26.10.17

Para qué escribe Mircea Cartarescu



















"Escribo libros para vivir en ellos." Mircea Cartarescu, escritor rumano, entrevistado en Jot Down. Porque los libros no se escriben solo para vivir de ellos, como creen muchos, algo más difícil en estos tiempos. Escribir, según deduzco de lo que dice Cartarescu, sería un ejercicio completo. Un ejercicio vital, no un tratamiento meramente psicológico o, como se lleva ahora, una terapia. Escribir es algo más hondo.  "Escribo en primer lugar para mí, para entenderme a mí mismo. Para saber quién soy y para la gente que se parece a mí. Y si en el mundo hay mucha gente que se parece a mí, me siento todavía más contento." ¿No es toda una declaración racional y realista de quien se va conociendo a sí mismo? ¿No es una declaración de sinceridad que invita a aproximarse a la obra? Prefiero el autor que me dice claramente lo que le ha inducido a escribir de manera natural a quien levanta pompas de jabón que se ven pero no se tocan. "Mis libros son muy diferentes en cuanto al grado de accesibilidad. Algunos son muy sencillos y los puede leer cualquiera, y otros son extremadamente difíciles. Mi obra es como una escalera y para subir esa escalera tienes que empezar por los escalones más bajos y poco a poco ir aprendiendo a subir los escalones más altos." Con esta advertencia el lector en potencia sabe a qué atenerse. Cartarescu proporciona el aviso. Incluso el método para leerlo. Y como sucede en cualquier otro caso hay lectores que prefieren de entrada, si no han catado antes al autor, zambullirse en lo arduo y quien elige lo fácil. No es un tema objetivo ni con leyes inflexibles y, como en el enamoramiento, a veces lo que parece inaccesible se revela como una seducción que nos rinde. Y lo que nos parece facilón nos suscita al poco tiempo desinterés. Enigmas que solamente se resuelven cuando nos arriesgamos.



1.5.17

Nawal el Saadawi, sin pelos en la lengua
















Nawal el Saadawi, escritora egipcia, con 85 años y energía potente: "La esperanza es poder". Mensaje para tipos pesimistas y descorazonados de una mujer que sabe de la resistencia y del sufrimiento por su condición de sexo, de cultura y de expresión política. "En prisión, bailaba para animarme. Nunca me he rendido. Pero lo que más me preocupa de Egipto es lo mismo que me inquieta del resto del mundo. No es posible separar lo local de lo global. Vivimos en un único mundo, no en tres, y está dominado por el mismo poder capitalista, patriarcal y religioso". Respuestas tajantes, precisas, inequívocas. Al pan, pan, y etcétera. El mismo origen del mal, el carácter represivo de todas las religiones, que tanto han marcado a los individuos y han influido, influyen, y determinado en las sociedades. Sin pelos en la lengua: "El cristianismo, el islamismo y el judaísmo, las tres religiones monoteístas que dominan al mundo, son un sistema machista, racista, militar y fanático que oprime particularmente a las mujeres y a los pobres. En Egipto fuimos colonizados por los británicos y ahora estamos colonizados por los estadounidenses y los europeos. Las mujeres nunca podrán ser liberadas en un país que no esté liberado". La extensión del libre pensamiento a la enseñanza, cultura y liberación de la mujer de Occidente, siempre relativas e insuficientes, es un camino de corto recorrido aún en las sociedades donde se conchaban los poderes políticos y religiosos, haciéndose favores y debiéndose mutuamente. "El poder del Estado y el divino oprimen. Por eso los Gobiernos necesitan a la religión. Precisan de Dios para justificar la injusticia". Sin tapujos. Sus declaraciones en El País Semanal, especial Mujeres son un regalo para el lector de periódicos. Al final dice estimulante: "El premio que me interesa es que uno de mis libros le cambie la vida a alguien". Ya solamente lo que opina en la entrevista proporciona oxígeno puro al pesimista, al desesperanzado, simplemente al que duda. 


http://elpaissemanal.elpais.com/documentos/nawal-el-saadawi-entrevista/



29.4.17

Sergio del Molino corrige a Antonio Machado















Dos o más. Ahí la suerte de nuestra sociedad o de otras aunque lo pregonen menos. Suerte nada en singular, sí bastante en plural. Las sociedades, los países son siempre entidades dinámicas, cambiantes y que chocan entre sí. 

"Ya hay un español que quiere
vivir y a vivir empieza,
entre una España que muere
y otra España que bosteza.
Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios.
Una de las dos Españas
ha de helarte el corazón".

Los que hemos nacido, crecido y hecho viejos en este solar siempre escuchamos con fervor explicativo el cantar clarividente de Antonio Machado. Miraras donde miraras, fueras por donde fueras e hicieras lo que hicieras siempre había dos. Aunque algunos opináramos que más. ¿Hemos pertenecido a una de ellas o a las dos alternadamente? Escritor Sergio del Molino, en La España vacía. Viaje por un país que nunca fue: "Hay dos Españas, pero no son las de Machado. Hay una España urbana y Europea, indistinguible en todos sus rasgos de cualquier sociedad urbana europea, y una España interior y despoblada, que he llamado España vacía". ¿Sustituye el criterio de Sergio del Molino al de Antonio Machado? ¿Se superponen? ¿O tal vez son dos visiones, una traducida a poesía y otra a sociología, sin que ninguna de ellas no deje de tener una parte de la otra? Continúa el escritor joven: "La comunicación entre ambas ha sido y es difícil. A menudo, parecen países extranjeros el uno del otro. Y, sin embargo, la España urbana no se entiende sin la vacía. Los fantasmas de la segunda están en las casas de la primera". ¿Es que acaso España se entiende sin su pasado, más ancestro o más reciente? ¿Es que España puede explicarse hoy sin tener en cuenta el peso de una y otra en un momento de globalización que no se conocía?

Con las primera opiniones de Sergio de Molino y las preguntas que me asaltan me sumerjo en la lectura del país que nunca fue. Quiero saber por qué. 





23.4.17

¿Para quién vivimos? Max Aub
















Escritor Max Aub en el prólogo a La gallina ciega: "Sólo vivimos para con quienes convivimos". ¿Comprobación real de nuestros límites o justificación de nuestra caprichosa voluntad? Parece inclinarse el autor por lo primero: "Los demás, la inmensa mayoría, están fuera de nuestro radio de acción. Sabemos que existen, nos enteramos  -mal-  del quehacer de los más destacados, pero nos son ajenos. Sólo nos tocan, influyen, los que de una manera u otra  -hay muchas-  amamos, aun odiándolos o, si llegamos a tanto, despreciamos". Son palabras de 1969, en la introducción al libro que subtitula diario español. Y es que aún la herida de la guerra y sobre todo la de su exilio está presente. ¿Habla de una sociedad puntual, aún dolorosa y dolida, o sirve para cualquier tiempo? Propongo la reflexión sobre ello. Su conclusión particular, no obstante nuestros tiempos presentes de numerosas y complejas redes sociales, facilidad de contacto e intercambio aparentes y relativa disposición de ánimo a la comunicación, me deja helado y pensativo. "No se influye en quien no tiene afinidad con nosotros y menos sobre quien detenta un concepto distinto de la vida". ¿Se trata de influir o de aceptar y convocar a un juego participativo más abierto? ¿Buscamos la aproximación al otro, al diferente e incluso opuesto a nuestros criterios, o huimos de él para refugiarnos entre nuestro particular bando de ideas y conductas? Viejo tema; preguntas firmes y pensamientos vacilantes. Sin clara respuesta.




19.4.17

La patria como ajenidad, en voz del escritor húngaro Ödon Von Horváth















"No tengo un país natal y no me duele..." Ödon Von Horváth, interesante novelista húngaro (de los tiempos del Imperio austrohúngaro, para precisar mejor) que tuvo que huir del nazismo. Es como si denotase que el dolor es propio del que se siente atado a una estructura que íntimamente considera que no es suya. ¿Cuántos habrá así y no lo dicen? Prosigue: "El concepto de patria, falsificado por el nacionalismo, me resulta ajeno...Mi país es el espíritu". De oca a oca en aquellos tiempos, de nacionalismo autocrático a otro más autoritario todavía. ¿Será el destino de todos los nacionalismos acabar con las democracias y dejar sin el verdadero don que debe sostenernos, el libre pensamiento, a sus ciudadanos? La experiencia histórica del siglo XX parece que fue por ahí. Y las amenazas del XXI asoman. No solo entre los grandes países, los de mayor poder e influencia quiero decir, sino incluso entre territorios menores que ensalzan pasados que acaso no fueron como algunos cuentan, ni menos Estados, ni había tanta unidad cultural como se pretende. Un nacionalismo siempre acaba siendo deudor y subsidiario de otros. Buscar identidades para sostener inventos arriesgados puede ser sumamente peligroso para todos. Recurrir a pasados en los que se desplazó a unos hombres por otros, con todos sus bagajes, no es el mejor elemento para progresar. Detrás de las alegorías, siempre laten los oscuros intereses. Pero, ¿por qué no se profundiza en el diálogo y la búsqueda de nuevas formas de organización política que aúnen y no separen a los hombres?

Nota. Traduzco la frase de Von Horváth "mi país es el espíritu" en mi versión laica y creativa, por pensamiento, disponibilidad para el individuo de ir más allá de los límites de un Estado, una religión o un pensamiento único. Tal vez soy un irrenunciable de las ideas de modernidad del siglo XVIII y que marcaron las sociedades occidentales hasta el límite de nuestros días. Límite en juego. 


17.4.17

Los errores reconocidos por Antonio Orejudo (con una apostilla de Marco Aurelio)














Escritor Antonio Orejudo: "Cuando tienes cincuenta años te das cuenta de que te has equivocado en todo. Hay frustración, desilusión. Hay que ser muy ingenuo para no estar desengañado literaria, política y vitalmente". Reconocimiento imprescindible. A esa edad los tiempos de creer que uno se come el mundo se han pasado. ¿Demasiadas aspiraciones y carreras que no se pueden ganar? Tanto en lo político como en lo literario como en las relaciones afectivas o sociales lo peor que puede pasar es competir a dos bandas, con los de fuera y contigo mismo. ¿Puede uno tomarse las cosas de otra manera, incluso desde años de inicial madurez? Marco Aurelio diría: "A todas horas preocúpate resueltamente de hacer lo que tienes entre manos con puntual y no fingida gravedad, con amor, libertad y justicia, y procúrate tiempo libre para liberarte de todas las demás distracciones". ¿No nos habrá pasado a muchos, en la senda de un Orejudo, de que tanto afán por conseguir objetivos máximos nos han dejado desnudos para los más cercanos e íntimos? 
















20.3.17

Leonardo da Vinci: ¿sabiduría o boicot?

















"Para mantenerse sano, esta regla es sabia: coma solamente cuando quiera y saboree la comida". Aforismo del hombre renacentista por excelencia. Ese zurdo genial y sabelotodo que escribía de derecha a izquierda y al revés, para no manchar sus escritos, y cuyos textos solo se pueden leer confrontándolos con un espejo. Algunos dirán: pero eso que aconseja ya se sabe. Y otros: pero hay que reglamentar y ordenar los ciclos diarios de comida. Y otros más: pues mira, cuanto más me entre al buche, mejor. Continua Leonardo Da Vinci: "Mastique mucho para que le siente bien. Los alimentos deben estar bien cocinados, sin condimentar y sin disfrazar. El que toma medicinas está mal aconsejado".

¿Cómo se perciben hoy día sus recomendaciones? ¿Son sabias o van contra los vicios y excesos de nuestras actuales costumbres? ¿Ayudan a la salud del individuo o boicotean la desmesurada producción de alimentos y sucedáneos que proporcionan tanto negocio a fabricantes y cadenas de distribución comercial? Juan de Mairena, de estar aquí, diría sin duda algo así: "Pero Leonardo siempre fue un sabio; igual que diseñó para la física y la técnica de las sociedades sabe lo que dice para equilibrar la química de los cuerpos". Por cierto, ¿estarán de acuerdo las industrias farmacéuticas con las opiniones del sabio? ¿O de volver a nacer Leonardo y en nuestro tiempo borraría alguna parte de sus aseveraciones?























1.3.17

El abecedario zombi de Carolina Meloni y Julio Díaz















"La putrefacción cadavérica reina por doquier. En las urbes, en el campo y hasta en los océanos se impone la degradación…" ¿Comienzo de una novela tenebrosa del romanticismo? ¿Burlesco expresionismo? ¿Redomado surrealismo social? Nada de eso, y si bien habrá quien lo quiera entender como metáfora sería un error, porque la situación del mundo alarma. Lo dicen en una entrevista en El salmón contracorriente Carolina Meloni y Julio Díaz, autores del libro Abecedario zombi. "Ya hacía tiempo que se venía hablando de la muerte de muchas de las instituciones o ideas que servían para vertebrar nuestras vidas, como la del Estado o la del derecho, pero a día de hoy el hedor es aún más grande de lo sospechado hace una década. El panorama es desolador. Cada vez más parcelas de lo real devienen zombi. Y no es una metáfora. Cuando comenzamos a escribir este Abecedario éramos filósofos que robaban conceptos sociológicos o antropológicos para analizar esta realidad moribunda, pero lo hemos concluido como forenses que la diseccionan en busca de indicios y pruebas. Y no ha muerto de forma natural. Hay un claro asesino y se llama capitalismo". 

¡Pesimistas!, ¡populistas!, ¡demagogos! saltará más de un lector al escuchar estas aseveraciones. Pero lo que los autores parecen plantear como un thriller se confirma en la vida real. Nada que toque el actual sistema de producción e intercambio de bienes, apoyado por poderes cada vez más concentrados y autoritarios, garantiza que el planeta, tanto la naturaleza como sus sociedades, estén a salvo. Todo lo contrario. Y en buena parte del mundo los hombres se comportan ya como muertos vivientes, que se mueven de un lado para otro por una serie de quehaceres preestablecidos e impersonales en gran parte de los casos, renegando de la riqueza de su propia individualidad. ¿Suena esto a aquel concepto tan citado como marginado de la alienación? "La working class se parece cada vez más a una walking class", comentan con extraordinario ojo clínico Meloni y Díaz. De clase trabajadora a clase de los muertos vivientes, se podría concluir con una imagen que actualiza y confirma los diversos ángulos con que se expresa hoy la alienación. Un concepto que no solo se limita a la venta de la fuerza de trabajo del asalariado tradicional, sino a la autoexplotación de amplios sectores sociolaborales (¿qué otra cosa son los denominados autónomos que inundan el mercado de trabajo hoy día?) o a la condición de obsesivo y ansioso comprador cotidiano o del colgado espectador de televisiones y redes sociales donde otros te lo dan hecho para que te hagas a la manera que ellos quieren. Es lo del cheque en blanco, o el relato mítico de la venta de la primogenitura por el plato de lentejas. Quién iba a decirnos que el individuo, que libera su carga manifestando su personalidad sea capaz de entregarla de manera tan zafia. Individualidad e individualismo, dos términos antitéticos pero que fomentan un círculo vicioso del cual no sabemos si se saldrá.






22.2.17

El reloj del poeta Machado y del país en el aniversario de su muerte



















"El reloj es, en efecto, una prueba indirecta de la creencia del hombre en su mortalidad". Dice con una genialidad fuera de toda duda Juan de Mairena según su heterónimo Antonio Machado (qué importa que sea al revés) Y sigue diciendo: "Porque sólo un tiempo finito puede medirse. Esto parece evidente. Nosotros, sin embargo, hemos de preguntarnos todavía para qué mide el hombre el breve tiempo de que dispone. Porque sabemos que lo puede medir; pero ¿para qué lo mide? No digamos que lo mide para aprovecharlo, disponiendo en orden la actividad que lo llena. Porque esto sería una explicación utilitarista que a nosotros, filósofos, nada nos explica. Si lo mide, en efecto, para aprovecharlo, ¿para qué lo aprovecha? Pregunta que sigue llevando implícito el '¿Para qué lo mide?' incontestado. A mi juicio le guía una ilusión vieja como el mundo: la creencia de Zenón de Elea en la infinitud de lo finito por su infinita divisibilidad. Ni Aquiles, el de los pies ligeros, alcanzará nunca a la tortuga, ni una hora bien contada se acabaría nunca de contar. Desde nuestro punto de mira, siempre metafísico, el reloj es un instrumento de sofística como otro cualquiera". 

Visto lo visto y lo que dice Juan o Antonio, se me ocurre a mí: ¿Qué otra cosa puede ser un reloj, aunque nos parezca que transcurren las horas o aunque se haya establecido como axioma ese transcurso? Hoy hace 78 años que murió en el exilio de Collioure Antonio Machado Ruiz, pobre, enfermo y desolado. Y la hora de España por ejemplo sigue teniendo una sucesión de tics que no parece que la tortuga se deje pillar por Aquiles ni por otros personajillos menores de nuestro tiempo que creen que avanzamos. Leer a Juan de Mairena o a Machado  -tanto monta monta tanto-  es filosofar con el método de la ironía y el humor. A veces uno se pregunta: ¿cuántas de las aseveraciones, dichos, reflexiones o paradojas señaladas por el poeta no siguen hoy en activo? Pruébese a releerlo, hoy con la excusa del aniversario de su muerte, que no de la privación de su legado sutil y didáctico.



Dibujo de Leandro Oroz


21.2.17

El regalo de los padres a los hijos, en palabras de Zygmunt Bauman














Oído al filósofo Zygmunt Bauman en el programa Salvados: "El mayor regalo que un padre puede hacer a sus hijos es el sacrificio de su tiempo". ¿Tanto se han distanciado las sanas costumbres de antaño que alguien tiene que avisar hoy del abandono que se padece? Creo, o eso me pareció, que más tarde Bauman volvió a decir la frase ampliando su perfil social y afectivo: en lugar del regalo a los hijos habló del regalo a los que quieres. Sin embargo me quedo con la primera intención. No es solo el cuidado lo que se transmite en las primeras fases de una relación entre padres con hijos. Es sobre todo el lazo de la afectividad, del estímulo para la autoestima. del reconocimiento del esfuerzo. La carencia de tal regalo lleva a criar individuos más consumistas que sociales. Y ahí llega el primer desarraigo, después la queja y por último la disfunción. Que uno sepa, las emociones, los afectos y, si se quiere, eso tan difuso llamado amor o cariño nunca puede dimanar de un producto. Ni se puede comprar ni vender. Bauman, muerto no hace aún ni dos meses, ponía el dedo en la llaga de algo más trascendente que otras creencias y usos que rezuman también excesivo hedor a mercancía.




2.2.17

¿De qué habla Robert Burton?























"¿Qué es el mundo mismo? Un vasto caos". Suena fuerte y contundente la definición. Incluso un tanto apocalíptica, y no es una declaración de prensa o criterio generalizado que se pueden estar propiciando ante los acontecimientos que se viven hoy. Aunque podría serlo. También en nuestros días todo es vertiginoso, sin duda que más. Cunde lo malévolo, se endurecen las encrucijadas, se siembra y se recoge desconcierto. Robert Burton, en 1621, ya opinaba con no menos rotundidad de la que hoy podríamos tener. Retomemos al erudito:  "¿Qué es el mundo mismo? Un vasto caos, una confusión de modales, tan variable como el aire, un manicomio, una tropa turbulenta llena de impurezas, un mercado de espíritus vagantes, duendes, el teatro de la hipocresía, una tienda de picardía y adulación, un aposento de villanías, la escena de murmuraciones, la escuela del desvarío, la academia del vicio; una guerra donde, quieras o no, debes luchar y vencer o ser derrotado, en la que matas o te matan; en la que cada uno está por su propia cuenta, por sus fines privados, resiste en su propia custodia." 

Bien. Pongan otras caras, miren otras formas materiales de vida que nos rodean, comprueben las conductas y comportamientos que nos hacen parecer príncipes, adviertan la multiplicidad de máscaras que nos gastamos. ¿No es aplicable al tiempo presente cada uno de los tajantes enunciados de Burton? Alguna de las calificaciones que él hace para su época ¿acaso se encuentran fuera de vigor entre nosotros? A veces recurro a textos de Memoria de la melancolía, de Robert Burton, para paliar la habitual acidez de los días. El refrán mal de muchos, mirando hacia atrás en la historia, también es consuelo de tontos del presente. Qué se le va a hacer. Eso sí, una advertencia. No se lea a Burton reduciendo todo a apocalíptico y convulso. Los acontecimientos que nos toquen vivir hay que desentrañarlos, no obstante la confusión y el desánimo que los elefantes entrando en la cacharrería tratan de consolidar para aprovecharse de nosotros.




31.1.17

Costa-Gavras, director de cine, opina de la democracia















Director de cine Costa-Gavras, hablando de la democracia en la revista digital Les inrocks: "En el pasado, era sin duda diferente y mejor en comparación con el régimen en vigor en los países del Este. Ahora, con la globalización y la toma del poder por las finanzas, la democracia está muy debilitada. Ya no se habla de ideas, ya no se habla del futuro, sólo hablamos de economía, economía, economía..." ¿Se ha reducido el lógos y el discurso consecuente a aspectos económicos que obvian lo que no sea más que cifras y macros? Cuando se le dice al cineasta que sus películas giran en torno al Estado, a la libertad o al poder, se le pregunta: ¿Es que acaso se ha abandonado el debate público? Y responde: "La evolución formal de nuestras sociedades siempre existe pero ahora dependen de los bancos y sus préstamos. Europa está sometida a un capitalismo extremo". Costa-Gavras reconoce que en sus películas existe sobre todo los individuos que denuncian las situaciones. Ahora ha modificado su enfoque: "Más allá de los denunciantes lo que apoyo es la resistencia, y se trata de una figura más moderna y para mí más interesante". Entre los que denuncian y los que resisten, deambula la vida cotidiana a bandazos y por inercia. ¿Cuántos ciudadanos eligen denuncia y cuántos van más lejos resistiendo con maneras nuevas y efectivas?



Fotografía de Muhsin Akgün





28.1.17

Susan George y la dejación de la izquierda política















"La izquierda cree que sus ideas son tan estupendas que no hay que defenderlas (somos generosos, somos simpáticos, defendemos los derechos humanos)", responde Susan George, presidenta de ATTAC (Asociación por la Tasación de las Transacciones financieras y por la Acción Ciudadana) en una entrevista. Sabe de qué habla. ¿Será que la izquierda ya hace muchas décadas que convirtió en un corpus cuasi religioso sus principios? Todo lo que se repite sin argumentar se esclerotiza y el pensamiento si no se desarrolla se torna obsoleto. La duda es si la izquierda sigue teniendo ideas de referencia, si las ha actualizado y, sobre todo, si sabe comunicarlas con claridad meridiana. Porque el poder triunfante del momento sabe a qué va. George: "El problema es que la derecha ha logrado enmarcar estas cuestiones de manera que han dicho a la gente, y les han convencido: 'si no tienes trabajo y eres pobre, es tu propia culpa. No eres organizado y te mereces lo que tienes'. Mucha parte de este mensaje ha sido interiorizada". ¿Ha fagocitado un sector de la sociedad y de la política, tradicionalmente revulsivo y reaccionario, al otro que preconizaba el avance permanente en pro del desarrollo, el reparto y la justicia social? Susan George habla claro: "La mayoría vota contra sus intereses, votan a Trump. Todo su gabinete proviene de las grandes empresas. Pero la gente corriente vota esto, creen que en su interés. El 'brexit' es parecido, creo que la gente corriente tiene una idea equivocada de lo que va a pasar allí, porque las leyes sociales británicas son peores que las europeas, en cuanto a salario mínimo, horas extra…en aspectos sociales van a estar peor, pero lo votaron probablemente por miedo a la inmigración, aunque estén equivocados". Lo de siempre. La manipulación, la difusión de ideas equívocas que calan entre la gente, la ocultación de las verdaderas intenciones y la prédica de que todo irá mejor de manos de los grandes amos del momento. Si los individuos y la sociedad en general hacen dejación de pensar y dialogar puede pasar de todo.

16.1.17

Recuerdo de Marie A., de Bertolt Brecht cantada por Angela Winkler






















No puedo resistirme a la belleza de esta canción. Sobre el poema de Bertolt Brecht se alza una voz como la Angela Winkler.




1
En aquel día de luna azul de septiembre
en silencio bajo un joven ciruelo
estreché a mi pálido amor callado
entre mis brazos como un sueño bendito.
Y por encima de nosotros en el hermoso cielo estival
había una nube, que contemplé mucho tiempo;
era muy blanca y tremendamente alta
y cuando volví a mirar hacia arriba, ya no estaba.

2
Desde aquel día muchas, muchas lunas
se han zambullido en silencio y han pasado.
Los ciruelos habrán sido arrancados
y si me preguntas ¿qué fue de aquel amor?
entonces te contesto: no consigo acordarme,
pero aun así, es cierto, sé a qué te refieres.
Aunque su rostro, de verdad, no lo recuerdo,
ahora sé tan sólo que entonces la besé.

3
Y también el beso lo habría olvidado hace tiempo
de no haber estado allí aquella nube;
a ella sí la recuerdo y siempre la recordaré,
era muy blanca y venía de arriba.
Puede que los ciruelos todavía florezcan
y que aquella mujer tenga ya siete hijos,
pero aquella nube floreció sólo algunos minutos
y cuando miré a lo alto se estaba desvaneciendo en el viento.














2.1.17

Controvertido Michel Serres y su valoración sobre el dolor















"Deberíamos escribir una verdadera historia del dolor". Controvertido Michel Serres, historiador y filósofo. ¿No es todo el transcurso de la historia humana una irrefutable historia del dolor? Pero no le falta razón si lo que pretende es enfocar la evolución cultural de nuestra especie desde el punto de vista del sufrimiento y darlo a conocer como una especialidad de Historia. "No nos damos cuenta de verdad de hasta qué punto sufrieron nuestros antepasados y no somos conscientes de todos los medicamentos que tenemos y que nos ayudan a vivir mejor y a combatir el dolor mejor. ¡Pero si el rey Luis XIV tenía los mejores médicos a su alrededor y se pasó la vida chillando de dolor porque tenía una fístula anal incurable! Hoy, eso se arregla con una pequeña intervención quirúrgica y tres días de antibióticos”. No por ser un planteamiento aparentemente optimista y dominado por la visión occidentalista y de mundo desarrollado es menos real. El dolor, no sé si en todas sus vertientes, se ha reducido o reconducido, pero no se ha eliminado. Tal vez nunca se elimine y si se anula para unas sociedades probablemente no llegarán los beneficios a aquellas a las que todo llega tarde y mal.

Serres quiere aportar una visión menos pesimista de la que hoy domina en Occidente, “Si usted busca en Internet  'causas de mortalidad en el mundo le saldrán las cifras oficiales facilitadas por la Organización Mundial de la Salud. No son datos de Michel Serres, sino de la OMS. Bueno, pues verá usted que la causa menos frecuente de muerte en la actualidad es 'guerras, violencia y terrorismo'. Muere infinitamente más gente a causa del tabaco y de accidentes de coche. Así que hay una gran contradicción entre el estado real de las cosas y la forma en que lo estamos percibiendo, porque vivimos como si estuviéramos inmersos en un estado de violencia perpetua, pero eso no es real en absoluto”. ¿Es una comparación peligrosa y equívoca o un aferrarse a los datos para que no nos equivoquemos al ser catastrofistas? Los datos sobre las innumerables causas del dolor no niegan nunca unas y otras, pero deberían ayudarnos a interpretar el mundo en que vivimos. Aunque acaso sea un progreso de Occidente, donde hasta el dolor es un elemento de lujo, digamos, frente a países de amplias regiones del planeta donde es el pan de cada día. ¿Es demasiado tajante y reduccionista Michel Serres cuando escribe que con la explosión de Hiroshima triunfa y a la vez se acaba la edad de la muerte? Para mí, sí, aunque tal vez con este tipo de frases lapidarias pretenda redirigir el fatalismo hacia una esperanza. Aunque, ¿es la manera? ¿O solo servirá para aplacar conciencias sobre la necesidad de un compromiso más consecuente con el resto del mundo?




28.12.16

El saber como alimento, versión del filósofo Ramón Andrés














Sabio Ramón Andrés, entrevistado en El País: "El saber, la búsqueda del conocimiento, por qué no concebirla como una forma de alimento, como una necesidad orgánica..." Reivindicación para una gran aportación íntima del ser humano. Indagar y descubrir para el propio placer, para percibirlo como nutriente de un ser. No solo se trata de saber más para transformar la materia. Incluso yo diría que si no se interpreta dentro de uno mismo lo que se investiga tampoco se goza. Y aunque muchos no lo perciban así, nos hacemos biológicamente tanto con el alimento intelectual, emocional y afectivo como con los alimentos de comer. Continúa el filósofo: "Por qué no masticar buena poesía, por qué no beber de la mejor música. En las buenas páginas hay auténticos graneros, cosechas que, bien cocinadas, salvan a la especie". Sólo un matiz: la salvación de la que habla Andrés es dinámica y en continuo cambio a su vez. Disfrutar de las diferentes expresiones del lenguaje  -artes plásticas, literatura, poesía, música, teatro, fotografía...-  son esa salvación alternativa que hay que alimentar constantemente. Alternativa al rodillo de una sociedad dirigida, empecinada en mantener subvalores, que ha sublimado el mercado hasta lo inconcebible, que no aporta por sí misma capacidad para encontrar significados y sentidos profundos dentro de uno mismo...si no hacemos el esfuerzo personal por aprovecharnos de las aportaciones materiales que diariamente se generan. "Estudiamos muchas lenguas pero olvidamos lenguajes", dice este nietscheano con causa que sabe que un conocimiento lleva a otro. Yo diría que en dos direcciones, en afirmar un hallazgo objetivamente nuevo y en la sensación íntima de goce que embarga al hombre limitado.

  

21.12.16

El dedo hacia el cielo, preguntas de Miguel Sánchez-Ostiz















Escritor Miguel Sánchez-Ostiz en su blog vivirdebuenagana, a propósito del atentado contra el embajador ruso en Ankara: "El victimario ha apelado a que se recuerde lo sucedido en Alepo y señala con su dedo al cielo, y el dedo es objeto de interpretación: un solo Dios, Alá, yihadista… ¿Justiciero? No, terrorista.Los cauces para hacerse oír o conseguir justicia son otros, como todos sabemos". Obvio. Cuando uno ve las imágenes del ejecutor señalando el cielo con su índice hasta parece una imagen familiar. ¿Cuántas veces no hemos visto el dedo anunciador de otra vida, de un paraíso, de una moral? En las religiones del Libro, estén o no de acuerdo con la reproducción de imágenes plásticas, el índice indica aparentemente el cielo, pero en realidad es lo Superior. No tanto lo Superior extra terrestre como el Superior de la jerarquía de las confesiones, de los poderes macroeconómicos, de los Estados hegemónicos. De ese reducido sector social que tiene todo el poder para aliarse entre sí a costa y en contra de los paganos de cada país. ¿Qué es lo que está sucediendo de verdad tras los conflictos de Siria,de Irak, de Yemen o los atentados en Turquía y en países europeos? ¿Que conoce el pueblo llano de todo eso? Se lo pregunta el escritor navarro: "¿Qué sabemos de lo que ocurre allá lejos? Nada o poca cosa, casi mejor sería preguntarse en qué creemos y a quién creemos, porque ya no se trata de informarse para formar la propia opinión, sino de creer en algo que ofrezca seguridad y sobre todo en reclamarla por mucho que el precio que haya que pagar sea alto". Hablando de dedos índices. Malo el que señala el cielo obligándote a que te olvides de ti mismo, pero ¿qué decir de aquel otro que desde su vestimenta de barras y estrellas, barbas y chistera dispara su índice con un I want you for...? No, no me olvido del juego ¿enemigo o cómplice? del judoka del Kremlin. 


9.12.16

Michael Ignatieff habla con Julián Casanova sobre la democracia














"Tenemos que ser críticos con los políticos", dice en Babelia el historiador canadiense Michael Ignatieff a Julián Casanova, historiador español de los que merece crédito y, sobre todo, atención. Y añade: "...pero no proyectar la duda sobre la democracia representativa". Interesante matiz del historiador liberal que, no obstante, podría rebatirse. Algo así como: ¿es que no se ha ganado a pulso el descrédito la misma democracia representativa? Depende de cómo se mire. Quien nunca ha amado, menos deseado y nada respetado la democracia -empezando por las ideologías oscuras y siguiendo por los mismos corruptos que han medrado en su actividad representativa o partidista- siempre ha deseado vincular la mala gestión con la fórmula representativa más aceptada hasta la fecha en la historia. Se frotará las manos. Quien haya luchado por la democracia y piense que debe avanzar y perfeccionarse no irá descaminado. Sufrirá su sensibilidad. Ignatieff: "Existe una clara polarización en la política, en polos, izquierda y derecha, que parecen irreconciliables, pero esa polarización es parlamentaria, democrática, no se manifiesta en una violencia armada, paramilitar, fuera del Parlamento, como en los años veinte y treinta del siglo pasado". Verdad a medias. La polarización es también social, de creencias, de estatus y posición de clases, de división incluso en el interior de las propias clases. Que la sangre no llegue al río puede que dependa de que la situación socioeconómica en Occidente ha creado reglas de juego que la mayoría comparte y, sobre todo, acceso, siempre relativo, y en mayor o menor o ínfima medida, a los bienes de la sociedad de consumo. Y entonces uno se pregunta, ¿cuenta algo el Estado en esta crisis de la institución democrática? Para el canadiense "la gente volvería a confiar si el Estado cuidara de ellos y no fuera el patrimonio de las élites". Acabemos. El padre ha sido mal padre, privilegiando a unos pocos frente a la gran parte social. En esta tesitura ¿quién tiene una responsabilidad supina en que la democracia pierda gas? No obstante, Ignatieff avisa: "No hay solución fuera de ese marco legal democrático, y los populismos, de derecha o de izquierda, no lo son". El debate va a estar ahí durante algún tiempo. Hasta que se corrija y se enderece el significado democrático o hasta que salte por los aires. Y, después, vaya usted a saber.


















6.12.16

El poder de la admiración. Michel Tournier















"No hay nada como la admiración", Michel Tournier en su libro Celebraciones. ¿Una capacidad emocional como sentido de la existencia? "Exultar porque te sientes abrumado por la gracia de un músico, la elegancia de un animal, la grandeza de un paisaje, incluso el horror grandioso de un infierno, son cosas que dan sentido a la vida". Yo añadiría que incluso las palabras mismas, como éstas de Tournier, que casi siempre se nos antojan mágicas, aunque luego esté en cada uno de nosotros proceder a catalizarlas y ver si las asimilamos y las hacemos nuestras o las desechamos. La admiración, esa hermana mayor de la sorpresa y del asombro, ¿cuántas veces ha marcado nuestros días y nuestros quehaceres? Matiza el escritor: "Nuestros límites, nuestras insuficiencias, nuestras pequeñeces tienen su cura en la irrupción de lo sublime ante nuestros ojos". Vuelvo atrás y mis pasos se salvan por las infinitas circunstancias que me han causado admiración y hacia las que me he sentido poderosamente atraído. Esto ¿me convierte en mejor persona? No lo sé, ni pretendo resolver una pregunta seguramente capciosa. Al menos equilibra mi cella de sentimientos, emociones e ideas en un parlamento interior que desearía armónico. Y ahora recurro a lo que Michel Tournier sentencia: "Quien no es capaz de admiración es un miserable". Ya digo, sentencia. Eso sí, como toda sentencia humana que se precie debe estar siempre abierta y ser incluso revisable.



28.11.16

¿Por qué escribe Agustina Bessa-Luís?













Escritora portuguesa Agustina Bessa-Luís, en su recopilación de escritos Contemplación cariñosa de la angustia: "Escribir es esto: conmover para ahuyentar la angustia y aliviar el miedo".  No sé si es una reflexión  - a cierta edad las reflexiones van siendo conclusiones-  que el temor a lo que queda por vivir puede traer. Las referencias, siempre en el pasado. no garantizan sino experiencia, un haber vivido con gratificaciones y desdichas. La angustia se reafirma con los años y el miedo se vuelve más tangible, carente como está el anciano de los recursos y la fuerza de otro tiempo. Consciente de que los males que a veces se creía conjurados persisten, los desentendimientos se afianzan, los eternos conflictos adquieren nuevos rostros pero siguen siendo lo mismo."Pienso que el escritor de mayor éxito (no en las ventas, sino en su adaptación profunda a la sociedad) es aquél que protege a los hombres del miedo: por su audacia, delirio, imaginación, piedad o transfiguración." ¿No recuerda esto que acaso ese fue el objetivo de las narraciones orales en principio y de los primeros textos literarios de los clásicos? ¿No serían los relatos de mitos y de héroes ya una anticipación de este pensamiento de la escritora lusa? Continua Agustina: "Pero por qué se escribe, eso no se sabe con certeza. Porque la exactitud poética de un acto humano no corresponde totalmente a su evidencia. Se ama la palabra, se usa la escritura, se despiertan las cosas del silencio en que fueron creadas. Después de todo, escribir es algo así como corregir el destino, que es ciego, mediante un regocijo de la Naturaleza, que es precavida." Acaso escribir no sea poner orden en el caos, sino más bien que el individuo que escribe es un cómplice de éste. 




26.11.16

La fragilidad de los sofismas













Raúl Castro, presidente de Cuba, tras la muerte de su hermano Fidel: "Hasta la victoria siempre", viejo eslogan de la revolución castrista. Pablo de Tarso, ideólogo y predicador cristiano, en Corintios, 1.15: "¿Dónde, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?" (Versión Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera) 

Cuando las afirmaciones tajantes y aparentemente sólidas de unos, y las preguntas con respuesta implícita y no menos ideológica de otros exhiben su frágil rostro de sofismas. Pero hay una hora del desenmascaramiento. La nada no reconoce victorias, ni dominios efímeros. ni vanidades humanas, ni salvaciones, ni dioses.          





23.10.16

Lipovetsky y la ligereza
















"Defiendo la sociedad de la ligereza porque nos ha librado de los males del siglo XX, lo que no es poco, es considerable". Filósofo Gilles Lipovetsky en una entrevista en El País. Visto y leído así, suena bien. Pero las palabras son siempre tan duales. La dualidad fecunda no solo interpretaciones sino justificación de los actos. Esa ligereza ¿es causa o efecto, o ambas cosas? Lipovetsky lo ve así. "El nazismo, el fascismo, el franquismo no eran ligeros. Ahora estamos protegidos de esas ideologías por la sociedad ligera: por el consumismo, la felicidad, la conservación. Esas sociedades ideológicas eran extremas y eso es lo que fue insoportable: dos guerras mundiales, la shoah, millones de muertos con el comunismo. Yo no siento nostalgia de eso y la ligereza nos ha librado de eso, la gente quiere vivir bien, ya no quiere morir, quiere divertirse." Aspiración al placer, al hedonismo, a la ausencia del dolor, ¿basta esos anhelos para cubrir necesidades? ¿Marcan un camino? Al filósofo le parece que "la ligereza ha reforzado la democracia". ¿Reforzado o acompañado? El pensamiento se orienta como el viento, y todo resulta de dos o más resultados de indagación. 

No sé si Lipovetsky es parcial en su análisis o la misma ligereza invade su pensamiento, pero uno no tiene claro si el trasfondo de lo ligero  -otros llamarían líquido-  no será sino humo. Entre lo extremo de las sociedades duras y la claridad para que no falte solidez en el andar del camino deberíamos buscar un equilibrio. Él mismo reconoce que "en las sociedades antiguas la educación dura te preparaba para vivir en un mundo difícil. Hoy, educamos dulcemente, queremos que los niños sean felices y no les preparamos para lo difícil, para lo que Freud llamaba el principio de realidad”. Educar en suave estaría bien si tuviéramos seguro un futuro suave, pero la realidad puede deparar situaciones complicadas que no basta con la dulzura para saber afrontarlas. Dice el filósofo: "En las sociedades tradicionales no se planteaban preguntas sobre la organización de la vida porque se organizaba como lo habían hecho los padres. Hoy las tradiciones han perdido su fuerza y cada uno debe construir su vida, desde la educación a la alimentación. Y eso es duro." Duro, individualista, competitivo, atroz incluso. La vida, siempre un debate, una lucha encarnizada, una ilusión y una realidad a afrontar. Sin negar unas aspiraciones, ¿cómo evitar que lo real nos anule y se aproveche de nuestra fragilidad? Lipovetsky pone una cita: "Paul Valéry dijo: hay que ser ligero como el pájaro y no como la pluma. Esa es la idea." Una idea insuficiente, pero estimulante. Sin embargo, tengo la sensación de que el filósofo no va al meollo de la cuestión y se queda en lo lateral, si no secundario. Y pensar que, en los viejos tiempos, solían decirnos aquello de que nos estaban criando entre algodones... 




9.10.16

Un aforismo celular de Santiago Ramón y Cajal













"Los viejos hemos escalado una cima fría, pero serena; no descendamos de ella exudando petulencias y ñoñeces". Santiago Ramón y Cajal empieza así uno de sus aforismos. No solamente sabía investigar las células nerviosas del cerebro. Miraba su mundo de cerca y sacaba conclusiones a medida que avanzaba en edad. "Defendamos nuestro cerebro de la chochez, inflexibilidad e intolerancia, y luchemos heroicamente contra nuestras arterias, que nos arrebolan al menor esfuerzo, y con la tristeza, que nos enerva". Claridad y pragmatismo al distinguir anatomía y emociones. No lo hace tanto como científico sino como hombre que ha vivido y, por lo tanto, experimentado ricamente con su propio ser todo eso denominado vida. "Puesto que es fuerza caer, caigamos con dignidad y decoro". Aviso a los pedantes que se creen eternos. Consejo a los nostálgicos que se desesperan. Asunción de las limitaciones, que no es resignación.




19.8.16

El vals de Federico García Lorca


















Hoy se cumplen 80 años del crimen de Granada. Habría que llamar crímenes, en plural, porque fue plural la vida arrebatada a tanta gente. Pero si algo designa el singular es el secuestro y asesinato de Federico García Lorca, poeta, dramaturgo, hombre de letras que no de armas. Es probable que muchos que se hayan deleitado alguna vez con la obra de Leonard Cohen no sepan que una de sus más extraordinarias composiciones, Take this waltz, es el texto de uno de los poemas de Federico García Lorca, Pequeño vals vienés, incluido en Huida de Nueva York, de su poemario Poeta en Nueva York. Como homenaje a la memoria del poeta español, ahí va su reproducción. 


Pequeño vals vienés


En Viena hay diez muchachas, 
un hombro donde solloza la muerte 
y un bosque de palomas disecadas. 
Hay un fragmento de la mañana 
en el museo de la escarcha. 
Hay un salón con mil ventanas. 

¡Ay, ay, ay, ay! 
Toma este vals con la boca cerrada. 


Este vals, este vals, este vals, 
de sí, de muerte y de coñac 
que moja su cola en el mar. 



Te quiero, te quiero, te quiero, 
con la butaca y el libro muerto, 
por el melancólico pasillo, 
en el oscuro desván del lirio, 
en nuestra cama de la luna 
y en la danza que sueña la tortuga. 

¡Ay, ay, ay, ay! 
Toma este vals de quebrada cintura. 



En Viena hay cuatro espejos 
donde juegan tu boca y los ecos. 
Hay una muerte para piano 
que pinta de azul a los muchachos. 
Hay mendigos por los tejados. 
Hay frescas guirnaldas de llanto. 

¡Ay, ay, ay, ay! 
Toma este vals que se muere en mis brazos. 



Porque te quiero, te quiero, amor mío, 
en el desván donde juegan los niños, 
soñando viejas luces de Hungría 
por los rumores de la tarde tibia, 
viendo ovejas y lirios de nieve 
por el silencio oscuro de tu frente. 

¡Ay, ay, ay, ay! 
Toma este vals del  'Te quiero siempre'. 



En Viena bailaré contigo 
con un disfraz que tenga 
cabeza de río. 
¡Mira qué orilla tengo de jacintos! 
Dejaré mi boca entre tus piernas, 
mi alma en fotografías y azucenas, 
y en las ondas oscuras de tu andar 
quiero, amor mío, amor mío, dejar, 
violín y sepulcro, las cintas del vals.




Mural sobre Federico García Lorca en Bushwick, un barrio de la parte noroeste de Broklyn, en Nueva York.


2.7.16

El error, visto por el filósofo George Steiner


















"El error es el punto de partida de la creación". Sabio George Steiner, en una entrevista en Babelia. Estos días vemos precisamente cómo las formaciones políticas que han obtenido resultados inesperados en las elecciones españolas no acaban de aceptar sus errores. ¿Será porque en lugar de mirar hacia dentro de sí mismas se quedan absortas a ver cómo tapan sus vergüenzas ante la contemplación exterior? El error no puede ser punto de partida de superación, y menos de creación, si se vive como una vergüenza que hay que negar u ocultar en lugar de verlo como un esfuerzo de reconocimiento. Malo si se está dando pábulo constante a la exhibición, cuando no a una especie de voyeurismo torpe, y se toman o no decisiones en función de la táctica pobretona de cada momento. Pero acaso eso nos lleve al estado general de la política, de la que dice Steiner: "Hay una enorme abdicación de la política en todo el mundo, la gente ya no cree en ella y eso es muy peligroso. Aristóteles nos dice: Si no quieres estar en política, en el ágora pública, y prefieres quedarte en tu vida privada, luego no te quejes si los bandidos te gobiernan". Riesgos de equivocarse y prospección de las causas de los errores deberían ir unidas. "Si tenemos miedo a equivocarnos, jamás podremos asumir los grandes retos", asevera tajante George Steiner. Lo malo del error es que hay muchas veces argumentos y pruebas suficientes de que el error se puede evitar. Pero cuando tiene lugar, ¿por qué no realizar un examen de conciencia colectivo para enderezar los entuertos?