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domingo, febrero 05, 2006

Auges, declives y grandes fiestas

No hay mito que dure para siempre, ni sala que se mantenga eternamente en la cresta de la ola. Esto es así desde que la noche es noche y, cuando llevas unos cuantos años desfasando, pasas por varios apogeos y declives. Es inevitable: los tiempos cambian, las tendencias evolucionan y -sobre todo- las empresas que compran salas muy punteras para quedarse con el negocio la suelen cagar de forma soberana.

Nightsungroup ha estado montando grandes fiestas en el recinto del Poble espanyol de Montjüic durante casi una década. Primero fue en Discotheque, a cubierto y en invierno. Despues, cuando empezaba el buen tiempo, movían toda su parafernalia a un bello lugar situado a 40 metros dentro del mismo recinto del Poble Espanyol y la misma fiesta tenía lugar en La Terrazza. Por sus cabinas han pasado DJs de renombre internacional como Silicone Soul, Ben Watt, Satoshi Tomiie o Little Louie Vega, por citar solo unos pocos, y en sus inauguraciones de temporada era normal contar con estrellas del calibre de Jocelyn Brown o Robert Owens. Ahí empezó también la carrera de Sergio Patricio como DJ residente de NSG.

Casi se puede decir que el movimiento de los modernillos de Barcelona empezó allí. Durante los veranos de 1999, 2000 y 2001, la terrazza tuvo sus propios veranos del amor equiparables a los de Ibiza en los que víctimas de la moda, fashionistas decadentes y drogatas de la euforia nos abrazábamos bailando bajo las estrellas. House, amor y MDMA. El acceso a la sala no era fácil si no eras habitual o molabas mucho por tu sola presencia. Es más, prácticamente cada noche se quedaba en la puerta el doble de la gente que cabía dentro -tal era la magnitud de las colas que se formaban- y era bastante normal dejarte a tus amigos fuera porque, simplemente, no podían entrar. No podías entrar si no eras una tía muy buena, o un tio muy moderno, o alguien peculiar o con mucha pinta de clubber fiestero.

El listón se mantuvo así de alto para NSG durante los dos o tres veranos siguientes, pero durante el verano de 2004 sucedió algo bastante extraño: En un escueto mail informativo a sus clientes habituales, Nightsungroup comunicaba el abandono de una de sus dos salas fetiche, Discotheque, y se quedaba sólo con la dirección de La Terrazza. Es mas, los dos sitios estarían abiertos simultáneamente durante ese verano, algo que nunca había ocurrido, pero nadie en NSG se hacía responsable del contenido ni de la programación de Discotheque.

Aún no se sabe muy bien que sucedió exactamente, ya que por la noche circulan tantos rumores y tantas versiones de la misma historia que se hace muy difícil separar el grano de la paja. Se dice que unos socios se pelearon con otros y se repartieron el pastel como mejor pudieron. Otras versiones apuntan a que la sala en sí es propiedad del Poble Espanyol -que continuaba explotándola como disco de pachanga cuando se montaban las fiestas de La Terrazza- y que gracias a alguna artimaña legal pudieron quedarse con el nombre de la sala y con el logotipo, pero no con el dominio discotheque.com. Se hicieron algunas reformas, se cambió la cabina de lugar, se habilitó un gran privé para dar rabia, se cerró la mini-sala Flamingos y -en general- se le quiso dar un ambiente mucho mas caro e Ibicenco, mas pretendidamente fashion. El caso es que Discotheque empezó a apestar y empezamos a no ir. Primero a no ir asiduamente, despues a ir muy de vez en cuando y al final no íbamos casi nunca porque siempre había algo mejor en el Loft, en el Moog y -como no- en Fellini.

Y así, llegamos a este viernes. El jueves por la tarde, aprovechando que paso por Portaferrissa cada día para ir al curro, hice mi habitual recolecta de flyers para ver que se cuece y me enteré de que Sandy Rivera pinchaba allí. No solo eso, sino que además fue fácil conseguir entradas, lo cual es una muestra bastante obvia del declive de la sala, que en unos años ha pasado de decir "no entras ni pagando porque tengo una cola que me puedo permitir dejar fuera a tres cuartas partes del público" a poner entradas en las tiendas de ropa de las cheilas para completar el aforo. Declive total, oiga.

Aun así, hay que soltar una exclamación cuando ves el flyer. Se trata de Sandy Rivera, el de Kings of Tomorrow, el creador de himnos tan universales como Finally -con la voz de Julie McKnight- o In my Room, cuya base se convirtió en la remezcla de Wrong de Everything but the girl. Por poco que te gusten la música de baile y la fiesta, conoces estos temas y conoces los nombres de la gente que los ha parido, y si un gran DJ como este viene a pinchar a tu ciudad, vas. Y como es una ciudad en la que cada noche se cuecen un montón de eventos, te quedas sin ver a Luke Slater en el Apolo, que era tu plan original... otra vez será, Luke.

Entonces, es cuando dudas... Tal vez Discotheque esté levantando cabeza y tal vez empiecen a moverse en la dirección adecuada, de modo que te pones guapa y te presentas allí con tus amigos un poco pronto, por si vuelve a haber colas o por si la puerta vuelve a ser difícil. A la una ya estábamos allí, con Cris, David, mi abogado -como siempre- y una servidora, despues de haber tenido una aventura bizarra -una mas- en un taxi hablando con el taxista sobre drogas alucinógenas y discotecas de divorciaos que cerraron hace cuatro años y pico. Llegamos y nos encontramos una cola de cero personas. No está mal, pensamos, hemos llegado pronto.

Despues, nos encontramos el recinto del Poble Espanyol desierto. Todos los bares cerrados y la iluminación justa para llegar. Parece que no, que no hemos llegado tan pronto sino que esto mas bien se está muriendo, y nuestra sospecha se confirma al entrar en la sala y ver que casi somos la única clientela que tienen... es demasiado pronto, lo se, pero esto además está demasiado muerto. Pedimos las primeras copas y esperamos a que empiece a llenarse. Entra un grupo de tios, otro grupo de tios, otro grupo más de tios y en una hora eso se llena de Maimondos buscando un agujero para meterla. Es otra señal del declive de la sala, que se ha convertido en el típico lugar en el que a las cuatro de la mañana hay tanto tio desesperado por echar un polvo que si soltases una gallina enmedio de la pista seguro que se la follaría alguien.

Aun así, mi abogado y yo estamos hechos a este tipo de situaciones y además hemos venido a divertirnos, de modo que nos ponemos un poco a gusto y nos vamos a bailar a nuestra bola mientras pincha el DJ residente. Cosa curiosa, voy por el tercer cubata y por el primero me han cobrado 10 euros, por el segundo nueve y por el tercero ocho. Si soy capaz de tomarme siete mas, quizá los otros sean gratis o incluso me devuelvan dinero, no lo se, o tal vez me los sigan cobrando a diez y me arruine. El caso es que -ahora si- la cosa está empezando a animarse, hay mas gente, Sandy Rivera ha empezado a pinchar, la música es increíble y -gracias a la maldita tolerancia que desarrollo al alcohol cuando bebo dos dias seguidos- aun no estoy lo bastante colocado...

Mientras bailo, observo el entorno. No se por que motivo sucede, pero cuando vamos de fiesta a este tipo de salas en las que la balanza está completamente desproporcionada solemos concentrar a las ladies a nuestro alrededor. Y no se puede decir que hagamos nada especial para que esto sea así, sino que -simplemente- sucede: te pones a bailar a tu bola sin dirección ni rumbo y, cuando alzas la vista, ves a tres señoritas delante tuyo, dos mas detrás, una a tu izquierda y dos flanqueando el culo de tu abogado. Pero levantas la vista un poco mas y mas allá de la primera línea solo hay tios y mas tios poniendo cara de salidos, un gran bosque de penes. Esto se lo cuentas a cualquiera y se cree que le estás vacilando o que cada fin de semana te hartas de follar de forma perversa con tias diferentes, cuando lo que suele pasar es que simplemente se arriman, bailan a tu lado, interactúan contigo y muchas se acojonan vivas en cuanto les dices algo o -incluso- les miras a los ojos de forma directa.

Otras no, claro. Hay gente que capta el lenguaje corporal de la pista y sabe distinguir entre el buitrako peligroso y el tipo que está de fiesta o el Romeo potencial. Son la gente que habla de ambiente, de música, de drogas y de otros temas universales nocturnos. En un momento de la sesión, me ví a mi mismo preguntando a unas señoritas que se habían metido para sonreir tanto. Ketamina, respondió la mas simpática. Me parecieron demasiado lúcidas para ir de keta, aunque quizá sólo les estuviera empezando a hacer efecto. Y como he dicho antes, las copas estaban a un precio prohibitivo, a lo que deberíamos sumar el factor de que no se podían liar petas y que yo todavía estaba demasiado sereno. Interactué un poco mas con el entorno, intercambiando miradas, sonrisas y palabras mientras pensaba si sería esta una buena noche para comerse una rula (¿o tal vez media?) mientras sonaba una remezcla de 6pm. Entablé conversación con una bella señorita belga que hablaba un perfecto español y que parecía llevar el mejor puestón de toda la sala, bailando y sonriendo feliz como si todo fuera perfecto. Le pregunté si se podía conseguir lo mismo que ella había tomado, pero que fuera exactamente lo mismo porque hay mucho camello espabilao vendiendo lacasitos amargos que no colocan nada.


-No te vayas, vuelvo enseguida...

Al cabo de un rato vuelve con un tipo de metro noventa, chaleco y collares que me pasa un par de rulas:


- Toma, ten cuidado que son muy fuertes. No te metas las dos a la vez.

Ya, eso dicen todos... no te las metas de golpe que son muy fuertes. Le doy media a mi abogado, me como la otra media y guardo una para nuestros amigos, que por cierto han desaparecido. Tiene un regusto amargo especialmente intenso y sube enseguida, el tipo no mentía, y seguimos con nuestro bailecito y nuestro zorreo habitual. Al cabo de un rato, llego a la conclusión de que David y Cris se han ido y nos comemos la otra rula, la que guardábamos para ellos.

Llegados a ese punto, debían ser mas de las cuatro de la mañana y -por algún motivo inexplicable- la sala se estaba vaciando. Ya he dicho que el nuevo Discotheque apesta. Nosotros estábamos en la parte de abajo de la cabina, con unas 60 o 70 personas mas que seguían bailando como si nada y aquello empezaba a tener pinta de fiesta privada. Casi como si Sandy Rivera estuviese pinchando para nosotros. Realmente lo estaba haciendo, porque levantábamos las manos y nos devolvía el saludo, o se nos quedaba mirando y se partía el culo con la que teníamos formada allí, justo debajo de su cabina. La fiesta se había condensado en 40 metros escasos. El resto era simplemente gente dispersa.

- Rediosssssscomosubeesto, voyaporunagua!!


Y mientras lo amargo de la rula me subía por la garganta como si fuera un alien empujando para salir y la gente a mi alrededor bailaba, sonó un tema clásico, Strings of Life de Derrick May, y -en ese momento- Miss Benelux sonrió, los bombos se pararon dejando paso a los acordes de piano, la luz brilló con un leve destello y el reducido público alzó sus manos y comulgó con el DJ. Hemos formado un grupito de personas dispersas y unidas a la vez. Una vez mas, estábamos viviendo la experiencia, el momento que hace que gente que no se conoce de nada se abrace sin saber el motivo y que -en realidad- los motivos no tengan importancia. Subidón colectivo, en petit commitee y porque nosotros lo valemos.

David y Cris aparecieron de la nada casi al final de la sesión y bailaron los últimos temas,
les dije que nos habíamos comido su rula y me contestaron que no pasaba nada porque ellos se habían estado metiendo cristales en el piso de arriba. Menudo cuarteto de yonkis estamos hechos. Como colofón, Sandy Rivera pinchó otro tema clásico, una remezcla muy muy rara de Gipsy Woman de Crystal Waters, le hicimos una especie de reverencia y nos la devolvió. Un tio enrollao para ser una megaestrella, al final incluso se bajó y se tomó algo en la barra en la que estábamos, ocasión que aprovechamos para darle la mano efusivamente y felicitarle por haberse currado una sesión tan tremenda con la poca gente que éramos... me habría quedado un rato mas hablando con él, pero iba demasiado puesto como para llevar una conversación coherente en inglés.

Al salir no teníamos ojos, teníamos pupilas gigantes y una profunda sensación de bienestar. En parte era artificial, claro, pero era bienestar al fin y al cabo. Había sido una gran fiesta con un gran DJ en una sala mas bien cutre y casi vacía.

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