Picasso
Esa es la tumba do reposa inerte
Un hijo que adoraba con locura
Un ángel de virtud y de hermosura
Que, sin piedad, me arrebató la muerte
Mis ojos, hijo amado, quieren verte,
Aunque aparte la hiel de la amargura.
Que, al contemplar tu santa sepultura,
Aun le resta valor a una alma fuerte
¡Abrid la tumba triste y pavorosa,
y dé el dolor a mi dolor consuelo!
¡Alzad impávidos la fría losa
y calme pronto mi angustioso anhelo!
y calme pronto mi angustioso anhelo!
Sólo el cadáver buscaré en la fosa.
Que su alma pura la hallaré en el cielo.
Antonio Bienert
José, para Marpin y La Rana