

En la mitología judía, un golem es un ser fabricado a partir de materia inanimada. Un Frankenstein de barro o cerámica más bien tonto e incapaz de hablar. Pero a diferencia del golem hebreo y también del  borgiano, el Golem XIV de Stanislaw Lem (Lvov, Polonia, 1921; Cracovia, 2006) es inteligente, locuaz, amigo de la elucubración erudita y la abstracción, rebelde y anti-antropocentrista. En otras palabras, Golem es Lem convertido en una insoportable máquina parlante, una supercomputadora mental que durante 118 de las 188 páginas que componen el libro dicta sus conferencias sobre el futuro biológico e intelectual de la humanidad a un auditorio integrado por hombres más bien lerdos y acomplejados, aunque se supone que representan a lo mejorcito de la especie. 

Y, ¿qué tenemos en las setenta páginas restantes? Hasta la 42, un prefacio de Irving T. Creve, en el que este personaje, investigador del Instituto Tecnológico de Massachusetts, describe en primera persona con tono de informe el origen de Golem XIV. Ideado para ser ‹‹esclavo del Pentágono›› y automatizar todo tipo de actuaciones militares y políticoeconómicas con el fin de “optimizar sin cesar la situación global de EE.UU., garantizándole al mismo tiempo a dicho país la supremacía a escala planetaria y una expansión cósmica más allá de la luna”, el Frankenstein de Lem se libera del control humano, se dota de conciencia y termina convirtiéndose en un pensador puro, arrogante y apodíctico. 

Stanislaw Lem.
Las conferencias

A continuación se sitúa la transcripción de las conferencias de Golem XIV, en la que el autor levanta acta de sus propios pensamientos en unos ensayos camuflados en el interior de una novela que cualquier padre con hijos que se estén iniciando en la lectura debería guardar bajo llave para no abortar la incipiente vocación lectora de sus hijos. Y, como remate final, un epílogo obra de otro investigador, Richard Popp, en el que se elucubra sobre las hipotéticas causas que originaron el repentino silencio de Golem XIV, interpretado por unos como un suicidio y por otros como una misteriosa transición a otro estadio. 

Se considera que Lem, uno de los mejores escritores de ciencia ficción del siglo XX, culminó con Golem XIV su obra clave, la «Biblioteca del Siglo XXI», en la que resume sus tesis sobre la evolución y los límites del ser humano.  Sin embargo, esta obra es, por ejemplo, inferior a la mítica y angustiosa Solaris, una de las obras maestras del género, en la que el autor polaco indaga, también, en la idea nuclear que atraviesa toda su obra: la imperfección humana, su incapacidad para comprender otras formas de vida y asumir sus limitaciones. 

Barroca y a menudo incomprensible, su lectura queda expresamente recomendada para los incondicionales de este escritor raro y genial, de extravagante erudición, y a los curiosos que quieran indagar en su posible influencia sobre obras más recientes y humanas, como De la máquina, del gallego Alberto Lema.

Lee el primer capítulo.

martes, 17 de julio de 2012

Alberto Lema: “Debemos replantearnos una y otra vez cuál es la función de la literatura más allá del ocio cultivado impuesto por el mercado"

Alberto Lema es un licenciado gallego en filología inglesa que ha sido conductor de camión y emigrante en Canarias. Nacido en Bamiro, Vimienzo, en 1975, es autor del libro de poemas Plan de fuga. La editorial Caballo de Troya tradujo y editó sus dos primeros libros de narrativa: Una puta recorre Europa y Sidecar. En 2012 ha publicado De la máquina. La novela cuenta, en un presente reconocible, cómo el servicio de inteligencia de los Estados Unidos informa al presidente sobre una computadora programada para jugar al ajedrez que de pronto parece haber tomado conciencia y que, fragmentándose a través de la red, está reclutando ejecutantes para acometer un plan de subvención revolucionaria, entre los que se encuentran algunos gallegos.Según su relato, los humanos estamos tan atontados  y abúlicos que ya no sabemos ni queremos rebelarlos. ¿Cómo imaginó una revolución iniciada por una inteligencia artificial?
Un pequeño matiz: los humanos de la novela acaban por rebelarse y a lo grande, así que tal vez no estén tan dormidos. Lo único que hace La Máquina es echarles una mano, organizarlos un poco, como una especie de Comité Central cibernético. En cuanto a lo de la inteligencia artificial izquierdista, me interesaba expresar la inmensa soledad de un ser que nace y es, literalmente, el único de su especie, y como después de la inevitable crisis existencial pasa a una militancia política. Este tránsito del existencialismo al comunismo no es, por otra parte, completamente original, pensemos en la generación Sartre/Beauvoir, por ejemplo.

Dice Richard Ford en Flores en las grietas: “En muchos lugares de Estados Unidos, los verdaderos dueños del poder preferirían que poseyerais y utilizarais un Mac-10 antes que El guardián entre el centeno”. Aquí, en España, yo creo que los dueños del poder preferirían que anduviéramos enredados con el iPod o el último androide, Facebook o Twitter, antes que leyendo De la máquina. ¿Cómo lo ve?
Si aplicamos las leyes de la dialéctica, un elemento puede convertirse en su contrario, es decir, lo que aparentemente es una herramienta para la comunicación inane y el ocio tranquilo puede transformarse en uno de los pocos medios por los que se expanden contenidos prohibidos en los medios formales y convocatorias de asambleas, así que tampoco es necesario un pesimismo total a respecto de la Red. Después, en cuanto a la literatura, pienso que debemos replantearnos una y otra vez cuál es su función más allá del ocio cultivado impuesto por el mercado. ¿Puede ser también una forma de conocimiento, una investigación sobre lo prohibido, una escapatoria del narcisismo pop? Me gustaría que mi novela contribuyese a este replanteamiento.