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N.
N.
Hace un par de años, escuchando el telediario me quedé atónita, la noticia principal del día decía algo así como: “El cambio climático afectará la calidad de la nieve en las pistas de esquí”. Bueno, analicemos la importancia de la frase:
El cambio climático; tal como diría Al Gore una verdad incómoda de la que las grandes empresas intentan huir y que los grades países intentan ocultar. Por desgracia nos preocupamos de que no hay empleo, que la política económica es una mierda y demás. Pero no nos damos cuenta que nos estamos cargando el planeta poco a poco y que estos problemas (llamémoslos secundarios ya que dicen que el mayor problema es la salud y el bienestar de la tierra está en nuestras manos) dejarán de ser importantes si no podemos mantener un equilibrio digno de convivencia entre seres humanos y naturaleza.
Aun así, es tan importante el echo de que la calidad de nieve será inferior… Pobres adinerados con trajes de esquiar de miles de euros; no podrán disfrutar como lo hacían antes (irónicamente hablando).
De verdad; ¿Quienes somos nosotros? ¿Tan superiores nos creemos?. Estoy de acuerdo con que el hombre es uno de los ANIMALES (si si, en mayúsculas, muchos no se lo creen) más inteligentes; pero ¿ello nos da motivo para cargarnos todo lo que lleva a nuestro alrededor durante milenios?.
Comparándonos con otras especies; los delfines mantienen relaciones sexuales más allá de la reproducción; conocen el placer del sexo. Los orangutanes comparten entre el 97% y el 98% de nuestros genes y aun así hay matanzas indiscriminadas contra ellos; siendo que tienen mas inteligencia emocional que nosotros.
En conclusión; la cadena alimenticia; en principio; se detiene en nosotros, somos el pico más alto de la pirámide, pero, si no tenemos depredadores ¿porque tememos de nuestros semejantes?. Somos nuestra peor pesadilla, una guerra entre aliados de sangre por un territorio físico o por una cuestión moral. Siempre he pensado que si hubiese un ser superior a nosotros; una raza que nos controlase; se reiría en nuestra propia cara. Somos un circo.
Pocas veces sale mi vena ecologista con tanto énfasis pero después de seguir durante años a el Sea Shepherd o prestar parte de mi tiempo a organizaciones que luchan por unos principios mundiales (aunque a muchos se les hayan olvidado) de protección hacía otros y hacía nosotros mismos; me doy cuenta de que se viene abajo todo. Que el equilibrio es imposible o “muy costoso”.
Siguiendo con la repercusión mediática de los acontecimientos. Hoy ha surgido que en Arenys de mar los mariscadores se quejaban de unos barcos que sacan la arena del fondo para agrandar la playa; ya que hay más turistas y es necesario para la temporada.
Muy bien; Mallorca también vive del turismo; si no; esto sería una isla desierta (más aun). Pero; ¿donde han quedado las prioridades? Ha sido el propio govern quien ha decidido realizar esta acción; ya que queda bonito desde fuera y con esto ha conseguido cargarse especies de moluscos y de biosfera que no quedan bonitos; que han desaparecido.
Un poco de conciencia por favor. Solo un poco.
*divka*
Si tengo que comer comida de conejos y cosas verde para seguir siendo yo; lo haré
Viva el mundo!
Era invierno, la paja de la habitación empezaba a escasear y el hogar apagaba las llamas convirtiéndolas en cenizas. Fuera llovía, una lluvia tan intensa que parecía cortina en ojos de un anciano.
La cama, desordenada y sudada, soportaba el peso de Karla, que agonizaba por su vida y por la de su hija, Djanna. Parecía increíble, que esa pequeña mujer tuviese la fuerza de dar vida a algo que no la tenía.
Nací muerta. Morí momentos después de ver la llama del candelabro que sostenía la partera del pueblo, mientras comenzaba a santiguarse rogando a Dios por mi vida. No acabó de decir el “amén” cuando comencé a llorar. Parecían gemidos ahogados de auxilio, pero eran llantos de vida, esperanza e ilusión.
Nadie dijo palabra en escuchar mi llanto, por el contrario, mi madre lloraba de dolor y la mujer que me sostenía en los brazos deseaba callarme a toda costa, había nacido en el amanecer de una larga noche; nadie había conseguido dormir.
Mi vida se dio entre palacios y establos. En el Reino de Suecia, libraba la “gran guerra del norte” y ello hacía que mi familia cambiase constantemente de residencia por temor a encontrar combatientes que desestabilizasen la paz que tantos años les había costado. Estaba acostumbrada a tratar con todo tipo de personas, desde mi infancia hasta mi madurez me enseñaron a no distinguir por rango social. Por tanto yo no pertenecía a ningún estatus que me encasillara de por vida. Era la alegría de la casa. Mi sonrisa iluminaba los días más oscuros y muchas de las doncellas se peleaban por contarme historias inventadas de lugares lejanos y exóticos que comenzaron a abrir mi apetito de conocer el mundo.
Ellas, decían que era una Diosa, Sjöfn, quien guiaba los pensamientos hacía el amor por su bella sonrisa. La Edda dice así: “Sjaunda er Sjöfn, hon gætir mjök til at snúa hugum manna til ásta, kvenna ok karla, ok af hennar nafni er elskuginn kallaðr sjafni.”(La séptima de las Ásynjur es Sjöfn. Ella se esfuerza por cambiar la mente de las personas al amor)
Todo esto venía a que había una suposición que, nunca desmentida por mi madre, que no pertenecía a la familia en la cual había nacido. Mis rasgos eran finos, mi tez pálida y mis cabellos azabaches, incluso mis ojos, oscuros y los pocos dias de sol incluso rojizos parecían ajenos a la gente con quien compartía sangre; siendo mi madre rubia, con típicos rasgos nórdicos que portaba toda mi familia.Desde muy pequeña sabía que mi padre no era ninguno de los hombres que estaban de aquí para allá por las estancias. Karla, quien me trajo al mundo, nunca me nombró la palabra padre, solo comentaba que un hombre con mis ojos la había amado y que le dolía mirarme al reír, porque lo veía reflejado en mi.
divka