Love is sweet misery, canta Aerosmith
El teatro estalló cuando tocaron Hasta estallar, y yo pensé qué linda época fue esa que yo no conocí, porque los Caballeros se separaron antes de que me dejaran ir a recitales de rock.
Luego de este recuerdo, sigo disfrutando del presente. Hasta allí llega mi nostalgia.
Tuve la ocasión de hablar con fanáticos más ¿fervientes? que yo; personas que no están conformes con la disolución de la banda. Siguen reclamando la re-unión. Algunos de ellos me llegaron a decir
- Hay que romper las pelotas para que vuelvan... ¡los Caba tienen que saber que su público quiere que estén juntos!
Yo respondí
- ... pero no podemos obligarlos... son adultos, ¿no?
- Sí, pero somos su público. Y queremos que vuelvan.
Hay un libro de Stephen King (y hay una película basada en ese libro) llamado/a Misery que trata de lo siguiente: un escritor sufre un accidente en medio de una tormenta de nieve. Quien lo rescata es su fanática número uno. Resumo: la mujer lo mantiene prisionero en su casa y lo obliga a escribir una determinada novela. No voy a contar el final.
Lo más cerca que estuve del mundo de la música fue ser parte del coro de mi escuela; aún así, me parece que la música y todo aquéllo que tenga un costado pasional no puede funcionar así, por obligación. Y de todos modos, si los Caballeros de la Quema o quien fuere decidieran volver, tendrían que considerar que el tiempo no es lineal ni los años insensibles, y los hombres que una vez fueron ya son, conjeturo, un poco distintos.
Y me gusta que las personas que permanecen junto a mí permanezcan porque así lo desean y no porque tienen los tobillos quebrados, y esto abarca a los amores de mi vida, a mis músicos favoritos y a los lectores de El arcángel mirón, entre otros.