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domingo, 22 de febrero de 2015

Manual del perfecto provinciano


De La vida lenta de Pla hablo en el periódico, pero tiene mucho más interés que hable Pla:

1956

¡Año nuevo, vida nueva! Me paso lo que queda del día en casa, junto al fuego.
*
Qué vida tan extraña y aburrida. Es un suicidio lento pero asegurado.
*
Me gusta leer, más incluso que de joven. […] Lo único que me gusto es leer, pero me canso, sobre todo si me exalto.
*
Catania. Mezcla de ampulosidad y miseria.
*
¡Cuántas horas he pasado pluma en mano!
*
Es dificilísimo escribir con un poco de claridad.
*
¡Maravillosa, prodigiosa atracción acariciadora de los sexos!
*
Yo, al menos, estoy bien aquí. Esta casa me ha salvado la vida.
*
Fatiga de tanto hablar. Reventado como una cigarra.
*
Fredrikstad. […] En el norte, las patatas son maravillosas. Tarde pasada trabajando para Destino. No he cenado. Estoy un poco débil. Se está bien en el hotel. Parece que el pueblo esté dentro de un gran jardín. Árboles magníficos. Oigo cantar a un ruiseñor. El mirlo. A lo mejor este ruiseñor canta en la riera de Llofriu.
*
Trabajar y mirar el cielo y el mar. No se puede pedir más.
*
Sardanas en la lonja. Bailo tres.
*
He bailado una sardana.
*
Estaba más cansado de lo que creía —cansado sobre todo del verano, del tráfico y de la gente.
*
Ha hecho mucho calor y me ahogo en la cama. ¡Con el frío que he pasado en esta habitación!
*
Ridruejo —excelente— a veces pone cara de víctima.
*
Trabajo a medias, más o menos.
*
Foxá está gordo y asmático y me tutea. Me dice que ha comprado el castillo.
*
En la mesa de al lado come Carrero Blanco con los Catá.
*
Ando lentamente bajo la lluvia, paso a paso. Muy agradable. La lluvia menuda me fascina.
*
Satisfecho de recluirme. Qué delicia.
*
Sólo soy correcto cuando estoy solo.
*
La fiesta. Una cosa a la que llaman la Raza.
*
Aburrimiento e intrascendencia. Menos mal que no deja de llover.
*
Parece que todo marcha con normalidad —pero no hay marcha.
*
La buena vida me sienta tan mal como la mala.
*
Día húmedo, con neblina y un sol que parece una luna.
*
Lo más importante de la vida es dormir.
*
De postre, un muslito de pollo.
*
La situación política. Larga conversación. El año que viene será decisivo.

1957

Leo que a Cela lo han nombrado para la Academia. ¡Lo que faltaba! Hoy Teresa encuentra el primer manojo de espárragos.
*
[fotografías] Los hay que llevan máquinas que parecen metralletas.
*
… entramos, lentamente, en el trópico obeso. El adjetivo es de Carner.
*
La mujer más bonita del Conte Grande… Debe de ser una chica de buena familia venida a menos. Sin embargo, tras las investigaciones de rigor, resulta que es al contrario. Es una chica de familia pobre venida a más.

1964

Escribir cada día me cuesta más. [El orden de la frase no la hace clara, pero sí expresiva, como si fuese una frase costosa]
*
Arreglo —rompo— papeles.
*
Sin leer, habría sido un día horrible. Afortunadamente he tenido apetito.
*

A veces el sentido del ridículo no me deja escribir.

miércoles, 26 de junio de 2013

Autorretrato en Pla


La lectura no implica necesariamente una identificación, aunque es uno de sus ingredientes. Yo, con ningún otro autor, me siento tan asomado a un espejo que frente a Pla, si me permiten la vanidad. No sé si será por mis gotas de sangre levantina, por el trato asiduo desde hace años, que me ha ido configurando, por la sugestión de su prosa o porque sí o porque todo junto un poco; pero para dibujar mi autorretrato no escribiría ni una sola línea, recortaría éstas, tan asombrosamente exactas, de Pla:
Mi obra no es perentoriamente más que una suma de hojas de un diario vastísimo.  
* 
Tengo una tendencia invencible a desconfiar de los que son demasiado artistas. 
* 
Un pobre que no cree en milagros es no solamente cien veces más pobre de lo que realmente es sino que, por añadidura, es un pobre equivocado.  
* 
No he tratado nunca de cultivar mi memoria para aplicarla a la demostración de la indignidad humana. 
* 
Para vivir bien en un pueblo hay que saber pasear. 
* 
Mientras sea un extraño, puedo convivir perfectamente con la persona más contraria a mi manera de pensar.  
* 
Mi pasión por escribir es vivísima. No pienso en nada más. 
* 
La historia, lo que la gente llama historia, me gusta, sobre todo, leerla en la cama. 
* 
Puesto a elegir entre la conversación y la libertad --la libertad solitaria-- me quedaría, siempre, con la libertad. 
* 
Me gusta la música mala. El baile me atrae, me deprime, me deslumbra, me hace sentir la timidez que me domina como un dolor físico. 
* 
"Mañana será otro día" me ha hecho, a veces, temblar.  
* 
Al  llegar a casa, continúo la lectura de Joubert. La encuentro infinitamente agradable.  
* 
Ponerse un trozo de hielo en la boca --o verlo hacer-- me da la sensación física de estupidez.  
 
¿Qué significa el que, cuando tengo una cosa que me preocupa y la escribo, la preocupación, en gran parte y al menos momentáneamente, se me va? 
* 
Tengo grandes dudas sobre mi moralidad intrínseca. 
* 
A mí  no me han gustado nunca los tipos extraños, extravagantes, bohemios, genialoides o misteriosos. Para misterios ya hay bastante con los que se presentan a cada momento. Son tipos que me cansan.  
 
¿Quiere usted hacer feliz a la gente? ¡Pague! 
* 
El hecho de que la sociedad tenga un fondo granítico incapaz de dejarse influir por las cosas pasajeras, por los fuegos quemados, por la fugacidad cambiante y huidiza dela superficie, creo que es un gran bien. 
* 
Se han vuelto un poco tontos, hecho perfectamente compatible con ganar dinero. 
* 
¿Le parece a usted algo más hermoso que una vid bien cultivada y podada en la época de su floración, en el momento de su esplendor vegetal? 
* 
La franqueza es síntoma de normalidad vital y de equilibrio. 
* 
Aunque la presión del paso del tiempo es dolorosa y a veces insoportable, soy partidario de no eludirla, porque mi experiencia me lleva a creer que sólo quienes sienten ese dolor sordo --o agudo-- aprovechan la vida, en el sentido más general del término, y aprovechan para tener alguna idea de sus maravillas.  
* 
No tengo radio y leo vagamente los papeles públicos, por falta de tiempo. Tengo de sobra, archidesobra, con lo que oigo decir a la gente.  
*
"¡Siga la política…!", me dijo el director. Pero ¿cómo puede seguirse la política si uno no tiene ninguna curiosidad, ni disposición, ni conocimiento alguno para seguirla? ¿Qué es la política, en qué consiste, cómo se come? Desde mis inicios en este oficio, siempre me pareció que la política era un mundo confuso, complicado, inextricable y en definitiva incomprensible. ¿Cómo se puede sentir alguna atracción por la política si a mí lo que me apasiona son las cosas claras, concretas, limitadas —la estatua del escriba egipcio del Louvre, por ejemplo?
* 
Un buen restaurante, con vinos agradables, mientras afuera va lloviendo, es una combinación magnífica.  
* 
Es sólo cuando se sabe algo que se siente la necesidad de saber más. Es cuando no se sabe nada que la curiosidad desaparece.  
* 
No hay en el mundo […] ni dos comarcas, ni dos pueblos de la misma comarca que sean iguales. 
* 
En la montaña el hombre está siempre medio encerrado, tiene tierra en los pies y en la cabeza. Las montañas enervan, obsesionan y sólo son agradables desde un avión rápido y fascinante.  
* 
¡Qué país Inglaterra para trabajar, para hacer algo serio! ¡Qué país para realizar el esfuerzo inmenso que exige la poesía! 
* 
¡Adorables mirlos! Son como la vida, como lo inaferrable que tiene la vida. En el momento de dar el do de pecho sublime, resulta que se deshinchan y hacen el ridículo.  
* 
La única base segura de comprensión y de expresión, la única piedra de toque granítica es la lengua que nos ha enseñado la madre, ya sea pequeña o grande o pobre o rica. Si nos falta esto nos falta todo. 
* 
Os diré con franqueza que las montañas, cuando pasan de cierta altura, no son santos de mi devoción. […] vivir de espaldas a las montañas y de cara al paisaje levemente ondulado. […] el desagradable aire de excursionista consciente que se adquiere a partir de cierta altura.  
A mí los árboles me gustan y no concibo que se pueda vivir sin árboles al alcance.  
El trabajo intelectual tiene este inconveniente puede ser muy duro, pero no provoca el sudor, no elimina nunca de los tejidos del cuerpo los tóxicos sobrantes.
 
Es un buen principio de salud espiritual hacer todo lo posible para no pasar por un incomprendido. 
* 
La cultura moderna es un desaire. 
* 
Si el dinero se volatiliza, si las mujeres pasan, si el equilibrio microbiano de nuestra vida es tan precario e incierto, si todo, por el mero hecho de existir está predestinado a la destrucción y a la ruina, si de tantas cosas buenas no queda apenas el recuerdo y de las más bellas ni el recuerdo siquiera, si todo huye por la bocacalle de la fugacidad y del olvido... ¿cómo puede usted sospechar uqe yo pueda dejar de ser conservador? ¿Me considera usted un loco de remate o no me considera usted un loco de remate? 
* 
Para ser feliz, la primera cosa que se necesita es una excelente opinión de sí mismo. […] Para ser plenamente feliz hay que ignorar sobre todo dos cosas: primero lo que realmente es uno y luego la opinión que los demás tienen de uno.  
* 
La literatura es un método para aclarar y ordenar el pensamiento.  
* 
Decididamente, los paisajes que más me gustan son los ondulados, con cafés, restaurantes, cajas de ahorros y señoritas finas y amables.  
*
Los comunistas siempre son dos y su misión es vigilarse mutuamente.  
* 
Si pudiese dar un consejo, diría: ¡Escritores, no seáis pesados y aburridos! 
 
Yo soy un escéptico y por eso soy conservador.  
 
Hay que escribir como se escribe a la familia o a un amigo; a menudo, las cosas concretas hacen surgir la emoción. La escritura artística no produce nada, jamás ha producido nada.  
* 
La felicidad consiste en la limitación. Fíjese, dos hombres colosales, Goethe y Schiller, vivían en poblaciones como Palafrugell y mire las cosas extraordinarias que han hecho.  
* 
La verdad —o lo que a mi modo de ver es la verdad— sólo puede formularse con palabras familiares.  
* 
Siempre he creído que para apreciar con cierto detalle las cosas de la mesa uno tiene que estar liberado de estorbos, conversaciones en general incoherentes, presencias molestas de los que van y vienen.   
* 
La avaricia es la forma más espesa de la ignorancia. 
*
Cuando uno repara en que un país puede ir tirando a pesar de la enorme cantidad de imbéciles que lo gobiernan, la sorpresa es permanente e inenarrable.  *  
Puedo vivir, claro está, sin ver el mar, pero me desagrada no poderlo ver. De cerca, el mar me abruma; de lejos, me hace compañía.  
* 
Leer bien es difícil y doloroso.  
* 
Observar es más difícil que pensar.  
* 
Dormir es importantísimo. 
* 
Nunca me ha gustado ir a la moda ni pasado de moda. Pasar inadvertido: éste ha sido mi ideal. 
* 
Para muchísimos escritores, escribir consiste en apuntar. No disparan nunca. Por eso hay miles y miles y miles de libros que no valen nada.  
* 
Lo único que dura es la forma, dada por el adjetivo preciso. […] Decidirse —disparar— exige adjetivos de peso. El escritor debe dar el peso.  
* 
La pereza es el humus de la vida intelectual.  
* 
Entre las personas verdaderamente cultivadas —las que saben que no saben nada— la humildad es apreciadísima. 
La palabra "olvido" es una de las palabras más dulces y terribles del diccionario.  
No hay que darle más vueltas: el elemento más crítico de mi literatura soy yo mismo.  
Yo soy partidario de la literatura de observación de la vida humana, de lo que tenemos delante. 
Lo imprevisto me da  horror. El riesgo me da un asco total. […] Ante todo, lo conocido. 
Los libros de historia, leídos de noche, en invierno, cuando hace frío, nieva, llueve y silba el mistral, son una auténtica delicia. La delicia, encima, es inofensiva.  
¿Cuántas veces lo habré escrito? El período de la juventud es el más pobre, más esquilmado, más ineficiente, más desgraciado de la vida.  
*  
¡Con lo bien que se está en el propio domicilio, sobre todo si está desierto y solitario! 
Me gustaría llegar a viejo sin haber roto las oraciones a ninguna persona honrada. 

sábado, 8 de septiembre de 2012

Encuentros

Hay un puñado de autores a los que me encanta encontrarme por casualidad citados en los libros y los artículos de otros. Es verlos, y me da un vuelco el corazón. Como encontrarse a un amigo íntimo en la cena de unos conocidos; aunque es más raro, porque no son mis autores de cabecera (Joseph Joubert, Nicolás Gómez Dávila, G. K. Chesterton, Mario Quintana, René Girard, Josep Pla...) con los que me pasa, sino sólo con algunos. Quizá sea con aquellos más inabarcables o cuyas obras, por un motivo u otro, se me escapan. Intentemos otra comparación: es como encontrarse en la cena de unos conocidos con un amigo íntimo, al que uno tiene pocas oportunidades de ver lo que quisiera. Tal vez haya otro autor que reconoceré cuando me lo encuentre, pero a bote pronto, son: Kierkegaard, Tomás de Aquino, Heráclito de Éfeso, Flannery O'Connor, Cristóbal Serra, el Talmud y Simone Weil. 

domingo, 4 de marzo de 2012

El Ángel de la Iglesia de Éfeso me escribe

Que la Biblia está escrita específicamente para cada uno de nosotros se sabe (quien lo cree). Pero es inevitable que parezca que algunos pasajes especialmente. Yo siempre me he sentido muy aludido por lo que el Ángel de la Iglesia de Éfeso escribe:

«El que tiene en su mano derecha las siete estrellas y camina en medio de los siete candelabros de oro, afirma:
«Conozco tus obras, tus trabajos y tu constancia. Sé que no puedes tolerar a los perversos: has puesto a prueba a quienes usurpan el título de apóstoles, y comprobaste que son mentirosos.
Sé que tienes constancia y que has sufrido mucho por mi Nombre sin desfallecer.
Pero debo reprocharte que hayas dejado enfriar tu caridad primera.
Fíjate bien desde dónde has caído, conviértete y observa tu conducta anterior. Si no te arrepientes, vendré hacia ti y sacaré tu candelabro de su lugar preeminente.
Sin embargo, tienes esto a tu favor: que detestas la conducta de los nicolaítas, lo mismo que yo».
El que pueda entender, que entienda.

Lo he recordado al releer mi artículo de hoy.


También mi artículo me ha recordado este sabio aviso de Pla: "La forma más alta de la elegancia es la caridad". Es snob se queda siempre, ay, a medio camino. 

jueves, 22 de diciembre de 2011

A la chita callando


"En général une condition de l’extrême beauté est d’être presque absent, ou per la distance ou par la foiblesse. Les astres son inmutables mais très lontains ; les fleurs blanches son lá, mais dejà presque détruites". Esta bellísima idea de Simone Weil —que me da miedo traducir por si la ajo— no me abandonó mientras leía las 30 frágiles páginas de Cuaderno de Binissaida de Àlex Figueras. Los grandes clásicos están muy altos y lejanos, claro. Esta obrita tiene la condición de unas flores blancas: tan vulnerable, en una edición tan minúscula (100 ejemplares) y tan cuidada, con su transparente papel cebolla de cubierta, pero también con esa belleza extrema indiscutible.
*
El antólogo es otra cosa.
*
Volviendo a Cuaderno de Binissaida, qué de hallazgos en tan poco espacio (nada estrecho, sin embargo). Nosotros, como su autor, podemos decir: “Es imposible no abstraerse al mundo literario que nos acompaña estos días y pensar, sí, en Platero”. No todo es lírico. Hay algún toque epigramático: “Pienso que un adulto bañándose resulta siempre un poco cómico”. Y una interesante reflexión ensayística: el misterioso maestro literario de esos días de convivencia en Binissaida, llamado D., les dice eso tan de X: “Hay que escoger entre ser escritor o lector”. Al principio Àlex Figueras se extraña, pero luego ve que la diabòlica mania de’escriure, que decía Pla, se lo acaba llevando todo por delante, lecturas incluidas. “Siempre hay momentos en que se debe elegir entre coger un cuaderno o un libro, y ahí aparece el escritor o el lector”. Para rematar, recuerda un dicho catalán: “Que el llegir no et faci perdre l’escriure”. Yo entonces me agarro al supuesto refrán del misterioso panadero de El Cuervo, aunque sé que tienen razón D., X y À.F. Otra solución, gracias a Dios, es la que da, a la chita callando, este mismo librito: que la escritura sea tan leve que no distraiga al que lo escribe de sus lecturas ni al que lo lee de sus escrituras. Muchas gracias. 

jueves, 17 de noviembre de 2011

Otra imagen de Pla


Algunas obras completas, de tan amplias, espantan al lector. No la de Josep Pla. La suya, muy voluminosa, es una fuente constante de placer. Como no sube la voz, no avasalla. Como juega a la superficialidad, no obliga, no pesa sobre nuestra conciencia dejarnos pendientes unas miles de páginas. Es más: su cantidad tranquiliza porque sabemos que siempre encontraremos nuevos aciertos pequeños y preciosos en sus páginas. Hoy le leo que los almanaques se deshojan como una alcachofa. Parece una imagen sencilla, pero qué va. Además de la aliteración, es en otoño cuando adelgazan los tacos de los almanaques y es ésta la temporada de las alcachofas. Y uno ve las hojas (unas y otras) finísimas, traslúcidas, flexibles y, finalmente, arrugadas, y siente su sabor de tiempo escaso, dulce y delicado.  

martes, 25 de mayo de 2010

Agradecimientos

A menudo aquí los rompimientos de gloria los ponen los comentaristas. Qué buenos ayer los aforismos de CRM ("El paraíso sería más que los otros un nosotros; y no necesariamente un nosotros de dos") y de Juan Ignacio ("El limbo ya no existe más. (Inocencia perdida)"). Anteayer, un anónimo me aclaró que la cita que me rondaba la cabeza era de José Mateos, y JuanMa hizo una certera antología de mi artículo. Todo un lujo.

Un comentarista habitual de este blogg, José Manuel Mora Fandos, me dejó, no aquí sino en su libro Leer o no leer, que no hay que dejar de leer, una joya. De Pla, nada menos, sobre Dante, encima. O sea, tres viejos amigos. Desconocía la cita, que se le escapó a Valentí Puig en su indispensable Diccionario Pla de literatura, y es una pena porque las opiniones sobre Dante que recoge no valen lo que ésta. Mora Fandos la lleva a su libro para argumentar a favor de la relectura; yo la traigo aquí por la impresionante, grandiosa iluminación final. Lean:
Hubo libros que no se me abrieron hasta la segunda o tercera tentativa, y tras un considerable numero de años sobre ellos. Comencé la lectura de Dante en Florencia, a los veintiún años, en 1920. Hasta pasados los cuarenta y después de esfuerzos reiterados no llegué a comprender algo de la impresionante, grandiosa, simplicidad del poema.

viernes, 19 de junio de 2009

Mejor cuanto más lejos

Mis amigos lo saben. Se me da mucho mejor hablar por teléfono que cara a cara y mejor escribir cartas que hablar por teléfono. El sms lo manejo ya con una considerable soltura y en el recuerdo borroso (por ejemplo, en el de mis compañeros de colegio) doy mi perfil más favorecido (y más delgado). Para relacionarse conmigo, por tanto, mejor cuanto más lejos, como en el anuncio de la colonia que echan por Navidad, pero exactamente al revés.

No es por una cuestión olfativa, espero. Las razones, tartamudeos aparte, son variadas. Una, que mientras hablo por teléfono hago varias cosas —riego las plantas [eso es el psshhh que suena, advierto], conduzco o meto las tazas de café en el lavaplatos— y entonces estoy tranquilo, me abandona esa angustia que no me abandona cuando no estoy exprimiendo el tiempo a un ritmo de tres en uno, y me puedo explayar en la charla. Por carta aún mejor, porque el tartamudeo sólo sobrevive en algún titubeo sintáctico y ortográfico y lo de escribir es un vicio mío o una vocación [según se mire] que me calma la ansiedad.

Para colmo, Josep Pla me ha complicado todavía más mis entrevistas presenciales. Me he puesto a leerle otra vez y estoy como siempre, pasmado por sus descripciones. Por ejemplo:
[El señor Girbal, gitano] sobre el tronco voluminoso de su cuello de emperador romano lleva un cuello planchado y un nudo de corbata pequeño y redondo como un
hueso de aceituna.
¡Como un hueso de aceituna!, ¿lo han visto? Ahí está el personaje y su circunstancia. O unas páginas antes:

[Hermós, pescador] se ha quitado la gorra de patrón de pesca y muestra una calva alargada, de un color blanco amarillento. Unas gotas de sudor, pequeñas pero individuales, le salpican la cabeza.
Uf. Quien alguna vez estuvo con un marinero recuerda (tras leer a Pla, claro) esas gotas pequeñas e individuales, exactas, doblemente saladas, en su cabeza.

Como si yo no tuviera poco con mirar el reloj disimuladamente, ahora, para emular a Pla intento sacarles un vivo retrato a mis interlocutores. Así que cuando me hacen una pregunta cualquiera me suelen pescar en la luna de Valencia, escrutando con esperanza la calva o mirando fijamente al nudo de la corbata. El teléfono es más fluido.

miércoles, 28 de enero de 2009

El pillín es Miguel Martínez-Lage

Pla no plagió, al menos en esta ocasión. Lo parecía tal y como lo leí en la anotación del viernes, 5 de abril de 1776, en la p. 957 de Vida de Samuel Johnson, James Boswell, El Acantilado, nº 144, Barcelona, 2007, donde reza: "Harían falta volúmenes enteros para incluir la lista de sus numerosos y diversos amigos, conocidos y saludados, a ninguno de los cuales olvidó jamás".

Me extrañó, sin embargo, que se me hubiese pasado la cosa cuando leí Vida en Life, quiero decir, en V.O. ¡Con lo que yo le aplaudo a Pla esa frase famosamente suya! Así que me he ido al viejo libro y en la anotación del Friday, 5 April 1776, en la página 733 de Boswell's Life of Johnson, Oxford University Press, London, 1965, se dice: "Volumes would be required to contain a list of his numerous and various acquaintance, none of whom he ever forgot".

Ahora uno se podría poner borgiano y celebrar que Pla haya influido por fin en el doctor Johnson o, como mínimo, en el bueno de James Boswell. Pero lo más plausible es que aquí el pillín (pillado) sea Martínez-Lage, editor y traductor de la edición de El Acantilado. Estupenda, por cierto.

Ah, pillín

Descubro, con asombro, que la famosa frase de Pla sobre los amigos, los conocidos y lo saludados [amics, coneguts i saludats], que Arp redondeó, no es de Pla, y ni siquiera del doctor Samuel Johnson sino sólo de Boswell.
Claro que quien avisa no es traidor.

viernes, 2 de enero de 2009

Erre que erre con las piedras

El propósito más breve del año nuevo murió ayer. En el 2009 quería marcar, como los clásicos, los días buenos y los días malos, metiendo en una bolsa antes de acostarme o una piedrecita blanca o una piedrecita negra. La idea era contarlas en la próxima Nochevieja, y ver qué salía.

No saldrá nada. Anoche mismo me di cuenta de que los cálculos blancos y negros son cosa de paganos. Los cristianos estamos destinados a las piedras grises. Lo explico. No hay día negro-negro para nosotros: todo es para bien, Dios escribe derecho con renglones torcidos y un buen arrepentimiento endereza cualquier jornada. Pero albo tampoco hay ningún día: un buen pagano (y Dios los tenga en su gloria) con estar bien comido, bien bebido, bien filosofado y sin cefalea, vive felicísimo. Nosotros siempre debemos rezar más y preocuparnos más por los prójimos, que son, uf, innumerables. El justo, como usted debe de saber por experiencia, peca siete veces al día.

Una vez visto claro, quiero decir, gris, me entró la duda de por qué el aplaudible Pla llamaría a su diario El cuaderno gris. Ahora no recuerdo si el cuadernillo donde lo escribió tenía las pastas de ese color, pero sea como sea, el título es un acierto grande. El diario de un hombre de nuestro tiempo y de nuestra cultura irremediablemente será gris.

(Aunque hay grises preciosos: gris marengo para caballeros, gris perla para señoras.)

martes, 18 de septiembre de 2007

Para mayores, con reparos

A Josep Pla le gustaba mucho el Conde de Chesterfield. Citaba a menudo su famosa frase, como aquí:

En las cartas de Chesterfield a su hijo —que son consideradas un documento clásico de la literatura inglesa— se escuentra este consejo o, si se prefiere, esta reflexión sobre el acto carnal:
The pleasure is momentary. The cost is exorbitant. The position is ridiculous.’
Eso está muy bien, no puede estar mejor observado… pero ¿qué remedio?

Como digo, la citaba a menudo, y la citaba fatal. Lo que escribió Lord Chesterfield en realidad fue: “The pleasure is momentary, the position ridiculous, and the expense damnable”. Objetarán ustedes que no hay cambios sutanciales, pero yo creo que de los cambios que hay pueden extraerse con facilidad al menos tres sustanciosas conclusiones:

1- Para el catalán el cost es más importante que la position, que el circunspecto conde ponderaba antes.
2- Siguiendo con lo mismo, no es igual “exorbitant” que “damnable”, ni mucho menos.
y 3- Finalmente, centrándonos sólo en el estilo, nótese hasta donde llega el amor a los puntos y seguido de Pla.

martes, 19 de junio de 2007

PLAgio

Plagiar requiere mucha lectura, mucha memoria; hay que saber dónde están las cosas. Los autores antiguos, los medievales, los renacentistas y los de la primera modernidad plagiaron tanto porque dispusieron de toda la lectura que en su tiempo era posible. Ahora todo el mundo es original, porque no sabe nada de nada —ni jota.

martes, 8 de mayo de 2007

aPLAuso

De mi asistencia a la lectur A. de Fruela en Jerez salí con un propósito firme: leer a los jóvenes poetas de moda. Tampoco me iban a hacer perder mucho tiempo, que digamos, y estaría al día. Manos a la obra, las señoritas primero y ayer leí Tara de Elena Medel. Y vale, juro por la tierra roja que no voy a exagerar: mal no está.

Más tarde comí en casa de mis padres y por allí rodaba la reciente antología de Julio Mariscal (1922-1977) editada por Renacimiento. Supongo que Jaime se la dejó olvidada este fin de semana. La abrí al azar y ¡pum!:
Me decía mi madre:
"Ahora los libros que después tendrás tiempo.
Ahora los libros".
Y yo guardaba el corazón sin estrenar, ileso,
por teoremas y batallas.

Las tres, las cuatro y a las cinco en punto
la merienda: su leche con galletas.
Mis hermanos mayores perdiéndose en sus cosas
y el cartero de azul galoneado.
Pero a las seis cruzabas tú, el crepúsculo
te traía de la mano y ya Pitágoras
se empolvaba en mi olvido, y ya las rosas
clavadas en la página y el río
como un lejano, muerto crisantemo.

Eran las seis, cuando las nostalgias,
cuando el andar primero de las sombras,
y tú cruzabas y contigo el mundo
que mi madre quería para luego,
pero que yo llevaba entre los ojos.
Esto sí que sí, me dije, un poco avergonzado de mi falta de modernidad, de mis raíces de pueblo, de mi obstinación estética. Menos mal que cuando llegué a mi casa propia, otro pueblerino, Pla, me pasó el brazo por el hombro:
Las modas, a mí, siempre me han resbalado.

miércoles, 18 de abril de 2007

Qué extraño mundo el corazón

Íbamos con prisa por el centro del Puerto cuando a lo lejos --se llama la Calle Larga-- vemos a uno que, dentro de aquella división de Pla entre amigos, conocidos y saludados, entra de lleno en la categoría de conocidos, en el subapartado de conocidos pesados. Leonor y yo nos miramos con terror, como diciéndonos "Uff, lo que nos espera". Pero él nos ha visto y no ha visto que le hemos visto, y ágilmente se cruza de acera. O sea, que el "uff" es mutuo. Al llegar a nuestra altura, nos sonríe con cara de lamentar muchísimo el tráfico interpuesto. Gracias a lo cual, nosotros llegamos por los pelos a nuestra cita. Sin embargo, en vez de alegrarnos por el tiempo ganado y por el aburrimiento perdido, nos quedamos (qué extraño mundo el corazón, esposa) de lo más chafados.

Y por si fuera poco, dos tazas. Auden en un poema alaba (y envidia) la perfecta castidad de los perros, excepción hecha de los períodos de celo. Me acuerdo ahora de Auden porque Pukka ha entrado en el período de celo. Para evitar una unión morganática, le hemos buscado una casa a Carbón. Lo entregamos con el alma en vilo, pues Carbón, además de nervioso y meón, es muy de sus dueños y aúlla cuando no está con nosotros. Anoche nos acostamos compadeciendo a los habitantes del bloque de pisos donde se había quedado y apuradísimos por lo que pudiera ocurrir. Dormimos regular. Y ahora nos cuentan que el perro está contentísimo, que se porta de maravilla y que se pasa el día jugando con los niños de la casa como uno más. Vaya.

sábado, 23 de diciembre de 2006

Aterido aPLAuso madrileño

Cuando el día crece, el frío nace.
Lo dijo Pla y yo se lo aplaudo tiritando por las calles de Madrid.

Y como me dirijo a las múltiples librerías también me recito a Ausonio, esperando que no me abandone. Qué sensato su aviso ahorrador a Filomuso, mi alter ego romano:
Porque tu biblioteca está llena de libros comprados,
te consideras, Filomuso, sabio y gramático.
De igual manera puedes guardar cuerdas, liras y laúdes:
mañana compras todo eso y ya eres un citaredo.

viernes, 15 de diciembre de 2006

Tres citas

La primera cita, para que nadie se queje de que no mereció la pena el click, es de Pla. Y más claro, agua:
La gracia, en literatura, es la verdad.
José Mateos no se quedó corto ayer, en Jerez, en un acto doble, donde se presentaban un cuadro para la colección del Consejo Regulador del Brandy y un libro de artículos de Jesús Rodríguez. La presentación siamesa habría dado para afilados aforismos de ser yo Carlos Rodríguez Morales. Y no quiero ni pensar para qué de ser Andrés Trapiello, porque el cuadro y la alcaldesa y eso... Pero Dios me libre de reavivar el debate sobre los diarios de Trapiello. A lo que íbamos, pues, que es la cita de Mateos:
La prueba definitiva de la inteligencia es saber mirarse a uno mismo por encima del hombro.
Y por último, una que no es propiamente mía. Es clásica, como sabrán ustedes, pero yo en estos días la repito durante toda la mañana por los pasillos del IES como un mantra:
No te suspendo, hijo: es que tú no apruebas.

jueves, 16 de noviembre de 2006

aPLAuso

Yo no me opongo a que la gente progrese. ¡Peor para ella!
[Josep Pla, en Sentencias y aforismos, pág 120, a]