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sábado, 21 de agosto de 2010

Fogwill, mi muerto punk

Me acabo de enterar por Twitter que murió Fogwill, supongo que no será una más de las payasadas publicadas en Perfil.
Me acordé que hace un tiempo leí esta entrevista que le hizo Leila Guerriero.
Supongo que (sino se mandaron la de Clarín con Sandro) un buen modo de tenerlo presente es leerlo. Muchacha Punk, es una buena opción.
Chau, pichiciego.

viernes, 2 de abril de 2010

El miedo de los pichiciegos en Malvinas

El miedo: el miedo no es igual. El miedo cambia. Hay varios miedos. Una cosa es el miedo a algo –a una patrulla que te puede cruzar, a una bala perdida-, y otra distinta es el miedo de siempre, que esta ahí, atrás de todo. Vas con ese miedo, natural, constante, repechando la cuesta, medio ahogado, sin aire, cargada de bidones y de bolsas y se aparece una patrulla, y encima del miedo que traes aparece otro miedo, un miedo fuerte pero chico, como un clavito que te entro en el medio de la lastimadura. Hay dos miedos: el miedo a algo, y el miedo al miedo, ese que siempre llevas y que nunca vas a poder sacarte desde el momento en que empezó.
Despertarse con miedo y pensar que después vas a tener mas miedo, es miedo doble: uno carga su miedo y espera que venga el otro, el del momento, para darse un alivio cuando ese miedo chico –a un bombardeo, a una patrulla- pase, porque esos siempre pasan, y el otro miedo no, nunca pasa, se queda.

"Los Pichiciegos", de Enrique Fogwill, pág 94.

Más de este libro en Ruta León.

martes, 23 de junio de 2009

Ser brasilero

Sobraba el tiempo entre los turnos de cavar. Cavaban de mañana, para que el viento tapase el ruido de las rocas. Hablaban:
- ¿Qué querrías vos?
- Culear.
- Dormir.
- Bañarme.
- Estar en casa.
- Dormir en cama, limpio.
- Culear.
- Comer bien… ¡Te imaginás un asadito…!
- Ver a mis viejos.
No lo podían creer. Verificaron:
- ¿A tus viejos?
- Sí, y culear y bañarme –dijo el de los viejos, seguro que para no pasar vergüenza.
- ¿Vos, Tano?
- Dormir en cama limpia.
- ¿Y vos?
- Yo estar bien, lejos, con calor.
En el calor todos estuvieron de acuerdo. Uno dijo:
- Culear y ser brasilero.
- Qué: ¿negro?
- Cualquier cosa. ¡Pero brasilero!

"Los Pichiciegos", Rodolfo Fogwill, pág 71-72.