Ciudadanas y ciudadanos elegantemente vulgares:
Los pintores del mundo han retratado
personajes ilustres y guerreros,
dorados reyes, rojos cardenales,
ángeles blancos y angelitos negros.
Pero nunca han pintado cabalmente
el exacto retrato de un obrero.
Y ya es hora que el arte se preocupe
de temas verdaderamentre serios.
Pero es difícil que un obrero adopte
el elegante porte fotogénico,
con la frente bien alta
y una mano en el pecho.
Habría que sorprenderle
antes que el sol abandonando el lecho,
o emprendiendo el camino del alba
con el hatillo al hombro del almuerzo.
O ascendiendo a la gloria de un andamio,
o hundido hasta las minas del infierno,
atronando en el yunque o silencioso
mientras medita el temple del acero...
Sorprenderle una tarde
en las tabernas lóbregas del sueño,
mirándose al espejo de sus hijos
o contando el salario con los dedos...
-Pedro Lezcano-
Marpin y la Rana