Me acuerdo cuando hice la reseña de su primer single, el año pasado, antes de la salida de esta otra bestialidad que me tuvo a mal traer durante bastante tiempo.
Parece cierto que hay "más formato" canción, si ello se puede aplicar a la locura que destilan estas canciones.
Es cierto, el grado de violencia y vértigo es claro desde el arranque con "Toda la grela", pero no hay solo violencia, ya que con el tiempo, eso que parecía un caos ruidoso y extremo, va dejando paso a toneladas de información y capas y más capas de violas que se superponen y van regalando incluso melodías y estructuras gancheras que-resta decirlo-no había en la banda anterior de Posse y Bianchi (guitarra y bajo respectivamente), los conocidos Random (hay ya disueltos según parece).
Pero no todo pasa por estos dos músicos, ya que la otra parte de la sección rítmica de la Senegal, Germán Gómez, hace un laburo de relojero, sosteniendo con precisión el esqueleto de los temas, y agregando un toque de groove increíble, sin dejar de sonar pesado y denso cuando hace falta.
También hay que destacar que lo que se dejaba escuchar en aquel single respecto de la mayor libertad en las violas, aquí se confirma, resultando una química maravillosa entre Posse y Gaspar Rojas, el otro violero.
¿Puede una banda extrema sonar funky? Escuchen el inicio de esa gema titulada "Queme Oren" y después charlamos, donde también aparece una veta más lenta y ambient como para dar lugar al respiro necesario para continuar.
Cada uno de los temas se destacan y se diferencian del resto, lo cual también ya es raro para una música tan extrema, logrando a mi entender, uno de los mejores discos nacionales pesados editados en muchísimos años.
Ojalá haya muchísima más Mafia, vale la pena aturdirse con semejante muestra de versatilidad.