El pasado Ilustratour asistí al taller de Benjamin Chaud. La experiencia fue muy enriquecedora, tanto por el propio Benjamin, como por el resto de compañeros. Nos planteó muchos ejercicios muy rápidos en los que alternaba hacernos dibujar conceptos abstractos (rápido, lento, lejos, cerca, grande, pequeño...), con otros relativos al movimiento y la tensión de los personajes (andar, correr, correr como que te va la vida en ello...) o conceptos muy similares para que tuviéramos que destacar mediante el dibujo sus pequeñas diferencias (policía-cartero, perro-caniche, toro-vaca...). Buenos ejercicios para calentar la muñeca.
Sin embargo, otros ejercicios nos hacían buscar dentro de nosotros mismos, haciéndonos dibujar nuestros tesoros, nuestro miedo, nuestro primer recuerdo, etc.
Tras muchos, muchos ejercicios muy rápidos, comenzamos a experimentar con las texturas.
Con dos lapiceros de color, creamos el mismo personaje con diferentes texturas o buscamos un personaje que nos gustase para afrontar con él el resto del taller
(lo bautizamos con el nombre de Pepe).
Pepe ya estaba listo para vivir diferentes situaciones: perdido en la inmensidad, dentro de una habitación agobiante o encontrando refugio... y nosotros estábamos listos para representarle.
Llegados a este punto, nos entregó el texto del que deberíamos hacer un storyboard y a continuación repasamos e hicimos modificaciones en el story con la ayuda de Benjamin.
Finalmente, mediante collage, recortando las texturas que previamente habíamos creado, recreamos dos de las escenas de nuestro story.
Sin embargo, otros ejercicios nos hacían buscar dentro de nosotros mismos, haciéndonos dibujar nuestros tesoros, nuestro miedo, nuestro primer recuerdo, etc.
Con dos lapiceros de color, creamos el mismo personaje con diferentes texturas o buscamos un personaje que nos gustase para afrontar con él el resto del taller
(lo bautizamos con el nombre de Pepe).
Pepe ya estaba listo para vivir diferentes situaciones: perdido en la inmensidad, dentro de una habitación agobiante o encontrando refugio... y nosotros estábamos listos para representarle.
Hicimos un nuevo story, en el que tuvimos que resumir cada escena en un término abstracto, que luego debíamos representar, como siempre, con dos lapiceros de color.
Finalmente, mediante collage, recortando las texturas que previamente habíamos creado, recreamos dos de las escenas de nuestro story.