La pasada luna llena, a pesar del abundante trabajo, pude salir a tomarme el tercer café fuera del edificio hospitalario donde trabajo. Al mirar el cielo no pude evitar sacar esta foto de calidad más que mala a nuestro plateado satélite. La cuestión es que algunos de nuestros enfermos siguieron la luz y decidieron morirse. Superamos la media esa noche y el número de decesos fue elevado en comparación a otras guardias.
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Entre las luctuosas nubes, la luna estaba radiante y ajena a las vidas y muertes de los habitadores del planeta.
-Estaba muy bueno el café.
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