31 mayo, 2012

La trama


 En la mejor ficción narrativa, la trama no es una sucesión de sorpresas sino una sucesión cada vez más emocionante de descubrimientos, de momentos de comprensión. Uno de los errores más habituales de los escritores noveles (de los que entienden que escribir novelas significa contar historias) es creer que la fuerza del relato radica en la información que se retiene, es decir, en que el escritor consiga tener siempre al lector en sus manos, para descargarle el golpe definitivo cuando menos se lo espera. 

"Para ser novelista", John Gardner

30 mayo, 2012

José González


José González nació en Gotenburgo, en 1978, de padres argentinos emigrados a Suecia. Creció escuchando música folk latinoamericana (en especial a Silvio Rodríguez), pero la primera banda a la que se unió tocaba hardcore punk. Hoy es uno de los principales animadores de la escena folk-alternativa de Suecia, al lado de Nina Kinert o Ane Brun, con quien ha grabado una canción a dúo ("Never Worship"). Además de sus trabajos solistas, integra el grupo Junip.



Sitios oficiales:
http://www.jose-gonzalez.com/
http://www.junip.net/

29 mayo, 2012

La voz lectora




Desde la primera vez que me leyeron, y desde que empecé a leer por mí misma, jamás ha existido un solo renglón que no haya oído. A medida que recorría la frase con los ojos, una voz me la susurraba en silencio. No la voz de mi madre, ni la de ninguna persona que pueda reconocer, y desde luego no la mía propia: es una voz humana pero interior que, de hecho, me suena por dentro. Yo la identifico con la voz del relato o del poema mismo. La cadencia –te pida lo que te pida que confíes–, el sentimiento que reside en la palabra impresa, me alcanza mediante esa voz lectora.

He supuesto, si bien jamás llegué a averiguarlo de un modo consciente, que tal es el caso de todos los lectores –leer como quien escucha– y de todos los escritores, escribir como quien escucha. Puede que forme parte del deseo de escribir. El sonido de lo que se posa sobre la página inicia el proceso por el cual se comprueba su verdad. Desconozco si yerro al confiar en esta certeza; a estas alturas no sé si podría dedicarme a leer sin escribir, o a escribir sin leer.

Cuando trabajo en un relato escucho mis propia palabras a medida que aparecen, imitando esa voz que oigo al leer mis libros. Cuando escribo y el sonido de lo escrito me es devuelto a los oídos, me dispongo a afrontar los cambios y retoques precisos. Siempre he confiado en esa voz.

Eudora Welty, La palabra heredada (Impedimenta, traducción de Miguel Martínez-Lage)

26 mayo, 2012

Historias que circulan por email

Todos recibimos docenas de emails con historias que (se nos asegura desde el título) son muy interesantes. La mayoría no son más que bobadas, pero siempre hay una excepción. El otro día me llegó este email desde Venezuela. No he cambiado ni una coma:

El domingo estaba en mi casa y sonó el Teléfono, contesté y me dijo la persona del otro lado: "BUENAS TARDES, SE ENCUENTRA EL TITULAR DE LA LÍNEA TELEFÓNICA ?" y dije "EL HABLA", me dijo la señorita, "HABLAMOS DE LA CANTV, SÓLO PARA CONFIRMAR SUS DATOS, ME PUEDE DECIR SU NOMBRE COMPLETO, POR FAVOR", me quede pensando ¿son la CANTV y no tienen mis datos?, razón por la cual le di un nombre falso y le dije "RONY HERNANDEZ " cosa que obvio no es verdad, y me dice:

"GRACIAS, ESTAMOS HACIENDO UNA PROMOCIÓN DE DESCONTARLE A USTED 50 BOLÍVARES EN SU PRÓXIMO RECIBO, SI NOS DICE EL NOMBRE DE DOS DE SUS FAMILIARES QUE TENGAN LÍNEA TELEFÓNICA CON CANTV". ¿El 85% de LOS VENEZOLANOS esta con LA CANTV? : le dije "AHHH CLARO, MI HERMANO FRANCISCO HERNANDEZ, Y PREGUNTÉ, LE PUEDO DAR EL NOMBRE DE UNO QUE VIVE EN EL TÁCHIRA?" y me dijo "POR SUPUESTO, NO IMPORTA EL LUGAR" dije "OK, LUIS HERNANDEZ " (o sea Rony, Paco y Luis - Yo solo tengo 1 hermano y una hermana!).

Me dice muy amablemente la señorita "OK, USTED SE ACABA DE GANAR 100 BOLÍVARES DE DESCUENTO EN SU PRÓXIMO RECIBO TELEFÓNICO". Así terminó el domingo.

El lunes cerca de la 1 p.m. suena el teléfono y yo contesté.
Del otro lado una voz no muy agradable me dijo QUIEN HABLA??
Yo dije "¿CON QUIEN QUIERE HABLAR?
Me dijo "QUIERO HABLAR CON RONY HERNANDEZ"
Se me vino a la mente lo del día anterior y le dije "EL HABLA, QUÉ DESEA"
Y el imbécil, por no decir algo peor, me dijo "TENGO A TU HERMANO LUIS, Y SOMOS LOS ZETA, SOY EL Z14 Y QUIERO 100.000 BOLÍVARES, SI ES QUE QUIERES VOLVER A VER A TU HERMANO."

Le "supliqué" que no lo hiciera y el muy méndigo-desgraciado hasta me pasó a mi "pobre hermano" y me dice "HERMANO, AYÚDAME, DALES LO QUE TE PIDEN, ME ESTÁN MATANDO ME TORTURAN MUY FEO".

Le dije : Es mejor que lo que está pasando tu me debes mucha plata y tu seguro esta a mi nombre así que es mejor que te maten y yo cobro tu seguro.

Se escucho una voz que dijo "Este Marico No Cae" y colgaron.
Hasta el día de hoy no han vuelto a llamar.

25 mayo, 2012

La mujer del traductor de la estación

 
Ella nunca había querido que él ejerciera la profesión de intérprete y se pasara las noches deambulando por la estación con extranjeras de aquí y de allá. El intérprete, por su parte, solía decir: "Cada uno es persona tantas veces como lenguas habla". También esa noche había vuelto a decírselo, tras lo cual ella se había puesto como una furia: "¡Es que yo no quiero tener nada que ver con tantas personas!", le había gritado en plena calle. "Yo te quiero a ti y a nadie más, ¡ojalá fueras sordomudo!".

Odön Von Horvath, El eterno pequeñoburgués 

24 mayo, 2012

Récord de viajero en avión


Su locura era la de ser el turista aéreo que más viajes de ida y vuelta había hecho, visitando todos los aeropuertos del mundo.

–Salgo para Siracusa, la semana que viene estaré en Timor y dentro de quince días habré vuelto por vía Nueva York...

En esos giros y contragiros por los siete cielos del mundo, un día al descender en el campo de aterrizaje de Lisboa se encontró con que le esperaba él mismo; o se había adelantado o estaba ya para volver a subir en el mismo avión.

Ramón Gómez de la Serna (“Caprichos”)

22 mayo, 2012

Proyecto Escritorio


 Foto de JOSE MARIA PEREZ ZUÑIGA, publicada en "Proyecto Escritorio"


"Reúno imágenes y reflexiones a propósito de los espacios de escritura de autores contemporáneos en lengua española. Narradores, poetas y ensayistas participan en el proyecto con un texto breve y una fotografía", define Jesús Ortega el concepto de su blog Proyecto Escritorio.
 
 "¿Cómo se articulan las relaciones entre disposición mental y espacio físico? ¿Cómo se distribuyen los elementos del taller? ¿Qué importancia se otorga al paisaje? Posturas, rituales, fetiches, orden o caos, ruido o silencio, penumbra o luz. Estímulos y dificultades. Intimidad y cocina. Una aproximación a las condiciones materiales y espirituales necesarias para la escritura".

Ya han pasado por allí (que equivale a decir por aquí: proyectoescritoriojesusortega.blogspot.com.es) y han intentado dar respuesta a esas preguntas escritores tan variados como Ángel Olgoso, Andrés Neuman, José Ovejero o Juan Gabriel Vásquez.

Como muestra, el texto de Raúl Brasca:

Hago mil cosas además de escribir, cosas que nada tienen que ver con la literatura. Soy ingeniero, trabajo en una fábrica de tintas, he pasado los años creando fórmulas, ajustando colores, dando clases y soltando mi imaginación frente a una hoja de papel. De todo podría prescindir, menos de la escritura. Pero no es fácil pasar de los negocios de este mundo al mundo de la creación que, por fortuna, es otro. Por eso mis espacios de escritura tienen algo de guarida y también de nido, son el resguardo de la intemperie cotidiana propicios a la recuperación de la belleza en la que alguna vez viví por entero, a la reflexión lenta y rigurosa, a la liberación de un loco interno sumamente frágil que me cuido muy bien de soltar cuando soy el otro. La primera condición es la soledad: mi estudio pequeño en perpetuo desorden, forrado de bibliotecas atiborradas, el ordenador en el centro y una ventana que da al tejado y, mucho más allá, al río que no se ve pero sé que está allí. También los cafés, unas veces tranquilos y otras ruidosos. En ambos es posible la íntima soledad. Si son ruidosos, el ruido debe ser mucho e indiferenciado y tienen que contar con un televisor que no se oiga. Pido un café y lo bebo despacio mientras sigo en la pantalla los movimientos y los gestos de los personajes, me distraigo tratando de adivinar la historia y juego a inventarles las palabras. Así, poco a poco, el otro se aleja y surge el que escribe. Una palabra llama a otra y, si tengo suerte, alguna de ellas me provoca o alude a algo remoto que me impresionó mucho sin que en el momento me diera cuenta. Entonces se produce la idea de una microficción, cambio la pantalla por la hoja de papel, tomo la lapicera y comienza la ceremonia.

20 mayo, 2012

Shi Shi Shi Shi

Que el chino es un idioma dado a las homofonías no es ningún descubrimiento. Buena parte de las supersticiones chinas se basan en palabras que suenan iguales o muy parecidas, salvo una ligera diferencia tónica.

En chino es posible narrar esta historia repitiendo únicamente, unas setenta veces, el monsílabo "shi":

"Un poeta llamado Shi vivía en una casa de piedra y, como le gustaba comer carne de león, decidió comerse diez de ellos. Solía ir al mercado en busca de leones y un día, a las diez, se encontró con diez de ellos. Shi mató a los leones con flechas y recogió sus cuerpos, cargándolos de vuelta a su casa de piedra. La casa estaba llena de agua, por lo que exigió a sus servientes que la secaran. Entonces se puso a comer los cuerpos de los diez leones. Sólo entonces se dio cuenta de que eran en verdad diez leones hechos de piedra. Trata de explicar el acertijo".

18 mayo, 2012

Lenguas


El latín es la esencia, el francés el pensamiento, el español el fuego, el italiano el cielo (dije "éter", por supuesto), el catalán la tierra, y el portugués el agua.

Cees Nooteboom, "La historia siguiente"

17 mayo, 2012

Nombres



Cuando le piden que hable de su obra, el escritor debería levantarse y decir en voz alta solamente los nombres de los escritores que le gustan.

J. D. Salinger, citado por Kenneth Slawenski en J.D. Salinger, Una vida oculta

16 mayo, 2012

Viva Fuentes



Tras la muerte de Carlos Fuentes, Jorge Volpi quiso homenajearlo reproduciendo en su blog ( http://www.elboomeran.com/blog/12/blog-de-jorge-volpi/ ) este texto que había escrito en ocasión de su octogésimo cumpleaños.

1. En 1958, poco antes de que las tropas de Fidel Castro entren en La Habana y de que Billy Wilder estrene Some Like It Hot -la coincidencia no es gratuita-, un joven mexicano de treinta años publica un libro que escandaliza al medio literario de su país: La región más transparente. Fuentes es ya Fuentes. Obra seminal, finca sus obsesiones posteriores -el habla urbana, el turbio vínculo entre los individuos y el poder, el tiempo cíclico, la mitología clasemediera, México y su irredimible pasión por la mentira- y anuncia sus batallas futuras. Con este libro, Fuentes inicia su larga guerra: cincuenta años de combatir contra los demonios allí convocados. Cincuenta años de batirse contra el lenguaje. Contra el poder. Y contra sí mismo.


2. La región más transparente no es la primera novela urbana mexicana. Pero en literatura el mérito no es ser el primero, ni el más original, sino el más perturbador. Los nacionalistas lo acusan, como era de esperarse, de traidor. La mexicanidad de Fuentes les parece demasiado poco mexicana. En el libro hay demasiada modernidad, demasiados guiños literarios, demasiado Paz y demasiado Reyes. Demasiada ironía. Demasiado ímpetu cosmopolita en un muchachito en la treintena. Décadas después se le acusará de lo contrario: de ser demasiado mexicano, de robarse o apropiarse de la mexicanidad (y de exportarla). Qué mayor mérito de un libro: atacarlo con tanta ceguera y tanta furia por razones diametralmente opuestas.

3. La soberbia del joven Fuentes es, sí, inmensa. Tras ese libro se propone sólo proyectos ciclópeos. Primero, dibujar el mapa que habrá de llevarlo, no a la escritura de una novela, un libro de ensayos, una obra de teatro, sino de un universo. Luego, formar un comando de asalto -un foco revolucionario, se decía entonces- con los mejores escritores de América Latina. Y, más importante que todo, olvidarse de que la literatura es un espejo de la realidad para convertirla en una realidad alterna. Puede reprochársele la soberbia, pero sólo a fuerza de reconocer que, a cincuenta años de distancia, triunfó en los tres casos. La edad del tiempo y el Boom, por una parte. Y, por la otra, un país y un continente que ya no pueden reconocerse sin la impertinencia de su imaginación.

4. El mayor experimento llevado a cabo por Fuentes ha sido consigo mismo. No se pregunta como transformar una vida en literatura Sino cómo la literatura justifica la vida.


5. México y Fuentes forman ­-cualquiera lo repite- un binomio inseparable. Cierto: la infancia y juventud de fuentes transcurrieron en buena medida fuera del país. Y, desde hace años, divide su celosa intimidad entre Londres y la capital mexicana. Pero en más de un sentido nunca ha escapado de aquí. De la patria imaginaria que ha elegido, no de aquella que le ha tocado. Como otros hicieron con Comala o Santa María o Yoknapatawpha, Fuentes también se inventó una extraña tierra para que la poblasen sus personajes. La llamó México.

6. Aura resulta inevitablemente incómoda. Sesenta y dos páginas perfectas. Y hay quien se lo echa en cara.

7. La edad del tiempo es el más vasto desafío narrativo intentado entre nosotros. Pero mientras la Comedia humana o de En busca del tiempo perdido se asumen como universos coherentes, el de Fuentes es el reflejo de un caos cuántico. Cada una de sus piezas contiene un holograma del conjunto. Y el conjunto no nace de la mera acumulación de sus partes, sino del orden que cada quien escoge para recorrerlo. En La edad del tiempo, el orden está determinado por el lector: no hay una guía, uno no tiene por qué empezar con Los días enmascarados o La región más transparente o terminar con La voluntad y la fortuna. La obra de Fuentes -y su interpretación final- se torna variable, arbitraria, azarosa. No es, pues, un monolito, sino una red. Única sugerencia: sus claves se hallan en su libro más arduo y portentoso: Terra Nostra.

15 mayo, 2012

Un chiste


Una vez sucedió que en un teatro se declaró un incendio entre bastidores. El payaso salió al proscenio para dar la noticia al público. Pero la gente creyó que se trataba de un chiste y aplaudió con ganas. El payaso repitió la noticia y los aplausos fueron todavía más jubilosos. Así creo yo que perecerá el mundo, en medio del júbilo general del respetable público que pensará que se trata de un chiste.

Sören Kierkegaard, Dipsálmata

(Citado por Antonio Fernández Ferrer en "La mano de la hormiga")

14 mayo, 2012

Entrevista

Guillermo Martínez y yo fuimos entrevistados por la gente de la Revista Ñ (Clarín, Argentina) en el marco de la Feria del Libro de Buenos Aires.


Para conversar sobre los mundos literarios construidos en sus novelas más recientes, Eduardo Berti, último ganador del Premio Emecé con Un país imaginado, y Guillermo Martínez, autor de Yo también tuve una novia bisexual (Planeta), visitaron el stand de Ñ en la feria. Minutos después, participaban de una mesa sobre mundos diferentes “para elegir”.

¿Qué tipo de elementos utilizaron para construir los mundos literarios de sus novelas?
Berti: Uno siempre construye mezclando imaginación con vivencias. Son elementos, aunque mi elección es muy extrema: me fui muy lejos a ambientar la novela, a la China, donde estuve un mes y medio en toda mi vida. Hay grandes diferencias culturales, pero mi experiencia la usé a fondo: mi mujer estudia chino y nos hicimos amigos de su profesora. Leí libros de historia, de literatura china y de otros escritores que hicieron el mismo ejercicio: occidentales que imaginaron China. Y como pasa siempre en la literatura, lo que uno cree que es más osado, más loco, termina siendo más cercano a la realidad que lo que está bien documentado.

Martínez: La novela no transcurre en la Argentina sino en un país lejano, del que me siento apartado en cuestiones culturales, pero esa especie de distancia del extranjero percibe en su verdadera extrañeza. Me interesaba unir dos modos de escribir que en general se plantean en las antípodas: el gran retrato de lo social/político vs. la relación íntima/privada, que a veces parece casi encapsulada y a resguardo de la realidad concreta/histórica. Quería empezar en una clave íntima, lo carnal: un mundo no escrito del todo, porque se escribe hasta el acto y todos sabemos que hay una gramática de los cuerpos. Quería que en algún momento irrumpiera lo histórico, que en este caso tiene que ver con las Torres Gemelas, y cómo eso que parece lejano, aún si ellos viven en los Estados Unidos, termina por tocarlos. Estaba pensando que lo que une a nuestra novelas es que hay chicas bisexuales, pero como si hubiéramos tomado dos modos muy distintos de hablar de algo que es similar, que es la marca en una chica de la relación previa con otra.

¿Cuáles son los motivos de este mundo lejano que más repercuten en la actualidad?  
Berti: Hay una idea de antípoda en la novela todo el tiempo. Está escrita al principio de un siglo pero pasa a comienzos del siglo anterior, está ambientada en China que es una antípoda de por sí, la voz es una chica y soy hombre, una chica que prácticamente tiene mi edad al revés (41/14), pero a la vez siento que habla de cosas absolutamente universales y muy cercanas: la amistad, la idolatría, el amor, los celos, la autoridad, el mandato paterno, el espacio de libertad dentro de una sociedad, las tradiciones… Cada lector hará con esto lo que quiera, pero tiene un montón de temas ahí. Quise que dentro de ese mundo extraño de la novela hubiera cosas concretas.

Martínez: En mi caso hay una historia que está dando vueltas en las discusiones sobre literatura argentina, sobre la posible falta de lenguaje nacional dentro de estas novelas que transcurren en países extranjeros. Es muy difícil definir en qué lenguaje escribir si uno lo hace desde la antigua China o en un campus de Oxford, donde todos hablan en inglés. Aparece un problema del lenguaje que muchos desprecian o consideran que no existe, y en mi novela intento manejar esos matices y hacerlos jugar a favor de lo sexual, que es lo que me interesaba: cómo circula ese lenguaje partido y sus diferentes variantes. Creo que todos los escritores, de un modo u otro, han tenido la experiencia del viaje y eso hace también a una problematización de qué es un lenguaje nacional.

12 mayo, 2012

La Balandra


Además de escritora y guionista, Alejandra Laurencich dirige desde hace unos meses la excelente revista “La Balandra (otra narrativa)”, una publicación trimestral que se ocupa de la creación literaria (y de su trastienda) y cuya intención es servir de guía a lectores curiosos y también a nuevos narradores.

El primer número de "La Blandra" fue todo un éxito (en pocos días se agotaron casi tres mil ejemplares): algo extraordinario y auspicioso tratándose de una publicación que da cabida no solamente a escritores de renombre, sino también a autores inéditos, emergentes o poco menos que desconocidos.

"El objetivo es difundir el oficio de la escritura y divulgarlo entre la gente que empieza a escribir", le contaba hace algunos meses Laurencich a Silvina Friera, en el diario Página/12. "Estoy acostumbrada a escuchar permanentemente las inquietudes de los que traen sus primeros textos a mis talleres. Pero también me acuerdo de lo que yo tenía en la cabeza cuando comencé, cuando escuchaba un nombre y me preguntaba quién sería. ¿Por qué no hacer una revista que sea difusora de lo que nosotros sabemos, pero el que comienza no sabe? Si muestro el compromiso con la escritura, no es solamente para ayudar al que arranca, sino también para dejar afuera al que cree que escribir es una pavada. Me interesa que se vea el compromiso vital y poner el foco en la trastienda de la escritura. Por otro lado, quiero mostrar también a los editores y el camino a emprender cuando alguien termina un libro y se tiene que mover para publicarlo. Con el testimonio de todos los escritores y editores, el que lea la revista se va a enterar de que hay un mundo desconocido para él".




La buena noticia es que acaba de salir el tercer número de "La Balandra". Se ofrece un panorama de la narrativa croata, se cuentan casos de "rechazos editoriales que hicieron historia" y se presenta a nuevos naradores como César Bianchi, Jorge Muñoz o Luciana Czudnoswki. El tema central es un eterno debate: "¿Imaginación o experiencia? ¿Qué ayuda más para escribir ficción?" (hemos sido convocados a opinar, entre otros, Marcelo Figueras, Inés Garland, Raúl Brasca, Mariana Enríquez, María Teresa Andruetto, Perla Suez, Mori Ponsy, Ignacio Molina, Vlady Kociancich y yo). Y Claudia Piñeiro cuenta "cómo empezó a ser escritora", además de mostrar algunos de sus "apuntes de escritura".

"La Balandra" está abierta a recibir textos de autores nuevos (http://www.la-balandra.com.ar/autoresnuevos.html) y se consigue en numerosos puntos de venta (http://www.la-balandra.com.ar/puntosdeventa.html).

Ojalá que el proyecto siga adelante manteniendo su altísimo nivel.


10 mayo, 2012

Cinco libros: Martín Felipe Castagnet


Estoy pidiéndole a diversos escritores y artistas que recomienden cinco libros de ficción a los lectores de este blog y por qué no, de paso, al autor del mismo. No se trata, para nada, de un ránking ni mucho menos de una lista canónica. Se trata, más bien, de cinco libros que repentinamente ellos quieran proponer y compartir con los demás.
El voto de Martín Felipe Castagnet:

 
Te envío 5 libros de mis favoritos, de los que leí con placer porcino:


 
El asesino de chanchos, de Luciano Lamberti

El libro del haiku, de Alberto Silva

La maravillosa vida breve de Oscar Wao, de Junot Díaz

Levantad, carpinteros, la viga del tejado de JD Salinger

Zama, de Antonio Di Benedetto



Martín Felipe Castagnet nació en La Plata en mayo de 1986. Es Licenciado en Letras por la Universidad Nacional de La Plata y trabaja como profesor de secundario en City Bell. Realizó talleres literarios con Diego Grillo Trubba y Juan Terranova. En abril de este año su novela Los cuerpos del verano ganó el Premio a la Joven Literatura Latinoamericana, organizado en Francia por la MEET – Maison des Écrivains Étrangers et des Traducteurs (“Casa de Escritores Extranjeros y de Traductores”) de Saint-Nazaire y por La Marelle, Villa des projets d’auteurs (“Casa de proyectos de autores”), Marsella, con la ayuda de los servicios culturales de la Embajada de Francia en Argentina.

09 mayo, 2012

Hablemos de metafísica

Preguntas

 ¿Acaso el universo se le ofrece como un “peso”? ¿Un peso que usted lleva, que usted arrastra? O, por el contrario, ¿tiene usted la sensación de “flotar” sobre el mundo? Motive sus respuestas.¿A qué hora y en qué circunstancias siente usted con claridad a su “yo”? ¿Tiene éste un olor? ¿Un sabor? ¿Un color? ¿Una forma? 

¿Tiene un “rostro”? ¿Cuándo tiene usted la impresión de que se le escapa?

¿Le agradan los en-sí? ¿O prefiere los para-sí?

Comúnmente suele decirse que “el tiempo es oro”. Haga el cálculo en dólares.¿Cómo se representa usted al Ser?
¿Tiene plumas en los cabellos?

¿Es la Nada más sensible el domingo que los otros días? ¿Desea usted pasar en ella sus vacaciones?

¿La Esencia está mezclada con los objetos en forma de polvo? ¿O como un líquido? ¿O bien cómo raíces muy sutiles inmersas en el centro de las cosas?

 Jean Tardieu (1903-1995)

08 mayo, 2012

Los cuerpos del verano


El 28 de abril de 2012, un jurado compuesto por Eduardo Berti, Michel Lafon, Pablo de Santis, Vlady Kociancich, Alan Pauls, Iván Salinas y Silvia Hopenhayn, otorgó el Premio a la joven literatura latinoamericana, por unanimidad, a Los cuerpos del verano, novela breve del argentino Martín Felipe Castagnet.

El premio fue organizado en Francia por la MEET – Maison des Écrivains Étrangers et des Traducteurs (“Casa de Escritores Extranjeros y de Traductores”) de Saint-Nazaire y por La Marelle, Villa des projets d’auteurs (“Casa de proyectos de autores”), Marsella, con la ayuda de los servicios culturales de la Embajada de Francia en Argentina, y en ésta – su séptima edición– estuvo consagrado a la literatura argentina.





Este premio literario,  que en sus ediciones anteriores estuvo consagrado –como siempre–  a un país en particular (Uruguay, Costa Rica, Venezuela, Cuba, México y Brasil), tiene como objetivo descubrir y publicar la ópera prima de un joven escritor latinoamericano.
 
La obra ganadora será publicada en octubre de 2012, en Argentina, por las ediciones Factótum y en Francia por  MEET (en este último caso, en edición bilingüe). El laureado efectuará una estancia de cuatro meses en Francia, en Saint-Nazaire y en Marsella, en el narco de una residencia de escritura. 

07 mayo, 2012

Flores blancas


Flores blancas llovieron sobre Buenos Aires la noche en que nació Juan Arias. Las vieron muchos, las olieron menos. Que fuera porque él nacía, quién pudo saberlo. Ni su madre, que no las vio, aparte de morir en seguida.

Alguien en un departamento solitario las pudo ver bajando por la noche. Se dijo ¿quién nace? o ¿quién muere? Nada más.

Ya está dicho, nació Juan Arias. De su vida poco puede agregarse. Rico, hubiera hecho papel de caballero. Pero fue pobre. Era considerado un tonto, aunque de gran belleza.

En la vejez le dieron el trabajo que juzgó más apropiado a su persona: ubicar autos en la Diagonal. Lo hacía con cuidado, como todo.

Murió allí, una noche. Suavemente, a pesar de la lluvia.

Sara Gallardo, El país del humo (cuentos y microcuentos), Alción Editora.

03 mayo, 2012

Ver leer

Viajo bastante en el subte de Madrid, ciudad en la que vivo desde hace unos tres años, y en estos últimos meses (consecuencia, supongo, de los regalos de Navidad y Reyes) he notado que, de cada tres viajes que hago, al menos en uno me topo con alguien que lee un Kindle o algo parecido. No busco hacer estadísticas a partir de mi experiencia, atada a horarios y recorridos puntuales, pero sí puedo decir que ayer, mientras viajaba en la línea 5 con una lectora de Papyre sentada a mi derecha, me había puesto a cavilar cómo cambian nuestros hábitos de lectura y la percepción del acto de lectura ajeno, cuando la anciana que viajaba a mi izquierda, absorta en su revista con monstruosas fotos de la duquesa de Alba, bajó en la estación Diego de León y (lo juro sobre una Biblia, pero que sea de papel) en su reemplazo se sentó una mujer con un ebook Sony, de modo que, por primera vez en mi vida (aunque, sospecho, no la última), me vi entre dos lectoras electrónicas.



No estoy en contra de las novedades ni de los cambios porque, entre varias razones, nos conceden la eterna juventud de las primeras veces. En cuanto a los promocionados libros electrónicos, me inspiran curiosidad. Me agrada la invención de una pantalla que, en teoría, es menos dañina para los ojos que la de las computadoras habituales. Los libros electrónicos me parecen prácticos cuando una mudanza equivale a mover cientos de volúmenes o, por ejemplo, cuando necesitamos consultar de la noche a la mañana cierto libro que no se consigue en nuestra ciudad y no podemos esperar a que el correo nos lo traiga. También pienso que se prestan muy bien para el material de consulta (diccionarios, enciclopedias), pero, la verdad sea dicha, a la hora de leer una novela, un poema o un relato sigo prefiriendo llevar a la cama o al sillón un buen libro de papel. Al mismo tiempo, me preocupa que debido a los formatos digitales los libros se pirateen con la impunidad con que hoy se descarga música, sin hablar de que los músicos compensan el perjuicio (al menos en forma parcial) con conciertos o derechos de reproducción en radio o en TV, por ejemplo, mientras que los escritores no tenemos alternativas: sólo cobramos regalías por cada libro vendido y cuando nos invitan a lecturas públicas (en una librería o en una biblioteca) con suerte nos dan las gracias, salvo en contados países como Alemania donde estas lecturas son pagas.


Mucho antes de los ebooks, el escritor Julien Gracq observó en su ensayo Leyendo escribiendo (1980) que "los últimos quince años, que no parece deban contar tanto en la historia de nuestra literatura, han aportado más cambios en la industria de la edición y en el comercio del libro que los que se conocían desde Gutenberg". Todo permite suponer, siguiendo este razonamiento de Gracq, que los lectores (sobre todo las lectoras) de los subterráneos del mundo han cambiado de envase mucho más que de contenido. Pero no estoy seguro de ello. Y si mi humilde estudio estadístico del tema flaquea al llegar a este punto no es casual: puedo hacer con facilidad un censo de los colores, las marcas y los formatos de los llamados "ereaders", pero soy incapaz de decir qué autores y qué títulos se están leyendo puesto que esa información ha pasado a ser invisible. Hay algo en este fenómeno que podría compararse con la ya antigua irrupción del walkman , cuando la música se volvió un secreto al oído. Sin embargo, en el caso de la música, había (y sigue habiendo) filtraciones de malos auriculares y volúmenes elevados y no hacía falta, como pasa con los ebooks, una actitud excesivamente indiscreta para saber, como mínimo, si nuestra vecina de asiento está leyendo un ensayo, una novela, una revista o un material de trabajo.

Tuve dos tías que eran maestras de literatura en Buenos Aires. Una de ellas cometía el "desliz" de leer, de tanto en tanto, algún libro impropio para su rango. Recuerdo cuando quiso leer una comentada biografía de Carlos Monzón (entonces en la cumbre de su fama) y, como nadie debía verla con "eso", decidió forrar la cubierta para ocultar el delito. Hay otra gente que procede como mi tía, pero dista de ser legión; para los que amamos los libros, por lo tanto, estar en un transporte público, en una sala de espera o en un café suele ser un termómetro de lo que "se está leyendo". No sólo detectamos títulos y autores, sino que al ver a alguien con una obra que leímos nos tienta, por ejemplo, evaluar si ha alcanzado ya esa escena que nuestra memoria atesora tal vez algo trastocada. Los ebooks, lamentablemente, borran huellas y experiencias por el estilo. Cada página se ve igual a la otra, como el libro de mármol de alguna estatua.

Ver leer es, desde siglos, un espectáculo tan informativo como sensual. Uno de mis cuadros predilectos en el Museo de Orsay, de París, es La lectora , de Fantin-Latour, eslabón de toda una cadena de obras que presentan a una mujer con un libro: desde Renoir o Monet hasta Picasso o Balthus, desde la "lectora sumisa" hasta la "lectora distraída" de Matisse. Acerca de La lectora sumisa de Magritte, César Aira escribió hace poco un comentario en el que recuerda cierta inspirada idea de Marcel Duchamp: que el título es "un color más" del cuadro (más en el caso de pintores como Magritte o De Chirico, excelentes tituladores). Se me ocurre, a partir de esto, que la pérdida del dato del título del libro que lee nuestra vecina en el subte o en el bus, en el tren o en el avión es, con permiso de Duchamp, "un color menos". ¿Ya no podremos decir, como antes, "era alta, pálida, rubia y estaba leyendo a Stendhal?" ¿Qué diremos? "¿Era morena, de ojos verdes y tenía un ebook marca Samsung?"

Originalmente publicado en ADN Cultura (La Nación, Argentina) el viernes pasado:
http://www.lanacion.com.ar/1467780-ver-leer

01 mayo, 2012

Feria del Libro de Buenos Aires


En el marco del Programa de Actividades de la 38ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, el día 2 de mayo a las 17:30 en la Sala Leopoldo Lugones  de la Rural, Predio Ferial de Buenos Aires, habrá una entrevista pública a Eduardo Berti moderada por  Hugo Caligaris.

La charla cuenta con el auspicio del suplemento ADN Cultura, del diario La Nación, de Argentina.