Esta mujer chulesca y provocadora ha vuelto hoy a sentar cátedra con otra frase apocalíptica:
"Si no queremos convertirnos en Argentina, con corralito y con inflación del 20 o el 40%, se tienen que acabar los subsidios y las subvenciones, y las mamandurrias en general"
Está claro que estamos ya en el corralito donde nuestros huevos se los están comiendo la lideresa y sus secuaces. Un corralito en el que hoy todavía hay muchas gallinas que el día que se organicen y salgan a defender sus derechos, esta tipeja saldrá corriendo, como ya hizo en la India.
Hay que ser una villana de primera para hablar de acabar con las mamandurrias. Porque si alguien reparte mamandurrias es ella. Aunque la lideresa madrileña se refiera a los de siempre cuando habla de recortar o suprimir subvenciones: sindicatos, funcionarios, enfermos dependientes y parados, que para ella son todos unos vagos.
Sin embargo, podríamos hablar de importantes mamandurrias esperancinas. Esas que nos han costado o nos cuestan nuestros dineros y de los que ella se siente orgullosa porque no hay nada como una liberal, cuya concepción de libre mercado significa que el Estado no debe intervenir y dejar paso a la iniciativa privada, salvo cuando ésta no pueda y necesita la ayuda, que para eso está papa-Estado. Y aquí enumero unas cuantas:
- Tener una televisión pública propia, para su autocomplacencia y publicidad, con dos canales abiertos que se dedican a cantar las excelencias de la gran lideresa.
- Haber conseguido que se pusiera una estación del AVE –Guadalajara--, donde todos los días toman y bajan del tren cinco personas. Eso sí, en terrenos de la familia de su marido, con la intención de revalorizarlos. Por cierto, a 10 km de la capital.
- Haber duplicado el número de cargos de confianza durante su mandato (desde 2003) Cuando llegó eran menos de 800 y hoy se acercan a 2.000.
- Ser uno de los dos centros de la Gürtel –el otro es Valencia—, donde altos cargos, incluidos alcaldes, diputados y concejales han tenido que dimitir y los imputados se cuentan por docenas.
- Hacer de la Comunidad un espacio hostelero, donde edificios públicos han servido para acomodar a los visitantes de la visita del Papa, de forma gratuita.
- Entregar a empresas privadas amigas la gestión de hospitales públicos, haciéndola peor y más cara.
- Aumentar las subvenciones a los colegios privados y recortar servicios y personal en la enseñanza pública.
- Incumplir las disposiciones europeas en los delitos ecológicos como el desdoblamiento de la carretera M-501.
- Aumentar las subvenciones a las asociaciones de víctimas del terrorismo, menos a la que preside Pilar Manjón, a la que tiene postergada sin darles un euro, a pesar de ser la que agrupa a más víctimas del peor atentado terrorista que ha habido en Madrid y en España.
- Poner y quitar consejeros en Caja Madrid o luego en Bankia con objeto de que fuera el banco del PP.
Estas mamandurrias esperancinas son las que pretende perpetuar, mientras niega el pan y la sal a todo lo público, o a los colectivos que no siendo de su cuerda, lo necesitan.
Ella es así y con la mayoría de los votos hace y deshace a su antojo. Lástima que la ceguera política sea una epidemia que invade Madrid.
Tirar una piedra a la presidenta, ¿será lanzar un canto a la esperanza?
Salud y República
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