
Desde esta ventana es desde el lugar donde más contacto tengo con el mundo exterior cuando estoy en casa, y que como veis se asoma a uno de mis patios interiores. Es mi patio preferido y particular que si llueve se moja como los demás. Desde el viernes tengo una compañera tras el cristal que me observa desde el otro lado. Es una avispa. Está torpe y adormecida porque salió demasiado pronto de su casita de celdillas de pasta de papel. Seguramente acabará muriendo de frío, aunque ya no hace tanto como los pasados días y puede que sobreviva. Yo no tengo intención de matarla, a pesar de que las avispas son unos insectos verdaderamente beligerantes, y que no se lo piensan dos veces para picarte con su aguijón e inyectarte ese veneno que produce un escozor y un dolor que dura varios días, y que pude experimentar varias veces cuando era un niño. Puede producir incluso un shock anafiláctico a quienes tienen la mala suerte de ser alérgicos al veneno de estos bichos y similares, además no suelen contentarse con picarte una sola vez ¬¬ A esta avispa, que aparentemente no está muy avispada, la he bautizado con el nombre de Ojrana, que fue el nombre de la policía secreta zarista. La pequeña Ojrana puede que me esté espiando desde el otro lado del cristal, y puede que si sobrevive, se abalance sobre mí y me pique al menor descuido. ¡Qué ingrata sería si me causase tanto dolor! Quizá tenga que adelantarme a ella y tomar medidas preventivas contra ese posible ataque desde el exterior. ¡Pero es que le he tomado cariño y me hace compañía, la jodía! Ahora mismo se esta moviendo lentamente por el cristal... Quizá lleva una cámara oculta en una de sus patas. Yo no le he ocultado la cámara y le he sacado una foto para que conozcáis a mi eventual amiguita.