“La justicia en el pilar más firme de dios”
se lee en el edificio donde transcurre toda la película. En el Tribunal de
primera instancia, durante una jornada de un insoportable e incómodo calor, de esos que
anuncian una tormenta de cielo negro, se va a definir el futuro de un humilde
joven de 18 años.
Las imágenes de la sala
reúnen al juez, los abogados y el jurado. Luego el joven recibe los dos únicos
planos que se le realizan en todo el film: el primero lo muestra de perfil, no
se llega a ver su rostro sino la mirada de los jurados que se posan sobre él.
Luego sí, un plano de frente muestra su rostro inmóvil, con ojos vidriosos, brillantes, como cargados de lágrimas.
El film Doce
hombres en pugna podría ser un fiel relato de los debates actuales
acerca de los jóvenes y la cuestión penal, y de cómo los más desprotegidos y
postergados son el
blanco perfecto de un sistema que en lugar de hacer cumplir
sus derechos, los acorrala y los criminaliza.
Después de leer la nota
de tapa del nº 99 de La
Pulseada (http://www.lapulseada.com.ar/site/?p=3392) pensé en
esta peli. Allí se indica cuán lejos está de cumplirse la
Ley provincial de Promoción y Protección Integral de
los Derechos de los Niños. La política llevada adelante por la provincia de
Buenos Aires en los últimos años con respecto a los derechos humanos de la
niñez pone de manifiesto la forma que implementa el Estado para tratarla, poniendo el énfasis en una mirada penal, acusatoria, del sector
social más postergado, en lugar de atender a sus derechos y garantizarlos.
En la película Doce
hombres en pugna, doce hombres conforman el jurado que debe decidir
sobre si un joven de 18 años irá o no a la silla eléctrica, acusado de haber
matado a su padre. Doce hombres bien distintos, con algo en común: el haber
escuchado todos los alegatos, que sin tener ninguna certeza se animarán a
debatir si el joven es culpable o no.
“Digamos que este chico es el producto de un
hogar destruido en un barrio pobre. No podemos cambiar eso. Estamos aquí para
decidir si es inocente o culpable. No para hablar de las razones por las que
creció como creció. Nació en un barrio pobre. Los barrios pobres son semilleros
de criminales. Sabemos eso. No es un secreto que los chicos que vienen de
barrios pobres son potenciales amenazas para la sociedad”. “Los chicos no son
buenos. No hay uno que sea bueno. Son peligrosos. Son salvajes”, dice uno
de los doce hombres.
A través de brillantes
diálogos esta película retrata una visión de la niñez muy cercana a la que hoy
persiste. Ésa que dice que los chicos son
peligrosos y que niega que ellos son los que en realidad están en peligro.