El ocho de Diciembre lo dedico a poner el Belén (los belenes) y a escribir las postales de Navidad a los amigos.
Dejo todos los belenes menos dos hasta que pasan los Reyes Magos, luego quito uno en Febrero después de las candelas y dejo uno todo el año para que siempre me acompañe un poquito del espíritu de la Navidad.