El hallazgo por parte de unos espeleólogos catalanes de un cadaver envuelto en una lona en una sima fue publicado en este blog en el mes de agosto. La investigación policial parece que ha dado su frutos y tres personas han sido imputadas.
Todo parece ser debido a un ajuste de cuentas. Para hacer "desaparecer" el cadaver no se les ocurrió mejor manera que arrojarlo a una sima. ¡
No debían saber que existen espeleólogos!
La noticia:
http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/20091205/pvasco-espana/tres-detenidos-matar-vecino-20091205.htmlhttp://www.diariovasco.com/20091210/al-dia-local/crimen-sima-cometio-nave-20091210.htmlNOTICIA APARECIDA EN DÍA 11/12/2009 "EL Correo"
Los tres individuos detenidos por el asesinato de Ignacio Pascual Hernández, el vecino de Erandio cuyo cadáver fue hallado en agosto en una sima de Azkoitia, robaron a la víctima después de muerta los 400 euros que llevaba en su cartera y seguidamente se fueron a comer. Los imputados pagaron con este dinero los menús que consumieron y a continuación se repartieron el resto. Todo parece indicar que el móvil obedece a un ajuste de cuentas por deudas entre la víctima -vinculada al tráfico de drogas-, y una de las personas que ha sido arrestada, presunto instigador del crimen.
El crimen se remonta a marzo, cuando Ignacio Pascual, de 64 años, accedió a desplazarse desde Erandio hasta Elgoibar en compañía del presunto cabecilla del grupo, un individuo llamado Oscar. Esta persona habría manifestado ya en fechas anteriores su intención de acabar con la vida de Pascual a otro de los integrantes del grupo, propietario del taller de Elgoibar donde se perpetró el delito y a quien supuestamente conocía de actividades relacionadas con la venta de estupefacientes. El compinche, no obstante, se opuso a tomar parte en este plan y le habría respondido que no contara con su cooperación. No obstante, ante la insistencia del instigador del crimen, el dueño de la empresa elgoibarresa habría accedido a que únicamente se le diera una paliza de escarmiento.
De esta forma, el día del asesinato, Oscar viajó hasta Elgoibar con Ignacio Pascual, a quien, muy probablemente engañó con un falso pretexto. Esa misma mañana llegaron a la nave industrial de la localidad del bajo Deba, en cuyo interior se encontraban las otras dos personas encausadas: el dueño del local y un trabajador suyo. Una vez dentro, mientras tomaban una cerveza, el presunto líder propinó de manera sorpresiva un empujón a la víctima, que le hizo perder el equilibrio. Seguidamente, cogió una bombona de gas para sopletes y le asestó un golpe en la cabeza. A continuación, se hizo con un martillo y le dio nuevos golpes. Ignacio Pascual falleció casi en el acto.Los tres individuos detenidos por el asesinato de Ignacio Pascual Hernández, el vecino de Erandio cuyo cadáver fue hallado en agosto en una sima de Azkoitia, robaron a la víctima después de muerta los 400 euros que llevaba en su cartera y seguidamente se fueron a comer. Los imputados pagaron con este dinero los menús que consumieron y a continuación se repartieron el resto. Todo parece indicar que el móvil obedece a un ajuste de cuentas por deudas entre la víctima -vinculada al tráfico de drogas-, y una de las personas que ha sido arrestada, presunto instigador del crimen.
El crimen se remonta a marzo, cuando Ignacio Pascual, de 64 años, accedió a desplazarse desde Erandio hasta Elgoibar en compañía del presunto cabecilla del grupo, un individuo llamado Oscar. Esta persona habría manifestado ya en fechas anteriores su intención de acabar con la vida de Pascual a otro de los integrantes del grupo, propietario del taller de Elgoibar donde se perpetró el delito y a quien supuestamente conocía de actividades relacionadas con la venta de estupefacientes. El compinche, no obstante, se opuso a tomar parte en este plan y le habría respondido que no contara con su cooperación. No obstante, ante la insistencia del instigador del crimen, el dueño de la empresa elgoibarresa habría accedido a que únicamente se le diera una paliza de escarmiento.
De esta forma, el día del asesinato, Oscar viajó hasta Elgoibar con Ignacio Pascual, a quien, muy probablemente engañó con un falso pretexto. Esa misma mañana llegaron a la nave industrial de la localidad del bajo Deba, en cuyo interior se encontraban las otras dos personas encausadas: el dueño del local y un trabajador suyo. Una vez dentro, mientras tomaban una cerveza, el presunto líder propinó de manera sorpresiva un empujón a la víctima, que le hizo perder el equilibrio. Seguidamente, cogió una bombona de gas para sopletes y le asestó un golpe en la cabeza. A continuación, se hizo con un martillo y le dio nuevos golpes. Ignacio Pascual falleció casi en el acto.
Con el cadáver tendido en medio de un charco de sangre, idearon la manera de deshacerse del cuerpo y eliminar las pruebas del delito. De esta forma, lo envolvieron una lona de color blanco y lo ataron con una cuerda y una brida. Antes de ocultar el cadáver le quitaron la cartera y le sustrajeron los 400 euros que la víctima portaba. Seguidamente, cargaron el cuerpo en una furgoneta y se fueron a comer a un bar-restaurante situado cerca del taller y que, al parecer, ya habían frecuentado en otras ocasiones. Los menús fueron abonados con el dinero del fallecido y la cantidad restante se la repartieron entre los tres. Los acusados esperaron hasta entrada la noche para deshacerse de Pascual.
Eliminación de pruebas
La idea de arrojar el cuerpo en la sima Bide Gorri de Azkoitia fue proporcionada por el trabajador implicado. Su afición a recoger setas hacía que fuera un buen conocedor de la zona donde se localizada la cavidad natural. De esta manera, los acusados se desplazaron hasta el alto de Madarixa, entre Elgoibar y Azkoitia, para deshacerse de la víctima. Los inculpados utilizaron para el traslado dos coches. Uno hizo las veces de lanzadera, mientras que en la furgoneta del taller transportó el cadáver. Una vez frente a la sima, los acusados dejaron caer el cuerpo de Ignacio Pascual al vacío.
Tras el crimen, los acusados se deshicieron de todas las pruebas que les podían incriminar. Arrojaron el martillo y las prendas que se mancharon con la sangre del fallecido a un contenedor de basura. Asimismo, limpiaron el charco de sangre y cubrieron la zona con pintura.
Los restos de Ignacio Pascual, apodado 'Demonio', fueron hallados por tres espeleólogos catalanes en agosto. Fue un hallazgo casual, ya que no tenían pensado descender a la sima Bide Gorri, sino a la de Aitzondo, situada en el mismo macizo. Sin embargo, las predicciones de mal tiempo les llevaron a modificar sus planes iniciales. Los espeleólogos encontraron a Pascual a 90 metros de profundidad.