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martes, 10 de diciembre de 2024

Fernando Morote: «En la actualidad no hay nada más aberrante para mí que perder el tiempo viendo un partido de fútbol»

 


Ferrnando Morote con su novela Jugo bien, mereció ganar, pero perdió (ediciones Erradícame, 2024) nos ofrece la historia de un personaje provisto de valores éticos cuestionables, pero que va por la vida con la firme convicción de que está en lo cierto y que su máximo objetivo es servir a la gente. Cree  tanto en sus intenciones altruistas, que ni las acusaciones de fraude y su posterior internamiento en la cárcel, le conduce a reflexionar, ni por un instante, que pudo haber actuado mal. 

Tu novela Jugó bien, mereció ganar, pero perdió (Ediciones Erradícame, 2024) trae consigo una metáfora más allá del significado de consuelo que repiten los comentaristas deportivos al ver a su equipo perder, ¿por qué lo escoges para ponerlo como título y plantear tu historia?

En el pasado solía ser fanático del fútbol. Lo admiraba con pasión y lo jugaba para pasar buenos momentos con los amigos. El día de hoy, sin embargo, encuentro que se ha convertido en una farsa absoluta. Se supone que es un deporte masculino, una expresión de virilidad, pero cada vez se parece más a un juego de muñecas. También, en algunos casos, se ha perdido el espíritu competitivo, y en otros se ha distorsionado. En la actualidad no hay nada más aberrante para mí que perder el tiempo viendo un partido de fútbol. El título de la novela es una referencia directa a ese deterioro colectivo, precisamente debido al desempeño del protagonista en el contexto de la historia narrada.

Dentro de todo, tu personaje es un sobreviviente de abusos y manifiesta su resiliencia haciéndose justicia y prometiéndose a ayudar a otras víctimas como él, aunque no se considere como tal. Sus creencias son muy férreas, ¿no lo crees?

Apela al lenguaje futbolístico en el título de su libro

Sus creencias son muy cuestionables, pero él las sostiene firmemente. Está convencido de que siguiéndolas y aplicándolas puede producir un impacto positivo en su vida y en la de otros. El abuso del padre y la sobreprotección de la madre, durante su niñez, probablemente generó mucha confusión en su interior y lo empujó a elaborar una psicología personal que le impidió distinguir límites sensatos o saludables. Actúa motivado por la idea sincera de que su empresa contribuye al bienestar general. En ningún momento se detiene a pensar o considerar los daños que acarrea.

Entre las cosas que tiene claras es no ser como su padre, sin embargo, en varias ocasiones se ve actuando de modo similar. El referente paterno es difícil de erradicar aun cuando ha sido tóxico en la vida de un hijo, según lo expones.

Sí, el protagonista sufre un trauma infantil a causa del abuso sexual sufrido a manos del padre. Eso le deja una herida espiritual que marca las diferentes etapas de su crecimiento. A través de los años intenta desprenderse y alejarse de esa influencia negativa. Sin embargo, cuando llega a ser adulto descubre que procede de modo similar. Ahora es él quien aborda ciertas relaciones de la misma manera. Es una contradicción no infrecuente en la naturaleza humana.

La personalidad e incluso la manera de actuar de tu personaje son opuestos a lo que realmente se espera de una persona exitosa o con afanes de triunfo, ¿a pesar de lo que muestra es en el fondo un perdedor?

Es un perdedor que se esfuerza por reflejar o aparentar una imagen de ganador. Creció en un ambiente hostil y recibió una educación arcaica, lo que fermentó una diversidad de complejos en su carácter. Posee un perfil que no responde al modelo tradicional del hombre exitoso. Explota su habilidad de cautivar al público y logra formar una legión de seguidores que lo defienden a muerte.

El protagonista denota gran inteligencia, una enorme capacidad de observación y una muy solvente labia, cualidades que le sirven para conectar con sus inversores o beneficiarios, sin embargo, no lo mueve el deseo de enriquecerse a costa de ellos, sino que él está convencido de su labor altruista. Algo extraño en un estafador, ¿no te parece?

Por el contrario, un estafador es por lo general un manipulador nato que se adapta a las circunstancias y se desenvuelve sin escrúpulos, desplegando múltiples facetas perniciosas. El protagonista de esta historia es un tipo cultivado que ha aprendido a utilizar sus conocimientos y su carisma para atraer, seducir y luego embaucar a las personas que confían en él. Parte de su juego es ayudar y ofrecer la salvación económica a otros, aunque en el fondo su auténtico propósito es crear un imperio para sí mismo.   

El lenguaje futbolístico no sólo se halla presente en el nombre de tu obra, sino además en sus capítulos,  ¿qué tanto tienen que ver o resumen cada uno de éstos?

“Posición adelantada”, “Tarjeta roja” y “Autogol” son infracciones y sanciones que se cometen o reciben en el transcurso del juego. Decidí utilizarlas como nombres de los capítulos para alinearlas con el título general. Son un recurso gráfico para describir un terreno donde siempre se está buscando la forma y la oportunidad de hacer trampa con el propósito de vencer al oponente.

El protagonista carece de un nombre y el resto de los personajes es nombrado a través de sus cargos o profesiones, ¿cuál fue el criterio que te condujo a desarrollarlo de ese modo?

Me propuse el reto de contar la historia sin necesidad de identificar a nadie, manteniendo a todos en el anonimato, de modo que destacaran los eventos antes que las personalidades. Los lugares donde ocurren las escenas también pueden ubicarse en cualquier ciudad o país del mundo.

¿Consideras que en el mundo real pueda existir alguien que actúe o dirija su vida con los valores tan particulares como el de tu protagonista? Porque él cree con firmeza en sus buenas intenciones hasta el final.

Individuos con las características morales e intelectuales del protagonista de esta historia irrumpen y están presentes en todos los campos de la vida humana. Lo lamentable es que también existen muchos ingenuos que les creen, los adulan e idolatran. Luego tienen que sufrir las consecuencias, a veces irreversibles, de su ignorancia.

Tu historia me remite a Carlos Manrique y CLAE (Centro Latinoamericano de Asesoramiento Empresarial), un caso de estafa piramidal ocurrida en la década de los 90 en Perú, en donde dicho personaje, en plena hiperinflación nacional, era capaz de pagar mayores intereses a sus clientes que la banca formal. ¿Te inspiraste, de algún modo, en aquel empresario?

En uno de mis libros anteriores, Sardanápalos (Ediciones Erradícame, 2022), donde presento una variedad de personajes infames de la historia peruana, incluyo una sección, compuesta a base de titulares de periódicos, dedicada a Carlos Manrique y su no menos famoso CLAE. El protagonista de “Jugó bien” puede parecerse a él, pero también a otros que ejecutaron fraudes similares en otras latitudes y épocas.

¿Cómo encaja la frase Jugó bien, mereció ganar, pero perdió dentro de la historia de tu personaje?

Es el típico mediocre que tuvo su instante de gloria. Planeó y organizó de manera cerebral su proyecto, consiguió reclutar decenas de miles de adeptos, haciendo florecer y prosperar su negocio en tiempo récord, pero al final la dudosa base no soportó la presión, entonces empezó a agrietarse y la construcción entera terminó desmoronándose, obligando a algunos de sus partidarios a cometer suicidio y confinándolo a él en una prisión de larga condena.

Si desean saber más del autor y su obra pueden pinchar
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https://www.todostuslibros.com/autor/fernando-morote