SALVAJES
EN ESTADO PURO.
A
finales del mes de julio de 2012, soltaron en la finca Campanarios de Azaba, entre
machos y hembras, un total de 24 caballos de las retuertas, en octubre del 2013
llegaron otros 23, un total de 47, procedentes del parque de Doñana. Para tener
varios núcleos de población distanciados, con el objetivo de garantizar la
supervivencia de esta raza, gracias a un convenio suscrito entre la Estación
Biológica de Doñana del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)
y la Fundación Naturaleza y Hombre.
El
caballo de retuertas es un caballo salvaje, aislado de otras razas de las que
se encuentra muy alejado genéticamente. Vive en libertad en las retuertas de
donde recibe su nombre, lugar situado en el parque de Doñana, concretamente en
la zona de Huelva entre las dunas y las marismas. Tiene pendiente el
reconocimiento como raza autóctona de Andalucía. Existen otras razas de
caballos candidatas a ser la más antigua de Europa, entre ellas los Pottoka según
la etóloga equina Lucy Rees. Investigaciones iniciadas en el 2003 se esfuerzan
en demostrar que los retuertas ostentan este reconocimiento de antigüedad. Las
investigaciones las realizan conjuntamente científicos de la Estación Biológica
de Doñana del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC),
científicos del Laboratorio de Genética Molecular del Servicio de Cría Caballar
y Remonta del Ministerio de Defensa, e investigadores de la Universidad de
Córdoba. Por otra parte en el Centro Agropecuario Provincial, dependiente de la
Diputación de Córdoba recibieron en el 2007 cinco caballos de las retuertas
para ser estudiados, con la meta de obtener un banco de germoplasma de la raza.
Se está
indagando e investigando, debido a la proximidad del continente africano, el
posible parentesco con el caballo berberisco.
Hace
diez mil años el caballo desapareció del continente americano, fue introducido
nuevamente cuando fueron llevados por los españoles a América, después del descubrimiento
de Cristóbal Colón, hace poco más de 500 años, seria interesante averiguar si
los retuerta tienen algo que ver, con los actuales caballos americanos, todo
esto, porque las naves que zarpaban de España lo hacían desde el Puerto de
Palos, situado en Huelva y los retuerta no habitan lejos de allí.
Sobre la
procedencia de este caballo aún no se sabe nada, muchos apuntan que los
primeros escaparon de la domesticación y formaron colonia en Doñana.
Los
habitantes de esta zona andaluza han convivido con los retuerta, dejándoles
vivir en libertad, pero también los han utilizado para que les ayudaran en sus
labores ganaderas y a veces como animal de carga. Me consta que sigue siendo domado
como caballo de silla.
Campanarios
de Azaba es una Dehesa con una extensión de 500 hectáreas, situada al sur oeste
de la provincia de Salamanca, muy cerca del municipio de Espeja, en la zona de
Ciudad Rodrigo, rayana con tierras lusitanas, nuestra querida Portugal.
Propiedad de la Fundación Naturaleza y Hombre (FNYH), está funcionando como
Reserva Biológica desde el año 2008. El Equipo de la Reserva está compuesto por
trabajadores y técnicos con funciones conservacionistas y científicas. Es la
primera Reserva Entomológica de España. Junto al caballo retuerta ha introducido
en la Reserva Biológica Campanarios de Azaba a otro herbívoro de gran tamaño,
un número reducido de ganado bovino de la raza sayaguesa, para perpetuar ambas
especies, también viviendo en estado salvaje. Herbívoros totalmente compatibles
con la biodiversidad que pretende la Fundación.
Cuando
llegaron a Campanarios los retuerta, va a hacer ahora tres años, con sus crines
recortadas, sus marcas identificativas, el crotal amarillo en su oreja
izquierda, una marca en su brazo con un número y en la nalga del mismo lado el
hierro de Doñana, que es, como no podía ser otro, la silueta de la cabeza de un
lince ibérico vista de frente. Todo esto nos sirve ahora para saber que los
ejemplares no marcados han nacido en la Reserva de Campanarios de Azaba.
Antes de
continuar, deseo agradecer la ayuda, aportación y disponibilidad de
trabajadores/as y técnicos de la Reserva, especialmente a Ángel, juntos
recorrimos palmo a palmo esta finca. Así mismo dar las gracias por permitir mi
visita a Carlos Sánchez Martínez, presidente y director de la Fundación
Naturaleza y Hombre. Esto fue a mediados de marzo, en un día fresco de
invierno, que vino a desmano después de haber disfrutado de días soleados regalados
antes de la primavera.
Como pez
en el agua, al bajar del cuatro por
cuatro, topamos con una pluma de unos cincuenta centímetros, que había perdido
un buitre leonado. Más de uno oteaba el horizonte.
Entre
encinas, retamas y lavandas apareció una banda de retuertas, sorprendente y
emocionante situación, no nos dejaron acercar mucho, pero lejos de escaparse,
permanecieron observándonos no a demasiados metros, está es la banda con el
potro que tiene una marca en su frente, como una luna menguante con sus cuernos
dirigidos a la izquierda, el semental de capa prácticamente negra paso
desapercibido, detrás de sus yeguas; están habituados a que los operarios se
acerquen bastante, totalmente tranquilos, ya que saben que por los alrededores
no existe ningún depredador que les pueda hacer daño. Pero como dice una
trabajadora, cuando azuzan un poca a las yeguas, el semental comienza a
alterarse y realizando su tarea de protector de los suyos, advierte que ahí está
él para mantenerlos unidos fuera de peligro.
Por
encima de otro grupo de retuertas volaban los buitres, muchos leonados y alguno
negro, también podríamos haber avistado a la cigüeña negra, al ser habitual de
la zona. Permanecimos algo de tiempo sin movernos y un potro de un año
aproximadamente, muy curioso, fue el primero en acercarse. Miembro de una Banda
compuesta por cinco hembras adultas, una de ellas un poco alejada del grupo fue
la primera en irse, los demás miembros la siguieron a distancia, esta yegua
tenia un potrillo de no más de tres días, la yegua parida de unos días se
acerco al semental dándole el culo en plan amistoso. En esta banda había tres
hembras en celo, vulveando y echando un poco de liquido, el semental no hizo
caso, no había ningún potro pequeño con
ellas, tal vez fueran hembras jóvenes, hijas del semental que las ignoro.
También es miembro de la banda un caballo joven, tiene unas marcas muy
identificativas y me resulto curioso, es casi negro, diría que castaño
morcillo, careto y calzado.
Con
excelente orografía. La finca es ideal para la vida en libertad de los équinos,
con su terreno escarpado, muy ondulado, con laderas muy suaves, estas
ondulaciones ocasionan grandes valles donde si el tiempo acompaña con lluvias
oportunas, crece una hierba fresca y
jugosa, que hace mantener con un peso idóneo a los caballos. Ahora les
proporcionan manualmente forraje en montoneras, al percibir que no tienen mucho
pasto, ha sido un invierno sumamente seco. Subiendo y bajando por estas laderas
es la mejor manera de mantenerse en forma, tanto los caballos como nosotros. Numerosas
charcas sirven de abrevadero todo el año a caballos, vacas y a otros animales
menores.
Oyendo el
ruido de motosierras a lo lejos, los operarios estaban realizando las podas
necesarias y respetuosas necesarias en el arbolado, principalmente compuesto
por encías, también existe una zona al lado de un arroyo donde crecen muchos
chopos. Estos días finales de invierno son los últimos de la temporada de poda,
puede que los grupos de retuertas no estén en sus lugares habituales debido al
ajetreo y el ruido que produce esta tarea.
Buscando
más bandas de caballos, nos topamos con dos, la primera compuesta por cuatro
miembros, dos machos, uno muy joven de capa chocolate y careto, que quería
meter baza y chulear haciendo acrobacias delante de dos yeguas y el otro
semental maduro que continuamente echaba al joven cortándole el camino hacia
las hembras. El otro grupo muy arisco, lo avistamos en un valle y enseguida se
fue hacia otro lugar, allí pudimos observar que está compuesto por una yegua a
punto de parir, un potro de unos meses, otra hembra más joven y el semental,
éste inicio la huida, avistándolos momentos después pasando por la loma de la
ladera.
De
regreso se cruzo delante de nosotros un zorro que corría despavorido entre los
matorrales. Relajadamente charlando con miembros de la Reserva, me hicieron
entender que son unos grandes etólogos sin haber estudiado para ello, son
grandes sabedores del comportamiento de los caballos, no dejan de ser ellos los
que les observan diariamente. Comentaba un trabajador, que había observando a
uno de los sementales que llevaba toda la mañana recorriendo la finca de lado a
lado para captar a alguna yegua en celo, dice que es el macho que más yeguas
tiene en su harén, que el año pasado llego a tener nueve hembras. Es altamente
competitivo, muy sano y fuerte, es lo que, a las yeguas les llama la atención, ellas
solo quieren el mejor padre para sus hijos. En otras bandas ya sea por un
temperamento más apocado del semental, por su edad o por sus mermadas
facultades, no tienen más que dos o tres yeguas fieles.
La
intervención de estos hombres en más de una ocasión ha salvado la vida a algún
animal, cuentan que al menos a una yegua le había picado la mosca, justo en su
culo, tal vez tuviera alguna herida, cuando intervinieron, pudieron meterla en la
manga y ahí curarla, sacando un número considerable de gusanos, que habían
deformado, horadando su parte trasera.
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más bandas de caballos, nos topamos con dos, la primera compuesta por cuatro
miembros, dos machos, uno muy joven de capa chocolate y careto, que quería
meter baza y chulear haciendo acrobacias delante de dos yeguas y el otro
semental maduro que continuamente echaba al joven cortándole el camino hacia
las hembras. El otro grupo muy arisco, lo avistamos en un valle y enseguida se
fue hacia otro lugar, allí pudimos observar que está compuesto por una yegua a
punto de parir, un potro de unos meses, otra hembra más joven y el semental,
éste inicio la huida, avistándolos momentos después pasando por la loma de la
ladera.
Tiene la
Reserva una Casa Rural, en la que se pueden alojar un grupo importante de
personas, justo en el centro de la finca, en un lugar privilegiado, en un alto,
con unas vistas excelentes, donde se divisa parte de la Reserva. Ahí acuden
regularmente aficionados y entendidos en ornitología, para desde unos refugios
preparados para ello, observar y fotografiar aves. Esto lo consideramos turismo
de naturaleza. Puede llegar el día en que se consiga organizar jornadas para la
observación guiada de nuestros queridos caballos de las retuertas.
Espero
haber dejado, profundamente marcada, mi primera huella en estas tierras.
David Muriel Holgado.