Felicibus brevis, miseris hora longa
(La hora es corta para los felices, larga para los afligidos)
Esta noche hay una procesión
de nichos frente a mi cama.
Huesos que brillan
más allá de Orión.
Cruces invertidas
se me agolpan
en el vientre
irrigándolo sin piedad.
Como flores,
cardos que se clavan
sobre la alfombra
de mi cuarto.
Más muerta que viva
me tapo con la sábana
y cien mil calaveras
se me internan mar adentro
sobre un corazón
que late del revés.
Puede que algún día
amanezca otra vez
con pájaros
haciendo nido
en mi ventana
y resuciten mi cuerpo
con su canto.
Como una isla
poblada de gaviotas.