El miedo: el miedo no es igual. El miedo cambia. Hay varios miedos. Una cosa es el miedo a algo –a una patrulla que te puede cruzar, a una bala perdida-, y otra distinta es el miedo de siempre, que esta ahí, atrás de todo. Vas con ese miedo, natural, constante, repechando la cuesta, medio ahogado, sin aire, cargada de bidones y de bolsas y se aparece una patrulla, y encima del miedo que traes aparece otro miedo, un miedo fuerte pero chico, como un clavito que te entro en el medio de la lastimadura. Hay dos miedos: el miedo a algo, y el miedo al miedo, ese que siempre llevas y que nunca vas a poder sacarte desde el momento en que empezó.
Despertarse con miedo y pensar que después vas a tener mas miedo, es miedo doble: uno carga su miedo y espera que venga el otro, el del momento, para darse un alivio cuando ese miedo chico –a un bombardeo, a una patrulla- pase, porque esos siempre pasan, y el otro miedo no, nunca pasa, se queda.
"Los Pichiciegos", de Enrique Fogwill, pág 94.